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Capítulo 13
El cerco alrededor de la ley
La historia de Sión, desde su inicio, entra en cinco fases distintas: aquellas de los
Levitas, los Fariseos, los Talmudistas, el intervalo de la "emancipación" y el
Sionismo. Esta narrativa ha alcanzado ahora la tercera fase.
La fase Levítica fue aquella de Judah aislada, la "cautividad" babilónica y el"retorno", y de la producción y entrada en vigencia de "la Ley Mosaica". La fase
Farisaica que siguió y aproximadamente coincidió con el mando supremo romano
de la provincia de Judea, acabó con la segunda destrucción de Jerusalén, la
dispersión de los últimos Judeanos, la supremacía Farisaica y la retirada del"gobierno" a su nuevo "centro" en Jamnia.
La tercera, la fase Talmúdica fue la más larga y duró diecisiete siglos, del 70 DC
hasta aproximadamente el 1800 DC. Durante este período los judíos entraron en
occidente y el "gobierno", desde una sucesión de "centros", trabajaron sin descanso
para mantener la nación dispersa bajo su control, sujeta a "la Ley", y separada de
los otros pueblos.
Como este también fue el período de la civilización Occidental y del auge de la
Cristiandad, fue inevitable que la Cristiandad específicamente (y no meramente el"pagano" genérico, o "extraños", u "otros dioses") debieron transformarse en el
blanco principal de las órdenes destructivas de la Ley.
En los ojos de la secta dominante y sus devotos, este período que parece tan largo e
importante para las mentes Occidentales, fue en su esencia tan insignificante como
el período babilónico. El hecho que uno duró diecisiete siglos y el otro cincuenta
años no hacía una diferencia real: los dos eran simplemente períodos de "destierro"
para el pueblo especial; y bajo la Ley, el largo episodio Occidental, tal como el corto
período babilónico, fue ordenado para terminar en desastre para los"aprehensores", un triunfo judío y un nuevo "retorno" todo lo cual, algún nuevo
Daniel, interpretaría en esos términos.
Los diecisiete siglos representaron una nueva "cautividad", bajo la Ley, la cual
especificaba que dondequiera que morara el pueblo escogido, fuera de Jerusalén,
ellos estaban en cautividad, y que esta cautividad era en sí misma "persecución."
Para un sionista literal como el Dr. Kastein, por consiguiente, los diecisiete siglos
que vieron el auge del Cristianismo, forma una página de la historia que está en
blanco, excepto por el registro de la "persecución judía" inscrito en él. El resto fue
todo ruidos y furia, no significando nada; fue un período de tiempo durante el cual
Jehová usó al pagano para plagar a los judíos, mientras él preparaba el triunfo de
su pueblo especial; y por las acciones que los paganos hicieron, todavía tienen que
pagar (aquí él grita).
El único resultado positivo de los diecisiete siglos cristianos, para él, es que los
judíos emergen de este período segregados de la humanidad, gracias a sus
gobernantes Talmúdicos.
Ciertamente éste fue un hecho asombroso; en toda la historia de logros negativos,
nada puede acercarse a los resultados obtenidos por los Sabios de Sión. En el
Talmud ellos construyeron ese "cerco alrededor de la Ley" que con éxito [77]
resistió, durante diecisiete siglos, todas las fuerzas centrífugas que atraían a los
judíos hacia la humanidad.
Mientras ellos reforzaron su empalizada, los hombres europeos, habiendo aceptado
la Cristiandad, se esforzaban a través de los siglos en aplicar su ley moral a la vida
diaria, aboliendo la servidumbre y la esclavitud, reduciendo privilegio y la
desigualdad y generalmente levantando la dignidad del hombre. Este proceso fue
conocido como la "emancipación" y por el año 1800, estaba a punto de prevalecer
sobre los sistemas de gobernantes absolutos y de las castas privilegiadas.
Los judíos, dirigidos por sus gobernantes Talmúdicos, tomaron la parte dirigente
en la lucha por la emancipación. Que en sí misma era bastante justa. Las masas del
Cristianismo sostuvieron desde sus inicios que las libertades que se ganaran,
debían finalmente llegar a todos los hombres, sin distinción de raza, clase o credo;ése era el significado mismo de toda la lucha, y otra cosa o menos, la habrían hecho
sin sentido.
En el caso de los judíos había no obstante, una obvia paradoja que repetidamente
confundía y alarmaba a la gente, entre las cuales ellos vivían: La Ley judía
expresaba la teoría de la Raza-de-Amos en su forma más arrogante y vindicativa
concebible para la imaginación humana; ¿Cómo podían los judíos entonces atacar
el estado independiente en otros? ¿Por qué los judíos exigían la nivelación de las
barreras entre los hombres cuándo ellos construyeron la barrera más fuerte entre
los judíos y otros hombres? ¿Cómo podían las personas que exigían que Dios había
hecho todo el mundo para que ellos gobernaran, y les prohibía que se mezclaran
con las castas menores, quejarse de discriminación?
Ahora que otros ciento cincuenta años han pasado, la respuesta a tales preguntas
ha sido entregada por los eventos.
Es verdad que el clamor judío por la emancipación, en la realidad, no tenía relación
con la gran idea o principio del asunto: la libertad humana. La Ley judaica negaba
esa idea y principio. Los gobernadores Talmúdicos de la Judería vieron que la
forma más rápida de quitar las barreras entre ellos mismos y el poder de otras
naciones era destruir a los gobiernos legítimos en estas naciones; y la forma más
rápida para ese fin era gritar "¡emancipación!".
Así, la puerta abierta mediante la emancipación podría usarse para introducir la
fuerza revolucionaria permanente en la vida de las naciones; con la destrucción de
todos los gobiernos legítimos, los revolucionarios tendrían éxito para alcanzar el
poder, y estos revolucionarios serían entrenados por el Talmud y controlados por el
Talmud. Ellos siempre actuarían bajo la Ley Mosaica, y de esta forma, el fin de
Babilonia podría reproducirse en Occidente.
La evidencia de los eventos en el Vigésimo Siglo muestran ahora que éste fue el
plan que los superiores Talmudistas trabajaron durante la tercera fase de la historia
de Sión, desde aproximadamente el 70 DC hasta el 1800 DC. Por lo tanto allí había
una enorme diferencia en la comprensión de "emancipación" por los pueblos
europeos Cristianizados entre quienes moraban los judíos y entre los gobernantes
Talmudistas de los judíos. Para la gran masa de gente, la emancipación
representaba un fin: el [78] fin de la servidumbre. Para la poderosa secta secreta,
esto representaba un medio para llegar a un fin opuesto; la imposición de una
nueva y más dura servidumbre.
Un gran peligro asistió a esta tarea. Fue, que la destrucción de las barreras entre los
hombres, también podría destruir la barrera entre los judíos y otros hombres; esto
habría destruido el propio plan, ya que esa fuerza se habría dispersado y es la que
tendría que usarse una vez que se ganara la emancipación, para "derrumbar y
destruir" las naciones.
Esto casi pasó en la cuarta fase de la historia de Sión; el siglo de la emancipación
(digamos, entre el 1800 al 1900 DC) trajo el peligro de la "asimilación". En el siglo
de la "libertad" un gran número de judíos, en Europa Occidental y en el "nuevo
Occidente" al otro lado del mar, demostraron el deseo de soltar sus cadenas de la
Ley Judaica y mezclarse ellos mismos con la vida de la gente. Por esa razón nuestro
historiador Sionista, el Dr. Kastein, considera el Siglo XIX, que es el más oscuro en
toda la historia judía, cargado con el peligro mortal del envolvimiento en
humanidad que felizmente fue evitado. Él no puede contemplar sin horror la
destrucción, a través de la asimilación, de las barreras Judaicas de raza y credo. Así
que llama al movimiento por la emancipación del siglo XIX "retrógrado" y da las
gracias a Dios que "la ideología" Sionista preservó a los judíos del destino de la
asimilación.
Eso llevó a la quinta fase, a una que comenzó aproximadamente en 1900 y en la
cual nosotros vivimos. La empalizada Talmúdica se mantuvo firme y al final de la
cuarta fase los judíos, totalmente "emancipados" en la comprensión Occidental,
aun estaban segregados bajo su propia Ley. Aquellos que intentaron escapar, hacia
la "asimilación", fueron entonces arrastrados al enclaustramiento tribal por el
poder místico del nacionalismo.
Usando el poder sobre los gobiernos, el cual se había ganado a través de la
emancipación, la secta gobernante logró un segundo "retorno" a la tierra escogida,
y así reestableció la Ley del 458 AC, con su misión destructiva e imperial. Una
fiebre chauvinista, que todavía debe recorrer su curso, fue inyectada en las venas de
la Judería mundial; el gran poder logrado sobre los gobiernos Occidentales fue
usado para un coordinado fin; y toda la dura experiencia destructiva de Occidente
en el Vigésimo Siglo estaba relacionada y dominada por la antigua ambición de
Sión, reavivada desde la antigüedad para transformarse en el dogma de la política
Occidental.
Esta quinta fase tiene ahora cincuenta y cinco años aproximadamente, mientras
este libro es escrito, y sus primeros resultados son formidables. La "Ley Mosaica"
ha sido sobre impuesta en la vida de los pueblos Occidentales, que de hecho se
gobiernan por esa ley, y no por leyes propias. Las operaciones militares y políticas
de dos guerras mundiales han sido desviadas para promover la ambición Sionista y
las vidas y los tesoros de Occidente se han usado para apoyar esta ambición.
Cuarenta años de derramamiento continuo de sangre en Palestina han sido
obviamente sólo el preludio a lo que todavía está por venir allí. Una tercera guerra
mundial puede comenzar y puede extenderse fuera de Palestina, y si alguna fuera a
comenzar en algún otro lugar, habría previsiblemente en su curso, darse una vuelta
y encender la ambición de Sión que no será [79] cumplida hasta que un área,
mucho mayor en el Medio Oriente sea conquistada, y "otros Dioses" sean
destruidos, y "todas las naciones" se hayan esclavizado.
El Dr. Kastein ve en esta quinta fase la edad dorada, cuando la "historia puede ser
reasumida" (después del período sin sentido conocido como la era cristiana) y el
Sionismo, como "poseedor de una misión" mundial, reentrará en una herencia
destinada, culminando en el dominio mundial, del cual fue criminalmente
desposeído en el año 70 DC (cuando la "historia" fue interrumpida).
Esta narrativa ha alcanzado ahora, la tercera de estas cinco fases, una de largo
tiempo, cuando los escribas Talmúdicos en la Academia en Jamnia comenzaron
con la industria sin fin de hilar La Ley, en una tela de araña aún mayor, de
ramificaciones interminables, de la cual un judío difícilmente podría escapar sin
una horrible multa. Por medio de esto, lo que parecía imposible fue logrado: una
casta de personas dispersas a lo largo del mundo fue durante diecisiete siglos
mantenida aparte de la humanidad y había sido entrenada para una tarea
destructiva en el Vigésimo Siglo de la era cristiana.
Algunos consideran que este notable período de preparación y organización,
cuando un cerco fue construido alrededor de la Ley Judaica, de tal manera que la"libertad" no absorbiera al pueblo especial o debilitara su fuerza destructiva, fue
aquí el apropiado.
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