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La Controversia de Sión
Douglas Reed

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Capítulo 20



El diseño


Esta prueba se obtuvo cuando los documentos de la sociedad secreta del"Illuminati" de Adán Weishaupt, fueron capturados por el Gobierno Bávaro en 1786 y publicados en 1787. Entonces salió a la luz el plan de la revolución-mundial, y la existencia de una poderosa organización con miembros en las más altas posiciones. Desde ese momento ya no quedaron dudas que en todos los países y clases de la sociedad contenían a hombres que estaban unidos para destruir todo gobierno legítimo y todas las religiones. La organización conspiracionista se metió bajo tierra nuevamente después de su exposición, pero sobrevivía y seguía con su plan, emergiendo a plena vista del público en 1917. Desde entonces, como Comunismo, ha perseguido abiertamente los objetivos descubiertos por el golpe del Gobierno Bávaro de 1786, por los mismos métodos que entonces también se revelaron.

La publicación de los documentos de Weishaupt ocurrió por una casualidad tan curiosa como aquella sobre la preservación de los documentos del Sr. Whittaker Chambers en 1948.(*) Estos documentos de Weishaupt eran sólo un residuo, que quedaba después de haberse destruido un gran volumen, por algunas razones del quehacer y de los planes del Illuminati que se había conocido antes de 1786, en parte a través de las jactancias de sus propios miembros, en parte a través de descubrimientos de algunos que (tal como el Sr. Chambers 160 años después) se sublevaron, cuando comprendieron la verdadera naturaleza de la empresa en que se encontraban. Así la Viuda Duquesa María Anna de Baviera en 1783 recibió información de ex Illuminatis las cuales decían que la orden estaba enseñando que la religión debería ser considerada como una cosa sin sentido (‘el opio de los pueblos’ de Lenín) y el patriotismo como algo pueril, que el suicidio era justificable, que la vida debe gobernarse por la pasión en lugar de la razón, que uno podía envenenar a sus enemigos, y cosas así. Como resultado de esto y de otra información, el Duque de Baviera en 1785 emitió un decreto contra el Illuminati; la orden fue acusada como una rama de la Francmasonería, y a los oficiales gubernamentales, miembros de los servicios armados, profesores, maestros y estudiantes le fue prohibido unirse a ella. Una prohibición general se dictó sobre la formación de sociedades secretas (es decir, grupos que se ligaran sin registrarse, tal como la ley lo requería).

(*) El Sr. Whittaker Chambers, un impresionable joven norteamericano, más bien mórbido, fue "capturado" por los Comunistas en la Universidad de Columbia, Nueva York, en 1925 y se hizo agente y mensajero que, trabajando bajo un alias, entregó documentos oficiales robados a sus superiores comunistas. En 1938 él se cansó de su esclavitud y huyó del Partido. ¡En 1939, espantado por la alianza entre el Comunismo y el Hitlerismo, intentó informar al Presidente Roosevelt de la infestación de los departamentos gubernamentales por agentes comunistas, y del espionaje que estaba ocurriendo, pero fue duramente desairado, diciéndole a través de un emisario presidencial "que salte en un lago". Como precaución, él guardó en secreto sus pruebas (fotografías de centenares de documentos oficiales secretos) en un ascensor en desuso y en el curso de los años se olvidó de ellos, ¡ya que no escuchó nada más hasta 1948!

Entonces su nombre fue mencionado en el curso de una investigación que surgió de las revelaciones que hizo otro ex agente comunista, y él fue llamado a prestar declaración. Hizo esto y en seguida fue demandado por difamación, por un alto oficial gubernamental, el Sr. Alger Hiss a quien él incriminó de hurto de documentos muy secretos y que fueron entregados a través del Sr. Chambers a los Comunistas. Por su propia protección, buscó a su pariente entonces en Nueva York y le preguntó si el paquete guardado, secretamente en el ascensor de servicio en desuso diez años antes, todavía estaba allí. Estaba cubierto con el polvo y la enormidad de sus contenido, examinado nuevamente después de diez años, sobresaltó incluso al Sr. Chambers.

Escondió el paquete en una calabaza en su granja hasta que finalmente llegó el día que debía hacer su defensa contra el cargo de difamación. Esto llevó a la condena de su acusador, el Sr. Hiss, y a la exposición parcial de una condición de infestación comunista en el Gobierno norteamericano tan profunda y extendida, que la política estatal norteamericana debió obviamente, durante todo el período de la Segunda Guerra Mundial, haber estado en gran parte bajo la influencia directa de los líderes de la Revolución Mundial en Moscú.

[139] Esta prohibición (obviamente no podría hacerse efectiva; las organizaciones secretas no pueden ser suprimidas por decreto) puso a los conspiradores en guardia, de tal manera que (como los dos historiadores del Illuminati lo relatan, los Sres. C.F. Forestier y Leopold Engel) "una cantidad considerable de los más valiosos documentos de la orden fueron cuidadosamente ocultado o quemados" y"pocos documentos sobrevivieron ya que la mayoría de ellos fueron destruidos y las relaciones externas fueron cortadas para evitar sospechas"; en otros términos, la orden se sumergió profundamente. Así, los documentos que se encontraron en 1786, representan sólo una mínima parte. M. Forestier dice que en 1784, (el último año en que se tendía más bien a jactarse de su poder que a ocultarlo) la orden se expandió desde su base Bávara"sobre toda Europa Central, desde el Rin al Vístula y desde los Alpes al Báltico; sus miembros incluían a personas jóvenes que llegaron más tarde a aplicar los principios instilados en ellos, funcionarios de todos los tipos que pusieron su influencia a su servicio, miembros del clero quienes se inspiraban a ser 'tolerantes' y príncipes cuya protección podía exigirse y a quienes esperaban controlar". El lector verá que éste es un cuadro del Comunismo de hoy en día, salvo por la alusión a los "príncipes"; el número de éstos casi ha disminuido a la nada desde 1784.

Sin embargo, los papeles que se encontraron y se publicaron, si bien ellos no mostraron el rango total del número de miembros del Illuminati y sus conexiones, sobre todo en Francia, Bretaña y Norteamérica, no obstante expusieron la naturaleza de la sociedad secreta y su ambición destructiva-total. Un emisario de los Illuministas fue alcanzado por un rayo en un viaje a Silesia en 1785. Los documentos encontrados en él, fueron la causa que se allanaran las casas de dos líderes Illuministas para ser investigadas. La correspondencia entre "Spartacus" (Adán Weishaupt) y el "Areopagites" (sus socios más cercanos en la orden), y otros papeles encontrados, revelaron el plan total para la revolución-mundial con la cual hemos sido familiares en el siglo 20 a través de sus resultados y bajo el nombre de "Comunismo."

Nadie puede creer hoy que este grandioso plan de destrucción se originó en el cerebro de un profesor Bávaro, o puede resistirse a la conclusión que (tal como la Sra. Nesta Webster sugiere) Weishaupt y sus aliados no crearon, sino que solamente dieron a conocer al mundo, una fuerza viva y terrible que había estado inactiva durante muchos siglos.

Cuando él fundó su Illuminati, el 1 de mayo de 1776, Weishaupt era Decano de la facultad de leyes en la Universidad de Ingolstadt (en nuestros días los profesores universitarios que son a menudo Comunistas secretos serán encontrados en las facultades de leyes). Había sido formado por los Jesuitas a quienes él llegó a odiar, y tomó prestado de ellos, pervirtiendo el propósito en su opuesto, su secreto de organización: el método que (como dijo su asociado Mirabeau) "bajo una cabeza, hace que hombres dispersos por el universo tiendan hacia la misma meta". Esta idea, de hombres ligados juntos en una conspiración secreta y usándoles para lograr objetivos que ellos no comprenden, impregnan el cúmulo completo de cartas y otros documentos Illuministas capturados por el Gobierno Bávaro.

La idea se presenta con una ardiente afectuosidad y las diferentes formas de realizarla [140] es de alta ingeniosidad. La experiencia acumulada de años, en la conspiración, debe haber servido de base y la Sra. Nesta Webster, en su búsqueda de la fuente de esta doctrina mórbida y perversa, fue llevada atrás, al comienzo de la era cristiana y más allá. Por ejemplo, M. Silvestre de Sacy dice que el método usado por los Ismailis (una secta subversiva dentro de Islam en el siglo 8) era reclutar "guerrilleros en todos los lugares y en todas las clases de la sociedad" en un intento por destruir la fe profesada y gobierno; el líder de Ismaili, Abdullah ibn Maymun, preparó "para unirse en la forma de una inorme sociedad secreta con muchos grados de iniciación de libre pensadores, quienes consideraban a la religión sólo como una restricción para las personas y para los fanáticos de todas las sectas". El logro de Abdulla ibn Maymun, según otra autoridad, M. Reinhart Dozy, fue que "por medios como estos, era provocado un resultado extraordinario, que una multitud de hombres de diferentes creencias trabajaran juntos para un objetivo que era conocido sólo por unos pocos de ellos". Estas citas describen exactamente los objetivos, métodos y logros de Adán Weishaupt y del Comunismo y ellos podrían multiplicarse por los extractos de la literatura de los Cabalistas, los Gnósticos y los Maniqueos.

Los documentos de Weishaupt son indiscutiblemente auténticos; el Gobierno Bávaro anticipó cualquier intento de gritos de "Falsificación" (de la forma que se ha hecho familiar en nuestro siglo) invitando a cualquiera que estuviese interesado a inspeccionar los documentos originales en los Archivos en Munich.

Ellos revelaron las tres cosas principales: primero, los objetivos de la sociedad; segundo, el método de organización; y tercero, el número de miembros, por lo menos en una área relativamente restringida (principalmente, en los estados del sur de Alemania). Estas tres materias se discutirán aquí separadamente.

La idea básica, dejada abundantemente clara en la correspondencia entre"Spartacus" y sus compañeros-conspiradores con pseudónimos, era destruir toda la autoridad establecida, el nacionalismo y la religión, para aclarar así la forma, para el surgimiento de una nueva clase gobernante del Illuminati. Los objetivos de la sociedad, tal como han sido resumidos por Henri Martin, eran "la abolición de la propiedad, de la autoridad social y del nacionalismo, y el retorno de la raza humana al estado feliz en que formaba sólo una gran familia sin las necesidades artificiales, sin las ciencias inútiles, cada padre siendo un sacerdote y un magistrado; sacerdotes de una religión que no conocemos, a pesar de sus invocaciones frecuentes al Dios de la Naturaleza, muchas indicaciones nos llevan concluir que Weishaupt no tenía ningún otro Dios que la Naturaleza misma."

Esto es confirmado por Weishaupt; "los Príncipes y las naciones desaparecerán. . . La razón será el único código del hombre". En todas sus escrituras él eliminó completamente cualquier idea del poder divino fuera del Hombre.

El ataque sobre "reyes y príncipes" fue meramente el "encubrimiento" para el verdadero ataque, sobre todo nacionalismo (tal como el tiempo lo ha demostrado; ahora que el suministro de reyes y príncipes ya casi no existe, ahora el Comunismo destruye a proletarios, primeros ministros y políticos); y aquello sobre los "sacerdotes" fue un disfraz para el ataque real, sobre toda religión. El verdadero objetivo, en ambos casos, es revelado por el propio Weishaupt [141] en su correspondencia con sus íntimos; el objetivo falso fue entregado a los agentes inferiores de la sociedad, o al público si alguna vez consiguiera alguna información del proceder de los Illuministas. La gran habilidad de Weishaupt en reclutar a personas importantes, los cuales se le unieron en la creencia que ellos estaban mostrándose así, como "progresistas" o "liberales", es demostrado por el número de príncipes y sacerdotes que fueron encontrados en sus secretas listas de miembros.

El mejor ejemplo de su éxito, y de su rápida adaptabilidad en el método, es dado por el caso de la religión. Su ataque a la religión era una cosa mucho más atrevida y sorprendente en su día que en el nuestro, cuando ya hemos vivido bastante tiempo con el Comunismo para familiarizarnos con una proposición que en los días de Weishaupt debe haber parecido escasamente creíble: ¡que el hombre, habiendo encontrado su camino a la idea de Dios, debería por su propia voluntad desandar sus pasos!

La idea original de Weishaupt era hacer el Culto al Fuego la religión del Illuminismo. Esto implicaba que era improbable atraer a reclutas del rango del clero, y él dio con una mejor idea que los trajo en grandes números. Afirmó que Jesús había tenido "una doctrina secreta", nunca revelada abiertamente, la cual podía ser encontrada diligentemente entre las líneas de los Evangelios. Esta doctrina secreta aboliría la religión y establecería la razón en su lugar: "cuando por fin la Razón sea la religión de los hombres el problema estará resuelto". La idea de unirse a una sociedad secreta de la cual Jesús habría sido el verdadero fundador, y de seguir el ejemplo establecido por Jesús usando palabras para enmascarar el significado, demostró ser irresistible para muchos clérigos que entonces atravesaron la puerta que estaba abierta para ellos. Ellos eran personajes de un nuevo tipo en su día; en los nuestros, el clérigo comunista se ha puesto familiar.

Los líderes Illuministas privadamente se burlaban de ellos. El colaborador del jefe"Spartacus" que se hacía llamar "Philo" (Barón von Knigge de Hannover) escribió, "Nosotros decimos entonces, Jesús no deseaba introducir una nueva religión, sino sólo restaurar la religión natural y la razón a sus antiguos derechos. . . Hay muchos pasajes en la Biblia que pueden ser usados y pueden explicarse, y así todas las discusiones entre las sectas cesa si uno puede encontrar un significado razonable en la enseñanza de Jesús, sea esta verdadera o no… Ahora por lo tanto, en que las personas ven que nosotros somos los únicos reales y verdaderos Cristianos, podemos decir una palabra más contra los sacerdotes y príncipes, pero lo he manejado así, ya que después de pruebas anteriores ahora puedo recibir a pontífices y reyes en este grado. En los más altos Misterios debemos entonces (a) descubrir el fraude piadoso y (b) revelar de todas las escrituras el origen de todas las mentiras religiosas y sus conexiones. . . "

"Spartacus" comentó alegremente, "Usted no podría imaginar la sensación que está despertando el grado en nuestros sacerdotes. La cosa más maravillosa es que grandes teólogos protestantes y reformados que pertenecen al Illuminismo todavía creen que la enseñanza religiosa impartida en él, contiene el verdadero y genuino espíritu de la religión cristiana. ¡Oh, hombre, de qué usted no puede ser persuadido! Nunca pensé que podría llegar a ser el fundador de una nueva religión."

A través de este éxito persuadiendo a los clérigos que lo irreligioso era la verdadera fe y el anticristo la verdadera Cristiandad, Weishaupt dio grandes zancadas en Baviera. Él recuerda que todos los profesores que no eran Illuministas habían sido sacados de la Universidad de Ingolstadt [142], que la sociedad les había proporcionado a sus miembros clericales con "buenos beneficios, parroquias, puestos en la corte" que las escuelas estaban controladas por los Illuministas, y que el seminario para los sacerdotes jóvenes sería pronto capturado, desde lo cual,"podremos proporcionar a toda Bavaria con sacerdotes apropiados".

El ataque de Weishaupt a la religión era el rasgo más distintivo de su doctrina. Sus ideas sobre "el dios de la Razón" y "el dios de la Naturaleza" llevan su pensamiento muy cerca del pensamiento Judaico mismo en su relación con los Gentiles, y como el Illuminismo se transformó en Comunismo, y el Comunismo estaba bajo la dirección judía, esto podría ser significativo. La Ley Judaica también establece que los Gentiles (quienes como tales son excluidos del mundo por venir) sólo tienen derecho a la religión de la naturaleza y de la razón que Weishaupt enseñaba. Moisés Mendelssohn,(*) tal como es citado de sus Memorias, dice:

"Nuestros rabinos enseñan unánimemente que las leyes escritas y orales que forman en conjunto nuestra religión revelada, es obligatoria solamente para nuestra nación: 'Moisés nos ordenó una ley, incluyendo la herencia de la congregación de Jacob'. Nosotros creemos que todas las otras naciones de la tierra han sido dirigidas por Dios para adherir a las leyes de la naturaleza. . .

(*) Moisés Mendelssohn escribió esto hace casi doscientos años y define correctamente la actitud Judaísta hacia las "Castas Inferiores Sin La Ley" de Kipling. En nuestros días (1955) una propuesta esta siendo difundida en la Judería, traer las castas inferiores nominalmente dentro del redil Judaísta mientras se perpetúa su inferioridad y exclusión. Como el lector de este libro recordará, en la era pre-Cristiana se buscaron prosélitos, pero desde el inicio del período cristiano, la hostilidad Judaísta a la conversión ha sido firme e incluso feroz (con una sola excepción, la conversión masiva de los mongoles Khazars, de los cuales es el origen de los Ashkenazis de hoy) y el Talmud dice que los "prosélitos están molestando a Israel como una costra."
En 1955 un joven rabino de la Reforma, nacido en Alemania pero que estaba viviendo en Norteamérica, sugirió que había llegado el momento para el Judaísmo, de emprender el trabajo misionero entre los Gentiles. La base que el estableció era idéntica con el dictum de Moisés Mendelssohn; este rabino, el Sr. Jakob Petuchowski, sólo tuvo éxito encontrando una solución que a Mendelssohn le había parecido una dificultad insoluble ("Conforme a los principios de mi religión, no buscaré convertir a cualquiera que no haya nacido según nuestras leyes;…la religión judía se opone diametralmente a esto" es decir, a la conversión).
El Sr. Petuchowski propuso, de hecho, que las conversiones hechas por su propuesta misión deberían estar sobre una base que le daría al convertido un estado, respecto a los judíos originales, comparable con los Negros norteamericanos durante la era de la esclavitud, con la gente blanca en la hacienda de la gran plantación. A los convertidos se les requeriría (en otros términos, permitiría) sólo obedecer las "Siete Leyes de Noé", (la alusión probablemente es al noveno capítulo del Génesis), y no las centenares de órdenes y vetos atribuidos a Dios por la "Ley Mosaica". De esta forma las "castas inferiores" recibirían, al parecer, de las manos del Judaísmo, la "religión de la naturaleza y de la razón"
recomendada igualmente para ellos por Adán Weishaupt y Moisés Mendelssohn. Si ellos se llamaran a sí mismos "judíos", entonces, esto sería más bien como cuando el hombre negro de la plantación tomaba el nombre-de-familia de su dueño.
Esta ingeniosa propuesta puede haberse incitado por la reflexión que el poder judío en el mundo es ahora tan grande, que una solución al problema del status de las "castas inferiores" tendría que ser encontrada, si "La Ley" ha de ser observada literalmente. Las propias palabras del Sr. Petuchowski fueron: "Los Judíos Religiosos creen que los planes para el reino de Dios en la tierra han sido entregados bajo su cuidado. . . Aquellos Gentiles, que tienen esta salvación mucho más grande en su corazón, deben familiarizarse con lo que el Judaísmo tiene que ofrecer, y deberían ser invitado a compartir su destino con la familia de Israel."
Lo que aquí se ofreció de hecho era "la religión de la naturaleza y la razón."

Aquellos que regulan sus vidas según los preceptos de esta religión de la naturaleza y de razón son llamados hombres virtuosos de otras naciones. . . "

En esta visión autoritaria, entonces, Dios mismo excluyó a los Gentiles de su congregación y les ordenó que vivieran meramente según las leyes de la naturaleza y de la razón. Así Weishaupt estaba dirigiéndolos para hacer exactamente lo que el dios judío les ordenó a ellos hacer. Si los rabinos Talmúdicos no tuvieran ningún rol en el Illuminismo inspirador (y la investigación no puede descubrir alguna), la razón por qué tomaron después un [143] rol dirigente en el Comunismo parece aquí ponerse claro.

Tanto para los objetivos del Illuminati. Ellos son los objetivos del Comunismo de hoy en día, inalterados. En cuanto al método, se hizo una lista de cada una de las bajezas de las cuales los seres humanos son capaces, para su explotación en la causa del reclutamiento. Entre los papeles se encontraron dos paquetes que particularmente horrorizaron a la opinión pública en el momento. Ellos contenían documentos que extienden el derecho de la orden para ejercer la ley de vida y muerte sobre sus miembros, una alabanza al ateísmo, la descripción de una máquina para la destrucción automática de papeles secretos, y prescripciones para procurar abortos, sellos para falsificar monedas, fórmulas de perfumes venenosos y de tinta invisible, y similares. Hoy, nuevamente, el contenido de un laboratorio comunista es familiar a cualquiera que investiga tales materias, pero en 1787, el efecto de este descubrimiento, en la católica Baviera, fue como un vislumbre de la antecámara del Infierno.

Los papeles de Weishaupt incluían un diagrama que ilustra la manera en que él ejerció el control sobre su organización. Muestra lo que podría ser una sección de cadena-de-correos, o de panal de abejas, y es idéntico al famoso sistema de "célula" en que se construye el Comunismo de hoy. Es el producto de una inteligencia del nivel más alto (y, obviamente, con siglos de experiencia; no pueden inventarse métodos de esta clase sin un proceso largo de ensayo y error). El secreto es que el daño a tal estructura no puede ser más que local, el tejido principal siempre permanece intacto y es capaz de repararse. Si unos eslabones, o células, se destruyen, éstas pueden reponerse a su debido tiempo, y entretanto la organización continúa, substancialmente ilesa.

Al centro de este tejido estaba Weishaupt, y sostenía todos los hilos en sus manos."Uno debe mostrar cuan fácil sería para un cerebro diestro, dirigir cientos y miles de hombres", escribió sobre el diagrama, y debajo de él agregó, "tengo dos inmediatamente debajo de mí en quienes respiro todo mi espíritu, y cada uno de estos tienen otros dos, y así sucesivamente, y nuevamente. De esta manera puedo poner a mil hombres en movimiento y en el fuego de la manera más simple, y en esta forma uno puede impartir órdenes y operar en política."

Cuando los papeles del Illuminati se publicaron, la mayoría de sus miembros supieron por primera vez que Weishaupt era su cabeza, porque sólo él era conocido para sus socios íntimos. La masa sólo supo que, en algún lugar sobre ellos, había un"amado líder" o un "gran hermano", un Ser todo-sabio, amable pero riguroso, quien a través de ellos reformaría el mundo. Weishaupt había de hecho logrado el"resultado extraordinario" atribuido a Abdulla ibn Maymun en el Islam: bajo él,"una multitud de hombres de diversas creencias estaban todos trabajando juntos por un objetivo sólo conocido por unos pocos de ellos".

El hecho que cada crédulo sólo conocía a otros dos prójimos crédulos no habría sido suficiente para provocar ese resultado. ¿Cómo eran mantenidos juntos los Illuminatis? La respuesta es que Weishaupt descubrió, o recibió de alguna inteligencia más alta, el secreto en que la fuerza cohesiva de la revolución mundial descansa hoy en día bajo el Comunismo: ¡el terror!

Todos los Illuminatis adoptan nombres "iluminados" que ellos usan en sus relaciones [144] entre sí, y en toda la correspondencia. Esta práctica del uso de un seudónimo, o "nombre encubierto", ha sido continuada hasta el presente. Los miembros de los gobiernos comunistas que usurparon el poder en Rusia en 1917, fueron conocidos al mundo, por primera vez en la historia, por sus seudónimos (y se conocen así también para la posteridad). La exposición de 1945-1955 en EEUU, Inglaterra, Canadá y Australia mostró que los hombres que trabajaron como agentes comunistas en los gobiernos de estos países usaron "nombres-chapas", de la forma comenzada por Weishaupt.

Weishaupt organizó su sociedad en grados o círculos, los anillos exteriores contenían los nuevos reclutas y los ingenuos inferiores. Se suponía que el avance a través de los grados implicaba iniciación en extensos capítulos del misterio central. Weishaupt prefería el reclutamiento de hombres jóvenes, en sus edades más impresionables, entre 15 y 30 años. (Esta práctica también fue continuada en nuestros días; los Sres. Alger Hiss, Harry Dexter White, Whittaker Chambers, Donald Maclean, Guy Burguess y otros fueron todos "atrapados en la red" en sus universidades norteamericanas o inglesas). Se agregaron otras calidades o grados mientras crecía el círculo de reclutamiento, o se descubrieron obstáculos especiales para ellos; el ejemplo de la religión ya ha sido entregado, y en este caso también como el Comunismo, haciendo uso de la sugerencia que Jesús fue el primer Comunista, ha seguido el precedente de Weishaupt, solamente cambiando"Iluminismo" por "Comunismo". En este acercamiento a probables miembros a manera de invitación, "¿Quiere usted entrar en mi locutorio?", fue variando para conformar los casos individuales.

Los hombres jóvenes que fueron reclutados para la conspiración eran juramentados en un ceremonial muy intimidatorio, incluso con una significativa parodia del sacramento cristiano. Les exigían que proporcionaran un expediente sobre sus padres, un listado de sus "pasiones dominantes", y de espiarse unos a otros. Ambas de estas ideas son básicas en el Comunismo y una posible fuente original de ellas es la "Ley Mosaica" dónde existe la obligación de denunciar a un familiar que incurre en sospecha de herejía, y la frase poner a "un guardia en mi guardia", está incluido en los "estatutos y juicios."

El joven Illuminati fue hecho sentir que nunca sabría cuantos ojos de sus desconocidos superiores podrían estar sobre él (sólo conocía a sus superiores inmediatos); fue enseñado a informar sobre aquellos que estaban alrededor y sabía que ellos informaban sobre él. Éste es el principio básico del terror, el cual nunca puede ser completamente establecido mediante la muerte, tortura o encarcelamiento; sólo el conocimiento que no puede confiar en ningún hombre, ni en su propio hijo o padre o amigo, reduce a la víctima humana a la sumisión absoluta. Desde los días de Weishaupt, este terror secreto ha sido residente en Occidente. Aquellos que no tienen alguna experiencia personal de él pueden ganar comprensión del poder que maneja en nuestros días, incluso a miles de kilómetros de su cuartel de comando central, leyendo la descripción del Sr. Whittaker Chambers de su huida a ocultarse después que él resolvió romper con sus amos comunistas.

Acerca del número de miembros del Illuminati, los papeles descubiertos mostraron que, después de diez años de existencia, tenía varios miles de miembros, muchos de ellos en [145] posiciones civiles importantes dónde podrían ejercer influencia en los actos de gobernantes y en los gobiernos. Ellos incluyeron incluso a gobernantes:¡el contemporáneo Marqués de Luchet relata que unos treinta príncipes reinantes y non-reinantes se habían informalmente unido a la orden, cuyos amos de esa misma orden habían jurado destruirlos! Incluía a los Duques de Brunswick, Gotha y Saxe- Weimar, los príncipes de Hesse y Saxe-Gotha, y el Elector de Mainz; Metternich, el educador Pestalozzi, embajadores, políticos y profesores.

Sobre todos ellos, se incluía al hombre que, veinte años más tarde, escribiría la obra maestra más famosa del mundo en el tema de la juventud que vendía su alma al diablo. La inferencia que Fausto era la verdadera historia de Goethe y el Illuminismo es difícil de resistir, su tema es esencialmente igual que Testigo y otros trabajos que, en nuestros días, han sido escritas por hombres que escaparon del Comunismo.

Estas listas no estaban obviamente completas, por la razón previamente dada, que ya se habían tomado precauciones antes de que las autoridades Bávaras hicieran una incursión en las moradas de los socios del jefe Weishaupt en 1786. Por la misma razón, los documentos descubiertos sólo muestran una parte del área sobre la cual el Illuminati se había extendido; El propio diagrama de Weishaupt mostraba que la orden secreta se construyó de tal manera que el descubrimiento nunca debería destapar o dañar más de un segmento. Es posible, nuevamente por la misma razón, que Weishaupt fue sólo un grupo o líder del área, y que el alto concejo de administración de lo que demostrablemente fue una organización revolucionaria mundial nunca fue desenmascarada.

Lo que es cierto es que, aunque los documentos del Illuminati no contenían nombres u otras indicaciones de su poder en Francia, la revolución francesa, cuando comenzó tres años más tarde, evolucionó a un ataque sobre toda la autoridad civil y toda la religión, exactamente del tipo planificado por Weishaupt y sus socios. Desde ese día para aquellos escritores al servicio de la revolución mundial (su nombre es la legión, en todos los países) nunca han dejado de negar toda conexión entre el Illuminismo y la Revolución francesa; defienden en forma natural que, ya que la sociedad secreta fue prohibida en 1786, no puede haber tenido algo que ver con un evento en 1789.

La verdad es que el Illuminismo, aunque prohibido, no fue más extirpado que lo que sería el Comunismo hoy por una prohibición legal, y que sus agentes le entregaron a la revolución francesa esa marca que la identifica como el trabajo de los revolucionarios mundiales, no de ciudadanos franceses descontentos. Los actos del Reino del Terror fueron de una naturaleza inimaginable antes de que ellos fueran cometidos, pero habían estado mucho tiempo en las cercanías, en la imaginación del Illuminati. ¿En qué otras mentes se podrían alojar la idea que los vasos de la cena sacramental debían ser llevados en procesión pública por un asno a través de las calles de París? Ellos se nutrieron en la antigua tradición de tal burla, y sus propios iniciados fueron admitidos en una ceremonia que se burlaba del sacramento. ¿En qué cerebro sino en el de Weishaupt pudo haber nacido la noción de entronizar a una actriz como la Diosa de la Razón en la Notre Dame?
[146]

"Con el propósito de la evocación infernal. . . es requisito. . . profanar las ceremonias de la religión a la cual uno pertenece y pisotear sus símbolos más santos"; ésta es la descripción del Sr. A.E. Waite, de la fórmula de la magia negra, y la magia negra y el satanismo eran dos de los ingredientes en el brebaje Illuminista.

Weishaupt y su íntimos, o quizás sus amos, se propusieron entrar en Francia a través de sus agentes, Illuminatis secretos en altos cargos. En este siglo hemos visto cuan grandes resultados pueden lograrse por este método, el abortado resultado de la Segunda Guerra Mundial, y la condición de tregua armada en que ha quedado el mundo, fue provocada por hombres tales como Hiss y White y los importantes hombres que los protegieron. Weishaupt seleccionó la manera perfecta de ganar tal poder sobre los asuntos y eventos franceses: a través de otra sociedad secreta muy poderosa, a la cual el infiltró y capturó por los métodos establecidos en sus documentos. Ésta fue la Francmasonería del Gran Oriente.

El plan para adquirir el control de la Francmasonería a través de agentes Illuministas, y el éxito logrado, están claramente establecidos en los papeles de Weishaupt. Primero registra que, "he tenido éxito obteniendo un vislumbre profundo en los secretos de los Francmasones; conozco todos sus objetivos y lo impartiré todos en el momento justo en uno de los grados más altos". En una fase posterior dio una orden general para que sus "Areopagites" entraran en la Francmasonería: "Entonces nosotros tendremos una Logia masónica propia. . . consideraremos esto como nuestro jardín guardería. . . ante cualquier oportunidad nos cubriremos con esto. . . “(es decir, con la Francmasonería).

Este dispositivo de avanzar "encubierto" (qué todavía es básico en Comunismo hoy) fue el principio guía: "Si se logra el objetivo, no importa bajo qué encubrimiento tiene lugar; y un encubrimiento siempre es necesario. Para en el ocultamiento yace una gran parte de nuestra fuerza. Por esta razón debemos cubrirnos siempre con el nombre de otra sociedad. Las Logias que están bajo la Francmasonería son entretanto, la cubierta más conveniente para nuestros altos propósitos. . . una sociedad oculta de esta forma no puede ser trabajada en contra. . . En caso de una prosecución o de traición, los superiores no pueden ser descubiertos. . . Nosotros nos amortajaremos en la oscuridad impenetrable de espías y emisarios de otras sociedades."

El método comunista de hoy, una vez más, puede reconocerse claramente en estas palabras; podrían aplicarse a la "captura" de partidos, asociaciones y sociedades de nuestros días sin cambiar ni una sílaba. La magnitud del éxito de Weishaupt es demostrado en la mejor forma por el lamento absoluto, cinco años después de la erupción de la Revolución Francesa, por el Duque de Brunswick, el Gran Maestro de la Francmasonería alemana que también había sido un Illuminati. En 1794 disolvió la orden con palabras de dolida sorpresa:

". . Vemos nuestro edificio" (es decir, la Francmasonería) "desmoronado y cubriendo la tierra con sus ruinas; vemos destrucción que nuestras manos ya no detienen. . . Una gran secta surgió, la cual tomando por lema lo bueno y la felicidad del hombre, trabajó en la oscuridad de la conspiración para hacer la felicidad de la humanidad un botín para él. [147] Esta secta es conocida por todos; sus hermanos son conocidos no menos que sus nombres. Son ellos quiénes han minado las fundaciones de la Orden al punto del completo derrocamiento; por ellos toda la humanidad ha sido envenenada y se ha descarriado por varias generaciones. . . Comenzaron lanzando el odio sobre la religión. . . el plan que ellos habían diseñado para romper todos los lazos sociales y destruir todo el orden se revelaba en todos sus discursos y actos. . . ellos reclutaron a aprendices de cada rango y en cada posición; engañaron a los hombres más perspicaces alegando falsamente diferentes intenciones. . . Sus maestros no tenían nada menos en su vista que los tronos de la tierra, y el gobierno de las naciones sería dirigido por sus clubes nocturnos. Esto es lo que se ha hecho y todavía se sigue haciendo. Pero nosotros notamos que los príncipes y las personas no se dan cuenta cómo y por cuales medios esto está siendo cumplido. Por eso nosotros les decimos a ellos con toda franqueza: el uso malicioso de nuestra Orden. . . ha producido todos los problemas políticos y morales con que el mundo está lleno hoy. Ustedes quién han sido iniciados, deben unirse con nosotros levantando sus voces, para enseñar a las personas y a los príncipes que los sectarios, los apóstatas de nuestra Orden, han sido y serán exclusivamente los autores de las revoluciones presentes y futuras. . . Así para cortar de raíz el abuso y los errores, debemos desde este momento disolver totalmente la Orden. . . "

En esta cita, la presente narrativa ha saltado cinco años delante de los eventos para mostrar que uno de los principales Francmasones de esa generación, él mismo un penitente, identificó al Illuminati como los autores de la revolución francesa y de las futuras revoluciones. El éxito de Weishaupt en su intención declarada de capturar la Francmasonería desde su interior, y luego el rol jugado por agentes Illuministas dentro de la Francmasonería dirigiendo la revolución, no podría ser testimoniado por una autoridad mejor que el mismo Gran Maestro de la Francmasonería alemana.

Bajo esta inyectada influencia Francmasónica la cual era muy fuerte en Francia, tomó un curso extremo y produjo los clubes Jacobinos; éstos, nuevamente bajo la influencia Illuminista, presidió sobre el Reino del Terror, cuando los enmascarados autores de la revolución revelaron su verdadera naturaleza por sus hechos. Tal como la revolución rusa 130 años después, aquella en Francia desplegó su odio más sobre los pobres y los indefensos que sobre los ricos, más sobre los campesinos del Vendee [zona del Loira] que sobre sus supuestos opresores, sobre toda la belleza como tal, sobre las iglesias y la religión, sobre todo lo que puede elevar el alma humana sobre el nivel de necesidades animales y deseos básicos.

El propio Adán Weishaupt se volvió un Francmasón en 1777, un año después que él fundó el Illuminati, siendo recibido en la Logia de Munich. El Conde Mirabeau, el fallecido líder revolucionario en Francia, participaba de la intención de Weishaupt y a las secretas razones para esto, ya que en sus Memorias incluyó un documento, datado en 1776, que planteaba un programa idéntico con el del Illuminati, y en su Historia de la Monarquía Prusiana, se refiere a Weishaupt y al Illuminati por su nombre y dice:

"La Logia Theodore de Bon Conseil en Munich, dónde había unos pocos hombres [148] con cerebro y corazón, estaban cansados trabajar descuidadamente mediante promesas vanas y riñas de la Masonería. Las cabezas resolvieron unir a su rama a otra asociación secreta a la cual ellos dieron el nombre de Orden del Illuminado. Ellos la modelaron en la forma de la Sociedad de Jesús, aunque proponiendo visiones diametralmente opuestas".

Ésta es la exacta intención y el método descrito por Weishaupt en su propia correspondencia, y ésta es la prueba que Mirabeau, el fallecido líder revolucionario, supo de esto antes, esto es en 1776. Es más, sus palabras sugieren que la sociedad secreta del Illuminati fue fundada con la intención expresa de ganar control de la Francmasonería y de instigar y dirigir la revolución a través de esta. Que Mirabeau tomó parte en toda la tarea desde un comienzo es sugerido por el hecho que la memoria de 1776 (el año en que los Illuminati fueron fundados) se atribuye el Illuminista "nombre encubierto" de ‘Arcesilas’, por lo tanto debió ser un miembro fundador, con Adán Weishaupt, y por ello uno de los principales Iluminati. Mirabeau, como el eslabón entre Weishaupt y la Revolución francesa, no puede ser ignorado. El editor de su libro Memorias, M. Barthou, comenta que el "plan de reforma" de 1776, encontrado entre los papeles de Mirabeau, "se parece mucho en ciertas partes con el trabajo logrado después por la Asamblea Constituyente" (el parlamento revolucionario de 1789). Ésa es otra manera de decir que el trabajo de la Asamblea Constituyente se parecía mucho al plan de Adán Weishaupt de 1776, cuando él y Mirabeau estaban fundando juntos el Illuminati y estaban planeando ganar el control de la Francmasonería.

Las otras fases de Weishaupt en la captura subterránea de la Francmasonería también están claras en los documentos. En el congreso general de 1782 (siete años antes de la revolución) en Wilhelmsbad, el Illuminati ganó tantos reclutas que la Orden de la Observancia Estricta, que era el cuerpo más poderoso en la Francmasonería, dejó de existir. El camino para completar la victoria en el mundo Masónico fue abierto cuando el Illuminati reclutó a los dos personajes más importantes de la Francmasonería alemana, el Duque Ferdinand de Brunswick (más tarde arrepentido) y el Príncipe Carl de Hesse.

En 1785, emisarios del Illuminati asistieron a otro congreso general, en París, y desde ese momento, la planificación detallada de la revolución parece haber sido la tarea de la Logia de Amis Reunis que era una "encubierta" del Illuminati. Las huellas a estas alturas se hacen vagas como resultado de la notoriedad que ganó la Orden en Baviera, su proscripción al año siguiente, 1786, y la destrucción de las evidencias. No obstante, en 1787, los mismos emisarios visitaron París con la invitación del comité secreto de la Logia.

Incluso antes de que la revolución se hubiera desarrollado realmente, el hecho que fue instigada y dirigida por el Illuminati fue conocido y publicado. La acusación y las advertencias proferidas por el Marqués de Luchet se destacan hoy como una predicción increíblemente exacta, no sólo del curso que la revolución tomaría en Francia, sino del curso continuo de la revolución-mundial hasta nuestros días. Ya que [149] tan temprano como 1789 él escribió:

"Sepa que allí existe una conspiración en favor del despotismo contra libertad, de incapacidad contra el talento; del vicio contra la virtud, de la ignorancia contra el esclarecimiento. . . Esta sociedad apunta a gobernar el mundo. . . Su objetivo es el dominio universal. . . Ninguna calamidad de ese tipo ha afligido hasta ahora al mundo. . .

De Luchet precisamente describió el rol que el monarca sería obligado a jugar durante la fase Girondista ("véalo condenado a servir las pasiones de todos los que le rodeaban. . . elevar a degradados hombres al poder, a prostituir sus juicios al escoger aquellos que deshonraban su prudencia"), y la condición en que la revolución dejaría a Francia ("No queremos decir que el país dónde reinen los Illuminados dejará de existir, pero entrará en tal grado de humillación que ya no contará en política, que la población disminuirá. . . "). Si su advertencia fuera desatendida, clamaba Luchet, habrá "una serie de calamidades de las cuales su fin está perdido en la oscuridad del tiempo. . . un fuego subterráneo ardiendo eternamente y estallando periódicamente más adelante en violentas y devastadoras explosiones."

Los eventos de los últimos 165 años no han sido descritos en mejor forma que en estas palabras de Luchet, las cuales lo predijeron. Él también pudo ver de antemano el patrón "liberal y progresivo" de la revolución que ayudaría enormemente a provocar las "violentas y devastadoras explosiones" de estos 165 años: "hay demasiada pasión interesada apoyando el sistema del Illuminati, demasiados gobernantes engañados, imaginándose ellos mismos iluminados, listos para precipitar a sus pueblos en el abismo". Él previó la fuerza continua y el engranaje de la conspiración: "las cabezas de la Orden nunca abandonarán la autoridad que ellos han adquirido, ni los tesoros a su disposición". De Luchet llamó a la Francmasonería a limpiar su establo mientras había tiempo: "¿Sería posible dirigir a los Francmasones mismos contra los Illuminados mostrándoles que, aunque están trabajando para mantener la armonía en la sociedad, esos otros están sembrando semillas de discordia por todas partes y preparando la destrucción final de su orden?" 165 años después, en Bretaña y Norteamérica, los hombres estaban clamando a sus gobiernos justo con tales palabras, y así vanamente, a limpiar las oficinas públicas y los servicios de los Illuminados, en aquel tiempo llamados
Comunistas.

La medida de la previsión de Luchet es dada por el hecho que escribió en 1789, cuando la revolución francesa difícilmente era una revolución; ¡Se sostuvo universalmente que era meramente una apacible, saludable reforma que le dejaría una sabia recompensa de poder al monarca, enmendando males obvios, y estableciendo justicia y libertad para todos en una Francia feliz y regenerada! Ésa todavía era la creencia general en 1790, cuando al otro lado del canal, otro hombre vio la verdadera naturaleza de la revolución y "predijo con misteriosa exactitud el curso de eventos", citando a su biógrafo después de más de un siglo, el Sr. John Morley.

Edmund Burke, un irlandés, fue uno de los grandes oradores que conoció la Casa de los Comunes británica. El tiempo es la prueba de la calidad de tal hombre, y cuando pasan los años las frases de su ataque al anillo de la revolución francesa es aun más noble; tal como en el [150] caso de Luchet, lo notable es que fue publicado en 1790, cuando los nombres de Robespierre y Danton eran escasamente conocidos, antes de que la palabra "república" hubiera sido oída, cuando el rey esperaba largos años de reinado constitucional, cuando toda Francia estaba celebrando alegremente las mejoras pacíficas que se habían efectuado. A través de este feliz escenario cayó repentinamente la sombra del brazo extendido de Burke, apuntando "como un inspirado profeta" el infierno por venir. Su biógrafo dice, "no asombra que cuando la nube estalló y la sentencia se cumplió, las personas se volvieran hacia Burke tal como se volvieron antiguamente hacia el viejo Ahitopheth, cuyos consejos eran como si los hombres inquirieran el oráculo de Dios."

Desgraciadamente ése no es el cuadro verdadero de lo que ocurrió cuando la advertencia de Burke fue cumplida. Muchos hombres se volvieron contra Burke, no hacia él, precisamente porque él había dicho la verdad; de hecho, el poder que la conspiración, incluso en ese momento, ejercía sobre la prensa y el debate público se muestra más claramente ya que convirtió la lisonja a él fue pronto transformadas en ataques y difamación después que publicó sus Reflexiones sobre la revolución. Los Illuminados, y los órganos "liberales y progresivos" y portavoces controlados por ellos, habían contado grandemente con Edmund Burke, porque él había levantado la causa de los colonos norteamericanos una década antes. ¿Cómo pudo él apoyar una revolución y atacar a otra?, preguntaron ellos enfadados, y Burke cayó bajo el tipo de ataque general que la prensa unida, en nuestra generación, mantiene en su escritorio contra cualquier hombre que públicamente exige investigación del Comunismo-en-el-gobierno.

Si Burke hubiera seguido la línea "progresiva", y pretendido que la revolución francesa ayudaría al "hombre común", las lisonjas habrían continuado, pero en ese caso nada de lo que dijo habría sido de valor permanente, o sería recordado hoy. Tal como fue, las palabras inspiradas de su ataque a la revolución tienen el destello imperecedero del oro: "Se ha ido, esa sensibilidad de principios, esa castidad del honor, la cual considera una mancha como una herida. . . La edad de la caballerosidad se ha ido. La de los sofistas, economistas y calculadores, ha tenidoéxito; y la gloria de Europa se extingue para siempre."

Si estas palabras, también, fueron profecía inspirada, (y en 1955 ellas parecen más verdaderas que incluso lo fueron en 1790) la Cristiandad y Occidente encontraron por lo menos a un elocuente y noble doliente en Edmund Burke. Porque conocía tan claramente las diferencias entre las "revoluciones", vio la verdadera forma del evento en Francia. Él no sería engañado por el hecho que alguien la había llamado equivocadamente una guerra colonial de independencia, guiada por escuderos nacionales, una "revolución". Como amigo genuino de la libertad, había apoyado la oferta de los colonos para gobernarse y ser amos en su propia casa. No había ningún tipo de parecido entre sus motivos y aquellos de los hombres secretos que, tal como Burke lo vio, estaban detrás de la revolución en Francia. Por consiguienteél estiró su brazo acusando y estaba distraído de los reproches de "liberales" y"progresistas" tal como había recibido sus lisonjas en ocasiones anteriores (ciertamente Edmund Burke supo que su alabanza no había sido incitada entonces por alguna simpatía con los mercaderes de la Nueva Inglaterra o [151] los dueños de las plantaciones en el sur).

En Norteamérica, en ese momento, el sentimiento general sobre el evento en Francia fue uno de engaños, producido por la confusión de ideas que Burke rechazó. Había, de momento, una noción popular que otra "revolución" benigna había ocurrido, algo similar a la "revolución norteamericana". Hubo un transitorio"Frenesí francés", cuando los norteamericanos usando escarapelas y sombreros de la libertad, bailaron, festejaron y desfilaron bajo las banderas francesas y norteamericanas, y gritaron "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Con el Reino del Terror, esta fase de ilusión fue seguida por una de revulsión y horror.

Los líderes Jacobinos dirigieron el Reino del Terror y, como buenos Illuminatis, usaron los clásicos seudónimos de la misma forma comenzada por el propio"Spartacus" Weishaupt: Chaumette era Anaxagoras, Clootz (descrito como un Barón Prusiano) era Anarcharsis, Danton era Horace, Lacroix era Publicola y Ronsin era Scaevola. Estos terroristas, cuando tuvieron éxito en la fase-Kerensky, llevaron a cabo fielmente el plan del Illuminati, y mediante el asesinato del Rey y la profanación de iglesias, dieron expresión a sus dos ideas principales: la destrucción de todo gobierno legítimo y de toda la religión. Aun así, ellos eran aparentemente sólo herramientas, ya que un contemporáneo, Lombard de Langres, escribió que "la Convención más secreta que dirigió todo después del 31 de mayo, un terrible y oculto poder del cual las otras convenciones se transformaron en esclavos y la cual estaba compuesta de los principales iniciados del Illuminismo. Este poder estaba sobre Robespierre y de los comités del gobierno. . . fue este poder oculto el que se apropió de los tesoros de la nación y los distribuyó entre los hermanos y amigos que habían ayudado en el gran trabajo."

Es este cuadro de hombres en altas posiciones que hacen la voluntad de algunos ocultos, pero claramente dirigiendo, una secta suprema que da a la revolución el aspecto de un show de títeres demoníacos, actuando contra rojas llamas fluctuantes en medio del olor al azufre. La revolución, no la revolución francesa; y cualquier sea la verdadera naturaleza de la inglesa, desde 1789 ha sido sólo una, una revolución continuada. No ha habido erupciones episódicas, desconectadas, en 1848 y 1905 y así sucesivamente, pero esas erupciones recurrentes de "un fuego subterráneo que arde en llamas eternamente" fueron las que Luchet y Burke visualizaron antes del evento. Lo que es históricamente de gran valor en los anales de la revolución francesa, sin embargo, es la prueba que ellos pueden permitirse el lujo de usar a hombres para un propósito incomprendido por ellos. Esto da a la revolución, entonces y ahora, su característica peculiar y satánica; esto es como Lombard de Langres escribió, "el código de infierno".

Cuando la revolución estaba menguando, tres hombres se levantaron, en Francia, Inglaterra y Norteamérica, los cuales simplemente vieron tres cosas: que su curso había seguido el mapa revelado por los documentos del Illuminati en 1787; que esta sociedad secreta había sido capaz, a través de la Francmasonería, de instigar y dirigirla; y que la liga secreta de conspiradores, con su plan continuo para la revolución mundial, había sobrevivido y había estado preparando las posteriores"violentas y devastadoras explosiones" de las cuales había hablado de Luchet [152] . Estos tres hombres fueron el Abbé Baruel, un Jesuita y testigo ocular de la revolución; el Profesor John Robison, un científico escocés que durante más de veinte años fue secretario general de la Sociedad Real de Edimburgo; y el Reverendo Jedediah Morse, un clérigo de Nueva Inglaterra y geógrafo. Todos ellos eran hombres distinguidos. Los libros del Abbé Baruel y del Profesor Robison y los sermones publicados del Sr. Morse (todos en 1797-1798) entraron en muchas ediciones y aun son indispensables para los estudiosos de ese tiempo. Sus trabajos y palabras ganaron mucha atención pública y ellos fueron apoyados desde Filadelfia, en su Porcupine’s Gazette, por William Cobbett quien parece haber sido empujado al exilio por el mismo poder oculto que se preparó para destruir a los Sres. Baruel, Robison y Morse.

El veredicto de Abbé Baruel sobre lo que había ocurrido era idéntico con aquel de la profecía más temprana de de Luchet y el análisis posterior de Lord Acton: ". .

Nosotros demostraremos que, incluso los hechos más hórridos perpetrados durante la revolución francesa, todos ellos fueron previstos y resueltos, combinados y premeditados, que ellos fueron engendro de un profundo pensamiento de villanía, ya que ellos habían sido preparados y se produjeron por hombres quienes sólo tenían pistas de estos complots y conspiraciones acechando en reuniones secretas dónde ellas habían sido concebidas. . . Aunque los eventos de cada día pueden aparecer no haber sido combinados, allí no obstante existía un agente secreto y una causa secreta, dando lugar así a cada evento y transformando cada circunstancia en el largo esperado fin. . . La gran causa de la revolución, sus rasgos dirigentes, sus crímenes atroces, permanecerán como una cadena continua de profunda y premeditada villanía".

Los tres hombres llegaron a la misma conclusión: "Una conspiración anti-Cristiana. . . no sólo contra los reyes, sino contra cada gobierno, contra toda la sociedad civil, incluso contra toda propiedad cualquiera esta sea" (Abbé Baruel); "Una asociación se ha formado para el propósito expreso de sacar de raíz todo el establishment religioso, y derrocar a todos los gobiernos existentes de Europa" (Prof. Robison);"El objetivo expreso es 'sacar de raíz y abolir la Cristiandad y derrocar todos los gobiernos civiles. " (Sr. Morse). Ellos estaban de acuerdo que aquello que había pasado, no era meramente un episodio en Francia, nacido de circunstancias francesas, sino el trabajo de una organización, con un plan continuo en todos los países: un plan universal. Ellos estaban de acuerdo que esta organización era la sociedad secreta del Illuminati que había inspirado y había controlado la fase terrorista de la revolución, que había sobrevivido, y que había sido establecida y con mucha fuerza en Inglaterra y en los Estados Unidos. El Abbé Baruel entregó una advertencia en particular con respecto a lo último.

Las palabras y escritos de estos tres hombres fueron apoyadas por hombres públicos importantes en su tiempo, y se ha confirmado así totalmente por los eventos, particularmente en nuestro siglo, que históricamente sirven para mostrar que la revolución-mundial fue reconocida por algunos, y su curso futuro fue anticipado en el momento de su segunda aparición en Occidente. Los esfuerzos de estos tres hombres fueron en vano, tratando de evitar los estragos que la conspiración descargó posteriormente, y por esa razón el [153] caso de los Sres. Barruel, Robison y Morse es de especial interés.

Lo que les ocurrió demuestra más concluyentemente que cualquiera de sus propias palabras, la cosa misma que ellos se esforzaron por establecer: la existencia continuada y la fuerza de una sociedad secreta trabajando en todos los países, para el propósito destructivo que ellos describieron. Los Sres. Barruel, Robison y Morse fueron ahogados con vituperios. En sus días, los periódicos estaban en su infancia, y normalmente eran poseídos por un solo hombre que también los editaba. Debe haber sido por consiguiente mucho más difícil que hoy lograr el control de una proporción grande de ellos. El ataque concentrado que se llevó a cabo contra los tres hombres, desde el momento que ellos dijeron que el Illuminismo había provocado la revolución francesa y que todavía existían, muestra que incluso en 1797, el Illuminati tenía un control eficaz de la prensa en Norteamérica e Inglaterra.

Éste fue uno de los descubrimientos más sorprendentes entregado por la investigación que produjo este libro. En mis propios días me han obligado a que comprenda que este control existe, y que un escritor que escriba sobre la revolución mundial en la vena de Edmund Burke, encontrará que todas las avenidas de publicación se cierran en su contra. La Señora Nesta Webster relata la misma experiencia. Cuando ella comenzó por primera vez a escribir sobre la revolución, a principio de los años 1920, un conocido editor de Londres le dijo, "Recuerde que si usted toma una línea anti-revolucionaria tendrá el mundo literario entero contra usted". Ella dice que pensó que esto era extraordinario, pero entonces encontró a través de la experiencia que el editor tenía razón y ésa ha sido también mi observación. Sin embargo, pensé que era una condición que había aflorado durante los últimos treinta años hasta que estudié la historia de los Sres. Barruel, Robison y Morse; entonces vi que "todo el mundo literario" cayó como un solo hombre sobre ellos en 1798, cuando el Reino del Terror era reciente. Nada más mostró tan claramente para mí, que la línea del Illuminismo en 1789 al Comunismo de hoy en día es una misma línea de herencia; la misma organización sigue los mismos objetivos con los mismos métodos e incluso con las mismas palabras.

Ésa fue otra cosa curiosa sobre el ataque a esos tres escritores que tomaron "una línea antirrevolucionaria". Poco después que ellos ganaran los ojos del público comenzaron los ataques en los periódicos; casi siempre anónimos. Ellos hicieron uso de exactamente el mismo idioma (ambiguo de doble moral) como aquel que es empleado en ataques similares hoy. Los tres hombres fueron acusados de comenzar una "caza-de-brujas", de ser fanáticos y alarmistas, de perseguir la "libertad de opinión" y la "libertad de cátedra", de falsear el pensamiento "liberal" y"progresista", y cosas similares. Después de eso, el ataque continuó con calumnias e insinuaciones indirectas, y encontré a menudo frases que se repitieron en campañas emprendidas contra un miembro Ministerial norteamericano, el Sr. James Forrestal, en 1947-1949; se decía que sus vidas privadas eran inmorales y sus hábitos financieros sombríos; y por último, la sugerencia familiar que estaban"dementes". Esta sugerencia es a menudo usada hoy, en las fases de culminación de una campaña contra cualquier figura anti-revolucionaria; evidentemente se mantiene que es una medicina especialmente fuerte en la difamación. Esta particular [154] forma de ataque podría tener su fuente original en el Talmud, que lo usa contra Jesús (la Enciclopedia judía, en su artículo sobre Jesús, refiere a sus lectores al trabajo de un escritor judío que "está de acuerdo que debe haber habido procesos mentales anormales involucrados en los pronunciamientos y comportamientos de Jesús").

Para abreviar, estos ataques sobre los Sres. Barruel, Robison y Morse hicieron uso de un vocabulario político limitado que hoy es claramente reconocible como aquel de la revolución y sus agentes, y está ahora tan trillado que debe impartirse a todos los iniciados de algún lugar central en la organización. La campaña contra ellos fue eficaz, de tal manera que sus advertencias, como aquellas de Burke, fueron olvidadas por las masas. ¡Sin embargo, la banda secreta (qué debe tener el mismo horror por la verdad como el diablo podría tenerle a la cruz) continuó temiéndoles, de tal manera que la difamación continuó mucho tiempo después que los tres estaban muertos! ¡Tan recientemente como en 1918, la Universidad de Columbia de Nueva York, repartió fondos para una pieza costosa de investigación diseñada para mostrar que el Illuminati murió de verdad cuando ellos fueron proscritos en 1786 y por lo tanto no causaron o sobrevivieron la revolución francesa, y en esta publicación, todos los epítetos posibles fueron sacados y usados nuevamente como si los tres hombres muertos fueran "cazadores de brujas" vivos!

En 1918 la revolución rusa tenía un año y el momento estaba evidentemente inclinado para otro intento en mostrar que la revolución francesa había sido un asunto autónomo, no dejando alguna raíz que podría haber hecho erupción en Rusia en 1917. Los Sres. Barruel, Robison y Morse, si de algún modo ellos pudieran mirar estos procedimientos, sin ninguna duda observarían que en 1918 y en los siguientes años, el Comunismo encontró que la Universidad de Columbia de Nueva York sería una muy buena tierra para cazar. (Entre los jóvenes desafortunados que fueron atrapados allí para la causa estaba el Sr. Whittaker Chambers cuyo arrepentimiento y advertencia en 1939, si hubiese sido considerado por el Presidente Franklin Roosevelt, podría haber cambiado el curso entero de la Segunda Guerra Mundial y de este siglo para bien).

Los primeros dos presidentes de la República norteamericana, aunque ellos no actuaron eficazmente contra la sociedad secreta, estaban profundamente alarmados sobre esta y supieron muy bien que aquello que Barruel, Robison y Morse dijeron era verdad. Uno de los últimos actos de George Washington fue, en una carta al Sr. Morse, expresar la esperanza que su trabajo tendría "una circulación más general. . .contiene información importante, poco conocida, fuera de un círculo pequeño, y la diseminación de esta sería útil, si se difundiera a través de la comunidad". (Presumiblemente el General Washington no le habría dicho a Whittaker Chambers que "se lanzara al lago"). Washington un poco antes, le había informado a otro corresponsal que él estaba totalmente en conocimiento que "las doctrinas de los Illuminati y los principios del Jacobinismo" se habían"dispersado en los Estados Unidos."

De hecho, esto estaba más allá de la duda, ya que las sociedades secretas habían aparecido en los Estados Unidos en 1793, es decir, dentro de los diez años del nacimiento de la República, bajo la guisa de "Clubes Democráticos". Su verdadera naturaleza fue dejada en claro por la actitud del [155] ministro francés, Genet, hacia ellos; él mostró la abierta simpatía que los Embajadores soviéticos, en nuestra generación, despliegan hacia las organizaciones comunistas, o quizás con más precisión, para aquellos que sirven como "encubrimiento" para el Comunismo (la relación entre las embajadas soviéticas y los Partidos Revolucionarios en el país acreditado, fue establecida con muchas pruebas documentales en las investigaciones canadienses y australianas de 1945-46 y 1954-55). George Washington, como presidente en 1794, acusó a estas "sociedades auto creadas" de instigar la erupción de la insurrección en Pennsylvania, conocida como la Rebelión del Whisky. La autoridad de Washington era demasiado grande para que el fuese atacado como una cazador-de-brujas y los clubes se sumergieron rápidamente, pero desde ese momento la presencia en tierra norteamericana de una organización para la revolución-mundial se hizo conocida a todos aquello a los que les interesaba saberlo y pudieron resistir el "lavado de cerebro" de la prensa.

La parte reconocidamente jugada por la Francmasonería del Gran Oriente, bajo la infiltración de Illuministas, en la Revolución francesa también causó que la Francmasonería norteamericana clasificara bajo sospechas, pero la discusión franca de este asunto fue impedida por el hecho que el gran Washington era la cabeza de la fraternidad Masónica. Los defensores de la francmasonería pusieron mucho énfasis en esto (evidentemente en el principio de "inocencia por asociación"), y en la ocasión del entierro de Washington en 1799 hicieron un gran desfile de compañerismo con el héroe muerto. Fuera de respeto por él, más bien por satisfacer la curiosidad, el debate público menguó entonces, pero por lo menos dos prominentes Masones, Amos Stoddard y el Reverendo Seth Payson, tal como el Duque de Brunswick en Europa, públicamente declararon que el Illuminati había penetrado la Francmasonería y había estado trabajando bajo su nombre. El sucesor de Washington, el Presidente John Adams, en 1798 dirigió una dura advertencia a la Francmasonería:

". . la sociedad de los Masones ha descubierto una ciencia de gobierno, o el arte de gobernar sociedades, peculiar a ellos mismos, y desconocido a todos los otros legisladores y filósofos del mundo; Quiero decir, no sólo la habilidad para conocerse unos a otros por marcas o señas que ninguna otra persona puede adivinar, sino también el poder maravilloso de habilitar y compeler a todos los hombres, y supongo a todas las mujeres, en todo momento, a guardar un secreto. Si este arte puede aplicarse, para poner las máximas normales de la sociedad a un lado, e introducir política y desobediencia al gobierno, y aun así guardar el secreto, debe ser obvio que tal ciencia y tales sociedades pueden ser pervertidas para todos los propósitos enfermos de los cuales han sido sospechosos. . . "

Después de este reproche público sólo la muerte de Washington al año siguiente, pudo aplacar probablemente el deseo del público para una investigación completa; como sucede tan a menudo en estos asuntos, los que se oponían a una investigación profitaron de un evento irrelevante el cual distrajo o desarmo la atención pública. No obstante, la sospecha pública continuó a través de tres décadas y llevó a la formación de un Partido Anti-masónico en 1827, qué en su convención Estatal en Massachussets en 1829 declaraba que hay evidencias de una conexión íntima entre las órdenes más altas de la Francmasonería y el Illuminismo francés". Ése fue casi el último puntapié del [156] Partido en la investigación, ya que la próxima convención Estatal, en Vermont en 1830, recordaba la secuela con que nuestro siglo ha sido hecho familiar: "… el espíritu de preguntar. . . fue pronto e inexplicablemente sofocado; la prensa estaba muda como la voz del centinela estrangulado y la masa de las personas fueron mantenidas en la ignorancia que una alarma sobre el asunto de la Masonería había sonado alguna vez".

En otros términos, el clamor por una investigación había sido ahogado, como en nuestra generación, por el contra-lamento de la "caza-de-brujas" y similares. De ese momento hasta hoy, el pueblo norteamericano no ha tenido jamás éxito en llevar a alguno de sus gobiernos a una investigación plena y la infestación secreta del gobierno y de los departamentos públicos ha continuado, con resultados sólo parcialmente revelados por las exposiciones de 1948 y posteriores. La situación en Inglaterra ha sido muy similar.

En los últimos párrafos esta narrativa ha saltado algunos años para seguir el curso de la inquietud pública norteamericana sobre la Francmasonería hasta su fin en 1830 (el Partido Anti-masónico realmente murió en 1840). Ahora retorna a la consecuencia inmediata de la revolución francesa, y su efecto en el mundo.

El Presidente Adams, tal como su Trabajos lo muestra, estaban totalmente informados y persuadidos sobre la existencia de una conspiración universal y continuada contra todos los gobiernos legítimos y la religión. Él cometió el error, natural en su día, de pensar que el plan era uno francés, así como las personas hoy, sin excusas, hablan y piensan en el Comunismo Ruso, aunque la naturaleza internacional de la revolución ha sido por mucho tiempo, claramente un hecho, más allá de toda duda.

Mediante el Acta de Sedición de 1798, el Presidente Adams trató de salvaguardar el
futuro de la República, pero el tiempo ha mostrado subsecuentemente que las leyes
contra las sociedades secretas y conspiraciones (aunque ellas deberían promulgarse, para establecer la ilegalidad de la tarea) es ineficaz en verificarlas, sobre todo cuando la organización secreta tiene siglos de experiencia eludiendo tales leyes. La única medida eficaz contra la conspiración secreta es la investigación, la exposición pública y remediarla, y esto nunca se ha usado totalmente.

El hombre público norteamericano que percibió más simplemente toda la forma del futuro fue el confidente de Washington, Alejandro Hamilton. Él dejó entre sus papeles una memoria sin fecha (probablemente 1797-1800) qué decía:

". . la presente era está entre la más extraordinaria qué ha ocurrido en la historia de los asuntos humanos. Las opiniones, durante mucho tiempo, han estado ganando terreno gradualmente, las cuales amenazan las fundaciones de la religión, de la moral y de la sociedad. Un ataque fue hecho en primer lugar contra la revelación cristiana para la cual se ofreció la religión natural como suplente. . . La misma existencia de una Deidad se ha cuestionado y en algunos casos negado. El deber de piedad se ha ridiculizado, la naturaleza perecedera de hombre afirmada, y sus esperanzas se limitaron al corto palmo de su estado terrenal. La muerte se ha proclamado como un sueño eterno, el dogma de la inmortalidad del alma un timo, inventado para atormentar la vida para el beneficio del muerto. . . Una liga ha sido consolidada a lo largo entre los apóstoles y discípulos de la anti-religión y la anarquía. La religión y gobierno han sido [157] "estigmatizados como abusos. . . El desarrollo práctico de este sistema pernicioso ha sido visto en Francia”. Ha servido como una máquina para subvertir todas sus antiguas instituciones, civil y religiosas, con todos las órdenes que sirvieron para mitigar el rigor de la autoridad; ha precipitadamente rápidamente a través de una serie de terribles revoluciones que han dejado la propiedad destrozada, ha hecho estragos en las artes, derrocado ciudades, las provincias desoladas, ha dejado las regiones sin gente, teñido de carmesí su tierra con sangre, y la ha ahogado en el crimen, en la pobreza, y en la miseria; . . . Este sistema hórrido parecía por un momento amenazar la subversión de la sociedad civilizada y la introducción de un desorden general entre la humanidad. Y aunque los males espantosos que han sido sus primeros y únicos frutos, han dado una verificación de su progreso, será temido que el veneno se ha extendido demasiado ampliamente y ha penetrado demasiado profundo para ser fácilmente erradicado. Su actividad se ha suspendido, pero los elementos permanecen, preparándose para nuevas erupciones cuando la ocasión lo permita. Será en gran forma aprehendido que la humanidad no está cercana al fin de los infortunios que se calculaba debía producir, y que todavía se pronostica un largo tren de convulsión, revolución, carnicerías, devastación y miseria. Los síntomas del predominio demasiado grande de este sistema en los Estados Unidos son alarmantemente visibles. Fue por su influencia que se hicieron intentos de embarcar a este país en una causa común con Francia en el período temprano de la presente guerra; para inducir a nuestro gobierno a sancionar y promover sus odiosos principios y visiones con la sangre y el tesoro de nuestros ciudadanos. Ha sido por su influencia que cada revolución subsiguiente ha sido aceptada o excusada; todo los horrores que se han cometido justificado o aminorados; que incluso la última usurpación, la cual contradice todos los principios ostensibles de la Revolución, han sido consideradas con complacencia, y la constitución despótica engendró por él, astutamente se mantuvo como un modelo no indigno de imitación. En el progreso de este sistema, la falta de piedad y la infidelidad han avanzado con pasos gigantescos. Crímenes prodigiosos hasta aquí desconocidos entre nosotros, ahora se ven. . . "

¡Nosotros los de los años 1950 estamos tan familiarizados con los resultados aquí previstos, que difícilmente podemos comprender qué habilidad fue necesaria, en los años 1790, tan claramente para preverlos! Desde de Luchet, antes del Reino del Terror ("una serie de calamidades en que el fin está perdido en la oscuridad de tiempo. . . un fuego subterráneo ardiendo eternamente y surgiendo adelante periódicamente en violentas y devastadoras explosiones") hasta Alejandro Hamilton después de lo cual ("los elementos permanecen, preparándose para nuevas erupciones cuando la ocasión lo permita. . . la humanidad no está cercana al fin de los infortunios que se ha calculado provocará. . . un largo tren de convulsión, revolución, carnicerías, devastación y miseria") la forma de nuestro siglo fue predicha más claramente y con precisión.

El resultado neto de todo este conocimiento previo, por lo que se refiere a la precaución, fue la nada. Inútilmente pero masivamente, todo ocurrió tal como estos hombres, los Burkes y Barruels, los Robisons y Morses previeron; como un sonámbulo, Occidente pisó por todo el camino trazado lleno de minas. Los profetas anti-revolucionarios fueron bajados a gritos; los oradores y escritores revolucionarios tomaron el debate y fueron aplaudidos. [158]

Las guerras de Napoleón ayudaron a desviar la atención pública del complot y la organización que había sido descubierta. Diez años después de la revolución francesa, los documentos del Illuminati y de la revolución francesa estaban siendo olvidados; la masa pública empezó a creer que la sociedad secreta estaba de verdad muerta, o que nunca había jugado un rol en la revolución, o que no importaba. Veinte años después de la revolución francesa, el Illuminati estaba tan ocupado como siempre. Nada había cambiado, excepto que los seguidores de la secta en Inglaterra y Norteamérica habían tenido éxito, a través de su poder sobre la información publicada, engañando la mente pública y difamando a todos aquellos que entregaron advertencias.

Este último conocimiento sobre el Illuminati es reciente; La investigación de la Señora Nesta Webster lo descubrió. Viene de las cajas de la policía de Napoleón, las cuales ahora han vertido su contenido a los estudiantes e historiadores. Éstos muestran que, dos décadas después de la revolución y en víspera de la propia caída de Napoleón, el Illuminati estaba muy vivo, y sseguía su objetivo sin desviarse.

François Charles de Berckheim fue un comisionado especial de la policía en Mayence bajo el Imperio, y también era Francmasón. Informó en 1810 que el Illuminati tenía iniciados por toda Europa y estaba trabajando firme para introducir sus principios en las Logias de la Francmasonería: "El Illuminismo se está volviendo un enorme y formidable poder. . . los reyes y la gente tendrán mucho que sufrir por esto, a menos que la previsión y la prudencia quiebren su espantoso mecanismo". Un informe posterior, de 1814, confirma totalmente la disputa principal de los Sres. Barruel, Robison y Morse en 1797-1799 sobre la persistencia de la sociedad secreta:

"La asociación más vieja y más peligrosa que es generalmente conocida bajo la denominación del Illuminati y de la cual su fundación va atrás, hacia la mitad delúltimo siglo. . . la doctrina del Illuminismo es subversiva de cada tipo de monarquía; libertad ilimitada, nivelación absoluta hacia abajo, tal es el dogma fundamental de la secta; para romper los lazos que ligan al soberano con los ciudadanos de un estado que es el objetivo de todos sus esfuerzos."

Veinte años después del acto de penitencia pública realizado por el Duque de Brunswick, Berckheim registró que "entre los jefes principales. . . se numeran hombres distinguidos por su fortuna, su nacimiento, y de dignidades con las cuales ellos fueron investidos". Él creyó que algunos de éstos eran "no las víctimas de estos sueños demagógicos" sino que "esperan encontrar en las emociones populares que ellos avivan, los medios para tomar las riendas del poder, o de todos modos, aumentar su riqueza y créditos; pero la muchedumbre de adeptos cree religiosamente en él. . . "

El cuadro entregado en estas palabras (que recuerdan las de Luchet, de veinticinco años antes) es, o debe ser, familiar hoy en día, porque nuestra generación ha mostrado nuevamente esa avaricia por el poder que lleva a las personas adineradas o muy conocidas, a asociarse con movimientos, aparentemente hostiles a su riqueza o renombre, en la creencia que a través de ellos, pueden volverse aun más ricos o más notables.

Berckheim entonces, da una descripción de la organización y los métodos del Illuminati los cuales reproducen el cuadro entregado por la correspondencia de Weishaupt de 1786, [159] y podría ser igualmente una fotografía del Comunismo trabajando en nuestro siglo. El siguiente extracto muestra un grupo de 20 reconocibles caracteres del Siglo Veinte, a los cuales cualquier atento estudioso de nuestro tiempo podría encajar nombres, y este fue escrito en 1813:

"Como la fuerza principal del Illuminati yace en el poder de opiniones, ellos se han dispuesto desde el principio para hacer prosélitos entre los hombres que a través del ejercicio de su profesión ejerzan una influencia directa en las mentes, como literatos, sabios y sobre todos, profesores. El último en su cátedra, el anterior en sus escritos, propagan los principios de la secta enmascarando el veneno que ellos hacen circular bajo mil formas diferentes. Estos gérmenes, a menudo imperceptible a los ojos del vulgo, se desarrollados posteriormente por los adeptos de las Sociedades que ellos frecuentan, y la redacción más oscura es llevada así a la comprensión de los que menos disciernen. Es sobre todo en las universidades donde el Illuminismo siempre ha encontrado y siempre encontrará numerosos reclutas; Esos profesores que pertenecen a la Asociación comienzan primero a estudiar el carácter de sus alumnos.
Si un estudiante da evidencias de una mente vigorosa, una imaginación ardiente, la secta de inmediato ponen sus ojos en él; hacen sonar en sus orejas las palabras Despotismo, Tiranía, Derechos de las Personas, etc, etc. Antes de que él pueda atar siquiera algún significado a estas palabras, mientras crece en años, leyendo trabajos escogidos para él, conversaciones hábilmente preparadas, desarrollan el germen depositado en su cerebro juvenil. Pronto, su imaginación fermenta. . . Por fin, cuando ha sido completamente cautivado, cuando varios años de pruebas garantizan a la sociedad el secreto inviolable y la devoción absoluta, se le da a conocer que millones de individuos distribuidos en todos los Estados de Europa comparten sus sentimientos y sus esperanzas, que un eslabón secreto liga firmemente a todos los miembros esparcidos de esta inmensa familia, y que las reformas que él desea tan ardientemente, más temprano o más tarde habrán de llegar. Esta propaganda se da más fácilmente por las asociaciones de estudiantes existentes que se reúnen para el estudio de literatura, para sentirse en grupos, por deportes o incluso para el libertinaje. Los Illuminados se insinúan en todos estos círculos y los convierten en terreno fértil para la propagación de sus principios. Tal es entonces el modo incesante de la Asociación para progresar desde sus orígenes hasta el presente momento; esto es en congregar desde la niñez el germen del veneno en las clases más altas de la sociedad, alimentando las mentes de estudiantes en ideas diametralmente opuestas a ese orden de cosas bajo las cuales ellos tienen que vivir, rompiendo los lazos que los ligan a los soberanos, que el Illuminismo ha reclutado un gran número de adeptos. . . "

Así el Illuminismo sobrevivió y floreció en la oscuridad después que sus "adeptos" en las oficinas editoriales, las cátedras universitarias y en púlpitos, habían derrotado el clamor público por su extirpación. Desde entonces, para unas cinco generaciones la cosa ha continuado: una proporción de hombres notables y una proporción de hombres jóvenes en las universidades han incitado a cada generación subsiguiente a ser seducidos en esta red. La única contra-medida que daría a los mayores una pausa y abrir los ojos de los jóvenes incautos serían la clara información pública sobre la revolución mundial [160] y sus métodos, y eso se ha negado de generación en generación, de tal manera que la secta secreta ha mantenido su poder y apoyo. Puede haber sólo una explicación para esta negativa de los gobiernos, de generación en generación, a investigar y exponer: a saber, que en estos días tal como en aquellos de Weishaupt, la secta tiene sus "adeptos" en los gobiernos mismos; de lo cual nuestro siglo ha entregado suficiente evidencias.

¿Qué del propio Weishaupt, veinte años y más después de su exposición y la proscripción de su orden? En 1808 fue interrogado sobre un punto del ritual masónico y su interrogatorio logró el conocimiento de un miembro eminente del Gran Oriente, el Marqués de Chefdebien, quien entonces escribió en una carta a un amigo que el Illuminismo había proporcionado los hombres que "avivaron la revuelta, la devastación, y los asesinatos": Cuando Weishaupt murió, en 1830, su orden estaba probablemente más fuerte de lo que había sido alguna vez, pero estaba a punto de cambiar su nombre; la misma organización, con los mismos objetivos, emergería en 1840 como Comunismo. Esa extensa historia pertenece a los capítulos posteriores, y a estas alturas la presente narrativas toma licencia de Adam Weishaupt, el hombre cuyo nombre se identifica para siempre con la emergencia de la revolución-mundial como una idea permanente y ambición, propagada por una organización permanente de conspiradores secretos en todas los países, y no teniendo nada que hacer con remediar la opresión o la injusticia; estos males que deseaba agravar y perpetuar.

Quienquiera fuesen sus promotores, sin importar cual fuera la fuente original de su gran conocimiento de la debilidad humana, Weishaupt, tal como la Señora Nesta Webster dice, "recogió en sus manos los hilos de todas las conspiraciones, pudo tejerlas juntas en un gigantesco esquema para la destrucción de Francia y el mundo". En su ejército de hombres de todas las clases y de las visiones más diversas, fueron unidos juntos por ataduras de infamia que parecían tan fuertes como aquellas de la fe y el honor: El admirable sistema de "Weishaupt de compartimentar a prueba de fugas les mantuvo alejado del conocimiento de estas diferencias y todos ellos marcharon, inconscientemente o no, hacia la misma meta."

Si había corrientes diferentes de descontento antes, Weishaupt las fundió en una. Con él y el Illuminismo, "la vaga teoría subversiva se transformó en la revolución activa"; el staff general fue formado, las operaciones de batalla fueron desplegadas, el objetivo clarificado. Hoy, casi doscientos años después, la consecuencia de eso también está clara: la revolución-mundial de total-destrucción debe prevalecer sobre la Cristiandad y Occidente, reduciéndolos a ambos a ruinas, o ser ellos mismos aplastados y desmembrados. No existe ninguna tercera solución o curso en el medio o un fin diferente al conflicto que se reveló en 1786. Los principales hombres públicos y los devotos de la secta lo visualizaron desde la partida. En 1875 Monseñor Dillon concisamente declaró el hecho inalterable:

“Si Weishaupt no "hubiese vivido, la Masonería podría haber dejado de ser poder después de la reacción consecuente por la revolución francesa. Él le dio un forma y un carácter que le llevaron a sobrevivir a esa reacción, a darle una energía hasta el presente día, y que lo llevará adelante hasta que su conflicto final con la Cristiandad deberá determinar [161] si Cristo o Satanás reinarán en esta tierra finalmente."

Este libro es un estudio del "asunto judío" como la pregunta más importante en los asuntos internacionales en el presente; aun así el capítulo actual (el más largo hasta aquí) sobre la revolución-mundial no ha hecho ninguna mención del asunto judío o de los judíos. Hay una razón para esto. Cincuenta años después de la revolución francesa, la revolución-mundial estaba bajo la dirección Judaísta, pero la instigación original de los Judaístas de la revolución-mundial en su fase francesa, no puede ser demostrada. Por consiguiente, la posibilidad está abierta que la revolución-mundial no fue en sus inicios una empresa Judaísta, sino una en que la secta gobernante del Judaísmo se hizo accionista mayoritario posteriormente. Nada definido puede establecerse de cualquier modo; el encubrimiento de las huellas, es el primer principio de las tácticas revolucionarias.

Aparentemente los judíos jugaron un rol muy pequeño o ningún rol en la Conspiración maestra (la de Weishaupt y su Illuminati) y simplemente una parte proporcional con todos los otros, en la revolución francesa. Acerca de lo primero, la autoridad principal en este asunto, la Señora Nesta Webster, dice "los judíos parecen haber sido admitidos sólo en raros casos en la Orden". Leopold Engel, un carácter misterioso que reorganizó la orden en 1880, va más allá, declarando que el reclutamiento de judíos fue prohibido. Por otro lado, Mirabeau, un importante Iluminati y revolucionario, se identificó a sí mismo con las demandas y pretensiones de los Judaístas, así que cualquiera restricción en la aparición real de judíos en la Orden puede haber sido un dispositivo de "encubrimiento", del tipo que Weishaupt sostuvo era de suma importancia.

Las mejores autoridades del momento estaban de acuerdo que el Illuminati eran los instigadores de la revolución y que ellos eran hombres de todos los países. El Chevalier de Malet dice, "Los autores de la revolución no son más franceses que los alemanes, italianos, ingleses, etc. Ellos forman una nación particular que nació y ha crecido en la oscuridad, en medio de todas las naciones civilizadas, con el objeto de sujetarlos a su dominio". Éste es el cuadro que el estudioso de hoy también puede obtener del estudio de la literatura de la revolución francesa; es completamente diferente del cuadro de la revolución rusa de 1917, a la cual las palabras no podrían aplicarse.

En la revolución francesa misma (como distintivo de la conspiración anterior) el rol jugado por los judíos está bastante claro, pero parece haber sido ese de"complicidad en el desorden" que les atribuye el Corán, en lugar del control o dirección. De hecho, es a menudo difícil distinguir a los judíos, como tal, en los archivos de ese tiempo, porque los escritores de aquellos días no los separaron así. Es más, la revolución en su fase francesa, parecía estar contra toda la religión y todo nacionalismo (en la fase rusa, nuevamente, ya no fue el caso). Así, la chusma que llevó cruces y cálices a la asamblea revolucionaria, mientras las iglesias de París estaban siendo entregadas a las "Fiestas de la Razón", también incluían a judíos que contribuyeron con ornamentos de la sinagoga para demostrar la profanación. Nuevamente, en "el Templo de Libertad", un ciudadano "planteó los prejuicios de la religión judía" emprendiendo para demostrar "que todos los formas de culto son imposturas [162] igualmente degradadas para el hombre". Alexandre Lambert hijo, entonces dio voz a esta protesta contra la esclavitud del Talmud:

"La mala fe, ciudadanos, de la cual la nación judía es acusada, no viene de ellos mismos sino de sus sacerdotes. Su religión que sólo les permitiría prestar a aquellos de su nación con un 5 por ciento de interés, les dice que tomen todos lo que ellos puedan de los Católicos; incluso se santifica como una costumbre en nuestras oraciones de la mañana, solicitar la ayuda de Dios para entrampar a un Cristiano. Hay más, ciudadanos, y es el clímax de la abominación; si se comete cualquier error en el comercio entre judíos, piden que ellos hagan reparación: pero si en 100 louis un Cristiano pudo haber pagado 25 de más, uno no está obligado a devolvérselos. ¡Qué abominación! ¡Eso es un horror! ¿Y de dónde viene todo eso sino de los Rabinos? ¿Quién ha excitado las proscripciones contra nosotros?¡Nuestros sacerdotes! Ah, ciudadanos, más que de cualquier cosa en el mundo debemos abjurar de una religión que. . . sujetándonos a prácticas tediosas y serviles, hace imposible para nosotros ser buenos ciudadanos". (*)

Si los Judíos se identifican en cualquier parte como Judíos (no simplemente como participantes) en los peores hechos de la revolución, esto está en la jactancia judía, no por la imputación Gentil. Por ejemplo, escritores como M. León Kahn va más lejos de su forma en asociar a los judíos, con nombres, con el ataque al rey y a la religión, y eso lo hace cien años después de los eventos. Éste es un ejemplo del esfuerzo trabajado, el cual puede encontrarse en mucha literatura Judaísta para mostrar que nada de este tipo puede pasar en el mundo sino es por la mano de Jehová, es decir, de los judíos. M. León Kahn aparentemente no podría imaginar la revolución francesa en alguna otra condición que aquella de Daniel y Belshazzar. Pero para la revolución rusa, M. León Kahn puede ser olvidado; una vez más, son nuestros días actuales quienes dan una mirada de verdad a los antiguos eventos.

En los eventos posteriores a la revolución francesa, los judíos, a través de sus líderes, pareciera que simplemente transformaron una situación en su favor, ya que estaban facultados para hacerlo. Sin embargo, a la luz de lo que lo siguió después es significativo que los judíos que ganaron eran los "judíos Orientales", y que estos non-semitas convertidos al Judaísmo en ese momento hicieron su primera brecha en los muros de Occidente.

La mayoría de los judíos en Francia eran Sepharditas, descendientes de esos judíos españoles y portugueses que tenían alguna tenue tradición, por lo menos, que los unía con Palestina. Cualquier inhabilidad aun sufrida por estos judíos asentados de largo tiempo fue finalizada por el decreto de 1790 que les daba todos los derechos de ciudadanos franceses. En Alsacia,

 

(*) La línea puesta en itálica en esta cita da una oportunidad histórica de comentar que cuando Alexandre Lambert hijo, habló así, el período rabínico en la historia Judaísta había recién comenzado. Antes de 1772, cuando Polonia fue dividida, había existido siempre un gobierno o dirección visible, centralizada dirigiendo la autoridad para toda la Judería. En el comienzo fue el sacerdocio de los Levitas, en Jerusalén y Babilonia. Bajo Roma fue el partido político dominante, los Fariseos, que estaban en el efecto en el gobierno. Después de la caída de Jerusalén y la dispersión fue el "gobierno móvil Talmúdico" en Palestina, Babilonia, España y Polonia. Después de esto se perdió de vista, en 1772 el período "rabínico" comenzó, como la autoridad sobre la totalidad de la congregación de la Judería, hasta donde fue manejado, fue ejercido por todas partes por los Rabinos. Entre éstos, naturalmente, existían hombres de cada grado de creencia y temperamento, desde el más extremo al más templado; pero el presente siglo ha mostrado que la mayoría de ellos, tal como en los períodos anteriores en la historia judía, siguió literalmente la "Ley" del Judaísmo que desde el punto de vista Gentil, por supuesto, es extremismo en su forma más extrema. [163]

una comunidad de Ashkenazis, judíos eslavos, había aparecido y estos visitantes de Rusia fueron muy detestados, por lo que la propuesta para entregarles la ciudadanía provocaría tormentosos debates en la Asamblea revolucionaria y una insurrección entre los campesinos alsacianos. En esta ocasión se oyeron nuevamente las advertencias con las cuales los siglos anteriores se habían hecho familiares. El Abbé Maury les dijo a los diputados ciudadanos, "Los judíos han atravesado diecisiete siglos sin mezclarse con otras naciones. . . Ellos no deben ser perseguidos, ellos deben protegerse como individuos y no como franceses, ya que ellos no pueden ser ciudadanos. . . Cualquier cosa que usted haga, siempre seguirán siendo extranjeros en nuestro medio". El Obispo de Nancy concurrió; "Se les debe otorgar protección, seguridad, libertad; pero..¿Debemos admitir en la familia una tribu que es extranjera a ella, que vuelve sus ojos incesantemente hacia un país común, que aspira a abandonar la tierra que lo hospeda? El interés de los judíos mismos hace necesaria esta protesta."

Los judíos Sepharditas también protestaron: "Nos atrevemos a creer que nuestra condición en Francia no estaría abierta hoy a la discusión si ciertas demandas de los judíos de Alsacia, Lorraine y los Tres Obispados no hubiesen causado una confusión de ideas las cuales pareciera que se reflejan en nosotros. . . A juzgar por los papeles públicos ellos parecen ser bastante extraordinarios, ya que estos judíos aspiran a vivir en Francia bajo un régimen especial, tener leyes particulares para ellos, y constituir una clase de ciudadanos separada de todos los otros."

Esta protesta judía (una recurrente a través de los tiempos hasta nuestros días, y siempre ignorada por los gobernantes Gentiles) era tan vana como esa de 30 años antes en París, donde los comerciantes protestaban contra la apertura de sus corporaciones a los judíos:

"El comerciante francés lleva su comercio solo; cada casa comercial esta de alguna forma aislada; mientras que los judíos son partículas del metal mercurio que a la menor inclinación corren junto en un bloque".

A pesar de toda la oposición, el decreto que emancipaba a los judíos de Alsacia fue aprobado en 1791. Cuando Napoleón tuvo éxito en alcanzar el poder, un problema judío de primer orden había sido creado para él y (después de su fracaso para resolverlo) para el mundo.

De este momento la secta gobernante de la Judería inclinaría todos sus esfuerzos en reducir la autoridad de los judíos Sepharditas originales y aumentaría aquella de sus compactos Ashkenazis en Oriente; desde este momento los Ashkenazis comenzaron a pasar a Europa (y después a Norteamérica), para asumir la dirección de la revolución-mundial y llevar a todas partes con ellos, el ataque a todo gobierno legítimo, religión y nacionalismo.

Ese desarrollo siguió a la revolución francesa, o primera fase de la revolución mundial la cual fue como abrir una puerta o la ruptura de un dique. Hasta ese momento, todo lo que podrían decirse con justicia respecto a los judíos en la revolución era que ellos habían estado envueltos en ella tal como otros hombres, y que se habían beneficiado de ella más que otros hombres. La continuación se transformó en una luz diferente para todo esto, y comenzó a mostrar la dirección Judaísta, ya no sólo en envolvimiento.

Para el medio-siglo que siguió la revelación del plan para la revolución-mundial [164] y su erupción en Francia, los procesos históricos de la Judería y de la revolución-mundial ya no permanecerían separados o distintos; ellos convergieron. La continua conspiración y "los judíos" (en el sentido de la secta dominante) fue entonces idéntica y ya no podría ser considerada aparte. Desde la mitad del Siglo 19 la revolución-mundial está bajo la dirección judía; cualquiera hayan sido los hechos anteriores, pasaron entonces a estas manos.

El testigo con autoridad, cuyas palabras (como las anteriores de Luchet, Alexander Hamilton y Edmund Burke) fueron confirmadas totalmente por los eventos, fue Benjamín Disraeli, Primer Ministro de Inglaterra.

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