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Capítulo 22
Los gestores
Cuando la dirección judía de la revolución-mundial llegó a ser discernible a
mediados del último siglo, era dirigida por los judíos Ashkenazis (Orientales, o
eslavos). Los judíos Sepharditas (Occidentales, o ibéricos) estaban masivamente
opuestos a ella. Esta dirección estaba dirigida tanto contra ellos como contra la
Cristiandad, ya que la emancipación en Europa había llevado a una medida
sustancial de asimilación en su caso; ellos estaban liberándose del agarre de los
superiores gobernantes del Judaísmo, quienes se enfrentaban a la pérdida de su
poder sobre ellos a través de la integración judía en la humanidad. La segregación
era vital para el Judaísmo Talmúdico y la integración era letal.
En ese punto ellos lanzaron a los "judíos Orientales" a la contienda, cuya
emergencia como un cuerpo separado de judíos coincidió con el surgimiento de la
revolución-mundial. Antes de entonces, Occidente solo conocía a los "judíos" yéstos eran los judíos Sefarditas. Aludiendo al período cuando Disraeli comenzó a
hablar de la dirección judía de la revolución, el Dr. Kastein dice, "Desde este
momento en adelante es posible hablar de judíos Occidentales y de judíos
Orientales.
De hecho estas castas separadas habían existido durante aproximadamente mil
años; lo que el Dr. Kastein quiere decir es que los judíos Orientales en ese
momento, surgieron como un cuerpo distinto, movilizados por el gobierno rabínico
para la acción contra los emancipados judíos Sefarditas de Occidente y contra el
Occidente mismo.
Hasta ese momento los judíos Occidentales habían sido sólo levemente conscientes
de estos judíos Orientales, y para el Occidente Cristiano ellos eran desconocidos. Su
cohesión como masa, y la energía que se había almacenado en ellos por muchos
siglos de absolutismo rabínico en los ghettos, hizo de ellos, cuando entraron en
Occidente, la más poderosa de las fuerzas que conformaron los eventos del Siglo
20. Ellos eran el mejor material para los propósitos que les fueron designados.
Racialmente de orígenes bárbaros asiáticos, durante siglos habían recibido un
entrenamiento Talmúdico en una reglamentación tan estricta como aquella de
cualquier despotismo Oriental de la antiguedad.
En la gran estrategia que se desplegó durante el Siglo 19 fueron empleados para un
doble propósito, y con habilidad fueron usados para lograr esos fines, tan
contradictorios, que su éxito simultáneo, visto por cualquier observador racional,
debe haber parecido como imposible de alcanzar antes que de hecho ocurrieran.¡En Rusia misma fueron usados, como una masa para arruinar la emancipación
(ya que así no habría ninguna esperanza de reclamarle a los judíos emancipados de
Europa Occidental si éstos hubiesen visto que también se emanciparon los judíos
Orientales). Para el mundo exterior fueron descritos simultáneamente, incluso
mientras bloqueaban el proceso de emancipación en Rusia, como siendo víctimas
de una cruel persecución "antisemita" que perversamente les negaba la
emancipación!
Dado el control de los modernos medios de comunicación de masa y de sugestión
masiva es posible impresionar la mente de la multitud con falsas imágenes de lo
que está pasando en otra parte, y bajo el hechizo de tales nociones falsas para
incitarlos a la guerra misma. Durante el último siglo los políticos de Occidente
comenzaron habitualmente a declamar contra la persecución de los judíos en
Rusia, mientras esos judíos, bajo una [177] dirección rigurosa, estaban siendo
incitados a destruir la emancipación por todos los medios concebibles.
Para que el lector no dude, debo agregar que el cuadro entregado aquí es
históricamente auténtico, y es confirmado por las autoridades Judaístas. Entre
otros por el Dr. Kastein que dice, "La gran mayoría de judíos ofreció una amarga
resistencia pasiva a todo 'intento de mejoras'". Sin embargo, esta resistencia no
fue en absoluto "pasiva" sino que también tomó formas letales. El Dr. Chaim
Weizmann probablemente es la mejor autoridad en este período, y su trabajo se
citará extensivamente en lo que sigue. Los Ashkenazis en los ghettos (en sus
organizaciones Comunistas y Sionistas) fueron inspirados para obstruir la
emancipación con cada dispositivo posible (incluso con el asesinato en el último
recurso) mientras la historia de su persecución fue martillada, como una
advertencia intimidatoria, en la conciencia de los judíos Occidentales y, como una
justa demanda por auxilios, en la conciencia de los Cristianos Occidentales.
Los políticos Gentiles de Occidente presentaron esta falsa imagen a sus pueblos
como verdad, ya que habían encontrado que los judíos poderosos, en todos los
países, estaban en capacidad de apoyar a los Partidos favorables por ellos con
dinero, apoyo de la prensa y votos; el retorno que ellos requerían era el apoyo por la
causa de los judíos "perseguidos" en Rusia y para el "retorno" a Palestina. En el
efecto esto significaba que los políticos que buscaron estos favores tenían que
subordinar el interés nacional a dos causas que eran finalmente destructivas de
todas las nación-estados: la revolución y la ambición para adquirir territorio para la
raza dominante. Éste fue el proceso por medio del cual, tal como Disraeli dijo en Lothair (1870) "la democracia ha degradado a estadistas en políticos". De esta
manera también el estado mental de la masa comenzó a tomar forma, que no
podría tolerar alguna impugnación, no importando que fuese totalmente probada,
de la leyenda de una persecución judía permanente y de una enfermedad endémica
en los Gentiles (una epidemia en ese momento en Rusia llamada "antisemitismo").
Cuando era peligroso creer que el mundo era redondo, la multitud oralmente
estaba de acuerdo que era plana; esta condición fue reproducida, con respecto a la
propaganda del Judaísmo Talmúdico, en el siglo 19, con los resultados que se han
visto en este siglo 20.
Los judíos Occidentales eran mucho menos sensibles que los políticos Occidentales
a estas dos corrientes de Oriente. Estos judíos originales, en quienes la tradición
Sefardita y el linaje continuaba, estaban moviéndose hacia la integración, o por lo
menos hacia un envolvimiento, disminuyendo las fricciones, con la humanidad.
Ellos intuitivamente temieron la presión creciente desde Rusia y, recordando el
infeliz final de los largos y prósperos siglos en España, estaban llenos de
presentimientos al pensar en sus posibles consecuencias. Recuerdo, de mi propio
tiempo en Europa, cómo los judíos Occidentales desconfiaban y temían a estos
judíos Orientales, en quienes vieron la amenaza espectral de un retorno forzado a
los ghettos y al absolutismo rabínico. El judío alemán estaba entonces habituado a
referirse a "diese Ostjuden" (¡esos judíos Orientales!) con aversión; el judío
Oriental por su parte, cuando después de la primera guerra mundial hizo su
entrada desde Rusia y Polonia en Alemania, hablaban con desprecio de los judíos
asentados allí como "diese Berliner" (¡esos Berlineses!). [178]
El consejo de administración rabínico de la Judería, en su centro de seguridad
Oriental, se preparó para usar a estos tártaros Judeizados de Rusia contra los
judíos emancipados de Occidente y contra el propio Occidente. La vida secreta de la
Judería ha hecho el recuento de las cabezas judías imposible en todos los períodos.
Esta falta de alguna cifra fidedigna de la población judía le permitió hace un siglo a
la secta gobernante comenzar, y en nuestros días casi completar, una asombrosa
operación biológica: ¡ellos han transformado a casi todos judíos en Ashkenazis!.
A finales del Siglo 18 los judíos conocidos en Occidente eran los Sefarditas, quienes
heredaron por lo menos una tenue tradición, un hilo frágil que les conducía atrás, a
través de España hasta África, uniéndoles a una leyenda de orígenes Cananitas. ¡A
mediados del presente siglo estos judíos fueron declarados por los superiores de la
Judería como casi extintos! Un informe presentado en la Segunda Conferencia
Mundial Sefardí que se realizó en Nueva York en 1954, declaraba que la población
mundial judía era de 11.763.491; y que sólo 1.744.883 (o sea el 15 por ciento) de
estos judíos eran Sefarditas; y que meramente 52.000 de estos Sefarditas vivían
en Europa (qué previamente sólo había conocido judíos Sefarditas) y en todo el
Hemisferio Occidental.
Los procesos normales de nacimiento y muerte no podrían haber llevado a cabo
esta magia. Evidentemente los Sefarditas tal como las diez tribus de Israel hace casi
tres mil años, habían sido declarados desaparecidos porque "dejaron de creer que
ellos tenían un destino aparte de sus prójimos". Los Ashkenazis han sido otorgados
con la herencia de Judah, "una orden de existencia fundamentalmente diferente de
las personas alrededor... ningún proceso de asimilación con otros... ¡diferenciación
absoluta". ¡Y así casi todos los judíos han sido declarados ahora Ashkenazis! De
esta forma los superiores del Judaísmo han cancelado las masas dos veces, por
golpes de una pluma. Los Sefarditas han sido excomulgados por la misma razón
que los Israelitas, pero obviamente ellos se mantienen vivos en la verdad, algunos
se integraron en la humanidad, algunos se segregaron en el Judaísmo original.
La identificación de los judíos Orientales con la revolución-mundial, hace un siglo
atrás, no puede haber ocurrido por casualidad o por inclinaciones individuales,
porque ellos eran gobernados despóticamente. El régimen de los rabinos en el
Oriente era casi absoluto y las comunidades en los ghettos obedecían sus órdenes,
como portadores de leyes Dios-promulgadas y magistrados, en cada acto de la vida
diaria. Durante 1930, cuando observé una buena parte de tales comunidades judías
Orientales, en Polonia y en Ruthenia, ellos aun vivían una vida de aislamiento,
inimaginable para la mente Occidental hasta que fuera observado. Un movimiento
masivo de estos judíos Orientales en el campo revolucionario (o en cualquier otro
campo) no podría ocurrir sin la guía rabínica, ya que las penas por desobediencia
en aquellos confines Talmúdicos, eran horribles (yo he citado la autoridad judía
que testifica que los rabinos a veces animaron el linchamiento si las circunstancias
locales les negaban la posibilidad de dictar abiertamente la pena de muerte [179]
prescrita por la Ley.) (*)
Por consiguiente el movimiento masivo dentro del campo revolucionario debe ser
considerado como una de política de alto nivel, dirigido después de una plena
consideración por ese gobierno judío que se transfirió a Polonia después de la
expulsión de España y que desapareció de la vista de los hombres en la división de
Polonia en 1772. Contemplado en esa perspectiva histórica, el propósito triple del
gran plan quedó claro, y los eventos los han demostrado.
Primero, a través de la revolución el proceso de emancipación (y con ello el de
asimilación judía en Occidente) fue invertido y la supremacía de la secta
gobernante en la Judería se mantuvo. Segundo, a través de la revolución podría
tomarse venganza de la Cristiandad por la expulsión de España, o quizás por la
existencia de la Cristiandad misma (ya que esa es la afrenta y el Talmud es en
efecto la respuesta). Tercero, la revolución promovería el cumplimiento de La Ley
que ordenaba la ruina de los paganos y el triunfo del Pueblo Escogido o de todos
formas, de la secta, que usaba ese término engañoso.
Una ambición que quizás no fue muy tonta entre las tribus del cercano Oriente y en
el pequeño espacio del mundo conocido en el 500 A.C., así se transformó en el
megalómano de nuestra era global que está dando testimonio de un intento por
imponer una antigua ley tribal nacida en los pequeños feudos de pequeñas tierras
antiguas en el mundo. Los Gentiles están inclinados a imaginar que La Ley que
gobierna esta tarea es aquella que puede ser encontrada en la Torah, o en el
Antiguo Testamento, que él comparte con el judío, pero esto no es verdad. El
Antiguo Testamento contiene una elevada ley de rectitud y comportamiento de
vecindad e inspiradas vislumbres de la "casa universal de oración de todos los
pueblos". Esta Ley fue rechazada por Judah, y la Torah incluye las interpolaciones y
cancelaciones que la anulan; pero de todos modos las contiene a ambas; son dos
libros, y cualquier hombre puede escoger el que le parece ser la palabra de Dios. De
hecho eso es lo que hizo la Cristiandad; tomó del Antiguo Testamento, y la aplicó
para sí mismo, esas partes de la Torah que tiene una aplicación universal, e ignoró
las inserciones Levíticas que anularon los mandamientos morales.
Pero la Ley Judaica bajo la cual el rabinato Oriental dirigió a los judíos Orientales
(*) Esta administración rabínica de la Ley Judaica dentro de las comunidades judías continúa hoy en Norteamérica, Inglaterra y en otros países Occidentales. En 1955 un comerciante judío de Leeds, Inglaterra, cayó bajo la sospecha judía de haber permitido que algunos de los 223 tanques británicos antiguos, llegaran a Egipto, un vecino del estado Sionista. No se levantó ninguna queja con respecto de su venta a otros países, y la transacción, o su destino, todo era legal bajo la ley británica. La supuesta venta a Egipto, por sí misma, fue llevada ante una corte judía, el presidente de la cual declaró ante la Prensa británica que si el hombre fuese encontrado limpio, los resultados de la corte se "aceptarán sin preguntas por la comunidad" judía, pero si él no lo fuera "nosotros tenemos nuestras formas como comunidad para tratar con un trasgresor."
La palabra "trasgresor" se relaciona con la ley rabínica Judaica, de tal manera que esta fue una alusión pública que un hombre que ha sido encontrado "trasgrediendo" esa ley, podría ser castigado, sin tener en cuenta su inocencia o culpa bajo la ley del país del cual era un ciudadano.
En este caso la acción tomada cruza la política Estatal a sus niveles más altos, aquellos de política exterior y de la defensa nacional: ya que la política exterior y la defensa nacional no puede ser conducida en el interés nacional si secciones de la comunidad pueden anular la política gubernamental dictando la opción de países extranjeros a los cuales se les puedan vender armas, y castigando a los "transgresores". Este caso, sin embargo, sólo fue excepcional por la publicidad que recibió. Acerca de esto, hasta donde yo pude juzgarlo, no despertó gran interés público o sentimientos, o si lo hizo, no le fue permitido que encontrara expresión en los periódicos. Éste fue un ejemplo de la extensión hasta donde la discusión pública o la crítica de cualquier acción tomadas por los poderes gobernantes de la Judería habían sido silenciados en Occidente en 1955.[180]
en el campo revolucionario es aquella del Talmud, del cual "el judío moderno es el
producto" (Sr. Rodkinson, previamente citado). El Talmud no contiene alguna
elevada ley de rectitud aplicable a todos los hombres, sino que establece el credo a
Moloch, esquilado de aplicaciones universales; es un libro, no dos. Es la respuesta
inflexible a la Cristiandad: "los mandatos de justicia, de equidad, o caridad hacia el
prójimo, no sólo no es aplicable con respecto a los Cristianos, sino que constituye
un crimen en cualquiera que actúe diferente. El Talmud prohíbe expresamente
salvar a un non-judío de la muerte. . . devolverle bienes perdidos, tener piedad conél" (ex Rabino Drach, anteriormente citado). Ésta era La Ley de los eslavos
Ashkenazis en sus ghettos; los Ashkenazis bajo una dura dirección, se
transformaron en los ingenieros de la revolución-mundial; y según las autoridades
Judaicas, los Ashkenazis son ahora "los judíos", o el 85 por ciento de ellos.
Así una formidable secta secreta en partes de Rusia, poco conocida al mundo
exterior, entrenó a una masa compacta de seres humanos para un asalto sobre las
nación-estados de la Cristiandad y Occidente, y en el Siglo 19 comenzaron a liberar
la fuerza que habían generado. Durante los próximos ciento cincuenta años (hasta
el presente día) la fuerza revolucionaria trabajó en extender el efecto para romper
Occidente, siguiendo siempre el plan original mostrado en los documentos de
Weishaupt, y "hombres de raza judía" fueron constantemente encontrados a la
cabeza de esta. Los resultados han mostrado: Europa, alguna vez una masiva tierra
de nación-estados prósperas y viriles, es ahora un lugar de gente descarriada que
luchan para salir de la nueva Edad Oscura y volver a la luz nuevamente. Los efectos
se han extendido mucho más allá de Europa; El "principio destructivo" que
denunciaba Disraeli hoy golpea en las puertas de todo el mundo. Posiblemente
deberán pasar otros cientos de años antes que la fuerza que se soltó libre se
consuma a sí misma y los Ashkenazis (tal como los Sepharditas antes que ellos)
encuentren que la succión de la humanidad es demasiado fuerte para ellos, de tal
manera que el sueño Cabalista del dominio mundial se marchite.
Bajo La Ley esta destrucción no era un fin en sí mismo; era un medio para un fin
extendido en La Ley. La extirpación de las nación-estados iba a ser el preludio
esencial para el establecimiento de la nación-estado triunfante, la del pueblo
escogido en su tierra prometida. Así, a mediados del último siglo, una segunda
fuerza fue llevada para estar también en esas mismas áreas Orientales, gobernadas
por los Talmúdicos dónde la revolución-mundial recibió su forma e ímpetu.
Éste fue el Sionismo, la fuerza que fue puesta en movimiento para lograr "el
retorno" y establecer las fundaciones de la Nación-Estado suprema en Palestina.
Esta, la fuerza de la dominación, en cada fase del proceso de los últimos cien años,
marcó el paso con la fuerza de la revolución, y no podría lograrlo sin la otra fuerza.
El logro está claro: el "retorno" ha sido cumplido y la nación-estado del Pueblo
Escogido ha sido fundada; simultáneamente las nación-estados de otros pueblos,
esas castas que se encuentran fuera de La Ley, han sido reducidos o extinguidos. La
fuerza-dominante corrompió a los gobiernos de estos estados al nivel superior; la
fuerza-revolucionaria corrompió sus fundaciones a nivel de sus bases. [181]
El Dr. Kastein, habiendo afirmado que el gobierno judío (el "centro", con su
historia ininterrumpida de más de dos mil años) "dejó de existir" después de la
división de Polonia en 1772, afirma que cien años después, "un judío internacional"
había surgido. Él quiso decir evidentemente que el gobierno judío de los judíos
había dado forma a un Gobierno Judío de los gobiernos, y esto evidentemente es
verdad en nuestro tiempo.
Disraeli habló de "una red" de organizaciones
revolucionarias que cubrían la tierra como un sistema del ferrocarril; es la
descripción perfecta del mecanismo destructivo que se construyó. Para lograr el
propósito mayor tenía que existir otra red en la cima, y aunque Disraeli no usó una
palabra en este caso, la aludió cuando dijo, "El mundo está gobernado por
personajes muy diferentes de lo que se imaginan aquellos que no están tras las
cortinas”. Este es probablemente "el judío internacional" del cual habla el Dr.
Kastein, una liga de hombres poderosos y adinerados en la cima, bajo cuya
autoridad y reyes y príncipes en primer lugar y Presidentes republicanos y políticos
después, se encuentran por igual.
Estas dos máquinas trabajaron en sincronización, cada una promoviendo el
objetivo de la otra. Los gobernantes Gentiles fueron forzados por la amenaza de la
revolución desde abajo para entregar más de su autoridad, hasta que cayeran; en
sus relaciones con países extranjeros, y en las guerras a las cuales estos les llevaron,
ellos fueron forzados por el poder de la bolsa a apoyar el plan del simbólico"retorno" a Palestina. Los Gentiles a menudo se preguntan por qué los hombres de
riqueza podrían apoyar la revolución. Disraeli puso la misma pregunta para darle
una respuesta: ellos desean destruir la Cristiandad. Él supo exactamente lo que
quiso decir; para el Gentil la respuesta puede hacerse más comprensible diciendo
que ellos obedecen la Ley Talmúdica que requiere la destrucción de las naciónestados
irreligiosos como preludio al "retorno" triunfante.
Así la historia de la emergencia del Sionismo desde los ghettos de Rusia y de la
delicada interacción entre las dos fuerzas, la una enrollándose alrededor de los
gobernantes de Occidente y la otra minando las estructuras de las nación-estados,
forma el próximo capítulo de la controversia de Sión. Siguiente
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