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La Controversia de Sión
Douglas Reed

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Capítulo 34

 

El final de Lord Northcliffe

Durante los tres años que siguieron la Conferencia de la Paz de 1919, una forma tenía que ser encontrada para mantener los ejércitos británicos en Palestina, haciéndoles parecer como si ellos realizaran un honorable deber allí, y de hecho usarlos como una capa para cubrir el hecho que tenía el carácter de un asesinato. Este problema, de una complejidad infinita, fue resuelto eficientemente. Un cuadro impresionante de la manipulación secreta de grandes gobiernos para un propósito corrupto, surge de los archivos; el método de ejercer una "irresistible presión en la política" internacional" mejoró constantemente con la práctica.

Después que la Conferencia de la Paz había aprobado la demanda Sionista de Palestina (y por ello repudiado a la masa de judíos Occidentales emancipados, personificados por M. Sylvain Levi) el próximo paso fue dado en la Conferencia de San Remo de 1920, dónde los poderes vencedores se reunieron para desmembrar el Imperio turco conquistado. Esta conferencia adoptó la ingeniosa decepción inventada por el Dr. Weizmann en 1915 y acordó que Bretaña debía administrar Palestina bajo "un Mandato."

Las protestas contra la tarea estaban creciendo con fuerzas entonces, porque su verdadera naturaleza estaba comenzando a ser comprendida, pero el Sr. Balfour le aseguró al Dr. Weizmann que "estas eran consideradas sin importancia y ciertamente no afectarían la política que había sido definitivamente fijada".

Aquí esta la declaración críptica, para repetirse después a menudo, esa política en este asunto único no debe, no puede y nunca se alterará, para el cual el interés nacional, el honor y todas las otras consideraciones son irrelevantes. Yo no conozco ningún otro caso dónde un principio inalterable de la alta política Estatal ha sido fijada sin tener en cuenta el interés del Estado o una consulta de opinión pública en cualquier fase. En San Remo, el Sr. Lloyd George estaba angustiado contra la posibilidad que "el congelamiento" de la paz se alcanzara antes que el propósito secreto fuese cumplido, y le dijo al Dr. Weizmann, "Usted no tiene tiempo que perder. Hoy el mundo es como el báltico antes de un congelamiento. Por el momento está todavía en movimiento. Pero si se congela, usted tendrá que batir su cabeza contra los bloques de hielo y esperar por un segundo deshielo". Si el Sr. Lloyd George hubiese dicho "segunda guerra" él habría estado en lo correcto y posiblemente eso era aquello que él quiso decir con "deshielo". En estas circunstancias, la Conferencia de San Remo "confirmó la Declaración de Balfour y la decisión para dar el Mandato a Gran Bretaña". Después de eso sólo quedaba un paso entre los Sionistas y su meta; la Liga de Naciones tenía que inventar los "Mandatos", yacía en sí misma el derecho de dar los Mandatos, y entonces "ratificaba" este Mandato.

Eso pasó en 1922, como se verá, pero durante el intervalo, las protestas contra el hecho vinieron de cada autoridad responsable o comunidad directamente involucrada. Las fuerzas comprometidas en promover el hecho eran tres: los Sionistas que dirigían, que venían de Rusia, los "philo-semitas" en altos lugares, a quienes el Dr. Weizmann "odiaba" mientras los usaba, y, entre las masas, ese cuerpo de liberales sentimentales descritos mordazmente en los Protocolos. Contra esto estaban autoridades de alto rango y de [292] opinión experimentada en tal aplastante medida que, si el asunto hubiese sido cualquier otro que este, al cual los "administradores" fueron comprometidos en secreto, se habría derrumbado. La masa de protesta fue tan grande que es entregada aquí enumerada en sus partes para una comparación con el resumen que sigue. Vino de: (1) los Árabes Palestinos; (2) los judíos de Palestina; (3) el principal líder Sionista en EEUU, así como de los judíos anti-sionistas de EEUU e Inglaterra; (4) los oficiales y soldados británicos en Palestina; (5) los investigadores oficiales británicos y norteamericanos; (6) un cuerpo grande de la prensa, en aquel entonces aun libre del control secreto en esta materia.

(1) Los Árabes vieron desde el comienzo lo que se reservaba para ellos, porque ellos conocían la Torah. El Dr. Weizmann había dicho en la Conferencia de la Paz "La Biblia es nuestro mandato", y ellos conocían acerca de "el Dios de los judíos" y sus promesas de pogromo y premios: "Cuando el Señor tu Dios te lleve hasta la tierra que tu poseerás, y expulsará al hombre y las naciones ante ti. . . siete naciones grandes y más poderosas que ustedes; y cuando el Señor tu Dios los entregara ante ti, y tu los golpearás con violencia; entonces tu les destruirás absolutamente; tu no harás ningún convenio con ellos, ni mostrarás misericordia hacia ellos" (Deuteronomio 7, 1-3).

Así el Sionismo, y el apoyo Occidental a él, significaba el exterminio para ellos bajo una Ley de 2,500 años antes (y los eventos de 1948 han demostrado esto). En 1945, el Rey Ibn Saoud le dijo al Presidente Roosevelt, "Usted ha luchado dos guerras mundiales para descubrir lo que nosotros hemos conocido por más de dos mil años" y en 1948 la intención literal para dar cumplimiento al "estatuto y mandamiento" citado más arriba, fue demostrado por los hechos. Significativamente, incluso los judíos anti-Sionistas no podrían creer, antes que sucediera, que este "cumplimiento" literal ya estaba pensado. En 1933, el Sr. Bernard J. Brown, citó correctamente el pasaje antedicho como la razón para el miedo de los árabes y dijo, "Por supuesto, los Árabes incultos no entienden que el judío moderno no toma su Biblia literalmente y que no sería tan cruel con sus compañero-hombres, pero él sospecha que si los judíos basan su demanda de Palestina en la fuerza de sus derechos históricos a esa tierra, ellos sólo pueden hacerlo en base a la autoridad de la Biblia, y los árabes se niegan a rechazar cualquier parte de ella." (El Sr. Brown de Chicago no conocía a los Khazar).

Los Árabes en 1920 no fueron engañados por la promesa pública del Sr. Balfour (en la Declaración) que sus "derechos civiles y religiosos" serían protegidos o por la promesa pública del Sr. Wilson (los Catorce Puntos) que ellos tendrían "indudablemente seguridad de vida" y la "totalmente independiente oportunidad de desarrollo autónomo". Si ellos no lo supieron, ellos supusieron que el Sr. Balfour, el Sr. Lloyd George y el Sr. Wilson habían prometido secretamente Palestina a los Sionistas. Conociendo la Torah, ellos no creyeron la declaración pública del Sr. Winston Churchill en 1922 (cuando él era el Ministro de Colonias),"Se han hecho declaraciones no autorizadas en el efecto que el propósito en vista es la creación de una Palestina totalmente judía. Se han usado frases como 'Palestina se volverá tan judía como Inglaterra es inglesa' " (un reproche directo al Dr. Weizmann) "el gobierno de Su Majestad considera que cualquier sugerencia como esa es impracticable y que no tiene tal objetivo en vista [293]. Ni han contemplado ellos, en ningún momento, la desaparición o subordinación de la población árabe, su idioma o su cultura en Palestina" (en la Segunda Guerra Mundial, como Primer Ministro, y después como líder total, el Sr. Churchill dio a su apoyo al proceso aquí negado).

(2) La comunidad judía original de Palestina (nunca tenida en cuenta en cualquier fase de todos estos procedimientos) era violentamente anti-sionista. El Dr. Weizmann, casi solo entre su compañero-Zionistas y los políticos Occidentales asociados con ellos, tenía un conocimiento muy ligero de estos judíos originales, después de haber hecho una o dos breves visitas a Palestina; él dice que la mayoría de su compañeros-Sionistas de Rusia eran "completamente ignorantes" de ellos. En este período en 1919-1922, los líderes Sionistas aprendieron primero que los judíos de Palestina los sindicaban como "irreligiosos, impíos, sin corazón, ignorantes y malévolos". El Dr. Weizmann (de cuya actitud conocida es que él sólo estaba actuando por su bien; "nosotros sólo estábamos ansiosos para hacer las condiciones un poco modernas y cómodas para ellos") estaba "mas bien horrorizado al descubrir cuan remotos estábamos de ellos". Él los desecha como viejos vejestorios que, molestamente, bombardean las organizaciones judías en Norteamérica con quejas sobre los Sionistas, "realmente el noventa por ciento de sus cartas son violentamente hostiles". (Típicamente, el Dr. Weizmann supo del contenido de estas cartas por un censor británico, negligente en su deber que las mostró a él). Estas protestas de los Árabes nativos y de los judíos nativos de Palestina fueron ignoradas por las políticas de París y San Remo.

(3) El Sr. Louis Brandeis en 1919 visitó el país que entonces, durante veinte años, había formado el objetivo de su reavivado interés en el Judaísmo. Se desilusionó en seguida por el conocimiento real con la desconocida tierra y decidió que "sería un error animar la inmigración". Exigió que la Organización Sionista Mundial debía reducirse grandemente, si no abolida, y esa actividad en el futuro debía restringirse a la modesta tarea de construir a una "Patria Judía" a través de las asociaciones Sionistas separadas en varios países. En el efecto éste habría sido simplemente un“centro cultural” en Palestina, consistiendo quizás en una Universidad y academias, y algo más numerosas granjas de asentamientos, con los medios razonables de inmigración para un número pequeño de judíos que, de su propia voluntad, podría desear ir a Palestina.

Esto significaba abandonar el concepto de una nacionalidad judía separada simbolizado por un Estado judío, y era traición. Era (como el Dr. Weizmann dice) un reavivamiento de la antigua hendidura entre el "Occidente" y "Oriente"; entre "Ostjuden" ("Judíos orientales") y judíos Occidentales emancipados; entre "Washington" y"Pinsk" (el nombre del autor de la frase sobre la "presión internacional" era significante, no coincidente).

Los Sionistas de Rusia derrocaron al Sr. Brandeis tan fácilmente como al Dr. Herzl en 1903-1904. El Sr. Brandeis hizo la propuesta resumida arriba en el Congreso Sionista norteamericano en Cleveland, en 1921. El Dr. Weizmann, oponiéndose, insistió en "un fondo nacional" (es decir, rédito que iba a ser levantado por el gobierno auto elegido de [294] una nación judía, de los obligatorios pagos de diezmo por los miembros de la organización Sionista) y "un presupuesto nacional". La debilidad del Sr. Brandeis fue precisamente la del Dr. Herzl en 1903; los grandes gobiernos Occidentales estaban comprometidos con los Sionistas de Rusia. El congreso, el cual si fue elegido de alguna forma, fue electo por la décima parte de los judíos en EEUU, levantó al Dr. Weizmann y el Dr. Brandeis cayó de su alta posición.

(4) En Palestina los soldados y los oficiales británicos vieron que una tarea imposible sería infligida en ellos. Ellos eran del tipo que había ganado más experiencia en la administración de territorios extranjeros que cualquier otro en la historia, y la experiencia y el instinto por igual les advirtió. Ellos sabían como administrar un país, justamente en el beneficio de toda su gente nativa y a menudo habían hecho esto. Ellos supieron que ningún país puede sólo administrarse, o incluso mantenerle tranquilo, si inmigrantes extranjeros fueran forzados a entrar allí y las gentes nativas obligadas a permitir esto. Sus protestas, también, empezaron a fluir hacia Londres y hasta el final, treinta años después, fueron ignoradas. Los Árabes desde el comienzo aceptaron la amarga verdad y comenzaron a (en 1920) resistirse con manifestaciones, levantamientos y cada uno de los medios a mano; ellos nunca han cesado desde entonces y obviamente no lo
harán hasta que su agravio se remiende o sean ellos todos, puestos en la cautividad armada permanente.

(5) Como los "políticos del frente-de-línea" (la frase del Dr. Weizmann) en Londres y Washington estaban resueltos, a cualquier costo, implantar a los Sionistas en Palestina, sin tener en cuenta alguna protesta, opinión o consejo, el estudioso de hoy podría preguntarse por qué el Presidente Wilson y el Sr. Lloyd George enviaron comisiones de investigación a la tierra traficada por ellos mismos. Si esperaban recibir informes alentadores (de la forma de los "meses-de-barro" de Sir Henry Wilson) ellos estaban engañados, ya que estos investigadores sólo confirmarían lo que Árabes, judíos y británicos en Palestina habían dicho. La Comisión King-Crane del Presidente Wilson (1919) informó que "Los Sionistas buscan adelante a una desposesión prácticamente completa de los habitantes non-judíos presentes en Palestina". Esta comisión agregó, "por las diferentes formas de compra"; los oficiales británicos con más experiencia han sido escuchados y correctamente han informado que "el programa Sionista no puede llevarse a cabo, excepto por la fuerza de las armas". La Comisión Haycraft del Sr. Lloyd George (1921) informó que la raíz real del problema que comienza entonces en Palestina, yace en la justificada creencia árabe, que los Sionistas piensan dominar en Palestina.

(6) Por lejos el obstáculo más grande para la ambición Sionista vino de las noticias verdaderas en la prensa, de lo que estaba sucediendo en Palestina y desde comentarios editoriales adversos al Sionismo. En cualquier momento hasta la guerra de 1914-1918, los gobiernos norteamericanos y británicos, antes de que ellos fueran demasiado lejos, deberían haber contado con la opinión pública, informada exactamente por los periódicos. La corrupción de la prensa (prevista por los Protocolos) comenzó con la censura introducida durante la Primera Guerra Mundial; el surgimiento del poder dirigente entre bastidores se había mostrado por los casos del Coronel Repington, del Sr. H.A. Gwynne y del Sr. Robert Wilton [295] en 1917-1918; corresponsales experimentados fueron obligados a renunciar o a escribir en libros porque sus despachos fueron ignorados, sofocados o suprimidos; un editor que publicó un informe veraz sin sumisión a la censura fue acusado legalmente

En 1919-1922 la censura estaba acabando y los periódicos revirtieron naturalmente, en lo principal, a la práctica anterior de informar verazmente y al comentario imparcial en los hechos informados. Esto restableció el chequeo anterior en las políticas gubernamentales, y si hubiese continuado habría frustrado el proyecto Sionista que indudablemente no podría mantenerse si estaba abierto al escrutinio público. Por consiguiente todo el futuro para los Sionistas, en este momento crucial, cuando "el Mandato" todavía no estaba ratificado, dio luz verde a la supresión de la información y comentarios de los periódicos adversos. En esta misma juntura ocurrió un evento que produjo ese resultado. Por causa de este tuvo gran efecto en el futuro, y por su propia naturaleza singular, el evento (denotado en el título al presente capítulo) merece un relato detallado aquí.

En esa fase en el asunto, Inglaterra tenía una importancia suprema para los conspiradores (yo he mostrado que ambos, el Dr. Weizmann y el Sr. House usaron esta palabra) y en Inglaterra el enérgico Lord Northcliffe era un hombre poderoso. Anteriormente llamado Alfred Harmsworth, voluminoso y llevando un mechón napoleónico, poseía dos periódicos diarios ampliamente leídos, varios otros periódicos y revistas, y además era co-propietario mayoritario del periódico más influyente en el mundo en ese momento, The Times de Londres. Así, él tenía un acceso directo a millones de personas cada día y, a pesar de su perspicacia comercial, él era por naturaleza un gran editor de periódicos, valeroso, combativo y patriótico. Él a veces tenía razón y a veces se equivocaba en las causas que lanzó o abrazó, pero era independiente y no se vendía. El se parecía un poco al Sr. Randolph Hearst y al Coronel Robert McCormick en Norteamérica, lo cual quería decir que podría hacer muchas cosas o aumentar la circulación de sus periódicos, pero sólo dentro de los límites del interés nacional; él no habría confundido blasfemias, obscenidad, libelo o sedición. El no podía ser intimidado y era una fuerza en el país.

Lord Northcliffe se hizo a sí mismo adversario de la conspiración de Rusia de dos maneras. En mayo 1920 hizo imprimir en el The Times el artículo, previamente mencionado, sobre los Protocolos. Fue titulado, "El Peligro Judío, Un Panfleto Inquietante, Llamado a una Investigación". Concluía, "Una investigación imparcial de estos supuestos documentos y de su historia es muy deseable. . .¿Vamos a desechar todo este asunto sin una investigación y permitir la influencia de tal libro como este trabajo desenfrenado?

Entonces en 1922, Lord Northcliffe visitó Palestina, acompañado por un periodista, el Sr. J.M.N. Jeffries (de quien el libro subsecuente, Palestina: La Realidad, yace como el clásico trabajo de referencia para ese período). Ésta era una combinación de una clase diferente de aquella formada por los editores del The Times y el Manchester Guardian, quienes escribieron los principales artículos sobre Palestina en Inglaterra en consultación con [296] el jefe Sionista, el Dr. Weizmann. Lord Northcliffe, sobre la marcha, sacó la misma conclusión como todos los otros investigadores imparciales, y escribió, "En mi opinión nosotros, sin pensar lo suficiente, garantizamos Palestina como un hogar para los judíos a pesar del hecho que 700,000 árabes Musulmanes viven allí y lo poseen. . . Los judíos parecen estar bajo la impresión que toda Inglaterra se consagró a la causa única del Sionismo, entusiastas por él de hecho; y les dije que esto no era así y que debían tener cuidado que ellos no cansaran a nuestro pueblo por la importación secreta de armas para combatir a 700,000 Árabes. . . Habrá problema en Palestina. . . las personas no se atreven a decirle la verdad a los judíos aquí. Ellos han recibido algunas de mi parte."

Declarando esta verdad, Lord Northcliffe ofendió dos veces; él ya había entrado en el cuarto prohibido exigiendo la "investigación" en los orígenes de los Protocolos. Es más, él fue capaz de publicar esta verdad en los periódicos de circulación masiva poseídos por él, de tal manera que él llegó a ser para los conspiradores, un hombre peligroso. Encontró un obstáculo en la forma del Sr. Wickham Steed que era el editor de The Times y cuyo Campeonato por el Sionismo, registra el Dr. Weizmann.

En esta lucha, Lord Northcliffe tenía un talón de Aquiles. Él deseaba particularmente obtener la verdad sobre Palestina en el The Times, pero él no era el único propietario de ese periódico, sólo el propietario principal. Así sus propios periódicos publicaron su serie de artículos sobre Palestina pero The Times, de hecho, se negó a hacerlo. El Sr. Wickham Steed pensaba que él había hecho grandes propuestas sobre el futuro de Palestina, rechazando ir allí, y había negado la publicidad al caso anti-sionista.

Estos hechos, y todos los que ahora siguen, están relacionado (nuevamente, con uno candor sorprendente) en la Historia Oficial del The Times (1952). Este escrito graba allí que el Sr. Wickham Steed "evadió" visitar Palestina cuando Lord Northcliffe le pidió que fuera allí; también consigna la "inacción" del Sr. Wickham Steed ante el deseo telegrafiado del Lord Northcliffe de un "importante artículo atacando la actitud de Balfour hacia el Sionismo".

En lo que sigue a la atención del lector es particularmente dirigida a las fechas.

En mayo de 1920, el Señor Northcliffe había provocado la publicación del artículo sobre los Protocolos en The Times. A principios de 1922 visitó Palestina y produjo la serie de artículos antes citados. El 26 de febrero de 1922 dejó Palestina, después de su demanda que fue ignorada por el editor de The Times. Estaba irritado contra el incumplimiento del editor y tenía un mensaje, fuertemente crítico de su política editorial, leída en una conferencia editorial que se reunió el 2 de marzo de 1922. Lord Northcliffe deseaba que el Sr. Wickham Steed debía renunciar y estaba sorprendido que permaneciera después de este abierto reproche. ¡El editor, en lugar de renunciar, decidió consultar la opinión de un abogado en el grado de provocación necesario para constituir un despido ilegal". Por este propósito consultó al propio consejero legal especial de Lord Northcliffe (el 7 de marzo de 1922), quién informó al Sr. Wickham Steed que Lord Northcliffe era"anormal", "incapaz de llevar negocios" y, a juzgar por su apariencia, "improbable de vivir mucho tiempo" y aconsejó al editor para que ¡continuara en su puesto! El editor fue entonces a Pau, en Francia, para ver a Lord Northcliffe, y a su vuelta [297] decidió que Lord Northcliffe era "anormal" (el 31 de marzo de 1922), e informó al director del The Times que Lord Northcliffe "se estaba volviendo loco".

La sugerencia de locura entonces, fue publicitada así por un editor a quien Lord Northcliffe deseó despedir y las impresiones de otros son por consiguiente evidentemente pertinentes. El 3 de mayo de 1922, Lord Northcliffe asistió a un almuerzo de despedida en Londres para un editor que se retiraba de uno de sus periódicos y "estaba en excelente estado". El 11 de mayo de 1922 hizo "un discurso excelente y efectivo" en la Unión de Prensa del Imperio y "la mayoría de las personas que lo habían creído 'anormal', creyeron que se habían equivocado". Lord Northcliffe más tarde, telegrafió las instrucciones al Director Gerente de The Times para disponer la orden para la renuncia del editor. Este Director Gerente no vio nada "anormal" en tal instrucción y no estab "en lo más mínimo ansioso sobre la salud de Northcliffe". Otro director que entonces lo vio "consideró que realmente tenían tanto riesgo de vida como la suya propia"; él "no notó nada raro en las maneras o apariencias de Northcliffe" (el 24 de mayo de 1922).

El 8 de junio de 1922,
Lord Northcliffe, desde Bolonia, le pidió al Sr. Wickham Steed que se encontraran en París; ellos se encontraron allí el 11 de junio de 1922, y Lord Northcliffe le dijo a su visitante que él, Lord Northcliffe, asumiría la dirección de The Times. El 12 de junio de 1922, todo el grupo viajó a Evian-les- Bains, un médico fue subido en secreto al tren, en la frontera suiza, por el Sr. Wickham Steed. Llegando a Suiza "un brillante especialista neurólogo francés (de nombre desconocido) fue solicitado y por la tarde certificó que Lord Northcliffe estaba demente. Con la fuerza de esto, el Sr. Wickham Steed cablegrafió las instrucciones a The Times de no prestar atención y no publicar nada que se recibiera de Lord Northcliffe, y 13 de junio de 1922 él salió, nunca vería a Lord Northcliffe de nuevo. El 18 de junio de 1922, Lord Northcliffe volvió a Londres y estaba de hecho alejado de todo el control e incluso la comunicación con sus tareas (sobre todo con el The Times; su teléfono estaba cortado). El gerente tenía policía apostada en la puerta para prevenir que entrara en la oficina de The Times si llegaba a aparecer. Todo esto, según la Historia Oficial, estaba en la fuerza de una certificación en un país extranjero (Suiza) por un anónimo médico (francés). El 14 de agosto, 1922 Lord Northcliffe murió; la causa de muerte declarada fue endocarditis ulcerativa, y su edad era de cincuenta y siete años. Fue enterrado, después de un servicio en la Abadía de Westminster, en medio de un gran número de editores que lo lamentaban.

Tal es la historia como la he tomado de la publicación oficial. Nada de esto era conocido fuera de un pequeño círculo en ese momento; sólo emergió en la Historia Oficial después de tres décadas, y si hubiese sido publicada en 1922, habría llamado probablemente a muchas preguntas. Yo dudo si puede aducirse algún desplazamiento comparable de un hombre poderoso y adinerado, de cualquier forma, en tales misteriosas circunstancias.

Por primera vez, aparezco ahora en esta narrativa como un testigo personal de eventos. En la guerra de 1914-1918, yo era un participante entre millones que no comprendían, y sólo comencé a ver mucho tiempo después su verdadera forma. En 1922 yo estuve por un momento dentro, aunque no en el círculo interno; mirando atrás, me veo reunido con Lord Northcliffe [298] (cerca de su muerte) y bastante ignorante del Sionismo, Palestina, Protocolos o cualquier otra materia en la que él había levantado su voz. Mi testimonio puede ser de algún interés; No puedo juzgar yo mismo su valor.

Yo era en l922 un hombre joven viniendo de la guerra, que se esforzaba en encontrar un lugar en el mundo y me había hecho empleado en la oficina del The Times. Fui llamado entonces para servir, en esa primera semana de junio cuando Lord Northcliffe estaba preparándose para despedir al Sr. Wickham Steed y asumir la dirección del The Times, como secretario de Lord Northcliffe que estaba en Bolonia. Fui advertido de antemano que él era alguien inusual, para el cual cada orden debía cumplirse rápidamente. Posiblemente por esa razón, todo lo que él hizo me pareció simplemente era la expresión de su naturaleza inusual. Ninguna sospecha de algo más, vino a mí alguna vez, todo esto una semana antes de que él fuera "certificado" y, en el efecto, puesto en cautividad.

Yo era completamente ignorante de las condiciones "anormales", por lo que un especialista podría desechar mi testimonio. Sin embargo, el comportamiento que yo observé era lo que me habían dicho que esperara por aquellos que habían trabajado con él durante muchos años. Había una excepción a esto. Lord Northcliffe estaba convencido que su vida estaba en el peligro y varias veces dijo esto; específicamente, dijo que él había sido envenenado. Si esto es en sí mismo locura, entonces él estaba demente, pero en ese caso muchas víctimas de envenenamiento han muerto de locura, no de lo que se les dio a ellos. Si por cualquier situación fuese verdad, él no estaba demente. Recuerdo haber pensado que era factible que tal hombre debiera tener enemigos peligrosos, aunque en ese momento yo no tenía ningún indicio en absoluto de cualquier hostilidad particular que él podría haber incurrido. Su creencia ciertamente lo cargaba con las sospechas de aquellos alrededor de él, pero si por alguna posibilidad él tuviese razón para ello, entonces nuevamente no era locura; si todos esto hubiera salido a la luz, tales cosas podrían haberse analizado.

No puedo juzgar, sólo puedo registrar lo que vi y pensé en el momento, como un joven que no tenía ninguna idea más de lo que sucedía alrededor de él que un bebé conoce la forma del mundo. Cuando volví a Londres fui interrogado por el hermano de Lord Northcliffe, Lord Rothermere, y por uno de sus socios principales, Sir George Sutton. El pensamiento de locura debe en ese tiempo haber estado en sus mentes (la "certificación" ya había sucedido) y por consiguiente estaba bajo sus preguntas, pero ni siquiera en ese momento alguna sospecha ocurrió en mí, aunque yo había sido una de las últimas personas en verle antes de que él fuese certificado y alejado del control de sus periódicos. Yo no supe de eso cuando les vi y hasta largo tiempo después. Todo esto fue hecho en tal secreto que aunque yo continué al servicio de The Times durante dieciséis años, sólo supe después de treinta años de la "locura" y la "certificación" por la Historia Oficial. Por ese tiempo pude ver cuan grandes consecuencias habían fluido de un asunto en que yo estaba como espectador no iniciado a la edad de veintisiete años.

Lord Northcliffe estaba por consiguiente, fuera de circulación, y del control de sus periódicos, durante el período decisivo que precedió la ratificación de "el Mandato" por la Liga de Naciones que remacharon la transacción Palestina [299] y dejó los efectos de ésta a nuestra presente generación: La oposición de una cadena extensamente-leída de periódicos en ese período, podrían haber cambiado el curso total de los eventos. Después que Lord Northcliffe murió, la posibilidad de editoriales en The Times "atacando la actitud de Balfour hacia el Sionismo" desapareció. Desde ese tiempo la sumisión de la prensa, de la forma descrita por los Protocolos, creció mucho más claramente y en poco tiempo alcanzó la condición que prevalece hasta hoy, cuando reportajes fieles y comentarios imparciales sobre este asunto ha quedado largo tiempo, en suspenso.

Lord Northcliffe fue alejado del control de sus periódicos y puesto bajo restricción el 18 de junio de 1922; el 24 de julio de 1922, el Concilio de la Liga de Naciones se reunió en Londres, con la seguridad ante cualquier posibilidad de protesta pública fuerte de Lord Northcliffe, para dar a Bretaña un "Mandato" para permanecer en Palestina y mediante las armas instalar a los Sionistas allí (yo describo los eventos que han mostrado ser los hechos; el asunto no fue descrito así por supuesto).

Este acto de "ratificar" el "Mandato" fue en tales circunstancias una formalidad. El verdadero trabajo de diseñar los documentos y de asegurar que recibieran la aprobación, se había hecho de antemano, en las primeras tareas por los reclutadores inspirados por el Dr. Weizmann y luego por el propio Dr. Weizmann en las antesalas de muchas capitales. Los miembros de "Inquiry" del Sr. House habían bosquejado el Convenio de la Liga de Naciones; El Dr. Weizmann, Sr. Brandeis, Rabino Stephen Wise y sus socios habían bosquejado la Declaración Balfour; tal como tuvo que ser bosquejado el tercer documento esencial, uno que la historia nunca conoció antes. El Dr. Weizmann pagó al Lord Curzon (entonces Ministro del Exterior británico) el cumplimiento formal de decir que él estaba al cargo del bosquejo real del Mandato" pero agrega, "en nuestro lado nosotros teníamos la valiosa ayuda del Sr. Ben V. Cohen. . . uno de los planificadores más capaces en EEUU". Así, un sionista en Norteamérica (el Sr. Cohen jugaría un rol muy importante en una fase bastante posterior de este proceso) de hecho, diseñó un documento bajo el cual "el Nuevo Orden Mundial" iba a dictar la política británica, el uso de las tropas británicas y el futuro de Palestina.

El rol de Lord Curzon fue solamente moderar las condiciones del "Mandato" si es que él podía hacerlo, y logró modificaciones menores, aunque éstas tendrían pequeños efectos en los eventos a la larga. Un capacitado Estadista (no político) quién se parecía a un emperador romano, era "completamente fiel a la política adoptada y deseaba cumplir con la "Declaración Balfour (Dr. Weizmann), pero personalmente era conocido que desaprobaba el proyecto que el deber le requería llevar a delante (ésta podría ser la razón por qué nunca llegó a ser Primer Ministro, para cuya oficina él estaba altamente calificado). Ideó anular una palabra del proyecto. El Dr. Weizmann y el Sr. Cohen deseaban que el documento comenzara,"Reconociendo los derechos históricos de los judíos en Palestina. . . " Lord Curzon dijo, "Si usted lo formula así, puedo ver a Weizmann viniendo a mí todos los días y diciendo que él tiene el derecho para hacer esto, o esto otro en Palestina! Yo no lo tendré". Así los "derechos históricos" se volvieron "conexión histórica", una falsa aserción menor; Lord Curzon, un estudioso, ciertamente no creía que los Khazar de Rusia [300] tenían alguna conexión histórica con la Península Árabe.

El Dr. Weizmann, mientras el proyecto estaba siendo preparado, salió a otra gira internacional, para asegurar que todos los miembros del Concilio de la Liga de Naciones inaugurarían "el Nuevo Orden Mundial" votando por "el Mandato". Llamó primero al Ministro del Exterior italiano, Signor Schanzer, quien le dijo que el Vaticano estaba angustiado sobre el futuro, bajo el Sionismo, de la Sala de laÚltima Cena en Jerusalén. El Dr. Weizmann, en el tono habitual entre sus asociados cuando ellos hablaban de cosas sagradas a otros, dijo, "Mi educación en historia de las Iglesias habiendo sido deficiente, nunca supe por qué los italiano pusieron tal tensión en el Cuarto de la Última Cena". *

El Dr. Weizmann pudo tranquilizar al Signor Schanzer y dejó Roma seguro del apoyo italiano. Después de eso el asunto se puso cuesta abajo desde ese momento los "votos" de la Liga de Naciones (y de las "Naciones Unidas" más tarde) en asuntos vitales, siempre fueron arreglados de antemano por este método de sondeo-secreto, del lobby y la "presión irresistible" en general. El Dr. Weizmann siguió a Berlín y encontró allí a un famoso Ministro judío, el Dr. Walter Rathenau, que era violentamente opuesto al Sionismo. "Él deploraba cualquier intento de transformar a los judíos de Alemania 'en un cuerpo extranjero en las arenas del Mark de Brandeburg': eso era todo lo que el podía ver en el Sionismo". El Dr. Rathenau fue asesinado poco después de esto, de tal manera que la causa de los judíos emancipados de Occidente fue privada de otro de sus notables campeones.

Mediante sus viajes y visitas el Dr. Weizmann finalmente se aseguró el mismo, antes de la reunión, de todos los votos en la mesa del Concilio, excepto de dos, aquellos de España y Brasil. Él clamó entonces en Londres, en el dignatario español que estaba representando a España y dijo: "Aquí está la oportunidad de España para pagar en parte, esa larga deuda que tiene con los judíos. El mal que sus antepasados fueron culpables en contra nuestra usted puede limpiarla en parte".

El Dr. Weizmann era cauto, usando dos veces la palabra "en parte". Su anfitrión cuyo deber era con la España contemporánea, estaba siendo tentado con la sugerencia que había fascinado antes al Sr. Balfour; que España debía alguna"deuda" indeterminada a "los judíos", por todos aquellos quien su visitante exigía hablar, y que barriendo las esperanzas árabes en Palestina él podría limpiar (en parte) esta deuda, en la que España, según dijo, había incurrido. Considerado por las normas de la razón, estas conversaciones se leen como algo de la Fiesta del Té de Mad Hatter [de Alicia en el País de las Maravillas]. En cualquier caso, el representante español prometió el voto de España y, para colmar la medida, también el voto de Brasil,

* En 1950 los Sionistas habían abierto un "Sótano de la Catástrofe" en un piso inferior el mismo edificio, como lugar de peregrinación para los judíos. Una leyenda a la ntrada dice: "Entrada prohibida para aquellos que no tienen fuertes valores", El jefe Rabino de África del Sur después de inspeccionar este lugar, escribió. "Todo está haciéndose para desarrollar y hacer crecer este nuevo culto del Monte Sión; para suplir un sustituto del Muro de los lamentos y una salida emocional para los sentimientos religiosos del pueblo. Aquí me parece a mí, hay algo no-judío en él, algo que pertenece más bien a la superstición que a la fe de una verdadera religión... Tiemblo al pensar en el efecto de éstas historias completamente apócrifas" (de las curas milagrosas) "en los simples, devotos y supersticiosos judíos de Yemen, ¿Se está desarrollando un Lourdes judío? Espero que no, pero las señales son amenazantes."
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de tal manera que la cadena de ‘Si’ estuviera completa. Ni siquiera el Dr. Weizmann podría decir si este final feliz de sus visitas fue el resultado de su propia elocuencia o de la "presión irresistible" aplicada a un nivel más alto (el de los jefes de los delegados españoles en Madrid).

En Inglaterra, cuando se acercaba el momento, una última oferta fue hecha para evitar el embrollo británico en esta empresa. Lord Sydenham, Lord Islington y Lord Raglan llevaron a cabo un ataque a "el Mandato" en la Casa de los Lores y por una gran mayoría su moción llevó a la revocación de la Declaración de Balfour. Sin embargo, la casa superior, sus poderes más tempranos abolidos, en ese tiempo sólo podrían protestar, y el Sr. Balfour (pronto a transformarse en Lord) en seguida tranquilizó al Dr. Weizmann: "¿Qué importa si unos Lores tontos pasan tal moción? "

Después de toda esta preparación secreta, la fase fue fijada para la reunión del Concilio de la Liga en Londres el 24 de julio de 1922 y "todo sucedió fácilmente cuando el Sr. Balfour introdujo el asunto de la ratificación del Mandato de Palestina". Sin alguna objeción Bretaña fue otorgada con "el Mandato" de permanecer en Palestina y mantener un cordón armado cuando los Sionistas llegaran allí. (*)

Así en 1922, el futuro británico quedaba cargado con una tarea que nunca había recibido el escrutinio público y durante las próximas tres décadas, las creciente facturas empezaron a surgir allí. A comienzos del proceso, EEUU también estaba nuevamente envuelto, aunque el público en general no se dio cuenta de esto, durante otros treinta años. El Presidente Wilson estaba muerto y su partido Demócrata estaba fuera de la oficina. El Presidente Harding estaba en la Casa Blanca y el partido Republicano regresaba al poder. Había sido barrido de vuelta por la ola del sentimiento popular contra el resultado defraudador de la guerra y del deseo instintivo de ser libre de los "enredos" de ultramar. El país se sentía bien fuera de la Liga de Naciones y de sus misteriosas actividades por el mundo. Entonces el partido Republicano llevó la República atrás, a los embrollos en que el partido Democrático lo había involucrado primero. Probablemente los dirigentepartidarios, esos arquitectos del infortunio público, pensaban competir con el otro Partido por los favores de esos grupos poderosos, y el "voto fluctuante" controlado por ellos, descritos en el diario y la novela del Sr. House.

En junio de 1922, justo antes del Concilio de la Liga en Londres, le otorgara el "Mandato" Palestino a Bretaña, el Congreso de Estados Unidos aprobó una resolución de ambas cámaras, la redacción de la cual era casi idéntica con aquella de la Declaración Balfour de 1917. Después de esto, el caldazo Sionista estaba firmemente fijado

(*) Los "Mandatos" también se dieron en Bretaña con respecto a Irak y Transjordania, y a Francia con respecto a Siria, estos fueron luego abandonados, estos territorios se transformaron en estados independientes. Otros países recibieron "Mandatos" con respecto a varios territorios coloniales y oceánicos, los cuales con el tiempo y de hecho se volvieron sus posesiones. Estos otros "Mandatos" fueron desde el comienzo ficticios y sirvieron en la oficina de chaperones para embaldosar a algunos dudosos que necesitaban una compañía respetable. De todo el arreglo ficticio, sólo el "Mandato" de Palestina continuó hasta que los Sionistas siendo los suficiente numerosos y habiendo sido suficientemente provistos de armas, fue abandonado y el país se dejó entonces a los invasores capaces de tomarlo y sostenerlo por la fuerza: Las "Naciones Unidas" más
tarde, por razones obvias, no resucitaron la palabra "Mandato". Encontraron otra palabra, el "Fideicomiso", para la misma idea que es transparentemente esa de transferir territorios de una propiedad a otra, a través de un proceso de "ley internacional" y legalidad farsante.[302]

alrededor del cuello de la política de Estado norteamericana, y aun cuando el votante norteamericano sólo se dio cuenta de esto, llegó a ser inmaterial para él qué Partido prevalecía en las elecciones.

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