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La Controversia de Sión
Douglas Reed

p. 303 304 305 306

Capítulo 35

 

El hogar nacional

Durante diez años, después de forzar "el Mandato" en el pueblo británico, continuó la pretensión que el "Hogar Nacional Judío" en Palestina, bajo su protección, sería simplemente "un centro cultural del Judaísmo", inofensivo para los Árabes; una Meca-Judaísta con Universidad, biblioteca y granjas asentamientos. Los Árabes nunca fueron engañados; ellos vieron que eran los objetivos de un esfuerzo por reforzar, en el Siglo 20 DC, la Ley de desposeer violentamente, preparada por los Levitas en el Siglo 5 AC. Ellos respondieron con protestas y el levantamiento bélico que nunca ha cesado desde allí, así en "la guerra para acabar la guerra" comenzó una guerra sin fin.

Inmediatamente quedó claro que el Sionismo había sido insertado como una carga explosiva de destrucción en la vida de un pueblo y que en "un país pequeño del tamaño de Gales o Vermont" (recién "liberado" de los Turcos) se habían plantado el fusible de tiempo para un futuro conflicto mundial. No obstante, un nuevo Ministro Colonial británico, el Sr. Leopold Amery, fue a Palestina en 1925 y (él dice)"francamente le dijo a los Árabes que no había ninguna posibilidad de cambio en la política británica" (Jewish Telegraph Agency).

Estas palabras (tal como la temprana declaración del Sr. Balfour, que la política británica en este asunto estaba "fijada definitivamente") contiene el misterio y desafío central. ¿En qué otro asunto en la historia, una inversión de la política había sido declarada como ser imposible? Esta política se había demostrado imposible de cumplir, y era desastrosa. ¿Qué poder dictaba que debía seguirse en aquellas o en cualquier circunstancia? Ningún líder político británico o norteamericano ha podido explicar alguna vez esta capitulación secreta al electorado, al Parlamento o al Congreso (en las declaraciones de los años 1950, similares a aquellas del Sr. Balfour y del Sr. Amery, fueron a menudo hechas en Norteamérica, tal como se verá).

Durante esta década, cuando el proyecto del "Hogar Nacional" demostró ser un fiasco, los políticos Occidentales continuaron felicitándose ellos mismos por lo que habían hecho. El Sr. Lloyd George le dijo a un público Sionista que aplaudía en Londres: "Crecí en una escuela dónde se me enseñó más sobre la historia de los judíos que sobre la historia de mi propio país". Sus días estaban acabando, pero los candidatos para estar sus zapatos se apresuraron en declarar su obediencia. El que sería el próximo Primer Ministro, el Sr. Ramose Macdonald, aunque estaba incapacitado para asistir a esta reunión, envió un mensaje en que declaraba su apoyo al Sionismo; otro, el Sr. Stanley Baldwin, se unió al círculo de "amigos" (Dr. Weizmann); En África del Sur el General Smuts vio en su "trabajo para los judíos la justificación de su vida."

El Señor Balfour consideró su Declaración como el gran logro de su vida y en 1925 fue por primera vez, a ver el país por el que había estado privadamente traficando por veinte años. Él era (característicamente) un mal marinero y surgió pálido de su cabina en Alejandría. En Tel Aviv dijo (con intención de adular) que los muchachos de la Escuela secundaria Herzliah, podrían "haber venido de Harrow" y el alcalde podría "fácilmente ser el alcalde de Liverpool o de Manchester", y él "inauguró" la aun no construida Universidad Hebrea [304]. Recorrió Palestina bajo una fuerte guardia y dijo que su cordial recepción le recordaba una elección general "con todos en el mismo lado". Entonces (contra el perentorio consejo del Dr. Weizmann) continuó a Siria, dónde fue sitiado por una chusma árabe, clamando por sus vidas, en el Hotel Victoria en Damasco, apresurándose a la costa en medio de una fuerte escolta de la caballería francesa y restaurado (aun mareado) en el navío a Inglaterra.

El Sr. J.M.N. Jeffries graba lo que sucedió en Palestina durante esta década. Los Sionistas comenzaron a comprar tierras árabes (qué bajo la Ley Talmúdica jamás podría ser re-vendida, bajo ninguna condición a los Árabes). Los Árabes les vendieron gustosos algo de tierra pero demasiado bien conocían la Torah para dejar suficiente para Palestina que no sería tomada de ellos por la simple compra (como también claramente la Comisión King-Crane lo había previsto). Es más, ellos engendraban rápidamente y pronto demostraron que esa inmigración sionista, en cualquier circunstancia normal, nunca podría producir una población casi igual a ellos. Desde un comienzo estaba claro, tal como todos los observadores experimentados lo habían declarado, que ellos sólo podrían ser desposeídos por una nueva guerra mundial.

La intención para desposeerlos no fue admitida en ese momento. ¡El Papel Blanco del Sr. Churchill, de 1922, de hecho, propuso que debía permitírseles sostener elecciones en su propio país! El Dr. Weizmann prohibió esto y así se puso "en la curiosa posición de parecer oponerse los derechos democráticos de los Arabes"; luego el se quejó que los Arabes, que dedujeron una conclusión obvia de su rechazo a las elecciones, eran víctimas de "una falsedad deliberada de los objetivos Sionistas".

El alboroto en Palestina causó que el gobierno británico enviara a más "investigadores" (y nuevamente, uno se pregunta por qué, si no había "ninguna posibilidad de cambio" en la política británica). Las Comisiones Shaw y Simpson vinieron después de la King-Crane y la Comisión Haycraft y, una vez ellos vieron los hechos, substancialmente produjeron los mismos informes. En esta cuenta el Dr. Weizmann pregunta melancólicamente por qué "tan a menudo como una comisión salió a Palestina para investigar" fue "una regla casi universal que tales administradores que salieron inclinados favorablemente se vuelven en contra nuestra en unos pocos meses".

El fiasco del "Hogar Nacional" estaba tan claro que incluso los políticos comenzaron a evadirse. El Sr. Lloyd George en 1925 le dijo públicamente a los Sionistas "cualquier política de expropiación o algo que lo sugiera, causará sólo dificultades en el camino del Sionismo". El Dr. Weizmann contestó en seguida: "Sr. Lloyd George me creerá cuando le digo que los judíos son el último pueblo en el mundo que construirían su hogar en la espalda de alguien. Los judíos han sufrido tanto por la injusticia que ellos han aprendido su lección y yo puedo asegurarle que los Árabes no sufrirán en nuestras manos". Nuevamente "la palabra" invita a hacer la comparación con "el hecho" que sucedió después.

Sin embargo, lo que pasó en Palestina durante esta década era todo incidente al propósito mayor de retener el control encima de los políticos de Londres y Washington, para que la "política" deba continuar siendo allí "imposible de cambiar". Eso y no el éxito o fracaso del "Hogar Nacional" en Palestina era decisivo, [305] y el Dr. Weizmann triunfó al final nuevamente.

En este período él tenía que tratar con una dificultad aun mayor que cualquiera ofrecida por los políticos Occidentales: la alarma, y la hostilidad, a ese "Mundo Judío" que él y sus socios de Rusia exigieron representar. Los judíos emancipados podrían haber ofrecido una oposición eficaz a los Sionistas si ellos hubiesen formado una organización anti-sionista. Ellos temieron hacerlo, y ésta fue su destrucción. Ellos no querían un nacionalismo Sionista y un estado judío, pero ellos quisieron la Meca Judaísta, el centro cultural y religioso, y temieron que el término anti-sionista" implicara el antagonismo a eso. A través de esta grieta en su armadura, el Dr. Weizmann alcanzó infaliblemente su objetivo.

Su tarea completa en Palestina estaba entonces cercana al colapso. El "Mandato" proveía que el gobierno británico reconocería su Organización Sionista como "una apropiada agencia judía con el propósito de aconsejar y cooperar con la administración de Palestina" en materias que afectan "el establecimiento del Hogar Nacional Judío". Sin embargo, había una calificación: esta agencia "daría los pasos en consulta con el gobierno de Su Majestad Británica para asegurar la cooperación de todos los judíos que están dispuestos a ayudar en el establecimiento del "Hogar Nacional Judío".

Como las masas de judíos se opusieron abiertamente al Sionismo del Dr. Weizmann, ni siquiera él podría pretender hablar por ellos. Así, él transfirió su prospección desde las antecámaras de los Gentiles a los judíos y por ocho años recorrió apresuradamente el mundo en busca de una solución a este problema, La gran masa de judíos emancipados de Occidente se oponían resueltamente a cualquier proyecto que pudiese resultar ser uno para la re-creación de "una nación judía".

Entonces el Dr. Weizmann encontró la respuesta al enigma. Él acuñó el término" non-sionista". Los judíos en Bretaña permanecieron apartados pero aquellos en EEUU cayeron en la trampa. "Non-sionista" parecía ofrecer lo mejor de ambos mundos; les permitiría que se opusieran al nacionalismo Sionista mientras apoyaban la idea de La Meca-Judaísta. En 1928 un grupo de judíos anunció que ellos representaban a los "non-Sionistas" y trabajarían con el Dr. Weizmann para "la construcción de Palestina". Sobre esta base, el Dr. Weizmann en 1929, estableció su "Agencia Judía Ampliada" exigiendo después de esto que, incluyendo a los "non-Sionistas", cumplía todas las provisiones de "el Mandato" y que él, una vez más, representaba a "todos los judíos". El dilema del cual el Dr. Weizmann fue rescatado, es mostrado por sus palabras: él dice que consideró la situación Sionista "desesperada y desvalida a menos que los non-Sionistas vinieran al rescate",

Los Árabes en seguida vieron que esta Agencia Judía "ampliada" sería el verdadero gobierno de Palestina e intensificaron su resistencia. El resultado fue que por fin un gobierno británico se vio obligado a admitir el fiasco y en 1930, el Papel Blanco Passfield se propuso suspender la inmigración Sionista y abreviar la autoridad de la Agencia judía. ¡La política "fija" fue "cambiada"! El Dr. Weizmann, con su autoridad reforzada por la contratación de los "non-Sionistas", golpeó en seguida. Le dio audiencia al Primer Ministro británico, entonces el Sr. Ramsay Macdonald, [306] quién se comportó como un hombre amenazado con un arma; él no sólo revocó el Papel Blanco sino que humildemente le preguntó al Dr. Weizmann a quien debía designar como el próximo Alto Comisionado en Palestina.

Así los años que los Sionistas han comido continuaron. ¿Qué temían estos políticos?, nadie puede decirlo confiadamente; sus memorias están uniformemente silentes en este misterio central y sus capitulaciones son únicas en la historia. La rendición del Sr. Macdonald restableció el principio que la "política" en esta materia estaba "fija" e inmutable, y durante los próximos veinte años, llegó a ser el principio supremo de toda la política estatal británica y norteamericana. Los políticos de ambos países evidentemente sostenían que el Dr. Weizmann era el emisario de un poder que ellos no se atrevían a desobedecer; sus conductas se parecían al miedo que hacía rotar los ojos de los nativos africanos ante el hechicero.

La sumisión del Sr. Macdonald restauró la situación en Londres a su forma anterior, pero en Palestina el "Hogar Nacional", un crecimiento artificial implantado por la fuerza en una tierra hostil, continuaba marchitándose. En diez años la población judía aumentó en menos de cien mil inmigrantes. En 1927 partían tres mil emigrantes más que aquellos inmigrantes que vinieron. Un pequeño reavivamiento siguió en 1928, pero el promedio anual de éxodo de Palestina, en 1932, fue casi una tercera parte de la inmigración.

La aventura Sionista estaba en el colapso, tal como todas las partes calificadas lo habrían vaticinado. Dejados solos, los judíos del mundo claramente nunca, en algún número sustancial, irían a Palestina; si los eventos tomaran su curso natural evidentemente la población árabe aumentaría su preponderancia.

Nada tomaría su curso natural. En ese mismo momento, el misterioso Hitler surgía en Alemania (y en el mismo momento el Sr. Roosevelt en EEUU) y la Segunda Guerra Mundial se acercaba adelante.

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