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Capítulo 35
El hogar nacional
Durante diez años, después de forzar "el Mandato" en el pueblo británico, continuó
la pretensión que el "Hogar Nacional Judío" en Palestina, bajo su protección, sería
simplemente "un centro cultural del Judaísmo", inofensivo para los Árabes; una
Meca-Judaísta con Universidad, biblioteca y granjas asentamientos. Los Árabes
nunca fueron engañados; ellos vieron que eran los objetivos de un esfuerzo por
reforzar, en el Siglo 20 DC, la Ley de desposeer violentamente, preparada por los
Levitas en el Siglo 5 AC. Ellos respondieron con protestas y el levantamiento bélico
que nunca ha cesado desde allí, así en "la guerra para acabar la guerra" comenzó
una guerra sin fin.
Inmediatamente quedó claro que el Sionismo había sido insertado como una carga
explosiva de destrucción en la vida de un pueblo y que en "un país pequeño del
tamaño de Gales o Vermont" (recién "liberado" de los Turcos) se habían plantado el
fusible de tiempo para un futuro conflicto mundial. No obstante, un nuevo Ministro
Colonial británico, el Sr. Leopold Amery, fue a Palestina en 1925 y (él dice)"francamente le dijo a los Árabes que no había ninguna posibilidad de cambio en la política británica" (Jewish Telegraph Agency).
Estas palabras (tal como la temprana declaración del Sr. Balfour, que la política
británica en este asunto estaba "fijada definitivamente") contiene el misterio y
desafío central. ¿En qué otro asunto en la historia, una inversión de la política
había sido declarada como ser imposible? Esta política se había demostrado
imposible de cumplir, y era desastrosa. ¿Qué poder dictaba que debía seguirse en
aquellas o en cualquier circunstancia? Ningún líder político británico o
norteamericano ha podido explicar alguna vez esta capitulación secreta al
electorado, al Parlamento o al Congreso (en las declaraciones de los años 1950,
similares a aquellas del Sr. Balfour y del Sr. Amery, fueron a menudo hechas en
Norteamérica, tal como se verá).
Durante esta década, cuando el proyecto del "Hogar Nacional" demostró ser un
fiasco, los políticos Occidentales continuaron felicitándose ellos mismos por lo que
habían hecho. El Sr. Lloyd George le dijo a un público Sionista que aplaudía en
Londres: "Crecí en una escuela dónde se me enseñó más sobre la historia de los
judíos que sobre la historia de mi propio país". Sus días estaban acabando, pero los
candidatos para estar sus zapatos se apresuraron en declarar su obediencia. El que
sería el próximo Primer Ministro, el Sr. Ramose Macdonald, aunque estaba
incapacitado para asistir a esta reunión, envió un mensaje en que declaraba su
apoyo al Sionismo; otro, el Sr. Stanley Baldwin, se unió al círculo de "amigos" (Dr.
Weizmann); En África del Sur el General Smuts vio en su "trabajo para los judíos la
justificación de su vida."
El Señor Balfour consideró su Declaración como el gran logro de su vida y en 1925
fue por primera vez, a ver el país por el que había estado privadamente traficando
por veinte años. Él era (característicamente) un mal marinero y surgió pálido de su
cabina en Alejandría. En Tel Aviv dijo (con intención de adular) que los muchachos
de la Escuela secundaria Herzliah, podrían "haber venido de Harrow" y el alcalde
podría "fácilmente ser el alcalde de Liverpool o de Manchester", y él "inauguró" la
aun no construida Universidad Hebrea [304]. Recorrió Palestina bajo una fuerte
guardia y dijo que su cordial recepción le recordaba una elección general "con todos
en el mismo lado". Entonces (contra el perentorio consejo del Dr. Weizmann)
continuó a Siria, dónde fue sitiado por una chusma árabe, clamando por sus vidas,
en el Hotel Victoria en Damasco, apresurándose a la costa en medio de una fuerte
escolta de la caballería francesa y restaurado (aun mareado) en el navío a
Inglaterra.
El Sr. J.M.N. Jeffries graba lo que sucedió en Palestina durante esta década. Los
Sionistas comenzaron a comprar tierras árabes (qué bajo la Ley Talmúdica jamás
podría ser re-vendida, bajo ninguna condición a los Árabes). Los Árabes les
vendieron gustosos algo de tierra pero demasiado bien conocían la Torah para
dejar suficiente para Palestina que no sería tomada de ellos por la simple compra
(como también claramente la Comisión King-Crane lo había previsto). Es más, ellos
engendraban rápidamente y pronto demostraron que esa inmigración sionista, en
cualquier circunstancia normal, nunca podría producir una población casi igual a
ellos. Desde un comienzo estaba claro, tal como todos los observadores
experimentados lo habían declarado, que ellos sólo podrían ser desposeídos por
una nueva guerra mundial.
La intención para desposeerlos no fue admitida en ese momento. ¡El Papel Blanco
del Sr. Churchill, de 1922, de hecho, propuso que debía permitírseles sostener
elecciones en su propio país! El Dr. Weizmann prohibió esto y así se puso "en la
curiosa posición de parecer oponerse los derechos democráticos de los Arabes";
luego el se quejó que los Arabes, que dedujeron una conclusión obvia de su rechazo
a las elecciones, eran víctimas de "una falsedad deliberada de los objetivos
Sionistas".
El alboroto en Palestina causó que el gobierno británico enviara a más
"investigadores" (y nuevamente, uno se pregunta por qué, si no había "ninguna
posibilidad de cambio" en la política británica). Las Comisiones Shaw y Simpson
vinieron después de la King-Crane y la Comisión Haycraft y, una vez ellos vieron
los hechos, substancialmente produjeron los mismos informes. En esta cuenta el
Dr. Weizmann pregunta melancólicamente por qué "tan a menudo como una
comisión salió a Palestina para investigar" fue "una regla casi universal que tales
administradores que salieron inclinados favorablemente se vuelven en contra
nuestra en unos pocos meses".
El fiasco del "Hogar Nacional" estaba tan claro que incluso los políticos
comenzaron a evadirse. El Sr. Lloyd George en 1925 le dijo públicamente a los
Sionistas "cualquier política de expropiación o algo que lo sugiera, causará sólo
dificultades en el camino del Sionismo". El Dr. Weizmann contestó en seguida: "Sr.
Lloyd George me creerá cuando le digo que los judíos son el último pueblo en el
mundo que construirían su hogar en la espalda de alguien. Los judíos
han sufrido tanto por la injusticia que ellos han aprendido su lección y yo
puedo asegurarle que los Árabes no sufrirán en nuestras manos". Nuevamente "la palabra" invita a hacer la comparación con "el hecho" que sucedió
después.
Sin embargo, lo que pasó en Palestina durante esta década era todo incidente al
propósito mayor de retener el control encima de los políticos de Londres y
Washington, para que la "política" deba continuar siendo allí "imposible de
cambiar". Eso y no el éxito o fracaso del "Hogar Nacional" en Palestina era decisivo,
[305] y el Dr. Weizmann triunfó al final nuevamente.
En este período él tenía que tratar con una dificultad aun mayor que cualquiera
ofrecida por los políticos Occidentales: la alarma, y la hostilidad, a ese "Mundo
Judío" que él y sus socios de Rusia exigieron representar. Los judíos emancipados
podrían haber ofrecido una oposición eficaz a los Sionistas si ellos hubiesen
formado una organización anti-sionista. Ellos temieron hacerlo, y ésta fue su
destrucción. Ellos no querían un nacionalismo Sionista y un estado judío, pero ellos
quisieron la Meca Judaísta, el centro cultural y religioso, y temieron que el
término anti-sionista" implicara el antagonismo a eso. A través de esta grieta en su
armadura, el Dr. Weizmann alcanzó infaliblemente su objetivo.
Su tarea completa en Palestina estaba entonces cercana al colapso. El "Mandato"
proveía que el gobierno británico reconocería su Organización Sionista como "una
apropiada agencia judía con el propósito de aconsejar y cooperar con la
administración de Palestina" en materias que afectan "el establecimiento del Hogar
Nacional Judío". Sin embargo, había una calificación: esta agencia "daría los pasos
en consulta con el gobierno de Su Majestad Británica para asegurar la
cooperación de todos los judíos que están dispuestos a ayudar en el
establecimiento del "Hogar Nacional Judío".
Como las masas de judíos se opusieron abiertamente al Sionismo del Dr.
Weizmann, ni siquiera él podría pretender hablar por ellos. Así, él transfirió su
prospección desde las antecámaras de los Gentiles a los judíos y por ocho años recorrió apresuradamente el mundo en busca de una solución a este problema, La
gran masa de judíos emancipados de Occidente se oponían resueltamente a
cualquier proyecto que pudiese resultar ser uno para la re-creación de "una nación
judía".
Entonces el Dr. Weizmann encontró la respuesta al enigma. Él acuñó el término" non-sionista". Los judíos en Bretaña permanecieron apartados pero aquellos en
EEUU cayeron en la trampa. "Non-sionista" parecía ofrecer lo mejor de ambos
mundos; les permitiría que se opusieran al nacionalismo Sionista mientras
apoyaban la idea de La Meca-Judaísta. En 1928 un grupo de judíos anunció que
ellos representaban a los "non-Sionistas" y trabajarían con el Dr. Weizmann para "la construcción de Palestina". Sobre esta base, el Dr. Weizmann en 1929,
estableció su "Agencia Judía Ampliada" exigiendo después de esto que,
incluyendo a los "non-Sionistas", cumplía todas las provisiones de "el Mandato" y
que él, una vez más, representaba a "todos los judíos". El dilema del cual el Dr.
Weizmann fue rescatado, es mostrado por sus palabras: él dice que consideró la
situación Sionista "desesperada y desvalida a menos que los non-Sionistas
vinieran al rescate",
Los Árabes en seguida vieron que esta Agencia Judía "ampliada" sería el verdadero
gobierno de Palestina e intensificaron su resistencia. El resultado fue que por fin un
gobierno británico se vio obligado a admitir el fiasco y en 1930, el Papel Blanco
Passfield se propuso suspender la inmigración Sionista y abreviar la
autoridad de la Agencia judía. ¡La política "fija" fue "cambiada"! El Dr.
Weizmann, con su autoridad reforzada por la contratación de los "non-Sionistas",
golpeó en seguida. Le dio audiencia al Primer Ministro británico, entonces el Sr.
Ramsay Macdonald, [306] quién se comportó como un hombre amenazado con un
arma; él no sólo revocó el Papel Blanco sino que humildemente le preguntó al Dr.
Weizmann a quien debía designar como el próximo Alto Comisionado en Palestina.
Así los años que los Sionistas han comido continuaron. ¿Qué temían estos
políticos?, nadie puede decirlo confiadamente; sus memorias están uniformemente
silentes en este misterio central y sus capitulaciones son únicas en la historia. La
rendición del Sr. Macdonald restableció el principio que la "política" en esta
materia estaba "fija" e inmutable, y durante los próximos veinte años, llegó a ser el
principio supremo de toda la política estatal británica y norteamericana. Los
políticos de ambos países evidentemente sostenían que el Dr. Weizmann era el
emisario de un poder que ellos no se atrevían a desobedecer; sus conductas se
parecían al miedo que hacía rotar los ojos de los nativos africanos ante el hechicero.
La sumisión del Sr. Macdonald restauró la situación en Londres a su forma
anterior, pero en Palestina el "Hogar Nacional", un crecimiento artificial
implantado por la fuerza en una tierra hostil, continuaba marchitándose. En diez
años la población judía aumentó en menos de cien mil inmigrantes. En 1927
partían tres mil emigrantes más que aquellos inmigrantes que vinieron. Un
pequeño reavivamiento siguió en 1928, pero el promedio anual de éxodo de
Palestina, en 1932, fue casi una tercera parte de la inmigración.
La aventura Sionista estaba en el colapso, tal como todas las partes calificadas lo
habrían vaticinado. Dejados solos, los judíos del mundo claramente nunca, en
algún número sustancial, irían a Palestina; si los eventos tomaran su curso natural
evidentemente la población árabe aumentaría su preponderancia.
Nada tomaría su curso natural. En ese mismo momento, el misterioso Hitler surgía
en Alemania (y en el mismo momento el Sr. Roosevelt en EEUU) y la Segunda
Guerra Mundial se acercaba adelante.
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