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Capítulo 38
El pequeño país lejano
En la Palestina olvidada durante la década 1930-1940, mientras "El Jefe" y "Der
Fuehrer" reinaban en Washington y Berlín, los asuntos iban de mal en peor y al
final un gobierno británico estaba a punto de abandonar la tarea sin esperanzas
encajada en él por el Sr. Balfour (quién murió en 1930 después de una despedida
en el lecho de muerte con el Dr. Weizmann) cuando, en la víspera de otra guerra,
un Sr. Winston Churchill entregaba a su país a ella. Así, el pueblo británico
creyendo que su negocio estaba solamente en tratar con Hitler, una vez más entró
en la guerra bajo órdenes selladas, entre las cuales estaba el propósito, el cual no
sospechaban, que les había llevado al borde de la derrota en 1918.
Los sucesivos gobiernos británicos, en este asunto, se encontraron así mismos en la
condición del payaso del circo que no puede librarse del rol de volar; cada vez que
ellos pensaron que lo habían agitado fuera, el Dr. Weizmann lo fijaba en un nuevo
lugar. En Palestina los administradores y soldados británicos en quienes "el
Mandato" había sido puesto, no podrían cumplir su deber. Los Árabes se rebelaron
permanentemente; los Sionistas en Londres importunaron al gobierno para usar la
fuerza contra los Árabes; si los hombres en el lugar intentaban actuar
imparcialmente entre las partes, las órdenes desde casa los refrenaban.
La historia británica en ultramar es probablemente vindicada por los resultados en
cada caso excepto en este. Produjo naciones extranjeras libres en tierras vacías, y
en las conquistadas pobladas por otros, la a menudo proclamada (y siempre
ridiculizada) intención de levantamiento de los conquistados, entonces la partida se
ha llevado a cabo; India es sólo una prueba de eso. En el caso de Palestina, todas las
reglas previamente seguidas en ultramar por Bretaña fueron rotas y toda la
experiencia se llevó a nada, bajo la "presión" ejercida en Londres, o de otras
capitales si Londres alguna vez se negaba.
Así los oficiales y soldados británicos enviados a Palestina fueron los más infelices
en la historia británica (característicamente, el único hombre entre ellos que
recibió públicamente honores después de su partida fue un traidor).
Ellos sabían como administrar un verdadero "protectorado"; la palabra tiene un
honesto significado así como uno falso, burlonamente dado a él por Hitler en
Checoslovaquia. La ocupación con el consentimiento, o con la invitación de los
habitantes nativos puede ser una cosa admirable. He viajado en uno de tales"protectorado" genuino, Basutoland.
Los británico fueron allí ante la solicitud de Basuto y la consecuencia fue que
Basuto sobrevivió como una nación libre, de otra forma ellos habrían sido
esclavizados por sus poderosos vecinos. Su situación y perspectiva hoy son mejores
de lo que ellas podría haber sido en cualquier otra forma y ellos comprenden esto,
por lo que una docena de administradores blancos gobiernan a 660,000 Basutos en
la estima mutua.
A los británicos en Palestina, por primera vez en la historia de su nación, les fue
exigido reprimir a las personas ellos habían venido "proteger" y proteger a otros
que eran de hecho, invasores de Rusia. La corrupción del "poder civil" en
Inglaterra, desde el tiempo del Sr. Balfour, logró este resultado. La máxima
suprema [326] del constitucionalismo Occidental es que "el poder civil" siempre
debe ser superior al militar, de tal manera que no surjan regimenes militaristas.
Pero si el poder civil se rinde a los dictados de una secreta tercera parte con
objetivos militares, se pone en los hechos, en una posición inferior al poder
militar, aunque no a sus generales nativos. De esta manera la máxima suprema
estaba de cabeza, porque las fuerzas armadas de una nación pueden ponerse
entonces al servicio de intereses extranjeros, y destructivos de sí mismo. Esto pasó
en Palestina.
La represión de los Árabes nativo "rebeldes" no ayudó al Sionismo en Palestina.
Al comienzo de la década 1930 - 1940 el levantamiento de Hitler fortaleció su
posición en las antecámaras de Londres y Washington, pero esta mejora fue
contrapesada por la extensa deterioración que ocurrió en la propia Palestina
mientras avanzaba la década. Durante este período posterior, el Dr. Weizmann, que
de 1904 a 1919 había concentrado sus esfuerzos en el gobierno británico, extendió
sus actividades a dos nuevos lugares; su órbita cubría "Jerusalén, Londres y Nueva
York" y él trataba con el Primer Ministro británico como un hombre que talla las
ramitas.
Su próxima víctima fue, una vez más, el Sr. Ramsay Macdonald, quien después de
la deserción de sus colegas Socialistas, se transformó en Primer Ministro de un
gobierno de coalición de todos los otros Partidos. El joven Jimmy Macdonald de
Lossiemouth, el muchacho pobre de Escocia que hizo bien, fue por este tiempo el
Sr. Ramsay Macdonald del canoso pelo restante. Hizo a hijo, el Sr. Malcolm
Macdonald, Sub-Secretario para las Colonias, y con ello ambos Macdonald dejaron
el feliz país de sueños de la plataforma oratoria Socialista para el frío y duro mundo
de la "presión irresistible". El Sr. Macdonald se preparó para detener la lucha
interminable y los escándalos en Palestina, que por este tiempo ya habían exigido
muchas vidas británicas, y pronto anunció que su gobierno suspendería la
inmigración Sionista, regularía las compras Sionistas de tierras y castigaría las
incitaciones al desorden "en cualquiera de las partes que ellas se
originaran".
El Sr. Macdonald se volvió objeto de ataques violentos en seguida y comenzó a
mostrar un semblante tosco por el cual se volvió famoso (y qué yo observé cuando
me reuní con él en 1935). Él recibió la visita del Dr. Weizmann y tres socios
Sionistas y fue acusado de "tratar bastante frívolamente" con "las implicaciones
morales de las promesas dadas a los judíos" (Dr. Weizmann). Los principales
políticos en su propio país, en Norteamérica y África del Sur comenzaron una
furiosa campaña en su contra. Intimidado por segunda vez, fijó un Comité
Ministerial especial para reconsiderar la a menudo tratada "política de Palestina".
Un Ministro Socialista, el Sr. Arthur Henderson, era el presidente y el Sr. Malcolm
Macdonald era Secretario; El Dr. Weizmann y seis Sionistas importantes formaban"el comité"; los Árabes, como de costumbre, no estaban representados.
El Dr. Weizmann atacó violentamente la tarea de castigar las incitaciones al
desorden desde cualquier parte; el desorden, la violencia y las matanzas, dijoél, sólo se originaban en los árabes nativos. El Sr. Macdonald nuevamente se
rindió en una carta al Dr. Weizmann, bajo cuyas condiciones la inmigración
Sionista a [327] Palestina en 1934 y 1935 excedió todas las cifras anteriores.
Habiendo tratado con el Sr. Macdonald, el Dr. Weizmann emprendieron la gran
gira. Mientras la Segunda Guerra se acercaba él estuvo por todas partes, en África
del Sur, Turquía, Francia, Italia, Bélgica y otras tierras. En Francia se reunió con "cada uno de los Primer Ministros entre las dos guerras" y de éstos, encontró que
M. León Blum, un co-religionario, para ser especialmente simpático. M. Aristide
Briand, el Ministro del Exterior, también estaba bien dispuesto "aunque un poco
vago acerca de o que está pasando" (el Dr. Weizmann se refiere a menudo en tales
términos de los políticos Occidentales que cumplían sus órdenes). Él vio a
Mussolini tres veces. Habló a públicos distinguidos sobre las iniquidades de Hitler
y les dijo que era "la responsabilidad del mundo civilizado" en esta cuenta, expulsar
a los Palestinean Arabes (él no lo puso así tan sin adornos).
No obstante, por finales de los años de 1930, el Sionismo en Palestina estaba
desintegrándose nuevamente. Ya que para la Segunda Guerra se habría marchitado
en el olvido, un árabe Jameson Raid emprendido en la irresponsabilidad e
ignominiosamente acabado.
En 1936 las manifestaciones árabes comenzaron a ser cada vez más violentas aun.
Por entonces los sucesivos gobiernos británicos durante catorce años, al mandato
de los Sionistas, se habían negado a permitir que los Arabes tuvieran elecciones.
Con el tiempo, el argumento del Dr. Weizmann que esta negativa era la esencia de
la "democracia" perdió su fuerza y el gobierno británico se encontró en un creciente
y difícil dilema. El Sr. Stanley Baldwin (después de suceder al Sr. Macdonald)
acudió al antiguo procedimiento del "canasto-pendiente"; envió una comisión más
de investigación (¿la quinta?) a Palestina, y a estas alturas la cosa se volvió
completamente una farsa.
El Sr. Macdonald había sido intimidado por el Dr. Weizmann y su guardia personal
en cancelar una "política de Palestina" anunciada después de una consulta total con
sus consejeros responsables. ¡Ahora, después que el Sr. Baldwin envió una
comisión a Palestina para descubrir una política alternativa fue recibido por el Dr.
Weizmann! Con agilidad él brincó de Londres a Jerusalén y volvió, diciéndole al
gobierno británico en Londres qué hacer, que debían sus Comisionados en
Palestina informar, y al gobierno británico en Londres, nuevamente, lo que debía
hacer con el informe cuando este llegara. (Mientras tanto visitó Nueva York para
arreglar por más "presión" desde ese lugar).
Esta Comisión Peel recibió de alguna de las partes una propuesta que el dilema
eterno podría resolverse dividiendo Palestina, y rápidamente consultó al Dr.
Weizmann. Hasta ese momento las pretenciones se habían mantenido, todas a
través de los años, que los Sionistas no exigían un estado judío, sólo un "Hogar
Nacional". El Dr. Weizmann supo que si un gobierno británico pudiera llevarse
alguna vez a apoyar la "partición" se comprometería por fin a un estado judío
separado.
Su maestría Asiática del arte de la negociación obliga a la admiración. Invocando el
Antiguo Testamento, clavó firmemente la idea de la partición sin comprometerse
a algún límite. Él dijo que sería capaz de hacer algunas concesiones sobre el área
real que sería tomada por sus Sionistas, aun cuando Jehová no había indicado
fronteras precisas en sus revelaciones a los Levitas. Esto aceptaba la [328] oferta de
territorio, dejando todo el asunto de los límites abiertos para incluso la "partición",
obviamente, esto no iba a ser ninguna solución. Las palabras con que el Dr.
Weizmann apoyó la partición son de interés a la luz de los eventos posteriores: "LosÁrabes tienen miedo que nosotros absorbamos toda Palestina. Digamos lo que
digamos sobre la preservación de sus derechos, ellos están dominados por el
miedo y no escucharán razones. Un estado judío con límites definidos,
internacionalmente garantizados sería algo último; la transgresión de estos límites
serían un acto de guerra que los judíos no cometerían, no sólo por sus
implicaciones morales, sino porque despertaría al mundo entero
contra ellos."
La Comisión Peel recomendó la partición y declaró que "el Mandato" era imposible
de trabajar. Si el Gobierno británico hubiera actuado sobre ese informe y
rápidamente se hubiera retirado de Palestina, mucho se podría haber ahorrado la
humanidad, pero dentro de dos años la Segunda Guerra Mundial envolvió esto
nuevamente en el problema insoluble.
Mientras se acercaba, el Dr. Weizmann continuó sitiando a los políticos
Occidentales con el argumento que "el Hogar Nacional Judíos jugaría un rol muy
considerable en esa parte del mundo como un aliado fiable de las democracias".
Con esto él quería decir que la demanda Sionista de armas para la toma violenta de
Palestina, lo cual iba a ser un hecho, se presentaría de esa manera, a través de los
políticos y la prensa, a las masas públicas de Occidente. En 1938, propuso entonces
al Sr. Ormsby-Gore, Ministro británico para las Colonias que los Sionistas deben
ser permitidos de formar una fuerza de algo así como 40,000 hombres. Esto presupuso
que la guerra innecesaria ocurriría (una anticipación en que los hombres
dirigentes que estaban tras bastidores, al parecer ya habían convenido), y el Dr.
Weizmann hizo todos él pudo para asegurar esto, usando el caso de los judíos como
su único argumento. Después del asesinato de von Rath y las manifestaciones antijudías
en Alemania él le dijo al Sr. Anthony Eden:
"Si un gobierno es permitido de destruir una comunidad entera
que no ha cometido ningún crimen. . . significa el principio de
anarquía y la destrucción de la base de la civilización. Los
poderes que están mirando lo que sucede sin tomar alguna
medida para prevenir el crimen, serán algún día visitados por
un severo castigo".
La persecución de Hitler de hombres fue ignorada en estas privadas y fatales,
entrevistas en las antecámaras políticas; la condición de una única "comunidad"
estaba en avanzada como el argumento para la guerra. Los Sionistas, tal como los
eventos lo han mostrado, estaban intentando destruir "una comunidad entera que
no había cometido ningún crimen" (los Árabes de Palestina que no sabían nada de
Hitler) y las armas que ellos exigieron fueron usadas para ese propósito.
Significativamente, el Dr. Weizmann puso su argumento en términos del credo
cristiano; bajo esa enseñanza la destrucción de una comunidad inocente de
crimen es en sí misma un crimen, que traerá un "castigo severo". Bajo la Ley
Levítica, sin embargo, qué el Dr. Weizmann invocaba como la base de su demanda
por Palestina, es "estatuto principal y mandamiento", que será premiado por el
poder y riquezas, no por castigos.
En los últimos doce meses antes de la Segunda
Guerra, los árbitros secretos del poder [329] ejercieron su máximo esfuerzo para
ganar control sobre hombres y eventos. El Sr. Roosevelt fue comprometido, pero él
sólo sería usado en una fase posterior. En Inglaterra, el Sr. Baldwin, los hacendados
y manufactureros de Worcestershire, dieron paso al hombre de negocios de
Birmingham, el Sr. Chamberlain de Neville, en quien surgió un obstáculo serio al
ejercicio de la "presión irresistible" tras bastidores.
El nombre del Sr. Chamberlain está conectado con el final, el acto fatal de estímulo
a Hitler: el abandono y la promulgación de la rendición de Checoslovaquia en
Munich. Durante unas semanas las masas públicas pensaron que él había salvado
la paz por este hecho y en ese momento yo, en Budapest y en Praga, entendí por
primera vez lo que Thomas Jefferson quiso decir cuando expresó, "yo realmente
miro con lástima a la gran masa de mis conciudadanos que, leyendo los periódicos,
viven y mueren en la creencia que ellos han conocido algo de lo que ha estado
pasando en el mundo de sus tiempos."
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Muy poco después que él escribió esto, la fortuna política del Sr. Churchill tomó un
súbito giro para el bien y (como en el caso del Sr. Lloyd George en 1916) su actitud
hacia el Sionismo parece haber tenido mucho que ver con esto, a juzgar de lo que se
ha publicado. Su registro en esta materia sugiere que el Sr. Churchill, el producto
de Blenheim y Brooklyn, es algo como "un enigma dentro de un misterio envuelto
en un enigma", usando las palabras empleadas por él sobre el estado comunista en
1939. En 1906, como se ha mostrado, estaba entre los primeros políticos que
apoyaron el Sionismo en las tribunas, de tal manera que un vocero de los Sionistas
dijo que cualquier judío que votara contra él, era un traidor. ¡Sin embargo, en el
puesto durante la Primera Guerra, tomó una pequeña parte en ese asunto y el Dr.
Weizmann sólo lo menciona una vez en ese período, y entonces no como un"amigo". Luego, como Ministro de las Colonias en 1922, ofreció una ofensa a Sión
por su Papel Blanco, que el Dr. Weizmann llama "una seria deformación de la
Declaración de Balfour". Propuso para Palestina, "un Concilio Legislativo con una
mayoría de miembros elegidos", y esto habría significado, no sólo sostener
esas elecciones que el Dr. Weizmann había prohibido hasta el fin, sino ¡permitir alÁrabes nativos de Palestina gobernar su propio país!
Así los diez años del Sr. Churchill en el desierto político, 1929-1939, fueron también
unos años durante los cuales eno contaba con el favor de los Sionistas y la narrativa
del Dr. Weizmann nunca lo menciona hasta la víspera de la Segunda Guerra,
cuando él de pronto se "descubrió" (como los dramaturgos acostumbran a decir) en
esto, como un campeón de los más ardiente del Sionismo. Esto es lo más curioso
porque, tan tarde como el 20 de octubre de 1938, el Sr. Churchill aun estaba
hablando como el autor del Papel Blanco de 1922: "Nosotros debemos. . . darle a losÁrabes una solemne convicción. . . que la cuota anual de inmigración judía no debe
exceder una cierta cifra, por lo menos para un período de diez años". [331]. Muy
poco después de eso, él resurge en la cuenta del Dr. Weizmann como un hombre
implícita y privadamente, de acuerdo con apoyar una inmigración Sionista de
millones.
Muy de repente, el Dr. Weizmann dice que en 1939, él "se encontró con el Sr.
Winston Churchill" (ignorado en su historia durante diecisiete años) "y él me dijo
que podría tomar parte en el debate, hablando por supuesto, contra el Papel
Blanco propuesto". El lector es dejado libre para suponer por qué el Sr.
Churchill podría haber asumido "por supuesto" hablar contra un documento que,
en su énfasis de la necesidad de hacer justicia a los Árabes, estaba en acuerdo con
su propio Papel Blanco de 1922 y con sus discursos durante diecisiete años después
de él.
Entonces, en el día de este debate, el Dr. Weizmann fue invitado a almorzar con el
Sr. Churchill, "en ella cual nos leyó su discurso" y preguntó si el Dr. Weizmann
tenía algún cambio para sugerir. El lector recordará que los editores del The
Times y del Manchester Guardián, escribieron los artículos editoriales sobre el
Sionismo después de una consulta con el jefe de una de las partes interesadas;
ahora, el Sr. Churchill se acercaba a un debate en un problema mayor de la política
estatal de la misma forma. Él era reconocido por la calidad de sus discursos, y llegó
a ser así en Norteamérica a causa del extraño hecho (como fue considerado allí)
que él mismo se lo escribió. Sin embargo, en las circunstancias descritas arriba por
el Dr. Weizmann, el punto de la real caligrafía parece de importancia menor.
En ese momento el "campeonato" del Sr. Churchill (Dr. Weizmann) fue vano; el
gran debate acabó en la victoria para el Sr. Chamberlain y su Papel Blanco por una
mayoría de 268 a 179. Era sustancial, pero muchos políticos ya olían los vientos y
su instinto de vela-de-adorno se refleja en el extraordinariamente grande número
de abstenciones: 110. Esto dio la primera advertencia al Sr. Chamberlain del
método, del abandono dentro de su propio Partido, por el cual él sería derrocado.¡El debate mostró otra cosa interesante, a saber, que el partido de Oposición por
este tiempo, sostenía que el Sionismo era el principio supremo de su política, y, de
hecho, la última prueba por la cual un hombre podría demostrar si era un"Socialista" o no! El creciente Partido Socialista se había olvidado de los males del
hombre trabajador hace mucho tiempo, la condición de los oprimidos y la porción
triste de "el desvalido"; había sido alcanzado en la intriga internacional y quiso
estar en el lado del perro fuerte. Así el Sr. Herbert Morrison, un líder Socialista,
apuntó acusadoramente al Sr. Malcolm Macdonald (cuyo departamento era
identificado estrechamente con el Papel Blanco) y lamentó la herejía de un hombre
que "alguna vez fue un socialista". El Socialismo, también, por este tiempo,
significaba sacar a los Árabes de Palestina, y los notables de los sindicatos, con los
relojes de oro de presentación, no les importaban cuan pobres u oprimidos estaban
estas distantes personas.
La Segunda Guerra estallaría muy poco después de la emisión del Papel Blanco y
del debate. En seguida, todo el pensamiento de "establecer una Palestina
independiente" y "terminar el Mandato" fue suspendido, por la duración de la
guerra (y a su fin, un cuadro muy diferente sería desvelado). En su comienzo el Sr.
Roosevelt en Norteamérica estaba "públicamente y privadamente comprometido"
para apoyar el Sionismo (Sr. Harry Hopkins [332] ). En Inglaterra, el Sr.
Chamberlain era un impedimento, pero estaba en camino a salir. El Sr. Churchill
estaba en camino a entrar. El pueblo lo quería, porque era "el hombre que había
tenido razón" sobre Hitler y la guerra; ellos no conocieron nada de sus charlas con
el Dr. Weizmann y los efectos que éstas podrían producir.
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