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La Controversia de Sión
Douglas Reed

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Capítulo 39

La entrega de armas a sión

Durante seis años las masas combatientes surgieron hacia y desde tres continentes, y al final, aquellos que se pensaron vencedores estaban más lejos del Santo Grial que en el comienzo; en los parlamentos de los políticos vencedores el gallo cantó por segunda vez. Tres décadas antes el Presidente Wilson se había esforzado en clamar que "las causas y objetivos son oscuros. . . los objetivos de los estadistas en ambos lados, son virtualmente los mismos", y el resultado lo demostraba. Los líderes alemanes habían decidido entonces "fomentar" y el Sr. House hablaba de"apoyar" la revolución-mundial; los Sionistas mantenían su oficina principal en Berlín, mientras pensaban que una Alemania victoriosa podría preparar la "patria judía" en Palestina, y sólo la transfirieron cuando la victoria fue vista que quedaba en Occidente.

La Segunda Guerra hizo nuevamente surgir la verdad en el lamento ahogado del Sr. Wilson. La guerra no podría haber comenzado, en absoluto, sin la complicidad de la revolución mundial en el asalto del nuevo "loco en Berlín", y los pueblos entonces, en el desbordamiento, no podían discernir ninguna diferencia entre la opresión Comunista y la opresión Nazi. Entonces, cuando los dos se volvieron uno contra otro, el Sr. Hopkins (en el lugar del Sr. House) comenzó a "apoyar" la revolución-mundial de nuevo, de tal manera que la victoria no trajese ninguna"liberación". Hitler deseaba segregar nuevamente a los judíos; el Sr. Brandeis en Norteamérica semejantemente, e imperiosamente decretó que "Ningún judío debe vivir en Alemania". El Sr. Churchill deseaba que "tres o cuatro millones de judíos" debieran trasplantarse a Palestina; el estado comunista, por profesión anti-sionista, proporcionó el primer contingente de éstos.

Cuando los humos de batalla se aclararon, sólo tres propósitos se habían logrado, ninguno de ellos descubiertos en su inicio: la revolución-mundial, con los armas y apoyo Occidental había avanzado hasta la mitad de Europa; El Sionismo había sido armado para establecerse en Palestina por la fuerza; el "gobierno-mundial", el resultado que fue pensado, estas dos fuerzas convergentes obviamente producirían, había sido nuevamente fijado en un estado de embrión, esta vez en Nueva York. La guerra después de la guerra fue la verdadera; luchada para desviar armas, mano de obra y los tesoros de Occidente a estos propósitos. A través de la disuelta niebla de la guerra, la forma del gran "plan" revelado por primera vez por los papeles de Weishaupt, y expuestos en los Protocolos, se mostró claramente.

Cuando la guerra comenzó la intención de abandonar el irrealizable "Mandato" y retirarse de Palestina, después de asegurar una representación justa de todas las partes allí, era la política oficial británica, aprobada por el Parlamento. Los Sionistas vieron que ningún gobierno británico, en cualquier futuro previsible, podría ser llevado a realizar el hecho real de los asesinatos: es decir, expulsar a losÁrabes de su propia Palestina mediante las armas. Ellos se propusieron obtener las armas bajo la cubierta de la guerra.

La guerra apenas había comenzado cuando el Dr. Weizmann apareció en la oficina del Sr. Churchill. Desconocido para el público general, este notable hombre durante treinta y tres años [334] (desde el día de su entrevista con el Sr. Balfour) había ejercido dominio sobre los políticos de Inglaterra y Norteamérica. Su persona no puede haber inspirado tal temor, por lo cual ellos deben haber visto en él, el representante de una fuerza que los aterraba; una fuerza que el Dr. Kastein llamó "el judío internacional" y el Sr. Neville Chamberlain llamó la "Judería Internacional".

El Sr. Churchill, retornó a la oficina después de diez años como Primer Lord del Almirantazgo, probablemente debía haber estado absorto por la guerra en el mar, pero el Dr. Weizmann estaba preocupado de otras cosas. Él dijo, "después de la guerra nosotros querríamos construir a un estado de tres o cuatro millones de judíos en Palestina" y el Sr. Churchill contestó, "Sí, de hecho, estoy totalmente de acuerdo con eso". El Sr. Churchill, doce meses antes, había llamado a una dar "solemne seguridad" a los Árabes que la inmigración Sionista sería regulada y restringida. Incluso hoy, en 1956, Palestina tiene sólo 1.600.000 judíos y un estado de guerra permanente existe en Arabia a consecuencia de su introducción; si su número es doblado o se triplicará, la forma del futuro está clara y el Sr. Churchill, en 1939, probablemente lo vio.

El Sr. Churchill entonces no tenía la responsabilidad por Palestina. El Dr. Weizmann evidentemente esperaba que pronto el Sr. Churchill fuera nombrado Primer Ministro. Él fue entonces a EEUU y expuso su plan al Presidente Roosevelt, encontrándolo "interesado" pero cauto (su tercera campaña de elección amenazada), y retornó a Inglaterra donde el Sr. Churchill había tomado el lugar del Sr. Chamberlain en la oficina más alta.

Así la situación de 1916 fue recreada, con una pequeña diferencia. El Sr. Lloyd George fue exigido para desviar los ejércitos británicos a Palestina, para la conquista inicial de la codiciada tierra, y lo hizo. Al Sr. Churchill se le pidió desviar armas a los Sionistas para que ellos pudieran establecerse, y buscó cumplirlo. De hecho, él había estado dando las órdenes en ese sentido durante cinco meses cuando vio en una próxima vez al Dr. Weizmann, y lo registra en el apéndice de sus memorias de guerra.

Él se transformó en Primer Ministro el 10 de mayo de 1940, cuando Francia colapsó y la isla británica estaba sola, defendida solamente por el remanente de sus fuerzas aéreas y su armada; el ejército había sido destruido en Francia. El 23 de mayo, instruyó a su Ministro de las Colonias, Lord Lloyd, que las tropas británicas en Palestina debían retirarse y "armar a los judíos para su propia defensa y organizarlos apropiadamente tan rápidamente como fuese posible". Repitió la orden el 29 de mayo (mientras la evacuación de Dunkerque estaba en marcha) y también el 2 de junio. El 6 de junio se quejó de la oposición militar a él, y a finales de junio de "dificultades" con dos Ministros responsables, particularmente del Lord Lloyd ("quién era un convencido anti-sionista y pro-árabe; "Yo deseaba armar a los colonos judíos".

Por lo tanto el asunto ya estaba discutiéndose en términos, no de interés nacional, sino de "pro" esto y "anti" eso otro, el idioma de la caja de jabón. El Sr. Churchill continuó en esta senda, diciéndole a Lord Lloyd que el gran número de tropas en Palestina eran "el precio que nosotros tenemos que pagar por la política antijudía que ha persistido allí durante algunos años" (la política de su propio Papel Blanco de 1922). [335] Si los judíos fueran armados apropiadamente, dijo, se liberarían tropas británicas para el servicio en otros lugares "y allí no había ningún peligro de que los judíos atacaran a los Árabes". Él se negó a dar a conocer al Parlamento la visión del Ministro responsable: "Ciertamente no podría asociarme con tal respuesta como aquella que usted me ha entregado."

En ese momento las armas eran más preciadas que los diamantes en Inglaterra. Los ejércitos rescatados de Francia estaban sin armas y desorganizados; El Sr. Churchill registra que toda la isla tenía apenas 500 cañones y 200 tanques de diferentes edades y tipos; meses después aun estaba llamando urgentemente al Presidente Roosevelt por 250,000 fusiles para "hombres entrenados y uniformados" que no tenían armas. Por esos días yo recorrí el campo para obtener, por fin, una pistola vieja de 40 años que dispararía sólo un tiro. Las animadas palabras del Sr. Churchill sobre luchar hasta siempre en las playas y en las calles y jamás rendirse no me estremecieron, porque supe que, si una invasión ganara una posición establecida, ellas estarían vacías; los hombres no pueden luchar contra los tanques con las manos desnudas. El estado de desarme del campo era horrible. Yo me habría sentido estupefacto si hubiese sabido que el Sr. Churchill, en ese momento, tenía tan persistentemente su mente puesta en la entrega de armas a los Sionistas en Palestina.

El peligro de invasión estaba retrocediendo cuando el Dr. Weizmann vio la próxima vez al Sr. Churchill, en agosto de 1940. Él propuso entonces que los Sionistas deberían formar un ejército de 50,000 hombres, y en septiembre se presentó al Sr. Churchill con "un programa de cinco-puntos", donde el punto principal era "el reclutamiento del mayor número posible de judíos en Palestina para los servicios de combate". Él dice que el Sr. Churchill "consintió a este programa."

Lord Lloyd (tal como Sir William Robertson, el Sr. Edwin Montagu y muchos otros en la Primera Guerra) luchaba firmemente para evitar todo esto. Estaba impulsado por el destino intempestivo que obstinaba a muchos de los hombres que intentaban hacer su deber en esta materia: murió en 1941, a la edad de sólo 62 años. Sin embargo, los oficiales y soldados responsables nunca dejaron de intentar y refrenar a los "políticos de la línea top" de esta nueva diversión. El Dr. Weizmann se queja que, a pesar del apoyo del Sr. Churchill, "habrían de pasar cuatro años antes, que en septiembre de 1944, se formara oficialmente la Brigada Judía", y atribuía este retraso a la resistencia obstinada de "expertos" (en sus palabras). El Sr. Churchill se quejó semejantemente: "Yo deseaba armar a los judíos de Tel Aviv . . . Aquí encontré cada tipo de resistencia" (julio de 1940, justo antes que comenzara el ataque aéreo a Bretaña).

El Dr. Weizmann evidentemente pensó que el tiempo había llegado para dominar a esta resistencia por la "presión" de otro sector, ya que en la primavera de 1941, fue nuevamente a EEUU. En este momento (tal como en la Primera Guerra) él le estaba dando nominalmente al "esfuerzo de guerra" británico el beneficio de su conocimiento científico, en esta ocasión en el campo del isopreno. Él dice que estaba "absorto en el trabajo", pero se las ingenió para librarse de él y, como él era el Dr. Weizmann, no tuvo ninguna dificultad para cruzar el Atlántico en tiempos de guerra.

La tierra había sido preparada para él en EEUU, en dónde el Rabino Stephen Wise [336] estaba instruyendo al Presidente Roosevelt (tal como había instruido al largo tiempo fallecido Presidente Wilson) sobre su deber hacia el Sionismo: "El 13 de mayo de 1941 encontré necesario enviarle los informes de primera mano sobre Palestina al presidente" (los informes de primera mano del rabino sobre un pogrom"informado" en 1933 había provocado el boicot en Nueva York) "y escribirle acerca del estado en peligro de los judíos desarmados. . . El Gobierno británico debía ser hecho entender cuan enorme sería el espanto y cuan perjudicial su efecto en la causa democrática, si allí hubiese una matanza generalizada debido al fracaso de armar a los judíos adecuadamente, así como para fortalecer las defensas de Palestina con armas, tanques y aviones."

El presidente contestó, "yo sólo puedo llamar a la atención de los británicos a nuestro profundo interés en la defensa de Palestina y nuestra preocupación por la defensa de la población judía allí; y, como lo mejor que puedo, proporcionar a las fuerzas británicas con los medios materiales mediante los cuales la protección máxima a Palestina será permitida". Provisto con esta carta (como el Dr. Weizmann una vez, con un informe de una entrevista escrita en el papel oficial de la Oficina del Exterior británica) el Rabino Stephen Wise "al día siguiente viajó a Washington, y después de las conferencias con altos funcionarios gubernamentales se sintió más seguro que los británicos serían hechos entender que debía haber equipamiento adecuado (armas, tanques y aviones) para nuestro pueblo en Palestina. . . Y probablemente gracias a la intervención del Sr. Roosevelt, el asunto de la paridad se había dejado caer en gran magnitud" (laúltima alusión es a la insistencia de los administradores británicos responsables que, si los armas fuesen a entregarse, debía armarse a Arabes y Sionistas en igual número en Palestina; incluso el Sr. Churchill había encontrado dificultad resistiéndose a esta propuesta).

Estos potentados Sionistas, en varios países, aplicaron la "presión irresistible en la política internacional" en perfecta sincronización. Si Londres se retrasara en la complacencia, "fue hecho entender" por Washington; si las posiciones hubiesen sido invertidas el procedimiento habría sido el contrario. Así el mecanismo había sido bien engrasado cuando el Dr. Weizmann llegó y pronto se sintió satisfecho que"los líderes políticos top" mostraban "una real simpatía por nuestras aspiraciones Sionistas".

En Washington, como en Londres, encontró que los funcionarios oficiales responsables eran una molestia: "El problema siempre comenzó cuando llegaban los expertos en el Departamento de Estado. Debajo de los "político de la cima" en Washington, Ministros y altos oficiales, y en Palestina los profesores norteamericanos, misioneros y hombres de negocios, todos ellos intentaron mantener la política estatal de EEUU libre de este espíritu malvado. El funcionario Jefe responsable en Washington es descrito por el Dr. Weizmann en términos idénticos como los usados por el Sr. Churchill a Lord Lloyd: "La cabeza de la División Oriental del Departamento de Estado era un anti-sionista confeso y pro-árabe"; esto indica la fuente original del vocabulario político a nivel de la cima.

El Dr. Weizmann comprendió que desde este período, Washington era el mejor lugar de donde la presión podría mantenerse en mejor forma sobre Londres, y a principios de 1942 se trasladó allá. Su liberación del trabajo científico que lo"absorbió" en Inglaterra fue arreglado fácilmente, El Presidente Roosevelt [337] descubrió que el Dr. Weizmann se necesitaba urgentemente en EEUU para trabajar en el problema del caucho sintético. El Embajador norteamericano en Londres, el Sr. John G. Winant, olió problemas y "aconsejó seriamente" al Dr. Weizmann, cuando llegó a EEUU, que se dedicara tanto como fuese posible a la química". El Sr. Winant estaba alarmado sobre las consecuencias de todas estas maquinaciones, y presintiendo un futuro lo rompió; su muerte, pronto después, fue de naturaleza trágica. En cuanto a su consejo, el Dr. Weizmann comenta que "en realidad, dividí mi tiempo casi igualmente entre la ciencia y el Sionismo", y si eso fue "química" finalizó mejor que cualquiera que conoció al Dr. Weizmann, habría esperado.

Antes de que él partiera "visitó informalmente" Ten Dowing Street, donde en 1942 había visitado oficialmente por casi treinta años, para decir adiós al secretario del Sr. Churchill, tal como él dice. No sorprendentemente, él vio al Sr. Churchill que dijo: (según Dr. Weizmann):

"Cuando la guerra haya terminado, me gustaría ver a Ibn Saud como Lord del Medio Oriente, como el jefe de jefes, con tal de que él llegue a un acuerdo con usted. . . por supuesto nosotros le ayudaremos. Guarde este secreto, pero usted podría hablarlo con Roosevelt cuando llegue a EEUU. No hay nada que él y yo no podamos hacer si ponemos nuestras mentes en ello". (el Dr. Weizmann, después de la entrevista, hizo una nota de este secreto y se lo entregó al Secretario político Sionista con instrucciones de darlo a conocer al ejecutivo Sionista si algo le ocurriera al Dr. Weizmann; también, lo publicó en su libro posteriormente).

El Sr. Churchill se equivocaba si él esperaba que el Dr. Weizmann le ayudara a preparar a un árabe como "Lord del Medio Oriente", ya que tal lugar de poder estaba reservado obviamente para el Sionismo. Por ello el Dr. Weizmann no llevó el mensaje del Sr. Churchill, incluso cuando él vio al Presidente Roosevelt y sólo habló sobre su trabajo científico. Desde otros lugares el presionaba para que"EEUU enviara el máximo número de aviones y tanques a ese teatro" (a África dónde serían muy accesibles para los Sionistas en Palestina). En esta fase él comenzó la cooperación íntima con el Sr. Henry Morgenthau Junior, del círculo interno del presidente, que probaría ser de "peculiar asistencia" en el momento posterior, el decisivo.

El Dr. Weizmann nuevamente encontró estorbos irritantes: "Nuestras dificultades no se conectaban con los estadistas del primer orden. Éstos habían, en gran parte, siempre entendido nuestras aspiraciones, y sus declaraciones en favor del Hogar Nacional Judío realmente constituyen una literatura. Siempre estaba detrás del escenario, y en los niveles más bajos, en los cuales nosotros encontramos una oposición obstinada, desviada y silenciosa. . . Toda la información proporcionada del Medio Oriente a las autoridades en Washington trabajaban en contra nuestra."

Por casi 40 años, en ese tiempo, el Dr. Weizmann había trabajado "tras bastidores", sinuosamente y en secreto; la historia no muestra ningún caso comparable. En la siguiente reunión tras bastidores, con el Presidente Roosevelt, entregó entonces el mensaje del Sr. Churchill, o más bien (según su propio relato) uno diferente: le dijo que el Sr. Churchill le había asegurado que "al fin de la guerra vería un cambio [338] en el estado del Hogar Nacional Judío, y que el Papel Blanco de 1939 iría". Él describe esto como el "plan" del Sr. Churchill, pero no es el mensaje previamente citado, aunque podría describir la mente del Sr. Churchill. Lo que es significante es que el Dr. Weizmann omitió la propuesta principal del Sr. Churchill, para hacer al Rey Ibn Saoud "Lord del Medio Oriente. . . con tal de que él llegue a un arreglo con usted."

El Dr. Weizmann dice que la respuesta del Presidente Roosevelt al plan del Sr. Churchill (tal como fue falsamente planteado a él) era "completamente afirmativa" lo que en Sionismo significa "Sí" a un estado judío ("un cambio en el estado del Hogar Nacional Judío"). El presidente, según el Dr. Weizmann, introdujo entoncesél mismo, el nombre de Ibn Saoud, y se mostró "consciente del problema árabe". El Dr. Weizmann, si su relato es correcto, no dijo entonces que el Sr. Churchill recomendaba "un arreglo” con Ibn Saoud. Por el contrario, el Dr. Weizmann"mantuvo la tesis que nosotros no podemos hacer descansar nuestra causa en el consentimiento de los Árabes”.

Esto era lo contrario acerca del visualizado "arreglo" del Sr. Churchill y era específico: significaba la guerra contra los Árabes y el apoyo de EEUU para tal guerra. De allí, el Sr. Roosevelt simplemente "me aseguró nuevamente sus simpatías y de su deseo de resolver el problema."

Existe algo de misterio en esta reserva del Presidente Roosevelt en la materia del "problema árabe" que podría haber tenido importantes consecuencias si no se hubiese muerto, dos años después, casi inmediatamente después de reunirse con Ibn Saoud. Sin embargo, lo que él dijo cautamente y privadamente pensó ya no era más de vital importancia en 1943, porque la decisión real ya había sido tomada. Tras bastidores, bajo la cubierta de una guerra en Europa, las armas iban a ser llevadas a los Sionistas, y este proceso secreto iba a determinar la forma del futuro. Desde este momento ni los políticos de más alto nivel, si ellos se rebelaran, ni los oficiales responsables fuertemente presionados tenían el poder para impedir que el Sionismo plantara en Palestina una bomba-de-tiempo que puede explotar todavía en la segunda mitad del Siglo XX.

De momento, el Dr. Weizmann, en julio de 1943, retornó a Londres, seguro que la"presión" de Washington se mantendría.

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