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La Controversia de Sión
Douglas Reed

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Capítulo 41

 

La revolución "se extiende"

La Segunda Guerra Mundial, mucho más claramente que la Primera, siguió el curso trazado por los Protocolos de 1905. Las masas embrolladas descargaron destrucción y venganza unos a otros, no por su propia salvación, sino por el avance de un plan de esclavitud general, bajo un "gobierno mundial" despótico. Los objetivos proclamaron inicialmente ("liberación", "libertad" y la destrucción del"militarismo", "Nazismo", del "Fascismo", la “dictadura totalitaria” y similares) no se logró; al contrario, el área dónde estas condiciones prevalecieron fue agrandada enormemente.

Lenín, en sus Collected Works, escribió: "La Guerra Mundial” (1914-1918) "verá el establecimiento del Comunismo en Rusia; una Segunda Guerra Mundial extenderá su control sobre Europa; y una Tercera Guerra Mundial será necesaria para hacerlo Mundial", La frase central de esta previsión casi se cumplió literalmente por el resultado de la Segunda Guerra. La revolución extendió sus fronteras a la mitad de Europa y así se puso en posición de extender su control militar sobre toda Europa, por lo menos al estallido de alguna tercera guerra. En 1956 el General norteamericano Gruenther, que entonces dio nacimiento al rango, aparentemente hecho permanente por algún acto imposible de pesquisar, de los"Premier-dictadores" en tiempo de guerra; de "Comandante Aliado Supremo", dijo a un periódico alemán Oriental, "Si se llegase a una batalla total en tierra, entonces, claramente, no estamos lo suficientemente fuertes para sostener el presente frente en Europa".

Las personas Occidentales por 1956, durante diez años, habían sido acostumbrados, por las sugestiones casi diarias de sus líderes, al pensamiento que la guerra con "Rusia" era inevitable. Ésta era la consecuencia del resultado de la Segunda Guerra; este resultado, nuevamente, fue el resultado de la diversión de actos de política estatal y de operaciones militares con el propósito de destruir las nación-estados y de esclavitud general; y esta diversión, a su vez, era la consecuencia del proceso descrito en el capítulo anterior como "la invasión de Norteamérica", La fuerza y riqueza de Norteamérica fue decisiva en la Segunda Guerra y ellas fueron usadas para provocar un desenlace que hizo un peligro permanente una tercera guerra.

Así la historia del embrollo de Nortemérica en la Segunda Guerra demostró el poder del "grupo extranjero" que había venido a dictar en Washington, y dar realidad viviente al discurso de despedida del propio George Washington: "Contra las supercherías insidiosas de influencia extranjera, yo les conjuro a creerme, conciudadanos, el celo de un pueblo libre debe estar constantemente despierto, ya que la historia y la experiencia demuestran que la influencia extranjera es uno de los enemigos más letales del gobierno republicano”. G. Washington habló así en 1796, cuando el Reino del Terror había mostrado su verdadera naturaleza en la revolución en Francia y cuando la presencia de los agentes de la conspiración en Norteamérica fue conocida por primera vez.

Los archivos publicados de la Segunda Guerra muestran que la conspiración había obtenido el poder para dictar los mayores actos de la política del estado norteamericana, [354] el curso de las operaciones militares y el movimiento de armas, municiones, suministros y financiamiento. Sus conscientes agentes eran numerosos y estaban en altos puestos. Entre los hombres principales que apoyaron o se sometieron a ellos, muchos puede haber sido inconcientes de las consecuencias que llevarían sus acciones.

Este capítulo en la historia de la república ocupó tres años y medio, desde Pearl Harbour hasta Yalta. Un parecido significante ocurre entre la forma de la entrada de EEUU en la guerra en 1898 y 1941. En ambos casos, la provocación necesaria para inflamar a las masas fue proporcionada, y se eludieron así los difíciles problemas, de convencer al Congreso o a la "opinión pública". En 1898, el Maine"se hundió por una bomba española" en el puerto de La Habana, y la guerra le siguió al momento; muchos años después, cuando el Maine fue izado, fue encontrado que sus placas fueron voladas por una explosión interna. En 1941 el ataque japonés en Pearl Harbour "en un día que vivirá en la infamia" le permitió al Presidente Roosevelt que dijera a su país, que a través de un ataque completamente inesperado se estaba "en guerra". Los descubrimientos más tarde, mostraron que el gobierno en Washington estaba advertido mucho tiempo antes del ataque inminente y no había alertado a los defensores de Pearl Habour. En ambos casos, las masas públicas permanecieron apáticas cuando estas revelaciones se dieron a conocer. (Ellas son de relevancia continua en 1956, cuando otro presidente norteamericano ha jurado públicamente que él "nunca será culpable" de enviar a su país a la guerra "sin la autorización" del congreso, pero ha agregado que las tropas norteamericanas podrían tener que emprender "actos bélicos locales en la autodefensa" sin tal aprobación parlamentaria).

En la Primera Guerra, el Presidente Wilson, re-elegido en la promesa de dejar fuera a su país de la guerra, inmediatamente después de re- asumir declaró que "un estado de guerra existe". En la Segunda Guerra, el Presidente Roosevelt fue re-electo en 1940 en la repetida promesa que "sus muchachos no van a ser enviados a alguna guerra en el exterior". Su programa electoral, sin embargo, incluía una condición de cinco-palabra: "Nosotros no enviaremos a nuestros ejércitos, armada o fuerzas aéreas a luchar en tierras extranjeras fuera de EEUU, excepto en caso de ataque". Estas cinco palabras fueron agregadas (dice uno de los biógrafos aprobados del Sr. Bernard Baruch, el Sr. Rosenbloom) "por el Senador James F. Byrnes, que era tan cercano de Baruch que a veces era imposible decir en cual de ellos se originó la visión que ambos expresaban".

La importancia de esta provisión fue mostrada el 7 de diciembre de 1941, cuando los japoneses atacaron Pearl Harbour. Doce días antes, el Sr. Henry L. Stimson, Ministro para la Guerra, después de una reunión ministerial el 25 de noviembre de 1941, había anotado en su diario: "La pregunta era cómo debemos maniobrarlos" (a los japoneses) "en la posición de disparar el primer tiro, sin permitir demasiado peligro para nosotros; era una proposición difícil".

La historia previa de esta anotación, nuevamente, es aquella del 27 de enero de 1941, el Embajador de Estados Unidos en Tokio, había aconsejado a su gobierno que "en caso de problemas que irrumpieran entre los Estados Unidos y Japón, los japoneses pensaban hacer un ataque sorpresa contra "Pearl Harbour"; que el espía soviético en [355] Tokio, el Dr. Richard Sorge, había informado al Gobierno Soviético en octubre de 1941 que "los Japs pensaban atacar Pearl Harbour dentro de sesenta días" y se avisaba por el Gobierno soviético que su información se había transmitido al Presidente Roosevelt (según la confesión de Sorge, New York Daily News, 17 de mayo de 1951); que el gobierno de Roosevelt entregó un ultimátum virtual a Japón el 26 de noviembre de 1941; que los mensajes secretos japoneses, desde septiembre de 1941 hasta el momento mismo del ataque, fueron interceptados y descifrados por las unidades de inteligencias de Estados Unidos, dio evidencias inequívocas de un próximo ataque en el Puerto de Pearl Harbour, pero no se transmitió allí a los comandantes norteamericanos; que el 1 de diciembre, el Jefe de la Inteligencia Naval, de la Sección Lejano Oriente, envió un despacho al Comandante en jefe de la Flota del Pacífico diciendo "la guerra entre Japón y los Estados Unidos es inminente" lo cual fue cancelado por la autoridad superior; que el 5 de diciembre, el Coronel Sadtler, de los Cuerpos de Señales norteamericanos, en información recibida, envió un despacho a los comandantes, "la Guerra con Japón es inminente; elimine toda posibilidad de otro Port Arthur" (una alusión al "ataque sorpresa" similar que comenzó la guerra Rusojaponesa) el cual fue suprimido en forma semejante; que una respuesta japonesa, evidentemente equivalente a una declaración de guerra, al ultimátum de Roosevelt, fue recibida en Washington el 6 de diciembre de 1941, pero ninguna palabra fue enviada a los defensores del Puerto de Pearl Harbour. Un mensaje que declaraba que "los japoneses se están presentando a las 1.00 PM, tiempo oriental de hoy, lo que equivale a un ultimátum. . . estén en alerta" fue por fin despachado sobre el mediodía, el 7 de diciembre de 1941, y localizó a los comandantes en el Puerto de Pearl Harbour entre seis y ocho horas después del ataque japonés.

El registro ahora disponible sugiere que los norteamericanos en Hawai fueron dejados solos, sin el conocimiento del inminente asalto que costó dos acorazados y dos destructores (aparte de muchos navíos puestos fuera de acción), 177 aviones y 4575 muertos, heridos o desaparecidos. Una consecuencia directa e inmediata también fue el desastre sufrido por la armada británica fuera de Malaya, cuando el barco de guerra Prince of Wales y Renown fueron hundidos con gran pérdida de vidas.

Los líderes políticos que están listos para llevar a su país a entrar en la guerra facilitando un ataque enemigo en él, no pueden confiarse que lo emprendan en el interés nacional. El pueblo norteamericano en conjunto todavía está sin saber la verdad del ataque al Puerto de Pearl Harbour, un principio funesto que llevó en línea irrompible al fin ominoso.

Se sostuvieron ocho investigaciones, siete navales o militares durante el tiempo de guerra y una del Congreso al finalizar la guerra. Así el secreto de tiempos de guerra los cubrió totalmente y ninguno de ellos fue realmente público o exhaustivo; es más, todos fueron dirigidos bajo el amparo del partido político cuyo hombre estaba de Presidente en el momento del ataque a Pearl Harbour. Los hechos vitales (que el presidente supo ocho semanas, por lo menos, antes, por un despacho japonésnterceptado que "un ataque sorpresa estaba siendo planificado y que estos mensajes interceptados fueron negados a los Comandantes de Pearl Harbour durante un largo período de tiempo) fueron silenciados completamente en las investigaciones [356]. El Ministro de la Guerra (con la significante cita de más arriba) no fue admitido en la evidencia y el propio Sr. Stimson no fue llamado, estando enfermo. El control de la prensa habilitó los largos procedimientos (seis meses) para ser presentado al público en forma desconcertante y confusa.

Sin embargo, los tres comandantes navales principalmente involucrados han publicado sus relatos. El Almirante Kimmel, Comandante en Jefe de la Flota del Pacífico en el momento, habla de la creencia de otro Almirante que "los planes del Presidente Roosevelt requirieron que ninguna palabra se enviara para alertar la flota en Hawai" que "los individuos en la altas posiciones en Washington que voluntariamente se abstuvieron de alertar a nuestras fuerzas en el Puerto de Pearl Harbour nunca serían excusados. Los Comandantes en el Puerto de Pearl Harbour nunca fueron informados de. . . la nota norteamericana entregada a los Embajadores japoneses el 26 de noviembre de 1941, qué eficazmente acabó con la posibilidad de negociaciones extensas y así hizo la guerra del Pacífico inevitable. . . Ningún indicio de las vitales intercepciones recibidas, descifradas y entregadas a los oficiales responsables en Washington el 6 y 7 de diciembre de 1941, fue enviada a la Armada y a los Comandantes del Ejército en el área de Hawai".

El Almirante de flota Halsey, que en ese momento era uno de los tres mayores Comandantes del Almirante Kimmel, dice, "Toda nuestra inteligencia apuntaba a un ataque de Japón contra las Filipinas o las áreas del sur en Malasia o en las Indias Orientales holandesas. Mientras que Pearl Harbour fue considerado y no descartado, la masa de evidencia hecha disponible para nosotros apuntaba en otra dirección. Si hubiésemos sabido de la minuta de Japón y el interés constante sobre la situación exacta y el movimiento de nuestras naves en Pearl Harbour" (indicado por el mensaje retenido) "es lógico que nosotros sólo habríamos concentrado nuestro pensamiento en recabar la certeza práctica de un ataque en Pearl Harbour".

El Contralmirante Theobald, comandando los destructores de la Fuerza de Batalla en el Puerto de Pearl Harbour, escribiendo en 1954 dice, "Dictados de patriotismo que requieren el secreto con respecto a una línea de conducta nacional para conservarla ante la posible repetición futura no se aplica en este caso porque, en esta era atómica, facilitar el ataque sorpresa de un enemigo, como método para comenzar una guerra, es inconcebible". (El almirante probablemente espera que una repetición es "inconcebible"). Agrega, "El hecho recurrente de la verdadera historia del Puerto de Pearl Harbour ha sido la repetida negación de información del Almirante Kimmel y del General Short (los comandantes navales y militares en Pearl Harbour que fueron los chivos expiatorios) "...nunca antes en la historia registrada, a un comandante de campo, se le ha negado la información que su país estaría en guerra en materia de horas, y que todo apuntaba a un ataque sorpresa sobre sus fuerzas poco después la salida del sol". El Almirante Theobald cita la declaración posterior del Almirante Stark (quién en diciembre de 1941 era Jefe de Operaciones Navales en Washington y quién se negó a informar al Almirante Kimmel el mensaje de la declaración de guerra de Japón) que todo lo que él hizo fue hecho por ordenes de la autoridad superior, "lo cual puede significar sólo el Presidente Roosevelt. La cosa más notable que él hizo, durante ese tiempo, fue [357] detener la información del Almirante Kimmel."

El Almirante de Flota Halsey, escribiendo en 1953, describe al Almirante Kimmel y al General Short como "nuestros sobresalientes mártires militares". Ellos fueron llamados a retiro para ocultarlos del público, en medio de la confusión y del secreto de guerra, la verdadera fuente de la responsabilidad por el desastre en Pearl Harbour, pero ellos fueron más bien "los primeros" de los "sobresalientes" mártires militares, en el sentido usado por el Almirante Halsey. Ellos originaron una línea, ahora larga, de comandantes navales y militares norteamericano que experimentaron algo nuevo en la historia de su profesión y país. Encontraron que enfrentaban el despido o el exilio si se esforzaban por una victoria militar por los mejores medios militares u objetaban alguna estrategia dictada desde arriba que era evidentemente perjudicial para la victoria militar. Sus operaciones tenían que ceñirse a algún plan más alto, la naturaleza del cual ellos no podrían percibir, pero que patentemente no era esa de una victoria militar en el interés nacional, enseñada a ellos desde sus primeros días como la única y última razón para ser un soldado.

¿Qué era entonces, este plan superior, a que todo el esfuerzo militar norteamericano desde Pearl Harbour a Yalta y posteriormente debía ceñirse? Era de hecho, la "extensión" de la revolución de Lenin. La historia de los tres-años-ymedio sólo son explicables en esa luz.

En la Primera Guerra Mundial, la entrada norteamericana coincidió con la revolución en Rusia, y el Sr. House inmediatamente, instruyó al Presidente para"ofrecer nuestro apoyo financiero, industrial y moral en cada forma posible" a la"nueva democracia". En la Segunda Guerra, el ataque de Hitler sobre su cómplice Moscovita fue seguido pronto después del inicio del segundo período del Sr. Roosevelt y antes de Pearl Harbour, EEUU estaba en la guerra hasta donde era posible dando apoyo a la "nueva democracia", mediante "apoyo financiero, industrial y moral", por medio de "Préstamos-arriendo", que estaban preparándose para el estado Revolucionario en una medida nunca antes imaginada como posible. (*)


En junio de 1942, un íntimo del Presidente Roosevelt, el Sr. Harry Hopkins, públicamente dijo al estado comunista (en una manifestación masiva en el Madison Square Garden), "Nosotros estamos determinados a que nada nos detendrá de compartir con ustedes todos lo que nosotros tenemos y somos". Estas palabras reflejaron una orden presidencial emitida antes (el 7 de marzo de 1942) a las agencias de guerra norteamericanas (y fueron hechas públicas mucho más tarde) Que las preferencias en el suministro de municiones debía darse a la Unión Soviética sobre todos los otros Aliados y sobre las fuerzas armadas de los Estados Unidos. El Jefe de la Misión Militar norteamericana en Moscú, el Comandante General John R. Deane, en un libro de 1947, describe sus vanos esfuerzos para controlar esta marea y dijo que la orden del Presidente Roosevelt, era "el principio de una política de aplacamiento de Rusia de la cual nunca nos hemos recobrado y por la cual todavía estamos sufriendo." El palabra "aplacamiento" se usó incorrectamente por el General Deane, ya que la política fue más allá del simple "aplacamiento", y apuntaba obviamente a

(*) Las tres formas de tal apoyo enumeradas por el Sr. House, incluyen el apoyo "financiero." La pregunta más difícil para contestar es, cuanto apoyo financiero fue dado entonces. Innumerables libros aluden al gran apoyo financiero de "las Casas Bancarias de Wall Street" y similares, pero yo no he citado a ninguna de éstas aquí porque no puedo verificarlo, y por consiguiente no los cito; tales transacciones, en cualquier caso, son casi imposibles de destapar, ya que se conducen con gran secreto. Sin embargo, una alusión significante aparece en una carta del propio Lenin a Angélica Balabanoff (su representante en Estocolmo en el período cuando el Comunismo estaba estableciéndose en Moscú): "Gaste millones, decenas de millones, si es necesario. Hay dinero suficiente a nuestra disposición". Ninguna duda queda sobre el apoyo financiero alemán dado a los conspiradores bolcheviques. Los documentos de la Oficina del Exterior alemana capturados por los Aliados en 1945, incluyen un telegrama enviado por el Ministro del Exterior alemán, Richard von Kuehlmann al Kaiser, el 3 de diciembre de 1916 qué dice, "no fue hasta que los bolcheviques hubieran recibido de nosotros un flujo grande de fondos a través de varios cauces y bajo diferentes etiquetas que ellos estavieron en una posición de poder construir su órgano principal, el Pravda, para dirigir la enérgica propaganda y para extender apreciablemente la base originalmente pequeña de su Partido". El Ministro del Exterior, anticipándose a las ilusiones de los políticos Occidentales en la próxima generación, agregó "es completamente en nuestro interés que nosotros debemos aprovecharnos del período mientras ellos están en el poder, el cual podría ser uno corto. . . "(alguien agregó una nota en el margen, "No exi ste ningún cuestionamiento en apoyar a los bolcheviques en el futuro", un dictum que no contó con Hitler). Los papeles alemanes incluyen un informe hecho en agosto de 1915 por el Embajador alemán en Copenhague, el Conde Brockdorff-Rantzau, sobre las actividades de "un experto en Rusia", el Dr. Helphand, que estaba ayudando a organizar la conspiración bolchevique. Este informe dice, "El Dr. Parvus" (el seudónimo de Helphand) "ha proporcionado a la organización con una suma para cubrir los gastos corrientes. . . ni siquiera los señores que trabajan en la organización se dan cuenta que nuestro Gobierno está detrás de él". Helphand estimó entonces el costo de organizar la revolución "completamente" en una suma "aproximada de veinte millones de rublos". Brockdorff-Rantzau recibió la autoridad de
Berlín para hacer un pago anticipado y el recibo de Helphand está en los documentos: "Recibido de la Embajada alemana en Copenhague el 29 de diciembre de 1915 la suma de un millón de rublos en billetes del banco ruso para la promoción del movimiento revolucionario en Rusia; firmado, Dr. A. Helphand" (Royal Institute of International Affairs journal, London, April 1956/Instituto Real de Asuntos Internacionales de Prensa, Londres, abril de 1956). [358]

aumentar la fuerza militar e industrial del estado revolucionario después de la guerra.

Está explícito en los pasajes anteriores que el Sr. Roosevelt pensaba dar mayor apoyo al estado revolucionario que a cualquier otro aliado, libre o cautivo, e implícito que él estaba resuelto a apoyar al agresor de Polonia y era indiferente sobre la "liberación" de otros países desbordados. Las causas mayores, ofrecidas a las masas Occidentales, hasta que ellos estuvieron totalmente envueltos en la guerra, habían sido de hecho abandonadas, y el proyecto supra-nacional de extender la revolución, destruyendo así las nación-estados y avanzando la ambición del Gobierno-Mundial había sido puesta en su lugar. (Empecé a escribir entonces en este sentido en 1942 y mi eliminación del periodismo diario comenzó; en ese momento era uno de los "nombres" muy-bien-pagados en los periódicos).

En 1941, esta política de apoyar al estado revolucionario, fue claramente ligada para producir efectos mucho mayores que en 1917. En 1917 el apoyo norteamericano sólo podría afectar "el establecimiento" del Comunismo en Rusia.

En 1941 la situación era completamente diferente. El Comunismo se había "establecido" ya hace mucho tiempo. El apoyo, si se entregaba en la medida ilimitada prometida por el Sr. Hopkins, fue ligado a permitirle "extenderse", de acuerdo con el dictum de Lenin. El apoyo dado era tan prodigioso que habilitó al Comunismo a "extenderse" sobre una inmensa área y también prepararse para otra guerra; la perspectiva de esta tercera guerra, estallando inmediatamente después que la segunda había terminado, fue descrita a las masas Occidentales como las consecuencias de la perfidia soviética.

Los valores transferidos al estado revolucionario desde Norteamérica casi están más allá de la comprensión humana. Elegido en 1932 para abolir los "déficit", el Presidente Roosevelt, en doce años, gastó más que todos los presidentes norteamericanos anteriores [359] juntos, y en una soberana irresponsabilidad. El gasto público en EEUU hoy, once años después de su muerte, todavía está más allá de la comprensión de una academia de contadores; es un mundo de ceros con unos números esparcidos entre ellos. En este firmamento claveteado de ceros, la cantidad "Préstamos-arriendos" al estado revolucionario por el Presidente Roosevelt podría parecer insignificante: 9.500.000.000 de dólares. De hecho se enviaron armas y bienes de ese valor, en teoría sobre una base de venta-o-retorno; era un inmenso traslado de riquezas, y unas décadas antes, habría permitido a varios nuevos estados preparar el gobierno de sus casas sin miedo al futuro.

Este flujo de riquezas fue dirigida por un hombre, descrito por su biógrafo oficial (el Sr. Robert E. Sherwood) como "el segundo hombre más importante en los Estados Unidos". El Sr. Harry Hopkins entonces, jugó el rol del potentado, en la distribución de materiales de guerra, primero cumplida por el Sr. Bernard Baruch en 1917. La idea original fue del Sr. Baruch, que en 1916, exigió persistentemente que "un hombre" fuese designado como "administrador" de toda la poderosa Junta de Dirección de las Industrias de Guerra que, cuando Norteamérica entró en esa guerra, creció desde una "Comisión Asesora" ligada al Gabinete del Presidente al"Consejo de Defensa"

Esta pre-historia de la designación del Sr. Hopkins es significante, porque muestra el poder continuado y el método del grupo alrededor de los presidentes norteamericanos en ambas guerras mundiales. Un Comité de Investigación del Congreso de 1919, dirigido por el Sr. William J. Graham, dijo de la "Comisión Asesora" que produjo el comité ejecutivo de las Industrias de Guerra en 1916 que"sirvió como un gobierno secreto de los Estados Unidos. . . Una comisión de siete hombres escogidos por el presidente parecieran haber inventado todo el sistema de comprar materiales de guerra, planificaron una censura de la prensa, diseñaron un sistema de control de los alimentos. . . y en una palabra, prácticamente cada medida de guerra que el Congreso posteriormente promulgó, e hizo todo esto tras puertas cerradas, semanas e incluso meses antes que el Congreso de los Estados Unidos declare la guerra contra Alemania. . . No hubo después ningún acto de la llamada 'legislación de guerra' que fue después promulgada, que no hubiese sido, antes de la declaración real de guerra, discutido y establecido por esta Comisión Asesora".

El propio Sr. Baruch, testificando ante un Comité Selecto del Congreso sobre las actividades de tiempos de guerra de la autoridad "un-hombre" donde era el responsable de haberse llevado a cabo, dijo, "La última determinación descansaba en mí. . . si el Ejército o Armada lo tenían. . . la administración del ferrocarril. . . o los Aliados, o si el General Allenby tendría las locomotoras, o si ellas debían usarse en Rusia o en Francia. . . Probablemente tenía más poder que quizás cualquier otro hombre. . . " (Éste fue el trasfondo de la Primera Guerra en las palabras del Sr. Churchill al Sr. Baruch en 1939, "La Guerra está viniendo. . . usted estará dirigiendo el show allí". La magnitud del poder del Sr. Baruch en la Primera Guerra se ilustra mejor por un incidente en 1919, cuando el Presidente Wilson fue devuelto a Norteamérica como un hombre completamente incapacitado, el Sr. Baruch entonces "se transformó en uno del grupo que tomó las decisiones durante la enfermedad del Presidente" (Sr. Rosenbloom). Este grupo [360] llegó a ser conocido como "el Concilio de Regencia", y cuando el funcionario mayor del Gabinete del Presidente enfermo, el Sr. Robert Lansing, Ministro de Relaciones Exteriores, llamó a una reunión de Gabinete por su propia autoridad, el Presidente, desde su lecho de enfermo, lo despidió; aunque él también rompió con otros socios, incluyendo al Sr. House, "Wilson aferró su confianza en Baruch").

En la Segunda Guerra, el Presidente Roosevelt revivió el poder del Presidente Wilson para establecer un "Concejo de la Defensa" con una "Comisión Asesora (1940), y en 1942 esto se amplió a un "Comité Ejecutivo de Producción de Guerra", la contraparte del "Comité Ejecutivo de Industrias de Guerra" de 1918. El Sr. Baruch aconsejó de nuevo que "un hombre" sea puesto en el cargo de este cuerpo todo poderoso, pero en el evento, él no fue el hombre designado. Su biógrafo dice que él estaba defraudado, pero el lector tiene que mantener la mente abierta sobre eso.

Las raras referencias al Sr. Baruch en esta narrativa no describen la magnitud de su influencia. Los mejore observadores conocidos por mí, todos ellos creen que él era el más poderoso de los hombres alrededor de los presidentes norteamericanos por un período de más de cuarenta años, hasta ahora. Su biógrafo establece que él continuó actuando como consejero de cada Presidente norteamericano (incluso los tres Republicanos de 1920, 1924 y 1928) desde el Presidente Wilson en adelante, y, escribiendo en 1952, predijo que él también aconsejaría al Presidente Eisenhower e incluso dio un contorno de lo que serían sus consejos. El verdadero lugar del Sr. Baruch en esta historia, o lo que el presente escritor estima de él, se mostrará en una fase posterior, cuando hizo su aparición abierta más significativa.

Aunque el Sr. Baruch, con evidente exactitud, se describió a sí mismo como el hombre más poderoso en el mundo en 1917-1918, su poder de hecho, para dar forma a los eventos y delinear el mundo fue mucho menor de aquel de cualquier hombre que ocupó el mismo lugar en la Segunda Guerra, por la razón obvia que "la determinación de lo que cualquiera podría tener" ahora extendida al estado revolucionario establecido como un gran poder militar con los objetivos territoriales obvios e inmensos. Incluso el Comité Ejecutivo de Producción de Guerra se volvió de importancia secundaria cuando la "Administración Préstamos- Arriendo" fue establecida, y el Sr. Harry Hopkins fue el "Administrador" designado y también Presidente del "Comité del Protocolo Soviético" del Presidente Roosevelt, que tenía el poder “para determinar las cuotas de suministro que serían despachadas a Rusia". Desde ese momento, el destino y el futuro de Occidente estaban en las manos de un hombre conocido a un amplio círculo como "Harry the Hop" (el bisexual)."

El Sr. Hopkins sólo podría haber ocupado tan elevado lugar en el Siglo Vigésimo; la opinión pública, si hubiese sido informada por una prensa libre e imparcial, apenas lo habría aceptado, porque él no tenía ninguna calificación para ocuparse de los grandes asuntos, menos de todos los extranjeros. Incluso su biógrafo, aunque biendispuesto a un compañero cercano en la Casa Blanca (en cuyos respetables recintos, el Sr. Hopkins, según su propio diario, actuó alguna vez como el alcahuete de un notable visitante comunista, el Sr. Molotov), se maravilla cómo este hombre,"tan disimulado en su origen y tan inexperto para la gran responsabilidad", pudo llegar a ser el "Consejero Especial del Presidente". [361]

Acerca de eso, los estudiosos de hoy, no puede descubrir quién "escogió" al Sr. Hopkins para su rol. Sin embargo, encuentran que en su juventud, el Sr. Hopkins había absorbido el mismo tipo de ideas (aquellos de "Louis Blanc y los revolucionarios de 1848") qué el Sr. House adquirió en su niñez tejana. El Sr. Hopkins había estudiado a los pies de un socialista Fabiano de Londres (quién sostenía que las naciones-estados debían desaparecer en un "Estados Unidos del Mundo") y de un maestro judío de Bohemia y de origen ruso, el cual había sido un alumno de Tolstoi, el héroe de los Bolcheviques. Nuevamente encontramos la transmisión de "ideas". Presumiblemente éstas fueron las calificaciones que causaron que el Sr. Sherwood le llamara "el inevitable favorito de Roosevelt". Anteriormente el había sido conocido como un "arreglador", recolector-de-fondos y el hermano "pequeño del rico". La Universidad de Oxford le confirió a él, uno de los doctorados más indignos en su historia y las empalagosas referencias del Sr. Churchill a él, en sus memorias de guerra, son extrañas de leer.

Cuando Sr. Hopkins asumió su lugar como Presidente del Comité de Protocolos Soviéticos del Presidente Roosevelt, encontró entre sus miembros a algunos que desconfiaban mucho de la política de suministro incondicional al estado revolucionario. Él emitió a ellos el siguiente mandato imperial:

"Los Estados Unidos están haciendo cosas que no haría para otras Naciones Unidas sin plena información de ellos. Esta decisión para actuar sin plena información fue hecha . . después de la debida deliberación. . . No había ninguna reserva acerca de las políticas en la actualidad, pero la política estaba planteándose constantemente por varias personas para una re-discusión. Él propuso que no se de ninguna consideración extensa a estas demandas para la re-discusión” (1942).

Así el estado revolucionario, a través del Sr. Hopkins, fue mostrado para ser "el inevitable favorito de Roosevelt ". En este pasaje, el misterio se repite al cual llamé atención en el caso de Ministro británico y el Sionismo: la "política" ha sido "fijada" y no puede alterarse. Por quienes esta política había sido reflexionada, y quiénes había decretado que no debe re examinarse en ninguna circunstancia cualquiera esta fuere, eran los secretos del Sr. Hopkins, y todos esto fue nuevamente "detrás de las puertas cerradas" hasta donde las masas embrolladas estaban interesadas. En vano el líder Republicano, el Senador Robert E. Taft, protestó cuando vio lo qué está pasando: "Cómo puede alguien tragarse la idea que Rusia está luchando por principios democráticos. . . Para extender las cuatro libertades a lo largo del mundo, enviaremos aeroplanos y tanques a Rusia comunista. Pero ningún país fue más responsable por la presente guerra y la agresión de Alemania". Una violenta campaña fue comenzada inmediatamente en la prensa que continuó hasta la muerte del Senador Taft. El mapa de hoy y el estado de los asuntos vindican su advertencia, y aquellos que hoy leyeron el mandato del Sr. Hopkins, citado anteriormente, puede ver que el resultado de la guerra fue determinado por estas acciones secretas de 1942 y antes.

De los "aeroplanos y tanques", se donaron 15,000 y 7,000, respectivamente. Una armada de 581 navíos también fue entregada (durante muchos años, 127 de éstos se devolvieron y en 1956 los soviéticos ofrecieron pagar por 31 navíos; las naves restantes, más de 300, fueron [362] declaradas perdidas, hundidas o declaradas innavegables). Una flota mercantil también fue entregada.

Ésta fue sólo una pequeña parte de la transferencia total de riqueza en muchas formas. El Gobierno norteamericano nunca ha publicado los detalles de sus entregas. El hecho que éstos son conocidos, y que la parte mayor de ellos consistió obviamente en suministros diseñados para fortalecer la capacidad de fabricación industrial y de guerra del estado revolucionario después del final de la guerra, es debido a uno de esos accidentes que ayudan al historiador, aunque, en la condición de la prensa de hoy, ellos nunca llegarán a la mente pública general y por consiguiente no producenningún resultado terapéutico.

En mayo de 1942, el Capitán George Racey Jordan se reportó por una orden de designación en el gran Aeropuerto de Newark, en New Jersey. Él fue un soldado en la Primera Guerra re-enlistado y nunca había olvidado el consejo de un sargento dado a él en Texas en 1917: "Mantenga sus ojos y orejas abiertas, mantenga su enorme boca cerrada, y guarden una copia de todo". A las últimas cinco palabras la posteridad le debe el libro más asombroso (en mi opinión) de la Segunda Guerra Mundial.

El Capitán Jordan recibió órdenes de reportarse a las"Naciones Unidas Depósito No. 8", cuando él se encontrara en Aeropuerto de Newark para recibir sus órdenes. El cuerpo conocido como "Naciones Unidas" fue fijado tres años después, y ésta era una anticipación, revelando las intenciones de los hombres alrededor del presidente. El Capitán Jordan, cuando se reportó para servir como Oficial de Enlace, no tenía ninguna sospecha del poder soviético en EEUU y fue pronto ilustrado de tres maneras. En mayo de 1942, después que un avión de pasajeros de American Airlines golpeo la cubierta de un motor de un bombardero medio del tipo Arriendo-Venta que esperaba volar hacia el Gobierno soviético. Un oficial soviético exigió enojado que se expulsara a la Aerolínea de este gran aeropuerto norteamericano. Cuando esto fue negado, el oficial soviético dijo que él podría llamar al Sr. Hopkins", y en pocos días por una orden del Comité Ejecutivo de la Aeronáutica Civil de EEUU sacó a todas las aerolíneas civiles norteamericanas del campo.

El Capitán Jordan comenzó a guardar un diario completo entonces, y por medio deél pudo después demostrar (cuando él y el resto del mundo supieron sobre las"bombas atómicas") que durante 1942, aproximadamente quince millones de dólares de valor en grafito, tubos de aluminio, metal de cadmio y thorium (todos los materiales necesario para la fabricación de una pila atómica) fueron enviados al Gobierno soviético desde Newark. En este momento el "Proyecto Manhattan" (la producción de la primera bomba de átomos) se suponía que era de tal intensidad secreta que su jefe, el Comandante General Leslie R. Groves, después testificó que su oficina se habría negado, sin su aprobación personal, a proporcionar cualquier documento incluso al Presidente Roosevelt. En 1942, cuando él hizo estos registros en su diario, el Capitán Jordan no tenía alguna idea del uso que a estos materiales podrían darse, porque él nunca había oído hablar del "Proyecto Manhattan" o de"la bomba de átomos."

Su próxima experiencia de la autoridad manejada por los oficiales soviéticos vino cuando uno de ellos consideró una afrenta ver una estrella roja en un aeroplano que pertenecía a la Compañía petrolera Texaco y amenazó con "telefonear a Washington" para que la sacaran [363]. El Capitán Jordan tuvo dificultades explicando que la Compañía petrolera de Texas había estado usando ¡el emblema de su estado de residencia (el "Estado de la Estrella solitaria") durante muchos años antes de la revolución de 1917!

En este momento el Capitán Jordan empezó a comprender que la masa de material que iba al estado comunista era hasta lo más mínimo cubierta por las condiciones del acuerdo maestro de Préstamo-arriendo ("El Gobierno de los Estados Unidos continuará proporcionando a la U.S.S.R. con tales artículos de la defensa, servicios de reparación para defensa e información de la defensa mientras el Presidente. . . autorizará para ser transferido o proporcionado") pero incluía muchas cosas que nada tenían ver con la "defensa" y todo para fortalecer a los soviéticos de post guerra. Notó, por ejemplo, el suministro de "tractores y maquinaria agrícola, una planta industrial de aluminio, carros almacenes de ferrocarril, equipos de fundición de acero” y similares. Estos embarques (que, un intérprete entusiasmado le dijo, "ayudará a Ford-izar nuestro país") son indicados en los totales redondos que son la única información sobre el asunto, proporcionados por el Gobierno norteamericano. En el informe del Presidente Truman "Informe Veinte uno al Congreso sobre las "Operaciones del Préstamoarriendo" muestras que bajo el encabezamiento de "Non-municiones" las enormes cifras de 1.674.586.000 dólares los productos agrícolas y 3.040.423.000 para materiales industriales y productos.

En 1943, cuando las fuertes pérdidas en los envíos por el océano causaron que una proporción muy grande de los materiales del Préstamo-arriendo fuera enviado por aire, un terminal aéreo norteamericano para el movimiento de estos suministros fue preparado en Great Fall, Montana, y el Capitán Jordan fue transferido allí como el "Despachador del Préstamo-arriendo". Una vez más sus órdenes de la Fuerza Aérea de EEUU lo designaron "Representante de las Naciones Unidas", aunque no existía tal cuerpo, y encontró esperándolo una directiva Presidencial, que arriba decía: "Movimiento de Aviones rusos" decía: ". . . . la modificación, equipamiento y movimiento de aviones rusos se les ha dado primera prioridad, incluso sobre los aviones para las "Fuerzas Aéreas del Ejército de los EEUU". También tuvo su tercera experiencia del poder soviético: el oficial soviético con quien trataba sostuvo que su rango de capitán era demasiado bajo y pidió su promoción a Mayor; cuando llegaron las preseas apropiadas ellas fueron puestas en los hombros del Mayor Jordan por el Coronel Kotikov, un evento probablemente inaudito en la historia del ejército norteamericano.

El Mayor Jordan notó entonces que un número extravagante de maletas negras, amarradas y selladas, estaba pasando a través de su "tubería a Moscú". Sus presentimientos eran fuertes por este tiempo y usó una oportunidad favorable (y todo el poder que descansaba en él, de negar o autorizar un despacho de aduanas para el avión pilotado por norteamericanos del tipo Préstamo-arriendo en el último trecho de Fairbanks en Alaska) para dar paso a los policías secretos armados soviéticos en un aeroplano y abrir aproximadamente dieciocho maletas de cincuenta. Él hizo una nota simple de los contenidos de las maletas abiertas.

Entre la masa de papeles, planos, correspondencia y copias de documentos hubo dos descubrimientos, que años más tarde, demostraron encajar pulcramente en un cuadro de espionaje y conspiración que fue revelado por varias exposiciones entre 1948-1956. Uno [364] era un bulto de carpetas del Departamento de Estado, cada una con una etiqueta. Una de éstas decía, "De Hiss", y otra, "De Sayre". El Mayor Jordan nunca había oído de estos nombres, pero ellos fueron después, los nombres del funcionario Jefe del Departamento de Estado posteriormente declarado culpable (Alger Hiss) y de otro funcionario del Departamento de Estado involucrado en el mismo asunto. Estas carpetas contenidas copias de los despachos secretos de los norteamericanos adjuntos en Moscú, remitido por bolsa diplomática a Washington, y volviendo ahora en duplicado a aquellos de quienes serían mantenidos como secretos.

El descubrimiento más importante era uno que afectaba a todos los hombres que viven en Occidente, hasta hoy en día, si fuese descubierto ahora. Era una carta dirigida al Comisario soviético de Comercio Exterior, Mikoyan. El Mayor Jordan anotó una cita de él: ". . . . tenía un momento de infierno para sacarlos de Groves" (el jefe del proyecto de la bomba-atómica). La carta estaba firmada "H. H." Unida a esta había un mapa de la planta atómica Oak Ridge en Tennessee y una copia a carbón de un informe, con un timbre "Harry Hopkins", conteniendo varias palabras tan desconocidas para el Mayor Jordan que también hizo una nota de ellos, pensando en buscar su significado. Entre ellos estaba "ciclotrón", "protón" y"deuteron", y frases como "energía producida por fisión" y "paredes de 1,5 metros de plomo y agua, para controlar los neutrones volantes". El Sr. Hopkins, como ya se ha mostrado, era "el inevitable favorito de Roosevelt ", "el Consejero Especial del Presidente", "el segundo hombre más importante en los Estados Unidos."

(Durante algunos años después de la Segunda Guerra, se les dijo por sus líderes a las masas públicas en Norteamérica e Inglaterra que su mejor protección contra una nueva guerra, y el disuasivo más eficaz a la "agresión soviética", era la posesión Occidental de la bomba de átomos. El 23 de septiembre de 1949, la Unión Soviética hizo estallar una bomba de átomos, para la sorpresa de ninguno que cuidadosamente siguió los asuntos. El Comandante Jordan no podría contenerse más entonces, y se acercó a un Senador, que se sintió de tal manera perturbado como para inducir un importante programador, al Sr. Fulton Lewis, para hacer la historia conocida. En esa forma, y en su libro posterior, llegó a ser público, y fue objeto de dos investigaciones del
Congreso, en diciembre de 1949 y en marzo de 1950. La prensa unitariamente falseó las acusaciones del asunto y, como en todos estos casos, ningún verdadero remedio produjo; nada efectivo se ha hecho para prevenir la repetición de un estado similar de asuntos en otra guerra).

En 1944, el Mayor Jordan, más preocupado que nunca, intentó hablar con el Oficial de enlace del Proyecto Préstamo-Arriendo del Departamento de Estado pero fue interceptado por un oficial menor que le dijo "los oficiales que hablan demasiado pueden encontrarse ellos mismos en alguna parte en una isla en los Mares del Sur". No mucho tiempo después fue alejado de White Falls. Su libro contiene la lista completa de embarques del Préstamo-Arriendo que, como oficial del enlace, pudo ver y copiar. Esto muestra todos los químicos, metales y minerales convenientes para su uso en una pila atómica que se transfirió, y algunos de ellos también pueden ser convenientes para el uso en la bomba de hidrógeno; ellos incluyen beryllium, cadmio, mineral de cobalto y concentrado (33.600 lbs), del metal de cobalto y partes de cobalto-productivo (806.941 lbs), metal de uranio (2.2 lbs), tubos de aluminio [365] (12.766.472 lbs), grafito (7.384.482 lbs), thorium, nitrato de uranio, óxido de urano-uranic, aluminio y aleaciones (366.738.204 lbs), barras de aluminio (13.744.709 lbs), placas de aluminio (124.052.618 lbs), bronce, lingotes y varas de bronce y barras (76.545.000 lbs), bronce o alambre de bronce (16.139.702 lbs), bronce y platos de bronce (536.632.390 lbs), alambre de cobre aislado (399.556.720 lbs), y así sucesivamente.

Estas listas también incluyen los únicamente "suministros” rusos de postguerras (General Groves), tal como una planta de refinería de aceite, maquinaria de forja y taladros de precisión y partes (US$ 53.856.071), tornos, maquinaria de precisión, taladros, maquinaria, equipos de navegación, maquinaria de lechería, aserraderos, maquinaria textil, fuentes de poder (US$ 60.313.833), equipo de fundición, equipo de estaciones eléctricas, instrumentos de teléfono y equipos (US$ 32,000,000), generadores eléctricos(US$ 222.020.760), equipo de films, aparatos de radio y equipos (US$ 52.072.805), 9,594 carros de carga de ferrocarril, 1.168 locomotoras a vapor (US$ 101.075.116), Navíos mercantes (US$ 123.803.879), motores de camiones (US$ 508.367.622), y así en lista sin fin.

Entre las donaciones mayores evidentemente fueron pensadas en fortalecer la Unión Soviética industrialmente después de la guerra, los archivos del Mayor Jordan incluyen una planta de reparación para instrumentos de precisión (US$ 550.000), dos fábricas de alimentos (US$ 6.924.000), tres unidades generadoras a gas (US$ 21.390.000), una refinería de petróleo con su maquinaria y equipo (US$ 29.050.000), 17 estaciones eléctricas a vapor y tres plantas hidro-eléctricas (US$ 273.289.000). Las listas de suministros a los soviéticos reproducidas por el Mayor Jordan sugieren que un espíritu aproximándose a la histeria movió al Sr. Hopkins y sus socios, porque ellos incluyen artículos para los cuales no puede encontrarse ninguna explicación racional, por ejemplo: ¡lentes (US$ 169.806), dientes (US$ 956), 9.126 relojes con rubíes (US$ 143.922), 6.222 lbs de jabón de retrete, US$ 400 en lápices labial, 373 galones de licor, US$57.444 en aparejos de pesca, US$ 161.046 en linternas mágicas, US$ 4.352 en artículos de diversión, 13.256 lbs de papel de carbono, dos "pianos nuevos", US$ 60.000 en instrumentos musicales y (un artículo que conjura las visiones del "Querido Líder" del Sr. Roosevelt y el Tío Joe del Sr. Churchill"), "una pipa de tabaco", estimada en diez dólares!

¡El pasado del Sr. Hopkins como un profesional en la recolección de fondos y asistente social parece mostrarse en la donación de US$ 88.701.103, en cuatro años, para "ayuda o caridad"; ¡Aquellos que han visitado la Rusia soviética pueden intentar imaginar este dinero distribuyéndose por los Comisarios a los pobres! Éste no era el fin del dinero en efectivo dado bajo el Programa "Préstamo-arriendo". En 1944, el Sr. Henry Morgenthau Junior, Ministro de Hacienda del Sr. Roosevelt, y su Asistente Secretario, el Sr. Harry Dexter White (después se demostró que había sido un agente soviético) ordenó enviar por barco al Gobierno soviético duplicados de placas de la Tesorería de los Estados Unidos para ser usados en la impresión del dinero que usarían las fuerzas que ocuparían Alemania después de la guerra. Esto significó que el dinero impreso por el Gobierno soviético para el uso de sus tropas fue amortizado por el Gobierno norteamericano ya que no había distinción entre el papel usado para imprimir. A finales de 1946, cuando las protestas públicas causaron que el Gobierno norteamericano dejara de pagar a sus propias tropas con estos billetes, [366] para que el Gobierno soviético no pudiera hacer ningún uso extenso de ellos, el gobierno militar de Estados Unidos en Alemania encontró que había reembolsado aproximadamente 250 millones de dólares más del total de billetes emitidos por su propia Oficina de Finanzas. (El Gobierno soviético ignoró una demanda para pagar la modesta suma de unos 18.000 dólares por las placas y materiales entregados a ellos, lo cual les había permitido obtener 250 millones de dólares de la Tesorería de los Estados Unidos).

Así, durante cuatro o cinco años hubo un traslado ilimitado de medios de guerra, de suministros de uso industrial para la post-guerra, y de riqueza en diferentes formas hacia el estado revolucionario, y la "re-discusión" de esta política estaba bajo prohibición al nivel más alto. Es más, la "preferencia" y "prioridad" para esta política, respecto a necesidades norteamericanas o aquellos de otros aliados, se ordenó explícitamente a ese nivel.

Había otras dos formas en las cuales el estado revolucionario podría ser apoyado y podría ser ayudado a "extenderse": (1) la conducta de operaciones militares; (2) la dirección de la política de Estado en conferencias de alto nivel que son emitidas de estas operaciones militares. Como la política de entregar armas y riqueza era tan decisiva, incluso fanáticamente persistente en favor del estado revolucionario, era lógico esperar que la misma política sería seguida a través de las operaciones militares y las conferencias que son el resultado de ellas. De hecho, esto pasó, tal como los buenos observadores lo previeron en el momento y tal como el cuadro retrocedido de la guerra simplemente lo muestra ahora. También fue el inevitable resultado de la captura de una gran medida de poder, en la República norteamericana, por medio de la invasión descrita en el último capítulo.

El esfuerzo para transformar todas las operaciones militares en ventaja del estado revolucionario, el cual en la complicidad con Hitler, habían comenzado la guerra por el ataque conjunto a Polonia, comenzó pronto después del ataque a Pearl Harbour. Falló entonces pero tuvo un éxito completo en las últimas fases de la guerra, tal como lo mostró su resultado. La parte principal en este proceso fue jugada por la figura más enigmática de la Segunda Guerra, el General George C. Marshall, Jefe de Personal del Ejército de Estados Unidos. A él, el Senador Joseph McCarthy, en su discurso ante el Senado el 14 de junio de 1951 (una acusación cuidadosamente-documentada la cual es la mayor fuente de referencia en esta materia) le atribuyó "la decisiva retirada planificada de la victoria que comenzó mucho tiempo antes de que finalizara la Segunda Guerra Mundial" y el hecho es que EEUU, teniendo el poder para inclinar la balanza, operó entre las políticas"defendidas por el Sr. Churchill y el dictador soviético Stalin, casi invariablemente en el apoyo de la línea rusa".

En vista de las inmensas consecuencias que las intervenciones del General Marshall provocaron, las circunstancias de su original ascenso son de interés. El Presidente Roosevelt lo designó Jefe de Personal en 1939, sobre las cabezas de veinte Mayor Generales y de catorce Brigadieres (seis años antes de su nominación a General, habiendo sido calificado adversamente por el Inspector General, había sido excluido por el entonces Jefe de Personal, General Douglas MacArthur). Uno de los primeros actos del General Marshall fue, en 1940, preguntarle al Senador James F. Byrnes (un íntimo de Sr. Bernard Baruch) que propusiera una reforma a un decreto del ejército [367] autorizando que el Jefe de Personal sobrepasara las reglas de antigüedad en favor de funcionarios más jóvenes que se pensara tenían "extraordinarias habilidades". La reforma del Senador Byrnes, entonces adoptada, permitía que "en tiempos de guerra o de emergencia nacional. . . cualquier oficial del Ejército Regular podía ser designado en un grado temporal más alto. . . ", y bajo este poder, el General Marshall durante 1940, realizó de hecho 4.088 promociones, entre ellas la del Coronel de cincuenta años, Dwight Eisenhower, que entonces no tenía ninguna experiencia de batalla o de comandancia, pero dentro de tres años se transformaría en el Comandante Supremo Aliado. La combinación del General Marshall y del General Eisenhower fue decisiva en dar forma al resultado de la guerra en 1945.

Inmediatamente después de Pearl Harbour y la entrada norteamericana en la guerra en diciembre de 1941, los propagandistas soviéticos en Moscú y en Occidente comenzaron un fuerte clamor para que los aliados Occidentales invadieran Europa inmediatamente. El Sr. Churchill, cuando se encontró con el Presidente Roosevelt poco después de Pearl Harbour, había obtenido el acuerdo general que una invasión antes de 1943, lo más temprano, era una imposibilidad militar. En abril de 1942, el General Eisenhower, a la instrucción del General Marshall, había preparado un plan para una invasión en 1942, y el Sr. Roosevelt había sido persuadido para cablegrafiar al Sr. Churchill en este sentido (The Hinge of Fate). El General Marshall, con el Sr. Hopkins, fueron entonces a Londres y recibió del Sr. Churchill la advertencia que el desastre en la costa francesa debido a una invasión apresurada y temeraria probablemente "sería la única manera en que posiblemente nosotros podríamos perder la guerra" (Sr. Sherwood).

El General Marshall, en vista de su designación, era presumiblemente considerado como el mejor cerebro militar en los Estados Unidos. Lo que él propuso era de hecho que el único gran aliado de lucha, en ese momento, debía cometer suicidio y que la guerra debía perderse, para todos los eventos para Inglaterra. El Sr. Churchill dijo que si tal intento fuese hecho, el Canal se convertiría en "un río de sangre Aliada", pero en la realidad habría sido de tres-cuartas partes de sangre británicas; el Comandante norteamericano en las Islas británicas, preguntado después con qué fuerzas él podía contribuir, "tomando en cuenta que todo lo que podríamos contar en el uso serían entonces la 34va División en Irlanda". El General Clark agregó que incluso esta única división le faltaba el apoyo antiaéreo, tanques y entrenamiento (las primeras tropas norteamericanas para involucrarse en el combate, en el norte de Africa en 1942, demostraron no estar realmente preparadas para la batalla). El crítico principal del ejército norteamericano, el Sr. Hanson W. Baldwin, escribió después, "En una mirada retrospectiva, es ahora obvio que nuestro concepto de invadir Europa Occidental en 1942 era una fantasía."

A pesar de todo este General Marshall, en su retorno a Washington, propuso al Presidente Roosevelt que los Estados Unidos se retiraran de la guerra en Europa a menos que los británicos accedieran a su plan, (Ministro Stimson). El General Marshall fue enviado de nuevo a Inglaterra para encontrarse con el Sr. Churchill (él se negó bruscamente a quedarse en Chequers [casa de residencia campestre del Primer Ministro británico. Nota del Trad.] Su plan se derrumbó entonces bajo el peso del informe del General Mark Clark de Irlanda, queél solo podía aportar con una división no entrenada y mal equipada en la aventura. Pero la propuesta, y la amenaza, habían sido hechas, y [368] todo lo que continuó posteriormente en la Guerra debe ser considerado a la luz de esta acción del oficial militar más alto en los Estados Unidos.

En la primavera de 1942, los alemanes aun tenían 1.300.000 soldados en Francia y en los Países Bajos, y los aliados Occidentales no tenían una fuerza comparable para lanzarles en su contra, aun cuando hubiesen tenido superioridad aérea, naves para aterrizar, vehículos anfibios, y soldados entrenados en invasión. El Sr. Roosevelt tuvo que retroceder del plan de amenazas del General Marshall, e Inglaterra, por tercera vez en esta guerra, sobrevivía a un peligro mortal. La guerra continuó a través de 1942 y 1943, mientras los ejércitos norteamericanos, y más tarde los ejércitos británicos aplastaron a los alemanes en el norte de África, y entonces vino el vuelco decisivo en la guerra. Los Aliados Occidentales estaban listos para atacar; ¿Cómo y dónde atacaría ellos? En esa Junta, la segunda intervención del General Marshall determinó el resultado de la guerra.

El propio relato del Sr. Churchill, y las narrativas de todas las otras autoridades, están de acuerdo que él fue de principio a fin consistente, en todos los eventos en este asunto mayor. Él era el único hombre entre los líderes Occidentales con una gran experiencia política y militar, y él vio claramente que la guerra no traería una verdadera victoria ni paz si el estado revolucionario, el agresor al inicio de la guerra, fuese permitido de extenderse profundamente en Europa. Deseaba que las operaciones militares fueran conducidas de tal forma que no se extendieran más allá, o mucho más allá de sus fronteras naturales.

En esta controversia su gran antagonista demostró ser el General Marshall más que el Presidente Roosevelt, cuyo estado de salud en el último año de la guerra, pudo haberlo incapacitado del pensamiento claro, a menos que él simplemente fuese un cautivo desvalido de las presiones alrededor de él. El Sr. Churchill deseaba atacar desde el sur así como desde el norte para llevar a los países balcánicos y los del centro de Europa bajo la ocupación Aliada, antes de que ellos pudieran pasar de la esclavitud Hitleriana a una de los ejércitos Rojos; esta política habría llevado a una verdadera victoria, habría dado una perspectiva de paz al mundo para el resto del Siglo 20 y habría cumplido los "objetivos" originales de la guerra, entre los cuales la"liberación" era el más importante. El General Marshall estaba resuelto a concentrarse en la invasión de Francia y dejar todo el resto de Europa Oriental, Central y balcánica a los ejércitos del estado revolucionario, y el Sr. Roosevelt, tanto si estaba claro o confuso en su mente, siguió esta política hasta el amargo fin que el mundo vio en Yalta dónde "la derrota fue arrebatada de las mandíbulas de la victoria."

La lucha continuó durante dieciocho meses, pero los dados estaban lanzados, tal como los eventos lo demostraron, en la primera Conferencia de Quebec en agosto de 1943, cuando los ejércitos angloamericanos, habiendo completado la conquista del norte de Africa, habían vuelto a Europa y estaban controlando a los ejércitos alemanes para sacarlos de Italia. En Quebec, bajo la insistencia del General Marshall, la decisión fue tomada para retirar las tropas de Italia y llevarlas a una invasión secundaria de Francia, auxiliar a la invasión principal de Normandía. Esto significó la ruptura de la fuerzas aliadas del Mariscal de Campo Alexander en Italia (qué después de la captura de Roma había llegado a ser "una tremenda máquina de guerra. . . . . con horizontes ilimitados"; General Clark), deteniendo el avance allí [369], y, sobre todo, abandonando toda la idea de un empujón desde Italia por el Adriático, que habría llevado a los ejércitos Aliados a Viena, Budapest y Praga. Esto habría alterado totalmente el cuadro de pos-guerra en la ventaja de Occidente y de la paz; una mirada al mapa hará la materia clara a cualquier lector. En ese momento la verdadera "victoria" estaba dentro del alcance, y se desechó en el favor de la invasión del sur de Francia, una dispersión de fuerza militar aun más grave en sus consecuencias, que aquella de los ejércitos británicos dirigidos a Palestina en la Primera Guerra.

La invasión secundaria del sur no ofrecía la ventaja militar para justificar esta decisión que era evidentemente política; el documento en que el General Marshall basó sus argumentos en su favor en la Conferencia de Quebec revela esto. Se llamó "la Posición de Rusia" y se atribuyó a "la estimación de un militar de EEUU de muy alto nivel" (Sr. Sherwood) que indicaba al mismo General Marshall. Decía el documento, la posición de pos-guerra de Rusia en Europa será una dominante. . . Ya que Rusia es el factor decisivo en la guerra, ella debe obtener toda la ayuda y debe hacerse todo el esfuerzo para obtener su amistad. Igualmente, ya que sin dudas dominará Europa después de la derrota del Eje, es más esencial aun desarrollar y mantener las relaciones más amistosas posibles con Rusia."

Aquí la "política" dominante extendida con respecto a las entregas de Préstamosarriendos reaparece con respecto a las operaciones militares; en aquella de la rendición incondicional a la superioridad de los objetivos e intereses soviéticos. Stalin había opuesto la verdad a través de los Balcanes y afirmaba que "la única forma directa de golpear el corazón de Alemania fue a través del corazón de Francia"; la "estimación militar de alto nivel" produjo de hecho en Quebec el plan propuesto por Stalin. El documento, tal como podrá ver el lector, establece dos veces una asunción como un hecho, a saber, que después de la guerra "la posición de Rusia en Europa será dominante. . . sin cuestionamiento ella dominará Europa". Ése precisamente era la pregunta que, en 1943, tuvo que ser decidida todavía por casi dos más años de operaciones militares, y la política del Sr. Churchill fue diseñada para prevenir la misma cosa que se declaraba como un hecho cumplido. Él deseaba ver a los soviéticos victoriosos, pero no "dominando" Europa. Él fue sobrepasado, y en ese momento, en la Segunda Guerra Mundial en 1943, por medio de decisiones políticas tomadas en secreto, se perdió políticamente a Oriente.

Ésta fue la intervención más importante del General Marshall. El Sr. Churchill, aunque nunca criticó al General Marshall, se refiere misteriosamente a él en sus memorias de guerra, y en "Triumph and Tragedy" (''Triunfo y Tragedia') lamentó la oportunidad perdida. El General Mark Clark, en 1943 Comandante norteamericano en Italia, escribió en 1950, "Si nosotros cambiáramos nuestra fuerza de Italia a Francia, era obvio para Stalin. . . que nosotros que nos iríamos de Europa Central. Anvil" (la invasión de Francia Del sur) "llevó a un callejón sin salida. Era fácil ver por qué el Stalin
favorecía Anvil. . . Después de la caída de Roma, el ejército de Kesselring podría haber sido destruido si nosotros hubiésemos podido hacer el trabajo en una ofensiva final. Al otro lado del Adriático estaba Yugoslavia. . . y más allá de Yugoslavia estaba Viena, Budapest y Praga. . . Después de la caída de Roma [370] 'corrimos hacia el objetivo equivocado', ambos, desde el punto de vista político y estratégico... Excepto por una equivocación de alto nivel que nos sacó de los Estados balcánicos y les permitió caer bajo el control del Ejército Rojo, la campaña mediterránea podría haber sido la más importante en la historia de pos-guerra. . . Una campaña que podría haber cambiado toda la historia de las relaciones entre el Mundo Occidental y la Rusia soviética fue dejada caer. . . El debilitamiento de la campaña en Italia. . . fue uno de los grandes errores políticos de la guerra."

El General Mark Clark (un soldado norteamericano brillante que fue relegado como consecuencia, a tareas de mando secundarias y despedido del Ejército) dice"equivocación" y "error", pero el documento arriba citado y muchas otras fuentes ahora disponible muestran que la decisión no fue ni errónea ni equivocada en el sentido normal de esas palabras: es decir, un error hecho en el cálculo erróneo de las consecuencias. Las consecuencias fueron previstas y se pensaron así; eso está ahora más allá de toda duda. La decisión era política, no militar, y fue hecha por los hombres que formaban el grupo alrededor del presidente. Fue, en el campo de las operaciones militares, el paralelo exacto de la decisión tomada con respecto a las operaciones de Préstamo-Arriendo: para subordinar todo las otras consideraciones al interés del estado revolucionario.

Así, la guerra que podría haber acabado (probablemente en 1944) por la liberación Aliada de los países invadidos por Hitler, dejando al estado soviético dentro de los límites naturales rusos o un poco más, y a Europa en equilibrio, se prolongó a través de 1944 en 1945; mientras se les daba tregua a los ejércitos alemanes en Italia y la invasión mal gastada del sur de Francia no prestaba ningún apoyo importante a la invasión principal de Normandía.

La forma que la guerra tomó entonces, en sus últimos diez meses, fue aquella dictada por el Gobierno soviético y sobrepuesta en la estrategia militar Occidental a través de sus agentes en el Gobierno norteamericano, el hombre conocido como Harry Dexter White. Estando muerto, no puede testificar, pero él normalmente es sostenido por las mejores autoridades que conozco, haber sido el autor del plan, para la destrucción de Alemania y el abandono de Europa a la "dominación" soviética lo cual se conoce para la posteridad como el "Plan Morgenthau".

Bajo la sombra de este plan (tal como se verá) los ejércitos Occidentales gradualmente rompieron su camino al borde de Alemania. Hasta el último momento el Sr. Churchill que había sido derrotado por el General Marshall en su súplica hecha anteriormente para tener el brazo derecho del ataque de los ejércitos Aliados a través de los Balcanes en el "suave bajo vientre" del enemigo) esforzándose para hacer algo bien de algo que había estado perdido, por un masivo empuje de último-minuto del brazo izquierdo a Berlín y más allá. La historia es contada por ambos, en las memorias de Churchill y del General Eisenhower.

El General Eisenhower describe su negativa a la propuesta del Mariscal de Campo Montgomery, a finales de 1944, para golpear decisivamente con todas las fuerzas disponibles por Berlín. Él considera que la idea era demasiado arriesgada, o temeraria; antes en su libro, suavemente [371] critica a Montgomery por ser demasiado cauto. Él continuó a través de los meses siguientes con un avance general lento que dio tiempo a los Ejércitos Rojos para apretar en Europa, y en marzo de 1945 (cuando la Conferencia de Yalta había terminado y la intención soviética de anexar, en lugar de liberar, ya se habían mostrado en Rumania y Polonia, y el Presidente Roosevelt estaba cablegrafiando las protestas formales a Stalin) el General Eisenhower informó al dictador soviético por cable directo de su plan, marcándolo "Personal al Mariscal Stalin". Su comunicación con Stalin antes de que incluso se hubiera endosado por los Jefes del Staff de Aliados trajo la protesta enfadada del Sr. Churchill, quien hasta lo último se esforzó por salvar lo que podría salvarse todavía del fiasco que estaba preparándose instando a que por lo menos se tome Viena, Praga y Berlín."

Todo esto fue en vano. El General Marshall, en Washington, notificó a Londres queél aprobaba totalmente el "concepto estratégico" y su "procedimiento en comunicarse con los rusos." Después de esto, el avance Aliado en el Oeste, de hecho, fue acordado que debía recibir la aprobación soviética, y el consejo británico fue desatendido. El General Eisenhower había informado a Stalin directamente el 28 de marzo que él se detendría a poca distancia de Viena. El 14 de abril informó a los Jefes de Staff que él se detendría cien kilómetros antes de Berlín, en la línea del Elba, agregando "Si usted está de acuerdo, yo propongo informar al Mariscal Stalin"; como las objeciones británicas ya se habían atropellado, las primeras tres palabras eran sólo materia de forma. Allí todavía seguía estando Praga, la capital de la cautiva Checoslovaquia. El General Eisenhower aconsejó a Stalin que podría avanzar a Praga "si la situación lo requiriera"; él tenía un fuerza sustancial ociosa en la frontera Checa. Stalin contestó (el 9 de mayo de 1945) pidiéndole al general Eisenhower que se abstuviera de avanzar más allá las fuerzas aliadas en Checoslovaquia de. . . Karlsbad, Pilsen y Budweis". El General Eisenhower inmediatamente le pidió al General Patton que se detuviera en esa línea.

Así "la horrorosa bisección" de Europa fue provocada; a la descripción de ella, el Sr. Churchill agregó el comentario superficial "no puede durar". El General Eisenhower afirmó 5 años más tarde que sólo él era responsable de estas tres decisiones fatales: "Yo quiero dejar algo en claro. Su pregunta parece implicar que la decisión de no marchar al interior de Berlín fue una decisión política. Al contrario, sólo hay una persona, en el mundo responsable de esa decisión. Ese fui yo. No hubo nadie que interfiriera en esto, ni de la manera más ligera".

Esta declaración fue hecha en respuesta a una pregunta en una cena de la Asociación de Abogados de la Ciudad de Nueva York, el 3 de marzo de 1949; Aquel que hizo la pregunta dijo que "el sentimiento general es que si nuestro Ejército hubiese marchado al interior de Berlín y. . . Praga, el cuadro en el período de posguerra podría haber sido diferente. . . Si nuestros líderes políticos. . . se hubiesen abstenido de interferir con usted en el llevar a cabo su procedimiento militar regular de tomar tanto como nuestros ejércitos podrían tomar. . . ¿No piensa usted que el cuadro de pos-guerra podría haber sido diferente? "

La declaración del General Eisenhower no puede haber sido la verdad, aun cuando él pensara que así era. La orden para detener el avance Aliado hasta que los ejércitos Rojos hubieran tomado [372] posesión de Alemania y Europa Central, con sus tres capitales principales, seguía obviamente “la política" que, demostrablemente, gobernaba el Préstamo-arriendo: el de dar preferencia a las demandas del estado soviético sobre todos los otros aliados, e incluso sobre las necesidades de la propia Norteamérica. En esta materia, el propio ayudante naval y biógrafo del General Eisenhower, el Capitán Harry C. Butcher, específicamente declara que, cuando el General Eisenhower (contra la protesta del Sr. Churchill) abrió comunicación directa con Moscú sobre la línea de detención para el avance Aliado, el asunto sobre "límites y áreas para ser ocupadas había ido más allá de la esfera de los cuarteles militares". Las acciones del General Eisenhower siguieron claramente un plan político predeterminado que estaba acordado al nivel más alto; por el tiempo en que él llegó a ser Presidente sus consecuencias eran claras de ver y él se podría haber sentido"atormentado" por el ejemplo del Presidente Roosevelt (tal como el Sr. Roosevelt siempre se sintió atormentado por aquel del Presidente Wilson).

El Sr. Churchill proporcionó (el 11 de mayo de 1953) el comentario conclusivo en este resultado militar de la Segunda Guerra, que fue el segundo gran "desencanto" para tropas que se pensaban victoriosas: "Si nuestro consejo hubiese sido tomado por los Estados Unidos después del armisticio en Alemania, los Aliados Occidentales no se habrían retirado de la primera línea que sus ejércitos habían alcanzado hasta las líneas de ocupación convenidas, a menos que y hasta que un acuerdo se hubiera alcanzado con la Rusia soviética sobre los muchos puntos de diferencia sobre la ocupación de territorios enemigos, del cual la zona alemana sólo es, por supuesto, una parte. Nuestra visión no fue aceptada y una amplia área de Alemania se entregó a la ocupación soviética sin algún acuerdo general entre los tres poderes victoriosos".

Así la política seguida en la transferencia de armas, apoyo económico y de bienes y en la conducta de las operaciones militares durante la Segunda Guerra sirvieron para "extender" la revolución. Otra forma persiste en que este proceso de extensión podría avanzar a través de la guerra: por la capitulación de la política estatal Occidental, al nivel político más alto, en las negociaciones y conferencias de los líderes que se sostuvieron tal como el cuadro militar lo despliega.

Los sentimientos del lector podrían apenarlo innecesariamente si la historia de todos esos encuentros (Atlántico, El Cairo, Casablanca, Teherán, Yalta) se relataran. El contraste, entre la declaración inicial de propósitos altruistas y la rendición final a todas las abominaciones inicialmente denunciadas, se muestra bastante claramente si el primero (la reunión Atlántica) y la última (la Conferencia de Yalta) se describen brevemente.

La "Carta Atlántica" fue precedida por el tercer discurso de pos-elección del Presidente Roosevelt, el 6 de enero de 1941, cuando él le dijo a una Norteamérica que aun no se encontraba en guerra que él "tenía la esperanza en un mundo fundado en cuatro libertades esenciales. . . la libertad de discurso, la libertad de culto, ser libre de las necesidades, ser libre del miedo." Entonces la Carta constitucional Atlántica del 14 de agosto de 1941, el producto de la junta del Sr. Roosevelt y el Sr. Churchill, reprodujeron la fraseología con que los estudiosos de los Protocolos de 1905 habían estado mucho tiempo familiarizados (uno se pregunta si los "Primer Ministro-dictadores" alguna vez los leyeron). Establecía "ciertos principios básicos", dichos para gobernar [373] las "respectivas políticas" de Norteamérica y Bretaña en que los dos signatarios "basan sus esperanzas por un buen futuro para el mundo"; el primero de éstos no era "ningún agrandamiento, territorial o de otra forma", y el siguiente, "ningún cambio territorial que no estuviera de acuerdo con los deseos libremente expresados de los pueblos involucrados". El tercer principio era "el derecho de todos los pueblos para escoger la forma de gobierno bajo el cual ellos vivirán; y el deseo de ver todos los derechos soberanos y de autonomía restaurados en todos aquellos países que han sido privados por la fuerza de ellos."

La retirada de estos altos propósitos se hizo en las siguientes Conferencias de Casablanca y de Teherán de 1943 (en Teherán Stalin estaba presente, y fue incluido en la "Declaración" como estando "dedicado... a la eliminación de la tiranía, de la esclavitud, opresión e intolerancia"), y culminó en Yalta en febrero de 1945, justo tres y medio años después de la "Carta Atlántica".

En el momento de esta conferencia, los ejércitos anglo-americanos estaban siendo retenidos en Europa para que los ejércitos Rojos pudieran empotrarse profundamente en el corazón de Europa. La enorme caída de la diplomacia Occidental (si la palabra no es demasiado cortés) de su alto nivel anterior fue mostrada claramente en la reunión de Yalta, y la lectura de los archivos podría hacer anhelar a los occidentales de hoy, los antiguos días, cuando los plenipotenciarios y embajadores, en vestimenta formal y consciente de sus responsabilidades, se reunían dignamente para arreglar los asuntos de las naciones después de una guerra: en comparación con el Congreso de Viena y de Berlín, la conferencia de Yalta se parece a un concierto de fumadores en una taberna de mala clase.

Los líderes Occidentales, ante la negativa del dictador soviético para abandonar sus dominios, se reunió con él en Crimea; en las relaciones con asiáticos, esto es desde la partida una rendición. El presidente norteamericano y su íntimo, el Sr. Hopkins, eran hombres moribundos, y en el caso del Sr. Roosevelt, esto quedó claro de los cuadros filmados en las noticias que las masas vieron; Yo recuerdo la exclamación de espanto que salió de un público entre los cuales estaba. Algunos de los principales dignatarios se hicieron acompañar por parientes, por lo que el asunto asumió una visión de una excursión familiar, más bien como un escape bastante agradable de los pesados impedimentos de la guerra. Pero mucho peor fue el hecho que todos los visitantes fueron sujetos a (y muchos cayeron como víctimas de ello) uno de los trucos más viejos en negociación que se conocen en la astuta humanidad Asiática: el uso del licor. Un alto Delegado, el Comandante General Laurence S. Kuter que representaba a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos dice:

"El primer curso al desayuno fue un vaso de mesa mediano conteniendo ... Coñac de Crimea. Siguiendo el brindis de honor y el coñac fueron repetidos sirviendo caviar y vodka allí... Luego se sirvieron cortes fríos ordenados... y con ellos, un vino blanco... Finalmente, pequeñas manzanas duras de Crimea y con ellas dadivosos vasos de una champaña de Crimea bastante dulce... La última parte de este desayuno consistió en delgados y altos vasos de mesa de té hervido, los cuales se acompañaban de copitas de coñac". ¡Ése era sólo el desayuno! Cómo podría algún hombre con su estómago lleno de las substancias descritas anteriormente tomar una decisión racional o lógica en relación al bienestar de los Estados Unidos de América... [374] Elliott Roosevelt, que fue con su padre a la conferencia, dijo que prácticamente todos estábamos bebidos". En la cena por la tarde, el Sr. Charles E. Bohlen que estaba presente como Asistente del Ministro de Relaciones Exteriores e intérprete para el Presidente Roosevelt, dijo de tales comidas que "el Mariscal Stalin actuó como anfitrión. La atmósfera de la cena fue muy cordial, y en cuarenta y cinco brindis todos estaban bebidos."

En la cima de todo esto, el agonizante Presidente Roosevelt llegó a Yalta como el signatario del "Plan de Morgenthau", diseñado por un agente soviético en su propio Departamento del Tesoro (el Sr. Harry Dexter White); y fue acompañado por otro agente soviético, más tarde expuesto y declarado convicto, el Sr. Alger Hiss de su Departamento de Estado que en este momento vital, era el consejero especial del presidente sobre los "asuntos políticos". En el hecho, por consiguiente, el gobierno soviético estaba representado en dos lados de la mesa tripartita, y el resultado de la conferencia fue el resultado lógico. Casi en la víspera de la reunión, el Sr. Churchill continuaba en su intento para salvar algo de Europa Central y los Balcanes del destino a que ellos estaban abandonados en Yalta. Cuando él se encontró con el Presidente Roosevelt en Malta, en camino a Yalta, una vez más propuso alguna operación desde el mediterráneo; El General Marshall, en el tono de su amenaza de 1942, entonces "anunció que si el plan británico fuera aceptado... él recomendaría a Eisenhower que no tendría ninguna otra opción que ser relevado de su Mando" (Sr. Sherwood).

Un mes antes de la reunión en Yalta, el Sr. Churchill cablegrafió al Presidente Roosevelt, "En la actualidad, pienso que el fin de esta guerra puede demostrar ser más defraudadora que la última". Él había recorrido un enorme camino desde las"mejores horas" de 1940, durante cuyo año, al acceder como Primer Ministro, escribió, "Poder en una crisis nacional, cuando un hombre cree que sabe qué órdenes deben darse, es una bendición". Ahora sabía cuan pequeño es el verdadero poder de los "Primer ministro-dictadores" y sólo podría esperar, a lo sumo, salvar un poco de las ruinas de la victoria que en ese momento estaba desechándose justo antes que fuera ganada.

Lo que él supo, y le dijo al Presidente Roosevelt, era totalmente desconocido para las masas embrolladas. Ese control total de la prensa de la cual los Protocolos arrogantemente se jactaban, impedía que la verdad llegara hasta ellos, y ellos estaban siendo barridos a lo largo de día tras día en una ola de entusiasmo inflamado por la gran "victoria" que ellos estaban a punto de obtener. El "poder" del Sr. Churchill era bastante impotente para alterar eso. Unos meses antes (el 23 de agosto de 1944) había preguntado su Ministro de Información, "¿Hay algún alto en la publicidad al hecho acerca de la agonía de Varsovia, lo cual parece por los documentos, haber sido prácticamente suprimida?” Triumph and Tragedy(Triunfo y Tragedia). La pregunta parece genuina, y en ese caso, el Sr. Churchill era ignorante de lo que cualquier periodista independiente pudo haberle dicho, que tales hechos fueron"prácticamente suprimidos". No registra qué respuesta recibió, si es que recibió alguna.

La "agonía" a la cual el Sr. Churchill se refiere es el heroico alzamiento del ejército clandestino de polacos del General Bors [375] contra los alemanes cuando los ejércitos Rojos se acercaban a Varsovia. El avance soviético se detuvo inmediatamente por la orden de Moscú, y Stalin se negó a permitir que los aviones británicos y norteamericanos usaran los campos de aviación soviéticos con el propósito del asistir a los polacos. El Sr. Churchill dice que "yo apenas pude creer en mis ojos cuando leí su respuesta cruel" y registra que él instó al Presidente Roosevelt que ordenara a los aviones norteamericanos usar los campos aéreos, ya que "Stalin nunca se habría atrevido a abrir fuego contra ellos". El Sr. Roosevelt se negó a hacerlo y los polacos fueron abandonados a las SS de Hitler. Las tropas que arrasaron Varsovia mataron a 200,000 de sus habitantes, y deportaron a los 350.000 sobrevivientes. El 1º de octubre, después de resistir durante ocho semanas, Radio Varsovia hizo esta última transmisión, "Ésta es la verdad amarga; nosotros hemos sido mucho peor tratados que los satélites de Hitler; mucho peor que Italia, mucho peor que Rumania, mucho peor que Finlandia. . . Dios es justo y en su omnipotencia él castigará a todos esos responsables de esta terrible herida a la nación polaca" (palabras que recuerdan la transmisión Checa que "deja nuestros dolores a Occidente" después del abandono de Checoslovaquia a Hitler en 1939).

El poder que la revolución había ganado en el infestado Oriente era bastante para prevenir la publicación de hechos como éstos durante la Segunda Guerra, y la pregunta del Sr. Churchill a su Ministro de Información desapareció en el aire. La"agonía de Varsovia" vino justo tres años después que el Sr. Roosevelt firmó la"declaración de principios" que declaran que él deseaba ver los derechos soberanos y la autonomía restauradas a aquellos que han sido privados por la fuerza de ellos."

Tal fue el trasfondo en la Conferencia de Yalta dónde, en su primera reunión con Stalin, el Presidente Roosevelt, un hombre al borde de la tumba, le dijo al dictador soviético que él "era más sanguinario con respecto a los alemanes de lo que él había sido hace un año, y él esperaba que el Mariscal Stalin podría nuevamente proponer un brindis por la ejecución de 50,000 oficiales del Ejército alemán". La palabra "nuevamente" alude a la Conferencia de Teherán de diciembre de 1943, dónde Stalin había propuesto tal brindis y el Sr. Churchill había protestado enfadado y había abandonado la habitación. Sobre esto, el Presidente Roosevelt había sugerido que sólo se le dispare a 49,500, y su hijo, Elliott, en el humor social, había expresado la esperanza que "cientos de miles" fuesen abatidos en la batalla;"Tío Joe", resplandeciente de placer, se había levantado entonces de su asiento para abrazar al Sr. Elliott Roosevelt.

El Sr. Roosevelt deseaba con esta incitación a Stalin incomodar al Sr. Churchill (a quien por 1945 él consideraba al parecer un adversario); él le había dicho a su hijo Elliott en Teherán, "el problema es, el PM (Primer Ministro) está pensando demasiado en la pos-guerra, y donde estará Inglaterra; tiene miedo de permitir que los rusos se hagan demasiado fuertes", y de hecho lo dejó claro a Stalin diciendo que él podría "decirle ahora algo indiscreto, ya que no deseaba decirlo delante del Primer Ministro Churchill". Entre las cosas que no se dijeron delante del Sr. Churchill estaba esto:"El Presidente dijo que él sentía que los ejércitos estaban lo suficientemente cerca para un contacto entre sí, y él esperaba que el General Eisenhower se pudiera comunicar directamente con el Staff soviético en lugar de a través de los Jefes de Staff en Londres y en Washington como en el pasado" (4 de febrero de 1945). [376]

Aquí está la explicación por el destino de Viena, Berlín y Praga; en marzo, abril ymayo el General Eisenhower, en los mensajes enviados según el acuerdo, directoa Moscú, de los cuales se quejó el Sr. Churchill, envió su plan de avance y acordó en detener los ejércitos Aliado al oeste de estas capitales.

Stalin no propuso nuevamente el fusilamiento de 50,000 alemanes. ¡Los archivos de Yalta sugieren que él mostró cierta reserva hacia las propuestas privadas que le hizo el Sr. Roosevelt (que incluía una que los británicos debían dejar Hong kong), y el cuadro de él qué surge de estos papeles es, ese de un líder más dignificado, y en las palabras dichas, por lo menos de un hombre más escrupuloso, que el presidente! Las razones pueden ser, por un lado, que la charla del Sr. Roosevelt era tan insensible y cínica que produce un sentimiento de repugnancia en el lector; por el otro, que incluso Stalin podría haber dudado en creer que el presidente norteamericano iría hasta donde decía en apoyar al engrandecimiento soviético y había sospechado alguna trampa, de tal manera que el mostró más de su reserva usual. En cualquier caso, el asesino de millones aparece, en estas páginas particulares, más bien, menos repelente que su visitante.

La prueba suprema del honor Occidental en Yalta yacía en el tratamiento de Polonia. La invasión de Polonia por los estados soviético y Nazi en sociedad, había comenzado la Segunda Guerra; fue claramente el país principalmente cubierto por la declaración del Sr. Roosevelt y del Sr. Churchill de 1941 (la Carta Atlántica) que"los derechos soberanos y autonomía" debían "restaurarse a aquellos que han sido privados por la fuerza de ellos". En el momento de la Conferencia de Yalta, cuando la guerra europea tenía sólo diez semanas para correr, Polonia había sido abandonada de hecho a la revolución; eso estaba implícito en el abandono de los polacos de Varsovia y tan explícito como pudiera estar en la orden del Sr. Roosevelt al General Eisenhower de subordinar su plan de avance a los deseos soviéticos. Esto significó que Polonia, y con esto todos los países europeos al sur y al oriente de Berlín, se anexarían de hecho al soviético, o serían incorporados en el área de la revolución.

Aunque el Sr. Churchill no había perdido la última esperanza de evitarlo, la inminencia de esta anexión quedó clara en Yalta, y la última degradación de Occidente yacía en la aceptación de esto, al final incluso por el Sr. Churchill. Por aceptación fue: la pretensión que solamente la mitad del territorio de Polonia sería abandonada a los soviéticos, que Polonia sería "compensada" por amputaciones de Alemania, y que "elecciones libres" se llevarían a cabo en el estado así producido, fue detestable cuando todos supimos que toda Polonia, y la mitad de Alemania con la cual Polonia sería "compensada", iba a pasar igualmente de la esclavitud Nazi a la esclavitud comunista, y que los ejércitos Aliados serían retenidos para asegurar esto.

Así cuando el Sr. Roosevelt pidió licencia para "mencionar a Polonia" él había abandonado los altos "principios" de la Carta Atlántica. Comenzó diciendo "hay seis o siete millones de polacos en los Estados Unidos", intimando así que para él elúnico problema era aquel de los votos en las elecciones norteamericanas, no Polonia, y entonces él [377] propuso la amputación de Polonia a lo largo de la línea de Curzon, agregando el extraño comentario que la "Mayoría de los polacos, como los chinos, quiere salvar la cara" (muchos observadores de este período notaron que él a veces era incoherente, y no explicó cómo la pérdida del territorio polaco salvaría la cara polaca). El Sr. Roosevelt se había informado bien para esta propuesta. El Sr. Edward Stettinius, quien era nominalmente su Ministro de Relaciones Exteriores en ese momento pero parece no haber jugado ningún rol en el diseño de las política, registró que "el Presidente me pidió que consiguiera un abogado para consultar con él sobre la redacción de la declaración del límite polaco; Yo llamé a Alger Hiss".

El Sr. Churchill fue dejado solo para hacer la última protesta en nombre de los"principios" y objetivos originales de la Segunda Guerra Mundial: "Esto es por lo que nosotros fuimos a la guerra contra Alemania: que Polonia debe ser libre y soberana. Todos aquí sabemos el resultado para nosotros, desprevenidos como estábamos, y que casi nos costó nuestra vida como nación. Gran Bretaña no tenía interés material en Polonia. Su interés es únicamente de honor porque tomamos la espada por Polonia contra el ataque brutal de Hitler. Nunca podría sentirme satisfecho con alguna solución que no dejaría a Polonia como un estado libre e independiente". . . (más tarde, cuando la presión del Sr. Roosevelt y de Stalin estaba demostrando ser demasiado fuerte para él) "se podría decir que el Gobierno británico había entregado completamente las fronteras, había aceptado la visión soviética y la había abanderado. . . Gran Bretaña podría ser acusada con desamparar la causa de Polonia. . . "

Pero finalmente él firmó (y más tarde las tropas polacas, las primeras en combatir contra Hitler, seguían lamentándose en sus cuarteles mientras el gran "Desfile de la Victoria" se llevaba a cabo en Londres).

Así el hecho fue consumado, y en lugar de la libertad de discurso y de culto, libres de necesidades y temores, los países de Europa Oriental fueron abandonados a la policía secreta y al régimen de concentración que Hitler había introducido allí primero, en la noche del incendio del Reichstag. Parecería que nada peor que esto podría hacerse, y algo aun mucho peor fue hecho. Bajo el "Protocolo en las Indemnizaciones alemanas" el
dispositivo básico del terrorismo soviético, el trabajo esclavo, fue aceptado y extendido a los pueblos conquistados, ya que este documento autorizaba a "los tres gobiernos" para obtener la reparación de Alemania en la forma de "el uso de trabajo alemán".

Bajo algunos acuerdos subsidiarios, los Aliados Occidentales acordaron considerar a todos los prisioneros rusos como "desertores", para ser devueltos al estado soviético. Todas estas materias se leen sobrias en el papel; el cuadro de sus resultados para los seres humanos aparece en tales palabras como aquellas del Reverendo James B. Chuter, capellán castrense británico y uno de los 4,000 prisioneros de un desintegrado campo de prisioneros-de-guerra alemán que logró abrirse paso hacia las líneas Aliadas en 1945: "A lo largo de la orilla oriental del río Mulde acampaba una gran multitud. . . Éste fue el fin de la jornada para decenas de miles de refugiados que nos habían sobrepasado. El Mulde era la línea convenida en que los norteamericanos se detuvieron y hasta la cual los rusos avanzarían. Los norteamericanos no permitirían cruzar el río a ninguno, excepto al personal del ejército alemán y a los prisioneros de guerra Aliados [378]. De vez en cuando algunas almas desesperadas se echarían a la corriente en un vano esfuerzo para escapar de la furia desconocida de la llegada rusa. Para evitar tales incidentes y para descorazonarlos el balbuceo ocasional de ametralladoras norteamericanas en la orilla Occidental era escuchado. . . sonar, de esa manera más aterradora, se hacía una advertencia clara a todos los que pensaran en cruzar la línea del río".

Tales fueron los resultados de la Segunda Guerra del Mundo, y el acuerdo que lo santificó todo, (en que la firma de Stalin se agregó a aquellas de los dos signatarios de la Carta Atlántica de 1941) dijo, "Por esta declaración nosotros reafirmamos nuestra fe en los principios de la Carta Atlántica".

Éste fue el fin de la Conferencia de Yalta, pero para una significante nota de pie de página. En la última reunión "hombre a hombre" entre el Presidente Roossevelt y Stalin, en la víspera de la partida del presidente para visitar al Rey Ibn Saoud, Stalin dijo: "el problema judío era uno muy difícil, que ellos habían intentado establecer una hogar nacional para los judíos en Birobidzhan, pero que ellos se habían quedado allí sólo dos o tres años y luego se habían esparcido a las ciudades". Entonces el Presidente Roosevelt, de la forma de un hombre que es un miembro de un club exclusivo y está seguro que su anfitrión también debe pertenecer, "dijo que él era un sionista y preguntó si el Mariscal Stalin era uno también".

Este intercambio provoca en el lector el efecto de dos hombres que comienzan por fin el negocio real. Stalin contestó que "él era uno en principio pero que él reconocía la dificultad". En este pasaje, nuevamente, el ladrón de bancos de Georgia parece más un estadista y habla más prudentemente que cualquier líder Occidental de los últimos cuarenta años, ninguno de quienes han admitido alguna"dificultad" (el Sr. Churchill estaba habituado a denunciar cualquier conversación de "dificultad" como anti-judía y anti-semita). Ésta no fue la totalidad de la conversación sobre el asunto, aunque es todo lo que el registro oficial revela. En el mismo último día de la conferencia plena, Stalin le preguntó al Sr. Roosevelt si él quería hacerle alguna concesión al Rey Ibn Saoud, y el Presidente contestó "que allí había sólo una concesión que él pensaba podría ofrecer "y ésa era darle" (a Ibn Saoud) "los seis millones de judíos en los Estados Unidos". (Esta última cita es auténtica pero fue borrada del registro oficial).

Todas las declaraciones citadas arriba, con la excepción de una, son tomadas de la publicación oficial, "Las Conferencias de Malta y Yalta, 1945", emitidos por el Departamento Estatal norteamericano el 16 de marzo de 1955. Los periódicos en la mañana siguiente salieron con los titulares, de los cuales el Montreal Star es típico: "Las Capitales mundiales Desanimadas, Impactadas por las revelaciones de los Secretos de Yalta". Esto era algo sin sentido; por los años 1955, las masas estaban apáticas sobre tales cosas, habiendo sido guiadas por el control de la prensa a la condición de 'impotente confusión' predicha en los Protocolos de 1905.

Históricamente consideradas, las revelaciones de estos documentos de Yalta incriminan lo suficiente, pero ellos no están completos. Mucho fue borrado (yo he dado un ejemplo) y probablemente fue el peor. En mayo de 1953, bajo la presión del Senado de los Estados Unidos, el Departamento Estatal norteamericano [379] se dispuso a publicar la forma completa y no censurada en junio de 1956, de los documentos de todas las doce conferencias de tiempos de guerra. Sólo los documentos de Yalta han sido publicados en mayo de 1956, y éstos en la forma no censurada. Dos funcionarios del Departamento de Estado fueron encargados de preparar los documentos para la publicación, el Dr. Donald M. Dozer y el Sr. Bryton Barron, presionaron por una pronta y total publicación, fueron despedido y llamado a retiro, respectivamente, antes en 1956, justo antes de la declaración del Presidente Eisenhower en abril de 1955, "Pienso que mantener secretos cualquier documento de la guerra, incluyendo mis propios errores. . . es tonto. Todo debe ser entregado al público de los Estados Unidos para que puedan hacer uso de los errores del pasado y tomar las decisiones del momento."

El Sr. Barron, antes de su jubilación, fue "sujeto de penosas sesiones de lavado-decerebro para asegurar su consentimiento a borrar importantes documentos" e informó a sus superiores que la recopilación que ellos estaban preparando para emitir sería "una versión distorsionada, incompleta, una mal expurgada que tiende a escudar a la Administración anterior y que engañará al pueblo norteamericano".

Esta historia de los documentos de Yalta muestra que, diez años después de la Segunda Guerra Mundial, el poder todavía estaba esencialmente en las manos del"grupo extranjero" que durante la guerra había podido desviar suministros, operaciones militares y políticas del Estado al propósito de "extender" la revolución. Es más, ellos pudieron sobrepasar las tareas públicas de presidentes y frustrar la voluntad del Congreso; ellos aun sostenían las riendas. Esto significaba que la infestación del gobierno norteamericano y sus departamentos por agentes de la revolución que comenzó con la primera presidencia del Sr. Roosevelt en 1933, no había sido remediada en 1955, a pesar de las muchas exposiciones; y que, como este fue el caso, la energía norteamericana en cualquier tercera guerra, podía ser de igual forma desviada para promover el plan arrollador para una sociedad-mundial comunizada (la tercera fase en el proceso de Lenin). Una vez más las masas embrolladas lucharían para provocar los resultados, directamente opuestos a las causas que se les ofrecía en cualquier nuevo "Pearl Harbour".

Este socavamiento de Occidente no fue confinado a los Estados Unidos; fue general a lo largo del mundo Occidental y este capítulo sólo yace en el caso norteamericano porque, en las condiciones de hoy, la fuerza y riqueza de EEUU es tan grande que su uso o probablemente mal empleo decidirá el asunto. Una condición similar se demostró que existía en el país, Bretaña, desde la cual las grandes naciones extranjeras surgieron originalmente, y en las dos más grandes de éstas, Canadá y Australia.

La primera exposición vino en Canadá, inmediatamente después del fin de la guerra, y este es el único de los cuatro casos en que le siguió una investigación gubernamental plena y la entrega pública total de los resultados; también, encendió el fusible que en su momento llevó a todas las otras exposiciones, en EEUU, Australia y Bretaña. Un ruso, con riesgo de su vida, descubrió al Gobierno canadiense la red de infestación gubernamental y espionaje en que la Embajada soviética en Ottawa era el centro (a pesar del rol principal tomado por los rusos en este proceso de advertir, los políticos Occidentales [380] y la prensa continuaron incitando a sus pueblos contra los "rusos", no contra la conspiración revolucionaria de la cual Rusia era la cautiva). La investigación pública plena, que sería de otra forma sorprendente, pareciera ser considerada por el hecho que el primero ministro canadiense de ese día, el Sr. Mackenzie King, aunque un político astuto, era en todo lo demás un hombre simple, más interesado comulgando con el mundo del espíritu que otra cosa. Cuando estuvo convencido por los documentos de la verdad de las declaraciones de Igor Gouzenko, él vio que ellos revelaban "una situación seria como nunca había existido en Canadá en algún momento" y voló en seguida a informarle al presidente norteamericano (el sucesor del Sr. Roosevelt) y al Primer Ministro británico (entonces el Sr. Clement Attlee) que esta situación mostrada por ellos era "incluso más seria en los Estados Unidos e Inglaterra."

En ese momento la prueba documental del Sr. Whittaker Chambers que el Sr. Alger Hiss era el centro de una red soviética en el Departamento Estatal norteamericano estaba disponible, pero fue ignorado por dos presidentes norteamericanos durante seis años, y tres años después el Sr. Truman habría públicamente de burlarse de todas esas historias como "una pista falsa". La exposición del Sr. Hiss y sus socios continuó en un juicio que fue completamente el resultado de los esfuerzos de patriotas individuales (incluyendo al Sr. Richard Nixon, más tarde Vicepresidente) para extraer la verdad de un gobierno renuente y obligar a la exposición. En la secuencia del caso Hiss le siguió una masa de descubrimientos que demostraban que departamentos gubernamentales norteamericanos estaban plagados con agentes soviéticos en todos los niveles. La literatura de este período y de este asunto es ahora incluso demasiado grande para resumirla aquí, pero es conclusiva, y mucho de esto es oficial, aunque renuente.

En Inglaterra, durante seis años después de la advertencia del primer ministro canadiense, nada fue hecho para remediar una condición revelada por la más alta autoridad. Entonces, en 1951, dos oficiales de la Oficina de Extranjeros, uno de ellos un de alto nivel y con perspectivas de seguir subiendo, un hombre joven y ambos caracteres conocidos que habían sido evidentemente protegidos y ayudados en sus carreras oficiales por alguna mano poderosa, de pronto desaparecieron. Se supo que ellos habían huido a Moscú, temiendo la exposición en el modelo de Hiss. Por cuatro años más los gobiernos británicos (Socialista y Conservador) se negaron a toda investigación pública o a cualquier información más allá de la declaración blanda que "todas las posibles investigaciones habían sido hechas". Entonces en 1955, la Oficina de Extranjería británica anunció de pronto que los dos hombres habían estado bajo sospecha de entregar información secreta al Gobierno soviético desde 1949 (ellos desaparecieron en 1951). Este anuncio tardío no fue espontáneo; fue arrancado del gobierno británico sólo por el hecho que otro ruso, Vladimir Petrov de la Embajada soviética en Canberra, había huido de su cautividad y había revelado que estos dos hombres habían sido reclutados, Burguess y Maclean, como espías para los soviéticos durante sus días de estudiante en la University de Cambridge, veinte años antes (1930-1935; éste es el método, de capturar hombres en su juventud incauta, en que los documentos de Weishaupt y los Protocolos ponen el énfasis; la carrera de Alger Hiss se permite el lujo de un paralelo exacto en Norteamérica). Inmediatamente después de esta tardía admisión de la Oficina de Extranjería, [381] Burguess y Maclean fueron mostrados orgullosamente ante los periodistas internacionales en Moscú como oficiales del Ministerio del Exterior soviético (e inmediatamente después de que los líderes soviéticos del momento, Kruschev y Bulganin, fueron invitados para hacer una visita ceremonial a Londres).

Las revelaciones de Petrov provocaron una investigación en Australia, el cuarto gran país infestado, por una Comisión Real de tres jueces. De toda la serie, sólo esta investigación puede compararse con la canadiense de nueve años antes. Fue bastante completa y "el informe público" (el 14 de septiembre de 1955) declaró que la Embajada soviética en Canberra desde 1943 en adelante "controló y operó una organización de espionaje en Australia" y entregó la advertencia que los agentes de inteligencias soviéticas todavía estaban operando en Australia a través de agentes secretos que entran en el país como inmigrantes. El Ministro de Exterior australiano, el Sr. R. Casey, en ese momento declaró que había "un nido de traidores" entre los funcionarios civiles australianos. Sus palabras confirmaron lo que el Sr. Mackenzie King había dicho diez años antes, y por esa década nada verdaderamente efectivo se había hecho en cualquiera de los cuatro grandes países afectados, o infectados, para remediar la condición mortalmente peligrosa expuesta.

Una razón principal para esto fue que todas las investigaciones gubernamentales, parlamentarias y judiciales de la década (con una excepción) desinformaron a la opinión pública en lugar de informarla, concentrándose en el problema del"espionaje" que de hecho es uno menor. El hecho que los grandes países intentan obtener el conocimiento, a través de espías y agentes, de materias militares y de otras que otros grandes países intentan guardar en forma secreta es algo generalmente conocido, de tal manera que las masas probablemente no fueron impactadas demasiado incluso por la magnitud del espionaje que se revelaba; esto, se dijeron unos a otros, era algo que la contrainteligencia debía manejar.

Así las investigaciones desviaron la atención pública de la verdaderamente grave condición que fue expuesta. Éste no era el simple robo de documentos, sino el control de la política estatal al nivel más alto que fue ganado por la infestación de los países Occidentales. Fue esto los que habilitó las armas, suministros, riquezas, operaciones militares y la conducta de políticos Occidentales en las conferencias de alto nivel, todas ellas guiadas en un cauce dónde producirían máximas ganancias, en territorios y en fuerza militar, para el estado revolucionario.

La exposición de esta condición sólo apareció en el juicio de Hiss y en sus numerosas investigaciones y descubrimientos acompañantes. Éstos mostraban que la revolución tenía sus agentes en los más altos niveles del poder político, desde dónde ellos podrían dirigir la política Estatal y toda la energía de naciones; los dos hombres entregaron documentos secretos, pero ésta era una función auxiliar pequeña a su logro mayor, que era producir el mapa y la situación en Europa con que el mundo se confronta hoy.

Los nombres del Sr. Alger Hiss y del Sr. Harry Dexter White son inseparables de ese desenlace. El Sr. Hiss, de sus días de universitario en los años de 1930, subió [382] rápidamente en el servicio público, bajo alguna protección, como el Sr. Donald Maclean en el británico. Fue denunciado como agente soviético en 1939 por un compañero-comunista que despertó a su deber cuando el estado comunista se unió con Hitler en el ataque a Polonia, y las pruebas a disposición entonces fueron desatendidas durante muchos años mientras dos presidentes norteamericanos continuaron apoyándolo. Estuvo permanentemente al lado del Sr. Roosevelt (a veces en reuniones separadas con Stalin) en Yalta y el abandono de Europa Oriental a la revolución no puede disociarse de su nombre; las revelaciones sobre su actividad presentadas en su juicio hace tal conclusión ineludible. Después de Yalta, y evidentemente como una señal de la confianza especial puesta en él por el grupo internacional que estaba en el control de los eventos durante ese períodoconfusión,él fue hecho Primer Secretario General de las Naciones Unidas, que llegó a ser en San Francisco en abril de 1945 bajo la dirección de un agente de la revolución.

La parte decisiva jugada por Hiss en Yalta es indicada por unas pocas citas significativas. El Ministro de Relaciones Exteriores nominal, el Sr. Edward Stettinius, en la víspera de Yalta, instruyó a su personal del Departamento Estatal que "todos los memorandum para el Presidente sobre los temas a ser discutidos en la reunión de los Tres Grandes deben estar en las manos del Sr. Hiss, a más tardar el lunes 15 de enero". De esta forma Hiss fue puesto a cargo de los documentos del Departamento Estatal para el Presidente en todos los asuntos que se presentarían en Yalta. El Sr. James F. Byrnes, un ex Ministro de Relaciones Exteriores que estaba presente en Yalta por una designación posterior, (director de la Oficina de Movilización de Guerra y Reconversión) dice, "Tan lejos como pude ver, el Presidente había hecho muy poca preparación para la Conferencia de Yalta. . . No hasta el día antes de que nosotros aterrizáramos en Malta, supe que teníamos a bordo un archivo muy completo de estudios y recomendaciones preparado por el Departamento Estatal. . . Después, cuando yo vi algunos de estos espléndidos estudios, sentí enormemente que ellos no fueron considerados a bordo de la nave. Estoy seguro que el fracaso para estudiarlos mientras estábamos en ruta fue debido a la enfermedad del Presidente".

Estos documentos preparados por los expertos y profesionales del Departamento Estatal expresaban las visiones sobre las futuras relaciones con los soviéticos que las intervenciones del Sr. Roosevelt en Yalta no reflejaron, y como él no la había leído esto era natural. El Sr. Hiss de hecho, fue quien llevó a cabo la política norteamericana en Yalta. El Sr. Stettinius registra la presencia de Hiss "detrás del Presidente" en las conferencias formales, y dice que él siempre "dialogó" con Hiss antes y después de estas reuniones. El informe oficial norteamericano, pero expurgado, de la Conferencia de Yalta al parecer fue editado para ocultar el rol de Hiss; contiene sólo notas y apuntes hechos por él que no significan nada cuando se separan de su fondo esencial: su participación como miembro de la conspiración. El Sr. Bryton Barron (uno de los dos historiadores de Departamento de Estado cuya negativa para "distorsionar la historia" y "suprimir datos oficiales" llevó a su despido, como fue mencionado antes) en Chicago en febrero de l956, públicamente declaró que, si le permitieran, él podría "relatar los incidentes para demostrar el poder ejercido por Alger Hiss. . . y cómo operaba en los altos niveles [383], agregando que la publicación oficial no listaba muchas de sus actividades más importantes en esa fatal conferencia".

El nombre de Alger Hiss es el más conocido en este contexto, debido a su juicio público y condena. La primera autoridad en este asunto, el Sr. Whittaker Chambers, piensa que el hombre conocido como "Harry Dexter White" a quien él llama "uno de los hombres más influyentes en la tierra", puede haber jugado un rol aun mayor en el diseño de la política Estatal norteamericana en el interés soviético.

¡Según los periódicos norteamericanos, no existe ningún certificado de nacimiento de algún hombre llamado "Harry Dexter White" y nadie sabe quien era él! El Sr. Henry Morgenthau Junior (el único funcionario Ministerial que continuaría en la oficina a través de casi los doce años completos de la presidencia del Sr. Roosevelt), muy poco después de su designación presentó a "Harry Dexter White" (1934) en la Tesorería de Estados Unidos. Su surgimiento allí (tal como el Sr. Hiss en el Departamento Estatal) fue del tipo rápido, que indicaba un apoyo influyente. Inmediatamente después de Pearl Harbour fue investido con "la responsabilidad plena en todas las materias con que el Departamento del Tesoro tiene que tratar teniendo una presión en las relaciones exteriores", y después fue designado Asistente del Ministro mismo.

Durante todos estos años, el hombre cuya verdadera identidad aparentemente jamás se conocerá, era un agente soviético, y la prueba fue entregada pero negada por el Presidente Roosevelt. El Sr. Whittaker Chambers declara que al principio él recibió documentos secretos de la Tesorería del Sr. White (para trasmitirlas al Gobierno soviético) en 1935, y en 1939 (después de la alianza Hitler-Stalin) estaba listo para entregar los documentos que demostraban las actividades del Sr. White (y del Sr. Hiss); estos papeles tuvieron que ser ocultados en forma segura porél, durante otros nueve años entonces, cuando él los sacó para demoler la acción de la difamación del Sr. Hiss contra él. Desde el primero al último, ningún cuerpo gubernamental los miraría. En 1941 el F.B.I. entrevistó al Sr. Chambers y recibieron de él, el nombre del Sr. White, pero ninguna acción se llevó a cabo; el F.B.I. fue igualmente incapaz de mover a alguna autoridad gubernamental a la acción en esta materia, y la eventual exposición, a través de una agencia privada, sólo llegó en 1948.

La primera intervención decisiva del Sr. White en la política estatal norteamericanacomenzó en 1941. Según dos autoridades intachables (los Profesores de Harvard William Langer y S. Everett Gleason en "The Undeclared War" ('La Guerra no Declarada') él diseñó el ultimátum norteamericano del 26 de noviembre por medio del cual Japón fue maniobrado en disparar el primer tiro" en Pearl Harbour (frase del Ministro Stimson). Así su mano puede rastrearse claramente en el acto inicial del envolvimiento de EEUU en la Segunda Guerra, como puede que los soviéticos lo incitaron.

Habiendo diseñado el principio, también diseñó el fin de la Segunda Guerra, en el interés del mismo Partido, sus amos. Es generalmente acreditado con el bosquejo del "Plan Morgenthau". En ambos casos, por consiguiente, la política Estatal norteamericana fue formada por la Tesorería de los Estados Unidos, no por el Departamento Estatal o el Departamento de Guerra que, bajo el Presidente, son los departamentos que constitucionalmente responsables de la conducta de la política exterior en tiempos de guerra; y en la Tesorería, [384] tal como se ha demostrado, el Sr. White era "totalmente responsable" para todas las materias que afectara las relaciones exteriores.

La tendencia general en Norteamérica desde la Segunda Guerra ha sido apuntar al Sr. White como el autor original de estas fatales acciones. Ésta puede señalar resistencia a apuntar con el dedo al funcionario del gabinete responsable, el Sr. Henry Morgenthau Junior. El Sr. Morgenthau designó originalmente al Sr. White, firmó ambos ultimátum, el de Japón en noviembre de 1941 y el proyecto del plan para desmembrar a Alemania en septiembre de 1944, y en ambos casos el Presidente Roosevelt actuó en el plan sometido. Es por consiguiente difícil ver cómo la responsabilidad del Sr. Morgenthau y del Sr. White puede separarse, y lo más que se podría asumir es que el cerebro que dirigía era el pseudónimo Sr. Harry Dexter White.

La génesis del "Plan Morgenthau" para la desmembración de Alemania en pequeñas provincias, la destrucción de su industria e inundación de sus minas y su reducción al estado de "un campo de pastoreo de cabras" fue descrito por otro Secretario Asistente en la Tesorería, el Sr. Fred Smith, en 1947. Dijo que se discutió primero en una reunión (en la que él estaba presente) entre el general Eisenhower, el Sr. Morgenthau y el Sr. White en el comedor General en el sur de Inglaterra el 7 de agosto de 1944. El Sr. White (dice el Sr. Smith) presentó el asunto de Alemania; el General Eisenhower dijo que le gustaría "ver las cosas bien hechas y difíciles para ellos durante algún tiempo. . . la población alemana entera es una paranoica sintética"; y el Sr. White comentó, "Nosotros desearíamos citarlo en el problema de ocuparse del pueblo alemán", en donde el General Eisenhower dijo que él podía hacerlo. El Sr. Morgenthau, sobre esta base, inventó el "plan" y fue a Londres para sondearlo con el Sr. Churchill y el Sr. Eden, retornando entonces por aire a Norteamérica para presentarlo ante el Presidente Roosevelt.

Hasta ese momento, dice el Sr. Smith, el Departamento Estatal no había estado informado de las actividades del Sr. Morgenthau en esas materias. El Sr. Roosevelt aparentemente tuvo desconfianza y formó un comité para desarrollar el plan, en cuyo comité el Ministro de Estado y de Guerra por lo menos se unieron al Sr. Morgenthau de la Tesorería. La presentación del Plan Morgenthau ante este comité "resultó en una violenta explosión como nunca había ocurrido en los salones de la Casa Blanca"; El Sr. Hull y el Sr. Stimson, ambos, lo atacaron violentamente. No obstante, cuando el Presidente Roosevelt fue entonces a Quebec para encontrarse con el Sr. Churchill, fue que el Sr. Morgenthau "justo sucedió" que estaba con él y el Sr. Hull y el Sr. Stimson fueron dejados de lado. El Sr. Churchill registra su sorpresa en esto, pero él y el Sr. Roosevelt firmaron "el Plan Morgenthau" que posiblemente podría llamarse con más precisión el Plan White-Morgenthau.

Así el Presidente Roosevelt (contra la fuerte protesta de sus funcionarios Ministeriales responsables, El Ministro de Estado y de Guerra) y el Sr. Churchill (contradiciendo muchas declaraciones) aprobaron una paz de venganza. Ambos hombres declararon más tarde como si ellos no hubiesen entendido lo que hicieron. El Sr. Churchill dijo que el se "arrepentía" [385] de su firma, pero nunca explicó cómo llegó a darla (el Sr. James F. Byrnes comenta ligeramente que esto es "difícil entender"). El Sr. Roosevelt habló como si él hubiese inadvertidamente firmado un memorándum interno sin mirarlo. Dijo que él había cedido a las importunidades de "un viejo y estimado amigo" (el Sr. Sherwood), y esto indica al Sr. Morgenthau;él también dijo que había "francamente titubiado" y "que no tenía ninguna idea cómo él pudo haber firmado esto; él lo había hecho evidentemente sin pensar mucho" (Sr. Stimson).

Las masas públicas fueron dejadas que comprendieran que se había cometido un error en ese momento y que "el Plan Morgenthau" fue abandonado; que las fábricas no se hicieron estallar y que las minas no fueron inundadas. Ésto fue un jarabe dulce, no la verdad. El espíritu de una 'paz de venganza', propuesto en el Plan White-Morgenthau, prevaleció. El Sr. Morgenthau no tuvo éxito con su propuesta (las palabras jocosamente dichas por el Sr. Roosevelt a Stalin en Yalta) ese "archi criminal" debía ser condenado a muerte por los militares sin la provisión para algún juicio, pero los juicios que se sostuvieron siguen siendo una mancha en la justicia Occidental. La bisección de Alemania (qué de hecho era la bisección de Europa, amigo o enemigo) fue más peligrosa para el futuro que cualquier desmembración de Alemania en provincias. Sobre todo, Occidente, aprobando el trabajo esclavo, puso el proceso de civilización de diecinueve siglos en marcha atrás. Significativamente, once años después del fin de la guerra, el Gobierno de Estados Unidos negó su adhesión a una convención internacional, propuesta por la Organización del Trabajo Internacional, proscribiendo el trabajo forzado; obviamente estaba impedido de adherir por su firma en los acuerdos de Yalta).

Así el fantasma de "Harry Dexter White" todavía frecuenta la escena, por la forma que este agente soviético y sus socios le dieron a la política del gobierno norteamericano dejó el futuro de Occidente más aproblemado de lo que había estado alguna vez. Cuando la guerra acabó él todavía estaba subiendo en la estima de los presidentes norteamericanos, ya que fue designado para presidir durante la segunda de las dos grandes conferencias de planificación internacional a la cual el futuro de las nación-estados debería someterse en un consejo de administración internacional. La primera fue la conferencia de la organización de las Naciones Unidas dónde el Sr. Alger Hiss ocupó la silla del directorio. La segunda fue la Conferencia Monetaria en Bretton Wood que establecieron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El Sr. White fue el organizador de esa conferencia piloto y luego fue designado director ejecutivo norteamericano del Fondo Monetario Internacional. Así de esta forma, los principales representantes del Gobierno de Estados Unidos, es cada una de estas reuniones preparatorias del nuevo Consejo de Administración Internacional, era un agente soviético.

Antes de que el Sr. White recibiera esta última designación (anunciada públicamente por el sucesor del Sr. Roosevelt, el Sr. Harry Truman, el 23 de enero de 1946), el F.B.I. había entregado varias veces la advertencia a la Casa Blanca sobre las actividades secretas del Sr. White, la última vez en un mensaje especial, el 8 de noviembre de 1945, al ayudante militar personal del Presidente, en el cual el Sr. White es nombrado específicamente como espía y agente soviético. Después del anuncio público del Presidente de la nueva designación del Sr. White [386], la cabeza del F.B.I, el Sr. J. Edgar Hoover, envió nuevamente un mensaje (el 1 de febrero de 1946), diciendo que White, si su designación fuese confirmada, "tendría el poder para influenciar en grandes deliberaciones en todos los arreglos financieros internacionales". A pesar de esto, el Sr. White fue confirmado el 1º de mayo de 1946, (esta historia fue hecha pública por el Abogado General de los Estados Unidos, el Sr. Herbert Brownell Junior, el 17 de noviembre de 1953); la respuesta del Sr. Truman no hizo ninguna referencia a la advertencia de noviembre de 1945 y declaraba que él permitió la designación de White después de considerar la advertencia de febrero de 1946).

En abril de 1947 (en el momento que la exposición del Sr. Hiss se estaba casi presentando) el Sr. White renunció "por razones de salud". En agosto de 1948, cuando la prueba de su culpabilidad era conclusiva e iba a ser hecha pública, él fue citado ante el Comité de Actividades anti-americanas del Congreso y negó haber sido alguna vez un miembro de la conspiración. Él fue confrontado privadamente entonces con parte de la evidencia más condenatoria (ahora toda registrada) y tres días más tarde fue encontrado muerto, recibiendo un entierro judío. No existe ningún informe de la autopsia en los registros y las circunstancias de su muerte permanecen tan misteriosas como su identidad.

Casi siete años después (el 3 de enero de 1955) el Comité de Seguridad Interna del Congreso de Estados Unidos informó:

"1. Alger Hiss, Harry Dexter White, y sus confederados en el subterráneo comunista en el Gobierno, tenía el poder para ejercer una profunda influencia en las políticas norteamericanas y en las políticas de las organizaciones internacionales durante la Segunda Guerra Mundial y los años inmediatamente después; (este es el vital, y sumamente peligroso "período-confusión" que yo anteriormente he aludido; los últimos años de la guerra y los años inmediatamente después);

"2. Tenían el poder para ejercer una profunda influencia en la creación y funcionamiento de las Naciones Unidas y sus agencias especializadas;

"3. Este poder no se limitó a su autoridad oficialmente designada. Era inherente en su acceso e influencia sobre los más altos funcionarios, y las oportunidades que ellos tenían para presentar o negar información en que podrían basarse las políticas de sus superiores;

"4. Hiss, White y un número considerable de sus colegas que ayudaron a hacer la política exterior norteamericana y las políticas de las organizaciones internacionales durante los años cruciales, han sido expuestos como agentes comunistas secretos".

Esto podría parecer registrar un buen final para una mala historia, ya que en tiempos anteriores el descubrimiento y la publicación de tal estado de asuntos por una autoridad parlamentaria habría significado, primero, procedimientos de acusación y similares, y segundo, una acción que remedie. De hecho, tal como lo puedo testificar (porque yo estaba en EEUU durante muchos de estos años) el efecto de remediar fue muy pequeño, si es que hubo alguno. La razón principal para esto fue, que todo el proceso de investigación y descubrimiento fue acompañado por la más violenta campaña de prensa contra los investigadores y los informantes, no contra los culpables o contra la conspiración. [387]

Aquí la historia del período después de la revolución francesa. . . y la prueba-poruntar sufrida por los Sres. Morse, Barruel y Robinson, se repitieron. Si cualquier historiador en el futuro examinara las páginas amarillas de los periódicos de estos años encontrará decenas de miles de palabras abusivas dirigidas contra aquellos que solicitaron la investigación y la absolución para cada uno de aquellos miembros expuestos o declarados culpables de la conspiración; encontrará columnas de alabanzas para el Sr. Hiss, por ejemplo, junto a las columnas de vituperio dirigidas contra el penitente agente, el Sr. Whittaker Chambers, cuya autodefensa provocó la convicción del Sr. Hiss. En su momento esta tormenta se centró alrededor de la cabeza del Senador Joseph McCarthy (como en la década anterior arreciaba sobre aquella del Sr. Martin Dies, hasta que él fue alejado de la vida política), y un nuevo epíteto fue acuñado para el engaño de las masas: "el McCarthismo" (la demanda por investigación y solución) fue por repetición interminable hecho parecer a ellos más repugnante que "sedición."

Debido a esto, el momento más significante en la historia americana después de la Segunda Guerra fue uno en 1954, cuando el Senado censuró al Senador McCarthy. En 1952, por primera vez en veinte años, el candidato nombrado por el partido Republicano, fue elegido, el General Eisenhower. El retorno a la oficina, después de dos décadas, puso eufóricos a los Republicanos y la victoria del General Eisenhower fue principalmente debida a su tarea de eliminar la infiltración comunista en el gobierno que había sido revelado ocurrió durante la larga administración de Roosevelt y había sido heredada por su sucesor. En 1954, el nuevo Presidente permitió que se conociera que él no estaba de acuerdo con los"métodos" del Senador McCarthy y así implícitamente se inclinó por la moción de censura (el Comité judío-norteamericano exigió también imperiosamente que el Senado lo aprobara), El Senador McCarthy, como muchos antes que él, comenzó a marchitarse en la escena política y entonces, el principio que la "investigación" era perniciosa fue reestablecido.

Así el votante norteamericano encontró que la aparente opción entre los candidatos a una elección presidencial, no les entregaba realmente una opción en la materia de un combate a la sedición. Con este movimiento de censura, aprobado por el Presidente en el momento, todas las investigaciones y exposiciones se transformaron en arena. Desde ese momento, los agentes de la conspiración quedaban implícitamente libres para reasumir el proceso de excavar que produjo el estado de asuntos representado durante la Segunda Guerra, principalmente por los Sres. Alger Hiss y Harry Dexter White. Es esto lo que hace de la política norteamericana una fuerza explosiva incalculable y peligrosa en cualquier guerra futura.

En la materia de sedición los "premier-dictadores" de nuestros tiempos realizan una función designada para ellos por los Protocolos de 1905, ese importante documento de una conspiración de la cual, hombres tales como Harry Dexter White eran demostrablemente parte. El Protocolo No. 19 dice que cuando el supergobierno sea establecido la sedición se pondrá en la categoría como "robar, asesinar y en cada tipo de crimen abominable y sucio" y agrega que "nosotros hemos hecho lo mejor de nosotros para obtener que las nación-estados no puedan mediante estos medios contender la sedición. [388] Fue por esta razón que a través de la Prensa y en los discursos e indirectamente. . . nosotros hemos propagado el martirio que se defiende como aceptado por promotores de la sedición en la idea del bien común."

El Sr. Hiss fue presentado como un mártir, por un largo período, en la prensa del mundo, sin importar su Partido; El Senador McCarthy que "llegó a estos medios para combatir la sedición", fue presentado como un bruto. Este control de la prensa, establecido en las últimas dos décadas, permite a la conspiración seguir entre las nación-estados y su deseo de desarraigar la sedición. Los Protocolos de 1905 predijeron: "Nosotros tendremos un triunfo seguro sobre nuestros antagonistas ya que ellos no tendrán a sus disposición los órganos de prensa en los que ellos puedan dar una plena y total expresión a sus visiones."

En Norteamérica que hoy es la clave para el futuro de Occidente, la materia es complicada más allá por la existencia de un cuerpo que puede hacer drásticas intervenciones en este campo. La Corte Suprema de los Estados Unidos, situándose para juzgar sobre los problemas constitucionales entre el Gobierno Federal y los cuarenta y ocho Gobiernos Estatales separados, frecuentemente decide materias que en otros países parlamentarios serían materia para la legislatura, no de la magistratura. Es más, los miembros de esta corte son personas designadas políticamente (lo cual es decir por Partidos), no necesariamente juristas profesionales u hombres de algún entrenamiento judicial. El peligro de control político de tal cuerpo es obvio, y fue dejado claro por un juicio de mayoría aprobado el 2 de abril de 1956, cuando la Corte Suprema dispuso que se anulara la convicción de un Comunista bajo la ley del Estado de Pennsylvania contra la sedición. En este juicio, la Corte Suprema declaró que "el campo de la sedición" era aquel del Congreso solamente y que "ningún espacio se ha dejado" para legislación Estatal o acción contra la sedición. Cuarenta y dos de los cuarenta y ocho Estados, en ese momento, tenían leyes de contra la sedición y este juicio, si no es sobrepasado por una ley especial del Congreso, reducirá de un soplo los obstáculos a la sedición en Norteamérica por los poderes separados de esos cuarenta y dos Estados, dejando, como única defensa, la administración nacional, la cual como ha sido demostrado repetidamente por los eventos de los 10 años precedentes, haber sido infestados con sedicionistas. Este juicio, también, puede compararse previamente con el pasaje previamente citado de los Protocolos.

Finalmente, la Segunda Guerra llevó al reavivamiento de la Liga de Naciones que había surgido de la "Liga para promulgar la Paz". Este cuerpo evidentemente nunca fue una alianza de naciones, sino un instrumento para el control de las naciones, para ser manejados por quienquiera que ganara el control de él. Las conclusiones del Comité del Senado citadas más arriba testifican a la parte que los Sres. Alger Hiss, Harry Dexter White y sus socios jugaron organizando y formándolo. Claramente, en sus mentes se pensaba "extender la revolución" universalmente, siguiendo el dictum de Lenin, y para transformarse en el "Super-gobierno" previsto por los Protocolos. La sombra del régimen del Campo de concentración universal ya se teje en su "Convención del Genocidio" dónde el causar "daño mental" se define como un crimen contra "grupos" no especificados. [389]

En que se transformará depende del futuro éxito o fracaso de las nación-estados"contendiendo con la sedición". En la Segunda Guerra, como en la primera, todos los "líderes de alto nivel" y "Premier-dictadores" parecieran desde un comienzo haber sido clandestinamente convenidos en la resolución de preparar una"Organización-Mundial" y subordinar sus nación-estados a él. Éste era su propio proyecto, no el de sus pueblos que nunca fueron consultados. Ninguna nación ha demostrado alguna vez el deseo de hundir su identidad en algún Estado-mundial, gobernado por quién sabe quien. Al contrario, el amor continuando de nación, a pesar de todas las duras pruebas y derrotas, es el sentimiento humano más claramente demostrado en el siglo 20, y esto aumentará claramente hasta "la decepción de las naciones" finalice y la idea de borrar las naciones colapse.

No obstante, los líderes de tiempo de guerra, libre de toda la vigilancia pública en sus reuniones, en sus intercambios cablegráficos y su conversaciones telefónicas, todos ellos presionados por la guerra con el proyecto para un nuevo orden mundial que al final de la guerra sería encontrado en las manos de los secretarios los Sres. Hiss y White. Los archivos del biógrafo del Sr. Baruch registran que el Sr. Roosevelt estaba ocupado con la idea largo tiempo antes de que él llegara a ser presidente, y seleccionó el nombre, "Naciones Unidas". El Sr. Baruch mismo, el consejero permanente de los presidentes, era de ambición cósmica; el mismo biógrafo lo cita diciendo en muchas ocasiones, "por supuesto, nosotros podemos arreglar el mundo."

La ausencia de humildad es la cosa más llamativa sobre todos estos mortales. El Sr. Churchill defrauda al estudiante, en esta materia, ya que el se reconforta en el penoso fin de la guerra en Europa, la cual él, intentó indiscutiblemente evitar. En la materia de remodelar el mundo, fue tan incorregible como todos los otros, y las frases valientes que a veces usó ("Yo no he llegado a ser el Primer Ministro de Su Majestad para presidir sobre la liquidación del Imperio británico") no son fáciles de reconciliarse con su entusiasmo por un concepto basado en la eventual"liquidación" de todas las naciones-estados.

Así, en un momento cuando un fin desastroso para la guerra, entonces en progreso, estaba siendo preparado, éstos los líderes de tiempos de guerra estaban ocupados con las nociones del gobierno-mundial. ¡Ellos no podrían o no querían dirigir la guerra para una verdadera victoria, ¡Ellos estaban listos para reorganizar el mundo! "Los asuntos de la Organización Mundial" (dice el Sr. Churchill en octubre de 1944) "estaban ahora atropellándose en todas nuestras mentes". Desde la lejana Sudáfrica, una vez más, el General Smuts alzó su voz, diciendo que la Rusia soviética debe ser incluida, y desde Washington el Presidente Roosevelt estaba de acuerdo que el estado revolucionario que había ayudado a Hitler a comenzar la guerra debía ser "uno totalmente aceptado y miembro por igual de cualquier asociación de los Grandes Poderes formado con el propósito de prevenir la guerra internacional". El Sr. Roosevelt previó un período de "diferencias" y"compromisos" durante el cual "el bebé" aprendería a gatear. El Sr. Churchill comentó que el bebé era "el Instrumento Mundial" y desde entonces este término parece haber sido el favorito entre los líderes de tiempos de guerra.

De esta forma, a través de una guerra mundial más, la "liga para promulgar la paz" nuevamente [390] entró en existencia, y los agentes de la conspiración fueron numerosamente insertados en los puestos dirigentes del cuerpo central y de sus agencias auxiliares, como sería lo esperado por las circunstancias conocidas ahora; Los Sres. Hiss y White era los jefes de un gran clan. El primer acto mayor del nuevo"Instrumento Mundial" estaba en el efecto para sancionar la anexión a la revolución de la mitad de Europa eligiendo a los gobiernos marionetas en los cautivos países comunizados para darles membresía.

Así en todos los campos el dictum de Lenin sobre la "extensión" de la revolución a través de una segunda guerra mundial fue cumplido. Éste no fue el resultado de la persuasión de los pueblos (en los dos casos hasta ahora, aquellos de Hungría en 1919 y de España, en dónde se han permitido a las nación-estados a luchar contra el Comunismo fueron dejados de lado). Fue el resultado de la infestación de Occidente por los miembros de la conspiración, de la suspensión virtual de leyes de sedición que ellos pudieron efectuar, y del control de las políticas, suministros y operaciones militares las cuales ellos ganaron.


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