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La Controversia de Sión
Douglas Reed

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Capítulo 43

El estado sionista

La revolución, habiéndose extendido en la mitad de Europa, apoyada claramente para esto por los Aliados Occidentales, hizo otra cosa más: en la forma de un ataque de serpiente, sacó afuera su lengua que alcanzó a las orillas del sur de Europa, por el mediterráneo, en la diminuta tierra llamada Palestina. El dinero, equipo, la escolta y el convoy fueron proporcionados por Occidente, pero la revolución proporcionó los dos constituyentes indispensables del Estado Sionista: las personas para invadirla y las armas que hicieron su conquista certera.

Occidente se confabuló, pero el estado Sionista en el último análisis, fue la creación de la revolución, que de esta forma cumplió la doctrina Levítica del "retorno". Estas incursiones en Europa y en Arabia fueron las únicas "ganancias territoriales" cosechadas en la Segunda Guerra, en las fases tempranas en las cuales, los"Premier-dictadores" Occidentales por segunda vez habían públicamente renunciado a todo pensamiento de ganancia territorial. El resultado de estos dos desarrollos fue dejar, en la dividida Europa y en la dividida Palestina, dos punto de detonación permanente de una nueva guerra, la cual en cualquier momento podría estallar, causada por cualquiera que pudiese pensar en llevar más allá sus ambiciones por una tercera guerra.

El lector revocará que en los años que preceden la Segunda Guerra, el Sionismo estaba colapsando en Palestina; y que el Parlamento británico en 1939, Habiendo sido forzado por veinte años de experiencia a comprender que el "Hogar Nacional Judío" era imposible de realizar, había decidido abandonar el inservible "Mandato" y retirarse después de asegurar la representación parlamentaria de todas las partes en esa tierra, árabe, judíos y otros. El lector pudo ver los cambios que vinieron entonces cuando el Sr. Churchill llegó a ser Primer Ministro en 1940 y privadamente informó al Dr. Weizmann (según el relato del Dr. Weizmann que no ha sido desmentido) que él "estaba bastante de acuerdo" con la ambición Sionista,"después de la guerra. . . construir un estado de tres o cuatro millones de judíos en Palestina."

El Sr. Churchill siempre expresó gran respeto por el gobierno parlamentario, pero en este caso, como un potentado de tiempos de guerra, atropelló una política aprobada, después de un amplio debate por la Cámara de los Comunes, privada y arbitrariamente. Después de eso, el lector siguió al Dr. Weizmann en sus viajes a Norteamérica y vio cómo los esfuerzos del Sr. Churchill por armar a los judíos" (a lo cual él se había opuesto mediante los administradores responsables en el lugar) recibió el apoyo de allí bajo la "presión" del Dr. Weizmann y sus asociados.

Ese fue el punto en el cual el lector vio al estado Sionista en gestación por última vez. A lo largo de 1944, tal como el Sr. Churchill lo registra en sus memorias de guerra, él continuó presionando por la ambición Sionista. "Es bien conocido que estoy determinado a no romper los compromisos del Gobierno británico a los Sionistas expresadas en la Declaración de Balfour, como fueron modificadas por mi declaración posterior en la Oficina Colonial en 1921. Ningún cambio puede hacerse en política sin la discusión plena en el Gabinete" (29 de junio de 1944). La política había sido cambiada después de la discusión plena del Gabinete y [424] el Parlamento, en 1939. Aquí el Sr. Churchill simplemente ignoró esa decisión mayor en la política y la revirtió a la anterior, haciendose eco de las extrañas palabras de otro Ministro de Colonia (el Sr. Leopold Amery, antes citado) que esta política no podía cambiarse.

Nuevamente, "No hay ninguna duda que esto," (el tratamiento de los judíos en Hungría) "es probablemente el crimen más grande y el crimen más horrible que alguna vez se ha cometido en toda la historia del mundo. . . todos los involucrados en este crimen que puedan caer en nuestras manos, incluso las personas que sólo obedecieron las órdenes para llevar a cabo la carnicería, deberían ser condenados a muerte después de que su asociación con los asesinatos se haya demostrado. . . Deben hacerse declaraciones en público, de tal manera que cualquiera conectado con esto deberá ser cazado y le condenaremos a muerte" (11 de julio de 1944). Aquí el Sr. Churchill, tal como el Presidente Roosevelt y el Sr. Eden, implícitamente conectan la ejecución de cautivos solamente por sus crímenes contra los judíos, relegando así a todas las otras víctimas al olvido, en el cual, de hecho, ellos cayeron. Incidentalmente, el lector vio en el último capítulo que los judíos estaban entre los atormentadores, así como entre las víctimas.

Para continuar luego: "Yo estoy ansioso en responder rápidamente a la demanda del Dr. Weizmann para la formación de una fuerza de combate judía enfatizada en su carta del 4 de julio" (el 12 de julio de 1944). "me gusta la idea de los judíos que intentan llegar a los asesinos de sus compañero-compatriotas en Europa Central y pienso que esto daría mucha satisfacción en los Estados Unidos. Creo que es el deseo de los judíos combatir ellos mismos a los alemanes por todas partes. Es con los alemanes que ellos tienen su riña" (el 26 de julio de 1944). Si el Sr. Churchill, tal como es declarado por el Dr. Weizmann, había aceptado la construcción "de un estado de tres o cuatro millones de judíos en Palestina", él debe haber sabido que los Sionistas tenían una riña mucho más grande con la población de Arabia, y que cualquier "fuerza de combate judía" era más probable que cayera sobre esta inocente tercera parte que sobre los alemanes.

La última alusión grabada del Sr. Churchill (como Primer Ministro de tiempos de guerra) vino después de que acabó la lucha en Europa: "Todo el asunto de Palestina debe establecerse en la mesa de la paz... No creo que debemos tomar la responsabilidad sobre nosotros de manejar este lugar muy difícil mientras los norteamericanos se sientan atrás y critican. ¿Se ha dirigido alguna vez a la idea que debemos pedirles que ellos lo tomen? ... No soy consciente de la más ligera ventaja que incremente alguna vez a Gran Bretaña de esta dolorosa e ingrata tarea. Alguien más debe tener su turno ahora" (el 6 de julio de 1945).

Este pasaje (considerado junto con el comentario jocoso del Presidente Roosevelt a Stalin, que la única concesión él podría ofrecerle al Rey Ibn Saoud sería "entregarle los seis millones de judíos de los Estados Unidos") revela los pensamientos privados de estos Premier-dictadores que tan dócilmente obedecieron la orden de Sión. El Sr. Churchill deseaba poder delegar el insoluble problema a los norteamericanos; El Sr. Roosevelt alegremente lo habría cambiado a algún otro. En esta materia los grandes hombres, tal como un imprudente comentario en cada caso lo muestra, se comportan como los comediantes que no pueden de ninguna forma desprenderse del pegajoso rol. El Sr. Churchill, en este memorándum de oficina, [425], no era consciente "de la ventaja más ligera que incremente alguna vez a Gran Bretaña de esta tarea dolorosa e ingrata". Pero en público, cuando Sión estaba escuchando, él continuaba (y al momento de escribir este libro aun continúa) aplaudiendo la aventura Sionista de una manera tan ilimitada que despertó la curiosidad incluso de críticos judíos (tal como se verá).

En el momento cuando el Sr. Churchill dictó este último memorándum, sus palabras sobre "establecer el asunto de Palestina en la mesa de la paz" eran tan irrelevantes que él podría haber tenido un intento jocoso usándolas. El problema estaba cerrado, ya que los Sionistas tenían las armas, los hombres que usarían estas armas serían pasados de contrabando a través de Europa, desde el área revolucionaria por Occidente (tal como fue mostrado en el último capítulo), y los dos partidos políticos mayores en Inglaterra y Norteamérica estaban listos para aplaudir cualquier acto de agresión, invasión o persecución de los trans - migrantes cometidos con las armas que ellos habían obtenido.

Esto era particularmente evidente en el caso del partido Socialista en Inglaterra, que en ese momento, todavía era el país principalmente involucrado en el destino de Palestina. El Partido Laborista (como se llamaba a sí mismo) en Inglaterra se presentó como el campeón de los pobres, de los indefensos y oprimidos; había nacido y había sido engendrado en la promesa de las pensiones de vejez, ayuda en el desempleo, medicina gratuita y el cuidado y alivio de los desposeídos, los pobres o humillados en general. Cuando la guerra se dirigía a su fin, este Partido finalmente vio ante sí la perspectiva de oficina con una mayoría sustancial. Tal como el Partido Conservador (y ambos Partidos en Norteamérica) calculó que al parecer esa victoria, incluso en esta fase, no era bastante cierta y que podría asegurarse aplacando a Sión. Así puso a la cabeza de su política exterior el objetivo de sacar desde un pequeño país algunas personas que eran los más pobres, más desvalidos y más largamente oprimidos que incluso el obrero británico en los peores días de la Revolución Industrial. En 1944 su líder, el Sr. Clement Attlee, proclamó la nueva, coronando el principio del Socialismo británico:"Dejemos que los Árabes sean animados a irse" (de Palestina) "mientras los judíos se instalan. Que se les compense generosamente por su tierra, y su asentamiento se organice cuidadosamente y generosamente financiado en otra parte" (doce años después, casi un millón de estas personas, animados a irse por las bombas, todavía languidecen en los países árabes vecinos de Palestina; y el Partido Socialista británico, en cada nuevo giro de los eventos, fue más demandante que nunca por su extenso castigo).

Los Socialistas británicos, cuando hicieron esta declaración, sabían que los Sionistas, bajo la cubierta de la guerra contra Alemania, habían juntado las armas para la conquista de Palestina por la fuerza. El General Wavell, comandante en el Medio Oriente, había mucho tiempo antes informado al Sr. Churchill que "dejados a ellos mismos, los judíos golpearían a los Árabes" que no tenían ninguna fuente de suministro de armas). La visión del General Wavell sobre el esquema Sionista era la de cualquier administrador responsable en el sitio mismo, y por esa razón él era detestado por el Dr. Weizmann. El lector ya ha visto, que tan atrás como en la Primera Guerra, el disgusto del Dr. Weizmann era peligroso incluso para los altos personajes y puede haber jugado un rol en el traslado del General Wavell del Comando de Medio Oriente a la India. [426] La Historia británica oficial de la Guerra en el Medio Oriente 'History of the War in the Middle East' describe al General Wavell como "uno de los grandes comandantes en la historia militar" y dice que el cansancio, causado por sus gran responsabilidad, fue agravado por el sentimiento que él no disfrutaba de la plena confianza del Sr. Churchill que bombardeó a su Comandante en el Medio Oriente con "irritantes" e "innecesarios" telegramas sobre "materias de detalles." Por su exilio, el General Wavell puede haber sido otra víctima del Sionismo, y la proeza militar británica ha sufrido de acuerdo con esto en la guerra; esto no puede establecerse pero es una razonable conjetura.

En 1944 el asesinato nuevamente aparece en la historia. Lord Moyne, como Ministro Colonial, era entonces el Ministro responsable para Palestina, el puesto que previamente había sido sostenido por Lord Lloyd (quién había sido duramente reprendido por el Sr. Churchill por la tardanza "en armar a los judíos" y había muerto en 1941). Lord Moyne era el amigo de todos los hombres, y simpatizaba con el Judaísmo, pero compartía la visión de todos sus predecesores responsables, que la empresa Sionista en Palestina acabaría desastrosamente. Por esa razón, y teniendo la simpatía por el sufrimiento de la humanidad en general, estaba inclinado a reavivar la idea de proveer tierras en Uganda para cualquier judío que de verdad necesitara encontrar un nuevo hogar en alguna parte.

Esta noción humana le acarreó el odio mortal de los Sionistas quienes no aceptarían alguna diversión de pensamiento del blanco de su ambición, Palestina. En 1943, Lord Moyne modificó su visión, de acuerdo con el Sr. Churchill, quien sugirió que el Dr. Weizmann debería ir a El Cairo, debía reunirse con Lord Moyne allí y darse cuenta de las mejoras. Antes de que cualquier reunión pudiera llevarse a cabo, Lord Moyne fue asesinado en El Cairo (en noviembre de 1944) por dos Sionistas de Palestina, otro pacifista más que es sacado del camino esparcido con los huesos de pacificadores anteriores. Este evento por un momento perturbó el flujo de memorandum del Sr. Churchill a sus colegas sobre "armar a los judíos", y los hombres responsables en Palestina recomendaron una vez más urgentemente, que la inmigración Sionista se suspenda. La respuesta del Sr. Churchill (el 17 de noviembre de 1944) fue que esto"simplemente jugaría en las manos de los extremistas", por lo que los extremistas fueron dejados libres de obstáculos en sus futuros planes y su tribu siguió aumentando.

Cuando la Segunda Guerra se acercaba a su fin en Europa, las esperanzas del Sr. Churchill de alguna espectacular transacción que integraría felizmente a los Khazar en Arabia se marchitaron. Si su sugerencia (que Ibn Saoud se haga "Lord del Medio Oriente, con tal de que él se ponga de acuerdo con usted", (es decir con el Dr. Weizmann) fue comunicado por el Dr. Weizmann al Presidente Roosevelt, un episodio de 1944 puede haber sido el resultado de él. Un norteamericano, el Coronel Hoskins, (el representante personal del "Presidente Roosevelt en el Medio Oriente" Dr. Weizmann) visitó entonces al líder árabe. El Coronel Hoskins, como todos los hombres calificados, no tenía fe en el plan para preparar un estado Sionista pero estaba en favor de ayudar a que los judíos fueran a Palestina (si alguien lo deseaba) de acuerdo con los Árabes. Se encontró que el Rey Ibn Saoud sostenía haber sido insultado groseramente por el Dr. Weizmann de quien él habló "con el mayor enfado y [427] de la manera más despectiva, afirmando que yo" (dice el Dr. Weizmann), había "intentado sobornarlo con veinte millones de libras para vender Palestina a los judíos"; y él rechazó indignado cualquier sugerencia de un trato en tales condiciones. Desde allí toda perspectiva de algún "pago" desapareció y el Coronel Hoskins también pasó de la historia, otro buen hombre derrotado en su esfuerzo por resolver el problema insoluble propuesto por el Sr. Balfour.

Así, cuando la guerra entró en sus últimos meses, sólo dos alternativas permanecían. El Gobierno británico, abandonando la decisión de 1939, podría luchar adelante, intentando sostener la balanza imparcial entre los habitantes nativos y sus sitiadores de Rusia; o podría desechar "el Mandato" y podría retirarse, después de lo cual los Sionistas expelerían a los habitantes nativos con las armas obtenidas de los teatros europeos y africanos de la guerra.

Este segundo gran momento en el drama Palestino se estaba acercando. El Sr. Roosevelt había sido dicho por el Dr. Weizmann que los Sionistas "podrían no hacer descansar el caso en el consentimiento de los Árabes" pero había permanecido evasivo. El Sr. Churchill, según el Dr. Weizmann, se había comprometido, en privado, y en 1944 el Dr. Weizmann estaba cada vez más impaciente para tener del Sr. Churchill un compromiso público en la forma de una Declaración de Balfour enmendada (en lugar de la frase sin sentido, "un Hogar Nacional") que otorgara el territorio a Zion (en 1949 él estaba todavía muy enfadado que el Sr. Churchill, con el"pretexto" que la guerra debía primero terminarse, se abstuvo de hacer esta capitulación pública final).

Tal como Macbeth, los "políticos de la cima" del Dr. Weizmann retrocedieron y se encogieron cuando el momento para el hecho se acercaba. Ni el Sr. Churchill, ni el Sr. Roosevelt ordenarían abiertamente a sus soldados que lo hicieran y los Sionistas furiosamente gritaban "¡Débiles de propósito! " Entonces el Sr. Roosevelt fue a Yalta, llevando el rostro de una condenada desesperación que las tomas de las noticias filmadas registraron, dispuesto para la bisección de Europa, y al final le informó escuetamente al Sr. Churchill (quién se asombró y "perturbó enormemente" por las noticias, según el Sr. Hopkins) que iba a reunirse con el Rey Ibn Saoud a bordo del crucero norteamericano Quincy.

Lo que siguió ha quedado profundamente en el misterio. Ni el Sr. Roosevelt, ni el Sr. Churchill tenían algún derecho para dar la tierra árabe a los lobbystas que los presionaban en Washington y Londres; no obstante, lo que se exigía de ellos era, en apariencia, tan pequeño comparado con lo que se había justamente recién hecho en Yalta, que la sumisión del Sr. Roosevelt y el mismo duro ultimátum al Rey Ibn Saoud, no habría sorprendido a nadie. En cambio, él salió de pronto del rol que había jugado por muchos años y habló como un estadista; después de eso murió.

Dejó Yalta el 11 de febrero de 1945, y pernoctó el 12,13 y 14 de febrero a bordo del Quincy, recibiendo al Rey Ibn Saoud durante este tiempo. Le pidió al rey que"admitiera a un poco más judíos en Palestina" y recibió la rotunda respuesta, "No". Ibn Saoud dijo que había un ejército de judíos en Palestina, todos armados hasta los dientes y. . . ellos no parecían estar luchando contra los alemanes sino que estaban apuntando a los Árabes". El 28 de febrero el Sr. Roosevelt se volvió a Washington. El 28 de marzo Ibn Saoud [428] reiteró por carta su advertencia verbal (desde ya confirmada por los eventos) de las consecuencias que seguirían del apoyo norteamericano a los Sionistas. El 5 de abril, el Presidente Roosevelt contestó reafirmando su propia promesa dada a Ibn Saoud verbalmente que:

"Yo no tomaría ninguna acción, en mi capacidad como Jefe de la Rama Ejecutiva de este Gobierno que pudiera demostrarse hostil al puebloárabe". El 12 de abril murió. Esta promesa nunca sería conocida sino es por la acción de un estadista norteamericano, el Ministro de Relaciones Exteriores, James G. Byrnes, que lo publicó seis meses después (el 18 de octubre de 1945) en un vano esfuerzo por detener al sucesor del Sr. Roosevelt, el Presidente Truman, de tomar la misma"acción hostil a los Árabes" que el Presidente Roosevelt juró no cometería jamás.

La promesa del Sr. Roosevelt, fue virtualmente una en el lecho de muerte, y otra de las grandes preguntas sin contestar de la historia es, ¿Quiso decir lo que dijo? Si por alguna razón lo hizo, entonces una vez más, la muerte intervino como el aliado del Sionismo. Su cercano, el Sr. Harry Hopkins (quién estaba presente en la reunión y bosquejó un memorándum sobre ella) sonrió con desprecio a la sugerencia que podría haber sido entendida sinceramente, diciendo que el Presidente Roosevelt estaba "totalmente comprometido, pública y privadamente y por convicción" con los Sionistas (este registro del memorándum como la declaración del Sr. Roosevelt que, él había aprendido más de Ibn Saoud sobre Palestina en cinco minutos, de lo que había aprendido previamente en su vida; fuera de esto, nuevamente, creció la famosa anécdota que Ibn Saoud había dicho, "Nosotros hemos sabido por dos mil años lo que usted ha luchado dos guerras mundiales para aprender"). Sin embargo, el Sr. Hopkins posiblemente puede no ser un testigo fidedigno en esta ocasión, ya que inmediatamente después de la reunión él, la sombra del presidente, ¡Misteriosamente rompió con el Sr. Roosevelt a quien nunca más vio nuevamente con vida! El Sr. Hopkins se encerró después en su cabina y tres días más tarde, en Argelia, bajó del barco, "enviando unas palabras" a través de un intermediario que él retornaría a Norteamérica por otra ruta. La brecha fue tan súbita como aquella entre el Sr. Wilson y el Sr. House.

Lo que está claro. es que las últimas semanas y días de la vida del Sr. Roosevelt fueron sombreadas por la controversia de Sión, no por los asuntos norteamericanos o Europeos. Si él hubiese vivido, y su promesa a Ibn Saoud se hubiese conocido, el Sionismo, que tan poderosamente ayudó a hacerlo y mantenerlo como presidente durante doce años, se habría vuelto su enemigo más amargo. Él murió. (La promesa era categórica; continuaba, "ninguna decisión se tomará con respecto a la situación básica en Palestina sin la plena consulta con Árabes y judíos"; ésta era una repudiación directa al Dr. Weizmann que le había dicho "podríamos no hacer descansar el caso en el consentimiento árabe).

Así, cubierto en un misterio de último-momento, el Sr. Roosevelt también pasó de la historia. Un vislumbre de la separación de la multitud que estaba alrededor de él durante su reino de doce-años es entregado por el corresponsal en la Casa Blanca, el Sr. Merriman Smith; esta descripción de la ceremonia muestra que la estela de Yalta acompañó al Presidente incluso hasta su tumba: [429]

“La mayoría de las personas en el tren eran miembros del Staff de Roosevelt. Antes de que el tren estuviera fuera de la vista del depósito de Hyde Park, comenzaron lo que resultó ser una ceremonia pos-funeral. El licor fluyó en cada compartimiento y estrado. Las sombras se arrastraban sobre el tren y desde el exterior parecía un tren cualquiera llevando dolientes a sus hogares. Pero tras esas cortinas, el personal de Roosevelt tenía lo que ellos pensaban eran buenos tiempos. Su Jefe lo habría aprobado. . . Vi a un de los más altos Nuevos Distribuidores lanzando una bandeja de vasos vacíos
en un retrete y gritar con una simulada valentía, 'Bajen la escotilla, no lo necesitaremos más.'” “Porteros y mayordomos del club bulleron por los corredores de arriba abajo con borboteantes y chapoteantes bandejas. Si usted no hubiese conocido a las personas
en la sala, habría pensado que ellos estaban en camino a casa después de un partido de fútbol. Algunas de las personas estaban usando el whisky como antídoto para preocuparse de sus trabajos. . . Pude oir un coro alcohólico de Auld Lang Syne.
. .”

Tales eran los adornos de la política, durante esos últimos días cuando "los muchachos" se esforzaban hacia otra "victoria", cuando los ejércitos comunistas tomaban la mitad de Europa, y los Sionistas de Rusia fueron llevados en convoy por occidente hacia la invasión de Palestina.

En este asunto de Palestina, el Sr. Roosevelt fue liberado de su dilema por la muerte. El Sr. Churchill fue dejado para enfrentar el suyo. Había cortejado el favor Sionista de los días de la elección en 1906. Había sido miembro del Gobierno británico en 1917, del cual otro miembro (el Sr. Leopold Amery, citado en un documento Sionista en 1952) dijo, "Pensamos cuando emitimos la Declaración de Balfour que si los judíos pudieran llegar a ser una mayoría en Palestina, ellos podrían formar un estado judío. . . No divisamos una Palestina dividida que existe sólo al Occidente del Jordan."

El Sr. Churchill nunca declaró públicamente alguna de tales intenciones (de hecho, las negó), pero si fue su visión, esto significaría que incluso la preparación del Estado Sionista después de la Segunda Guerra Mundial por ningún medio deja clara la intención de aquellos que hicieron la Declaración de Balfour, y que más conquistas de tierras árabes todavía tenían que obtenerse mediante la guerra.

La palabra gobernante en el pasaje citado es "si"; "si los judíos pudieran llegar a ser una mayoría. . . " Por 1945 tres décadas de revuelta árabe habían mostrado que los Sionistas nunca llegarían a ser una mayoría" a menos que los Árabes fueran sacados de su tierra nativa por medio de las armas. El asunto que permanecía era,¿Quién los echaría afuera? El Sr. Roosevelt le había jurado al Dr. Weizmann, incluso casi a punto de llorar "Permaneceré aquí en mi garantía", le gustaba afirmar que el Sr. Churchill estaba tan comprometido hasta donde Dr. Weizmann quisiera que estuviera.

Ni siquiera el Sr. Churchill podría llevar a cabo este hecho. Él, también, se liberó entonces de su dilema; no por la muerte, pero si por la derrota electoral. Sus memorias expresan el orgullo herido en este desaire; "Todos nuestros enemigos habiéndose rendido incondicionalmente o estando a punto de hacerlo, fui inmediatamente despedido por el electorado británico de conducir más allá sus asuntos".

No fue tan simple como eso. El historiador futuro tiene que trabajar tal materia [430], pero el participante viviente conoce bien, y yo estaba en Inglaterra y vi la elección cuando el Sr. Churchill fue "despedido". En la verdad, difícilmente se podría esperar que el electorado británico hubiese visto en el resultado de la guerra (de la cual el Sr. Churchill es el crítico más ácido) la causa para un voto de acción de gracias al Sr. Churchill, pero había otras razones para su derrota, no era solamente la desilusión.

Como en las elecciones norteamericanas, así en esta británicas de 1945, el poder de"entregar el voto" fue mostrado." El Sr. Churchill había entrado "armando a los judíos" y comprometiéndose privadamente al Sionismo, pero no lo bastante profundo para el Dr. Weizmann. En Inglaterra en la mitad del siglo, el control de la prensa estaba casi completo, en este asunto, la propaganda Sionista en la elección fue volcada sólidamente contra el Sr. Churchill y fue emprendida a favor de los Socialistas, los cuales habían entregado la requerida promesa de apoyar las"acciones hostiles" contra los Árabes ("Los Árabes deben ser animados a irse mientras los judíos se instalan…"). El bloque de los Miembros judíos del Parlamento giró como un cuerpo al partido Socialista (y eran los más fuerte en el ala izquierda del Parlamento, dónde los Comunistas acechaban). Con un alto júbilo los Sionistas vieron la derrota de su "campeón" de 1906,1917 y 1939. El Dr. Weizmann dijo que la victoria Socialista (y la "derrota" del Sr. Churchill)"encantaba a todos los elementos liberales". Esta fue la recompensa para el Sr. Churchill por los cuarenta años de apoyo al Sionismo; él no había ordenado a las tropas británicas para limpiar Palestina de Árabes y, durante algún tiempo, fue un enemigo.

Así el Sr. Churchill finalmente fue indultado de la tarea de decidir qué hacer sobre Palestina y no se debe haber sentido muy afligido, tal como él se describe a sí mismo, cuando fue despedido pronto después de la "victoria". Los Socialistas británicos, por lo menos provistos con una gran mayoría en el parlamento entonces, encontraron en seguida que se esperaba que ellos tomaran fuertes medidas para "animar a los Árabes a salir". Cuando ellos también se encogieron por los actos de los asesinos, los lamentos de "traición" cayeron sobre sus orejas como granizos. La narrativa del Dr. Weizmann crece frenética con indignación a estas alturas; el gobierno Socialista, dice, "dentro de tres meses de tomar la oficina repudiaron la promesa tan a menudo y claramente, incluso vehementemente repetida al pueblo judío". Durante cuarenta años Lord Curzon parece haber sido el único político importante, apresado en este asunto, en comprender que incluso la palabra más casual de simpatía, proferida al Dr. Weizmann, se sostendría después como "una promesa", entregada solemnemente e infamemente si se rompiera.

Entre los Socialistas victoriosos, un digno hombre de Partido, el Sr. Hall, heredó la Oficina Colonial de Lord Lloyd, Lord Moyne y otros muertos o difamados, y apenas estaba en ella llegó una delegación del Congreso Sionista Mundial:

"Yo debo decir que la actitud adoptada por los miembros de la delegación era diferente de algo que yo hubiese experimentado alguna vez. No era una demanda para la consideración del Gobierno de Su Majestad de las decisiones de la Conferencia Sionista, sino una demanda que el Gobierno de Su Majestad debía hacer lo que la Organización Sionista deseaba que ellos hicieran." Diez años después un ex-presidente norteamericano, el Sr. Truman, recuerda visitas similares durante su presidencia en iguales [431] términos de inocente sorpresa; en 1945, la cosa había estado sucediendo desde 1906, sin perturbar los letargos políticos del Sr. Hall. Poco después de esto, él fue sacado de su Oficina Colonial, su competencia por la dignidad fue de pronto comprendida.

El gobierno Socialista de l945 que en los asuntos domésticos debe de haber sido casi el peor que pudiera recibir un país cansado de la guerra, con la necesidad de revigorizar, en los asuntos extranjeros de su país le hizo un servicio. Salvó del deshonor, lo que podría salvarse. Bajo la presión de las cuatro esquinas del mundo, se negó a jugar el rol de asesinos en Palestina; si no protegió a los Árabes, y por ese tiempo probablemente no podría protegerlos, por lo menos no los destruyó para el capataz Sionista. .

Este logro fue sólo el trabajo del Sr. Ernest Bevin, en mi estimación, el hombre más grande producido en la vida política británica durante este siglo. Según el informe, el Rey George VI, el más discreto de los monarcas, insistió al Primero Ministro Socialista entrante, el Sr. Attlee, nombrar Ministro del Exterior a su mejor y más fuerte hombre, porque el estado del mundo exigía esto claramente. El Sr. Attlee revisó una lista ya bosquejada, desechando el nombre de algún digno "liberal" que podría haber involucrado a su país en el próximo pogromo de Árabes, e insertando
el nombre del Sr. Bevin.

En 1945, Palestina era claramente un asunto demasiado grande para ser manejados por los Ministros Coloniales, fue y permanecerá mucho tiempo, la preocupación mayor de los Primer Ministros y del Ministros del Exterior, Presidentes y Ministros de Estado en Inglaterra y EEUU, porque es la fuente más inflamable de nuevas guerras. En 1945, en cuanto la "victoria" fue ganada, se vio que dominaba y pervertía la política de todas las naciónes-estados. Sin temor, Ernest Bevin, el muchacho de una granja de Somerset y el ídolo de los trabajadores portuarios, subió a la bomba y buscó quitarle el fusible de encendido. Si él hubiera recibido el apoyo de un hombre importante en cualquier otro país Occidental, él podría haber salvado el día. Todos ellos cayeron sobre él como lobos; hubo algo de reunión-decampamento y de histeria reavivada en el abandono de su rendición al Sionismo.

Él era un hombre robusto, con la carne y el aire de la zona oriental del país en sus huesos y músculos y su intrépida tradición en su sangre, pero incluso él estaba físicamente quebrado dentro de unos años por la furia de la incesante difamación. Él no fue doblegado espiritualmente. Comprendió que tenía que tratar con una empresa esencialmente misteriosa, una conspiración de la cual la revolución y el Sionismo eran partes ligadas, y él podría ser el único entre los políticos de este siglo en usar la palabra ("conspiración") qué tiene un significado que calza plenamente a este caso. Le dijo bruscamente al Dr. Weizmann que él no sería coercionado o halagado a tomar alguna acción contraria a las tareas de Bretaña. El Dr. Weizmann no había experimentado nunca tal instrucción, a ese nivel tan alto, desde 1904, y su indignación surgiendo al exterior a través de las organizaciones Sionistas del mundo, produjo el sostenido abuso contra el Sr. Bevin que le siguió.

El Sr. Churchill, si hubiese permanecido siendo Primer Ministro, habría usado, al parecer, las armas británicas para promulgar la partición de Palestina. Esa parece ser la [432] inferencia ineludible de su memorándum al Comité de los Jefes de Staff (el 25 de enero de1944) en el cual dijo "los judíos, dejados a sí mismo, golpearán a los Árabes; no puede haber gran peligro por consiguiente, en nuestra unión de manos con los judíos y de promulgar el tipo de propuestas sobre partición que se han establecido. " El lector puede ver como las grandes circunstancias alteran los casos. La bisección de Europa fue para el Sr. Churchill "una partición horrorosa que no puede durar". La partición en Palestina era digna ser promulgada "uniendo las manos con los judíos."

El Sr. Bevin no tendría ninguna asociación con tales esquemas. Bajo su guía, el gobierno Socialista anunció que "no aceptaría la visión que los judíos deben sacarse de Europa o que no debía permitírseles vivir de nuevo en éstos" (Europeos) "países sin discriminación, contribuyendo su habilidad y talento hacia reconstruir la prosperidad de Europa".

Las palabras muestran que este hombre entendió la naturaleza de chauvinismo Sionista, el problema que proponía y la única solución. Ellos describen lo que inevitablemente sucederá algún día, pero ese día se ha atrasado algún tiempo, después de otra era ruinosa en Palestina, que involucrará probablemente al mundo.Él fue el primer político británico en comprender totalmente la materia, o el primero en actuar con el valor de su conocimiento.

El gobierno Socialista de 1945 fue manejado, por la oficina responsable, para hacer todo lo que los gobiernos responsables antes de este habían sido igualmente obligados a hacer: para mandar nuevamente otra comisión de investigación (la cual no podría sino repetir los informes de todas las comisiones previas) y en el entretanto regular la inmigración Sionista y salvaguardar el interés de los Árabes nativos, de acuerdo con las promesas originales de la Declaración de Balfour.

El Dr. Weizmann consideró esto "un retroceso al antiguo, astuto doble énfasis en la obligación hacia los Árabes de Palestina" y el poder Sionista comenzó a trabajar para destruir al Sr. Bevin en cuya cabeza por los próximos dos años, se volcaría una campaña mundial. Este ataque era concéntrico, sincronizado y de tremenda fuerza. Primero, el partido Conservador fue enviado a la acción. Los Socialistas los habían derrotado por las capitulaciones al Sionismo, lo cual les trajo el apoyo de la prensa controlada. Los Conservadores, estando fuera de la oficina, jugaron esta carta de triunfo contra los Socialistas, y a su vez hicieron sus capitulaciones a Sión. Esto quedó claro en seguida: El Partido proclamó que combatiría la política doméstica y apoyaría la política extranjera de los Socialistas, pero desde el momento de la declaración Socialista sobre Palestina hizo una excepción a la segunda regla; comenzó un ataque sostenido en la política del gobierno Socialista sobre Palestina, lo cual quería decir contra el Sr. Bevin.

En ese momento, el Sr. Churchill, seguro en la oposición, se rebajó a sí mismo acusando al Sr. Bevin de "sentimientos anti-judíos", un disparo tomado del cajón de la Liga de Anti-difamación Judía (que agregó un nuevo epíteto, "Bevinismo", a su catálogo de palabras para ensuciar). Ninguna de tal degradación de un adversario político vino alguna vez del Sr. Bevin, un excelente colega del Sr. Churchill durante los largos años de guerra. [433]

Así el Sr. Bevin, en el puesto de mayor peligro, recibió el apoyo pleno del Partido de oposición en todas las materias de política exterior salvo en una, Palestina. Él podría haber salvado el día todavía pero por la intervención del nuevo presidente norteamericano, el Sr. Harry S. Truman, con cuya designación automática (a la muerte del titular) desde la Vicepresidencia, la historia del Siglo 20 reasumió el aspecto de una tragedia griega (o de una comedia de errores). El Sr. Truman involucró a su país hasta el cuello en el embrollo Palestino, en el momento mismo cuando en Inglaterra, finalmente había surgido un hombre, quién era lo suficientemente capaz para liquidar la desastrosa ventura.

A menos que un hombre tuviese ese genio que no necesita ninguna base en el conocimiento adquirido, un pequeño pueblo en el Medio Oriente y en la ciudad de Kansas, son lugares pobres para aprender sobre los asuntos internacionales. El Sr. Truman, cuando la presidencia fue puesta en él, tenía dos inhabilitaciones mayores para la oficina. Una era la nativa lejanía de la política mundial, y la otra también era un conocimiento demasiado dosificado de política de distrito de la cual había visto mucho. En la Ciudad de Kansas, había visto trabajar la máquina; sabía de los patrocinios, de los jefes de distrito y de las urnas llenadas. Había recibido la impresión que la política eran negocios, y esencialmente simples en las reglas básicas que no permitían ningún espacio para ideas extrañas.

Un hombre de porte mediano, robusto, de sonrisa amplia que firmaría la orden para un acto de destrucción inaudito en la historia de Occidente, caminó enérgicamente a la fase de los grandes eventos. Decidió en Potsdam que "Tío Joe" era "un buen tipo" y allí completó las reestructuraciones territoriales del Sr. Roosevelt en Europa y Asia. Dispuso la entrega de la bomba atómica sobre las indefensas Hiroshima y Nagasaki. Ninguna serie comparable de actos cayó alguna vez en el destino de un pequeño comerciante que alguna vez cayó en la quiebra y que fue precipitado en la oficina de un "Premier-dictador". Luego volvió su mirada en los asuntos domésticos y a las próximas elecciones del Congreso y las presidenciales. En éstos, él supo (y dijo), el voto controlado por los Sionistas era decisivo..

Mientras el Sr. Bevin se esforzaba por deshacer el enredo, el Sr. Truman deshizo los esfuerzos del Sr. Bevin. Exigió que cien mil judíos fuesen admitidos inmediatamente en Palestina, y dispuso para que la primera comisión partidaria de investigación fuese a Palestina. Esta era la única forma por la cual podría esperarse que una comisión alguna vez, entregara un informe favorable al esquema Sionista. Dos de sus cuatro miembros norteamericanos eran Sionistas confesos; otro, el único miembro británico era propagandista Sionista y un enemigo izquierdista del Sr. Bevin. Esta Comisión" "anglo-americana fue a Palestina dónde el Dr. Weizmann (quizás la décima vez en unos treinta años) era el personaje principal a ser escuchado. Esta Comisión recomendó (aunque "cautamente") la admisión de cien mil "personas desplazadas" (el término presumiblemente fue usado para desencaminar a las masas públicas y fue en el momento de alguna importancia; ninguna persona desplazada de verdad quería ir a Palestina).

Así entonces, la grasa de la próxima guerra fue puesta en el fuego, y un presidente norteamericano públicamente apoyó las "acciones hostiles" contra los Árabes, ya que para esto era. El próximo [434] Congreso Sionista (en Ginebra en l946) alegremente registró esta nueva "promesa" (la "sugerencia" del Sr. Truman y las"cautas recomendaciones" de la comisión partidaria). Éste fue un Congreso Sionista característico, estando principalmente compuesto de judíos de Palestina (quienes ya habían emigrado allí) y de Norteamérica (quienes no tenían ninguna intención de ir allí); el rebaño reunido, que sería transportado allá, no estaba representado. La descripción del Dr. Weizmann, de las decisiones tomada es de gran importancia.

Él dice que el congreso "tenía un carácter especial" y mostró "una tendencia a confiar en los métodos. . . referidos por diferentes nombres: 'resistencia', 'defensa', 'activismo'. " A pesar de esas "sombras de pensamientos" (dice él) "un rasgo era común para todos ellos: la convicción de la necesidad de luchar contra la autoridad británica en Palestina, o en cualquier otra parte, por esa materia."

Los comentarios defendidos por el Dr. Weizmann deben ser considerados en el contexto de todo su libro y de toda la historia del Sionismo. Lo que él quiere decir es que el Congreso Mundial Sionista en Ginebra en 1946, decidió reasumir el método del terror y el asesinato que había demostrado ser eficaz en Rusia en la fase germinativa de la conspiración bi-céfala. El congreso supo que esto sería el método"referido por diferentes nombres" durante sus discusiones, para ellos ya se había reasumido en el asesinato de Lord Moyne y en muchas hazañas terroristas en Palestina. El impulso incitador para la decisión del Congreso (qué de hecho lo fue) vino de la recomendación del presidente norteamericano, que cien mil personas debían inyectarse por la fuerza en Palestina. Los Sionistas tomaron eso como otra"promesa", comprometiendo a Norteamérica a la aprobación de algo que ellos podrían hacer, y ellos tenían razón.

El Dr. Weizmann supo exactamente lo que estaba en la estaca y en su vejez se encogió de la perspectiva que volvió a abrirse ante él: la vuelta al culto de Moloch, el dios de la sangre. Había visto tanta sangre vertida en el nombre del Comunismorevolucionario y del Sionismo-revolucionario, las dos causas que habían dominado su hogar paternal y en el pueblo del asentamiento [Pale]. En su juventud se había regocijado en los alborotos y revoluciones y había encontrado que los asesinatos eran una parte natural del proceso; en su madurez se había regocijado de la ruina de Rusia a pesar de las décadas de derramamiento de sangre que le sucedieron. Durante cincuenta y cinco años había clamado por el estrago y había desatado perros de guerra. Casi desconocido para las masas embrolladas en dos guerras, había llegado a ser uno de los hombres más poderosos en el mundo. Comenzando en 1906, cuando engatusó primero al Sr. Balfour, había subido gradualmente hasta que su palabra en el lobby era ley, cuando podía ordenar audiencias de monarcas y obediencia de Presidentes y Primer Ministros. Ahora, cuando la empresa por la cual había por tan largo tiempo formado planes estaba en el borde de la consumación, se sobresaltó de la ensangrentada perspectiva que se abrió inmensamente ante él; sangre, y más sangre, y al final. . . ¿Qué? Dr. Weizmann recordó a Sabbatai Zevi.

Estaba en contra de "ser servil a las fuerzas desmoralizadoras en el movimiento", la frase secreta que él usa para cubrir a aquellos referidos por el Sr. Churchill como"los extremistas"[435], y por los administradores en el lugar como "los terroristas". Esto significaba que él había cambiado a medida que su fin se acercaba, ya que sin el terrorismo el Sionismo nunca se habría establecido en absoluto, y si en 1946, su estado Sionista fuese logrado, esto sólo podría hacerse con la violencia. Así al final, el Dr. Weizmann había comprendido la futileza de su medio-siglo de"presión tras bastidores" y sin ninguna duda vio el fiasco inevitable que yacía adelante, después de que el estado Sionista hubo nacido en el terror. Psicológicamente, éste era un momento de mayor interés en la historia. Quizás los hombres se hacen sabios en su vejez; ellos se cansan de las palabras y los hechos violentos que parecían resolver todos los problemas en su juventud conspiracionista, y esta revulsión puede haber dado alcance a Chaim Weizmann. Si lo hizo, era demasiado tarde para alterar algo. La máquina que él había construido tenía que continuar, por su propia velocidad adquirida, a su propia destrucción y la destrucción de cualquiera en su camino. El futuro restante del Sionismo estaba en las manos de "las fuerzas desmoralizadoras en el movimiento", y él las había puesto allí.

Le negaron un voto de confianza y no se re-eligió Presidente de la Organización Sionista Mundial. Cuarenta años después de Herzl, fue lanzado al lado tal como él había lanzado a un lado a Herzl, y por la misma razón esencial. Él y su Khazars de Rusia habían derrocado a Herzl porque Herzl quiso aceptar Uganda, lo cual significaba la renuncia de Palestina. Fue derrocado porque temió re-embarcar en la política del terror y los asesinatos, y que también significaban la renuncia de Palestina.

La nota de desesperación se sintió aun más temprano, en su alusión al asesinato de Lord Moyne: "La judería de Palestina quiere. . . cortar, de raíz y las ramas, este mal de su medio. . . este fenómeno absolutamente no-judío". Estas palabras se dirigían a las orejas Occidentales y eran superficiales; el asesinato político no era "un fenómeno" absolutamente no-judío en las áreas Talmúdicas de Rusia, dónde Dr. Weizmann pasó su juventud revolucionaria y conspiracionista, él lo sabía muy bien, y una serie de hechos similares manchaba el pasado. De hecho, cuando él hablaba a un público Sionista admitía cándidamente que ese asesinato político no era un "fenómeno absolutamente no-judío" sino por el contrario: "Que es el terror en Palestina sino el antiguo mal en una nueva y horrible vestimenta."

Este "antiguo mal", emergiendo de su botella Talmúdica para confrontar al Dr. Weizmann en Ginebra en 1946, al parecer da cuenta por la nota de premonición que atraviesa las últimas páginas de su libro de 1949 (cuando el estado Sionista había sido establecido por el terror). El asesinato de Lord Moyne, él entonces presintiéndolo dijo, "Ilumina el abismo al cual lleva el terrorismo". Así en susúltimos días, el Dr. Weizmann vio hacia dónde le había llevado su infatigable viaje:¡a un abismo! Vivió para verle, recibió un primer lote de casi un millón de víctimas. Desde el momento de su deposición, el control efectivo pasó a las manos de "los terroristas", como él les llamaba, y su lamento tardío de "¡Atrás! "cae en el vacío aire. Los "activistas" (como ellos prefieren llamarse) fueron dejados con el poder para encender un tercer conflicto mundial cuando ellos quisieran. El Dr. Weizmann sobreviviría para jugar una parte determinante en la próxima fase de la ventura, pero nunca [436] más nuevamente tendría el verdadero poder en el Sionismo.

Desde 1946 los terroristas tomaron el control. Ellos se pusieron a trabajar para sacar primero a los británicos de Palestina, y sabían que no podían fallar en el estado de los asuntos que se habían provocado durante la Segunda Guerra. Si los británicos se defendían ellos mismos o a los semitas Árabes, el lamento de "antisemitismo" subiría hasta que los políticos en Washington se volvieran hacia los británicos; entonces, cuando los británicos abandonen, los terroristas sacarían a losÁrabes.

El terror había estado sucediendo durante muchos años, siendo el asesinato de Lord Moyne sólo un incidente en ellos; de hecho, uno de los atormentados Ministros Coloniales, el Sr. Oliver Stanley, en 1944, dijo a la Cámara de los Comunes que había sensiblemente impedido "el esfuerzo de guerra británico", o en otros términos, prolongado la guerra (él es un testigo fidedigno, porque fue homenajeado por los Sionistas en su muerte como "un amigo" decisivo). En 1946 y 1947, después del Congreso de Ginebra, se intensificó, cientos de soldados británicos emboscados, recibiendo disparos mientras dormían, explosiones y similares. Al terror se le dio deliberadamente la apariencia visible del "antiguo mal" cuando dos sargentos británicos fueron puestos lentamente a la muerte en un huerto y fueron dejados colgados. La opción de esta forma Levítica de carnicería ("colgando de un árbol", la muerte "Maldito de Dios") significaba que estas cosas se hicieron bajo la Ley Judaica.

El gobierno británico, se acobardó por la furia de la prensa norteamericana y británica, bajo un control común, temió en proteger a sus oficiales y soldados, y un soldado británico escribió al The Times: "¿Qué uso tiene el ejército para la simpatía del gobierno? No ejerce venganza por aquellos que son asesinados, ni previene alguna matanza posterior. ¿Es que ya no somos una nación con el valor suficiente para dar fuerza a la ley y orden dónde es nuestra responsabilidad para hacerlo? "

Este era el caso. Los grandes gobiernos Occidentales habían caído, bajo la "presión irresistible", en una cautividad acobardada, y Bretaña y Norteamérica habían cesado, en cualquier caso en el tiempo, de ser naciones soberanas. Con el tiempo, el gobierno británico, en la desesperación, refirió el problema de Palestina a la nueva organización en Nueva York llamada "Las Naciones Unidas" (qué tenía tan poco derecho para disponer de Palestina como la Liga de Naciones previamente).

Delegados de Haití, Liberia, Honduras y otras partes del "mundo libre" atestaron Lake Success, un estanque abandonado, suburbano fuera de Nueva York. Había un siseo en el mundo en este momento y del padre ONU, cuerpos llamados como COBSRA, UNRRA, UNESCO se desenrollaron. En este día en particular, algo llamado UNSCOP (Comité Especial para Palestina de la Naciones Unidas) entregó a la ONU su informe recomendando "la partición de Palestina."

El Dr. Weizmann (aunque depuesto por la Organización Sionista por sus advertencias contra el terrorismo) fue una vez más la autoridad principal oída por UNSCOP en Jerusalén, y luego rápidamente volvió a Nueva York dónde, en octubre y noviembre de 1947, dominó la escena oculta como supremo en el Lobby. La"presión irresistible" operó con fuerza implacable. Los delegados a quienes [437] las masas públicas vieron en las pantallas de los cines eran títeres; la gran obra se llevaba a cabo detrás de las cortinas y en "el mundo real" de Chesterton , de lo cual la multitud no vio nada, dos grandes operaciones estaban en marcha, mediante las cuales el destino de Palestina fue
determinado, lejos de los vestíbulos de debate de las Naciones Unidas. Primero, cientos de miles de judíos de Rusia y Europa Oriental estaban pasando de contrabando por Europa Occidental para invadir Palestina. Segundo, la cercanía de una elección presidencial norteamericana estaba siendo usada por los Sionistas como un medio para poner a los Partidos rivales en lucha para ofrecer apoyo a los Sionistas, y así para asegurar que el voto norteamericano, decisivo en las Naciones Unidas fuese a favor de la invasión.

En cada caso, y como en las tres décadas precedentes, surgieron hombres que se esforzaron por desenredar a sus países de sus consecuencias. El convoy secreto de los judíos Orientales por Europa Occidental fue revelado por un general británico, el Señor Frederick Morgan (a cuyo trabajo en la planificación de la invasión de Normandía, el libro del General Eisenhower rinde tributo). Cuando la lucha acabó, el General Morgan fue prestado por la Oficina de Guerra británica a "UNRRA", el cuerpo que desciende de las Naciones Unidas, que se suponía, para "ayudar y rehabilitar" a las víctimas de la guerra. El General Morgan fue puesto en el cargo más desafortunado de éstos (de "Personas Desplazadas") y encontró que "UNRRA" que costaba al contribuyente norteamericano y británico mucho dinero, estaba usándose como paraguas para cubrir el movimiento masivo de Judíos del área oriental a Palestina. Estas personas no eran "Personas Desplazadas". Sus países nativos habían sido liberados por los Ejércitos Rojos y ellos podían vivir en ellos, su bienestar estaba asegurado por la ley especial contra el "anti-semitismo" la cual, todos estos países comunizados recibieron de su Lord Comunista. Ellos no habían sido "expulsados de Alemania" dónde nunca habían vivido. De hecho, éstos eran, una vez más, los Judíos del Este (Ostjuden), los Khazars, siendo guiados por sus amos Talmúdicos a una nueva tierra para un propósito conspiracionista.

De esta manera una nueva guerra estaba cocinándose sobre las brasas de la que estaba muriendo y el General Morgan (en enero y agosto de 1946) públicamente declaró que "una organización secreta existe para llevar un movimiento de masa de judíos de Europa, un segundo Éxodo". El Senador Herbert Lehman, un prominente Sionista que era Director General de UNRRA, dijo esta advertencia era "antisemita" y exigió la renuncia del General Morgan. Cedió cuando el General Morgan negó un intento "anti-semita", pero cuando el general repitió su advertencia ocho meses más tarde, fue sumariamente despedido por el nuevo Director General, un simpatizante Sionista y ex Alcalde de Nueva York, el Sr. Fiorello La Guardia, conocido para los neoyorquinos como La Pequeña Flor. El Sr. La Guardia designó entonces al Sr. Myer Cohen el lugar del General Morgan. El gobierno británico se apresuró a castigar al General Morgan, llamando a retiro al famoso planificador de la invasión, declarando (falsamente) que esto se hacía ante su propia solicitud.

Dos cuerpos independientes de alto nivel confirmaron la información del General Morgan [438]; en la condición sirviente de la prensa sus revelaciones recibieron la mínima publicidad. Un Comité Selecto en Estimaciones de la Cámara de los Comunes informó (en noviembre de 1946) que "un número muy grande de Judíos, casi sumando a un segundo Éxodo, ha estado emigrando de Europa Oriental a las zonas norteamericanas de Alemania y Austria con la intención, en la mayoría de casos, de llegar finalmente a Palestina. Está claro que es un movimiento muy organizado, con amplios fondos y gran influencia detrás de él, pero el Subcomité fue incapaz de obtener alguna evidencia real de los instigadores". Un Comité investigación de Guerra enviado a Europa por el Senado de Estados Unidos dijo que "una potente migración de judíos de Europa Oriental en la zona norteamericana de Alemania es parte de un plan cuidadosamente organizado y financiado por grupos especiales en los Estados Unidos."

El cuadro, una vez más, es de una conspiración apoyada por los gobiernos Occidentales, en este caso el norteamericano en particular. La "organización" en EEUU dispuso generosamente de fondos públicos norteamericanos y británicos, y efectuó el traslado-masivo de población bajo la cubierta de ayuda de guerra. Sus líderes pudieron sumariamente despedir a altos oficiales, pagados públicamente, que expusieron lo que estaba sucediendo, y el gobierno británico apoyó esta acción. Aunque por ese tiempo (1946-1947) se suponía que la perfidia del estado revolucionario había sido realizada por políticos Occidentales (de tal manera que"la Guerra Fría" se emprendió con él), los tres gobiernos de Washington, Londres y Moscú actuaron en acuerdo perfecto en esta única materia. El "éxodo" vino de Rusia y de la parte de Europa abandonada por Occidente a la revolución. Ningún hombre podía dejar el estado soviético sin permiso, en su mayoría raramente concedido, pero en este único caso, la Cortina de Hierro se abrió para soltar una masa de personas, lo suficientemente grande para asegurar una guerra inmediata y la inquietud permanente en el Cercano Oriente. Así tan fácilmente, treinta años antes, las fronteras y puertos de Alemania (un enemigo), Inglaterra (un aliado) y América (un neutral) se habían abierto para permitir a los revolucionarios ir a Rusia. En ambas ocasiones, a este nivel supremo de la política, una política supra-nacional, no había aliado, enemigo o neutral; todos los gobiernos llevaron a cabo la orden del poder supremo.

Uno de los Ministros Coloniales británicos previamente involucrado en el Sionismo y en la Declaración de Balfour de 1917, el Sr. Leopold Amery, había dicho: "Pensamos cuando nosotros emitimos la Declaración de Balfour que si los judíos pudieran volverse una mayoría en Palestina, ellos formarían un estado judío". En 1946-1948, finalmente, este pensamiento estaba llevándose a cabo, de la única manera posible: por el trasplante masivo de judíos Orientales a Palestina. Sólo una cosa todavía era necesaria: obtener de "las Naciones Unidas" algún acto de legalización simulada para la invasión que estaba ocurriendo. Para asegurar esto, la capitulación del Presidente norteamericano era necesaria; y la forma de provocar eso era amenazar a sus consejeros de Partido con la pérdida de la próxima elección presidencial que estaba a un año de suceder.

Una tercera guerra estaba en verdad empollándose, en la delgada niebla de la segunda guerra, por este movimiento clandestino de población, y en Norteamérica (después del despido del General Morgan en Europa [439]) los dos hombres cuyas oficinas les hicieron directamente responsable intentaron pellizcar el peligro en el brote. Uno era el General Marshall cuyas intervenciones en el asunto de invadir Europa y después en la de China, mostró por sus consecuencias haber sido muy de mal agüero. En el asunto de Palestina él mostró prudencia. En 1947, era Ministro de Relaciones Exteriores y así era el responsable principal, debajo el presidente, para la política extranjera. Él se esforzó por evitar el envolvimiento de su país en el fiasco Palestino y, como en todos de tales casos, su exilio llegó pronto.

El otro hombre fue el Sr. James Forrestal, Ministro para la Defensa. Era un banquero exitoso, llevado al gobierno en el tiempo de guerra por su habilidad ejecutiva; era adinerado y sólo el impulso para servir su país lo puede haber movido a tomar la oficina. Previó las consecuencias desastrosas del envolvimiento y murió creyendo que había fallado absolutamente en su esfuerzo por evitarlo. De todos los hombres involucrados durante dos generaciones, solamente él dejó un diario que expone totalmente los métodos por los que Sión controla y manipula a gobernadores y gobiernos.

El Sr. Truman fue más allá que el Presidente Roosevelt en 'tomar la política extranjera y la seguridad nacional fuera de la provincia del Ministro responsable, y actuando contrariamente a su consejo bajo la presión aplicada a través de los consejeros electorales. La historia fue mostrada completa por el Diario del Sr. Forrestal, las propias memorias de Sr. Truman, y el libro del Dr. Weizmann.

El forcejeo entre bastidores por el control sobre el Presidente norteamericano, y desde allí sobre la propia República, duró desde el otoño de 1947 a la primavera de 1948, es decir, desde el debate en las Naciones Unidas sobre la partición de Palestina a la proclamación del estado Sionista después de su toma por la fuerza.

Las fechas son importantes. En noviembre de 1947 los Sionistas quisieron el voto de la "partición" y en mayo de 1948 ellos quisieron el reconocimiento de su invasión. La elección presidencial sería en noviembre de 1948, y el preliminar esencial de ésta, la disputa por la nominación, en junio y julio de 1948. El encargado del Partido le dijo al Sr. Truman que la re-elección estaba en el regalo Sionista; el candidato de oposición recibió un consejo similar de sus encargados partidarios. Así "la campaña de la elección tomó la naturaleza de una subasta, cada candidato estando constantemente bajo la presión de sus organizadores para sobrepasar al otro en 'apoyar la invasión de Palestina. En estas circunstancias, el candidato exitoso podría sentir que la elección sólo era un premio por el "apoyo a la partición" en noviembre de 1947 y "garantizando el reconocimiento" en mayo de 1948; nada podría ilustrar más claramente el inmenso cambio que la inmigración masiva de judíos Orientales, en el período posterior a la Guerra Civil, había provocado en los asuntos de la República norteamericana. El Sr. Forrestal dejó un relato completo de los principales movimientos en este fatal concurso oculto.

La bomba-de-tiempo plantada por el Sr. Balfour treinta años antes alcanzó su momento-de-explosión cuando el gobierno británico en 1947, anunció que se retiraría de Palestina si otros poderes hacían allí imposible la administración imparcial; ésta fue la respuesta a la propuesta del Presidente Truman que “100.000 personas desplazadas fueran permitidas entrar en Palestina inmediatamente [440]. El consejero responsable del Sr. Truman que en seguida le informó al gobierno norteamericano de las consecuencias que fluirían de un retiro británico. El General Marshall le dijo al Gabinete norteamericano que tal retiro británico"sería seguido por una lucha sangrienta entre Árabes y Judíos" (8 de agosto de 1947), y su Sub Secretario de Relaciones Exteriores, el Sr. Robert Lovett, apuntó el peligro a "solidificar el sentimiento entre todos los árabes y pueblos musulmanes contra los Estados Unidos (el 15 de agosto de 1947).

Esta advertencia fue de inmediato respondida por la voz de los políticos del Partido. En un almuerzo Ministerial, el Sr. Robert Hannegan (Administrador General, pero previamente presidente del Partido del Presidente, el Partido Demócrata) instó al Presidente que "hiciera una declaración sobre la política en Palestina" demandando "la admisión de 150.000 Sionistas". Así el consejo del hombre del Partido fue que el Presidente Truman debería responder a la advertencia británica aumentando su oferta por el apoyo electoral Sionista, de 100.000 a 150.000 personas. El Sr. Hannegan dijo que esta nueva demanda "tendría una enorme influencia y un gran efecto en el alza de la recolección de fondos para el Comité Nacional Demócrata" y, como prueba de lo que él prometía, agregó que la demanda anterior (relacionada con los 100.000 inmigrantes) había producido como resultado que se obtuvieron "sumas muy grandes de los contribuyentes judíos y ellos serían influenciados tanto en dar o abstenerse por lo que el Presidente hiciera en Palestina."

Así el asunto desde la partida fue presentado al Presidente en términos llanos de interés nacional por un lado y de contribuciones partidarias por otro, Partido-votos y Partido-éxito en el otro. Fue discutido a lo largo de los meses que siguieron y finalmente fue determinado sobre esa base, sin alguna glosa.

La alarma del Sr. Forrestal se puso aguda. Sostuvo que si la política estatal y la seguridad nacional (su ámbito) debía ser subordinado a la compra de votos, el país pasaría a estar bajo el control Sionista y antes (en 1946) le había preguntado al Presidente si Palestina no podría sacarse de la política". El Sr. Truman en ese momento había "estado de acuerdo acerca del principio" pero había mostrado el sentimiento "que no mucho saldrá de tal esfuerzo, que el maniobrar político es inevitable, siendo la política y nuestro gobierno lo que ellos son."

En septiembre de 1947, el Sr. Forrestal estimulado por sus presentimientos, trabajó incansablemente para tener a Palestina "fuera de la política". Su idea era que ambos Partidos contendiendo deberían contener una mayoría de personas que podrían ser llevadas a un acuerdo, en el interés nacional superior, que los problemas extranjeros puedan ser puestos sobre la disputa, para que Palestina no pueda ser usada para pregonar ventas en tiempos de elecciones. Encontró sólo desdén por esta idea entre los hombres de la"política práctica".

Profundamente perturbado por los comentarios citados más arriba del Sr. Hannegan del 4 de septiembre, el Sr. Forrestal en un almuerzo de Gabinete Ministerial, el 29 de septiembre de 1947, abiertamente le preguntó al Presidente Truman "si no sería posible alzar el asunto Judío-Palestina fuera de la política". El Sr. Truman dijo que "merecía la pena intentarlo, aunque él era evidentemente escéptico". En el siguiente almuerzo de Gabinete Ministerial (el 6 de octubre) el Jefe de Partido [441] reprendió al funcionario Ministerial responsable:

"Sr. Hannegan planteó el asunto de Palestina. Dijo que muchas personas habían contribuido para eso. La campaña Demócrata estaba presionando fuerte para asegurar de la administración el apoyo definitivo para la posición judía en Palestina."

El Sr. Forrestal previó la capitulación del Sr. Truman y su alarma aumentó. Vio al Manager del Partido Demócrata, el Sr. J. Howard McGrath (6 de noviembre de 1947) y nuevamente no pudo hacer ningún avance. El Sr. McGrath dijo, "Había dos o tres estados importantes que no podrían ganarse sin el apoyo de personas que estaban profundamente interesadas en el asunto de Palestina". El Sr. Forrestal no dejó la impresión con su respuesta, "Yo dije que prefería perder esos estados en una elección nacional que correr el riesgo, el cual sentía, podrían interferir en nuestro manejo del asunto de Palestina".

En el próximo día recibió el apoyo nuevamente del General Marshall que dijo al Gabinete que el Medio Oriente era "otra caja de yesca", y Sr. Forrestal entonces"repitió mi sugerencia. . . que un esfuerzo serio debía hacerse para alzar el asunto de Palestina fuera de la política partidaria norteamericana. . . La política doméstica cesa en el Océano Atlántico y ningún otro asunto estaba cargado con más peligro para nuestra seguridad que este particularmente (el 7 de noviembre de 1947).

El voto de la "partición" estaba por este tiempo cerca y el Sr. Forrestal hizo otro llamado al Sr. McGrath, el Manager del Partido Demócrata, mostrándole un informe secreto sobre Palestina proporcionado por la agencia de la inteligencia gubernamental. El Sr. McGrath lo dejó a un lado, diciendo las fuentes judías eran responsables de una parte sustancial de las contribuciones al Comité Nacional Demócrata y muchas de estas contribuciones eran hechas "con una idea distinta por parte de los donadores, que ellos tendrán una oportunidad para expresar sus visiones y serán considerados en serio en cosas tales como el presente asunto de Palestina. Había un sentimiento entre los judíos que los Estados Unidos no estaban haciendo lo que debían para solicitar los votos en la Asamblea General de las Naciones Unidas en favor de la partición de Palestina, y más allá de esto, los judíos esperaban ('expected') que los Estados Unidos hicieran lo sumo para llevar a cabo la decisión de la partición si se vota por las Naciones Unidas a través de 'la fuerza' si fuese necesario".

Esta cita revela el proceso de levantar progresivamente la oferta para los fondos y el voto Sionista que estaba tras bastidores. En el comienzo sólo el apoyo de Estados Unidos para la propuesta de la partición se había esperado. Dentro de unas semanas esta "expectativa" había subido ante la demanda que los Estados Unidos"solicitaría" los votos de otros países en apoyo de la partición y se usarían tropas norteamericanas para dar fuerza a la partición, y el manager del Partido estaba realmente acostumbrado a tales nociones (si las tropas norteamericanas en los años 1950 o 1960 se encuentran ellos mismos en el Cercano Oriente, cualquiera de ellos que ha leído los Diarios del Sr. Forrestal sabría cómo ellos llegaron a estar allí). El Sr. Forrestal debe haber actuado con un sentido de deber, no de esperanza, cuando él le imploró al Sr. McGrath que "pensara mucho acerca de esta materia [442] porque involucraba no solamente a los Árabes del Medio Oriente, sino también podría involucrar al mundo musulmán entero con sus cuatrocientos millones de personas: Egipto, el Norte de África, India y Afganistán."

Mientras el Sr. Forrestal luchó esta batalla perdida detrás de las cortinas de la Casa Blanca y de la oficina principal del Partido, el Dr. Weizmann, en Washington, Nueva York y Lake Success estaba organizando infatigablemente "el voto" en la partición. Estaba teniendo sus dificultades, pero fue rescatado de ellas en este momento culminante cuando encontró "un bienvenido y llamativo cambio" entre algunos de esos "judíos adinerados" que anteriormente se habían opuesto al Sionismo. En esta fase tardía en su narrativa él menciona primero al Sr. Bernard Baruch, diciendo que el Sr. Baruch había sido anteriormente "un judío oposicionista", uno de los "judíos ricos y poderosos que estaban contra la idea del Hogar Nacional judío, pero que no sabían mucho sobre el asunto".

Uno sólo puede especular sobre la composición exacta y naturaleza del "judío Internacional" qué el Dr. Kastein describió como haber entrado en existencia alrededor del inicio de este siglo. Es permisible, a la luz de todo lo que ha pasado en estos cincuenta años, verlo como un permanente, alto directorado, extendido sobre todos los límites de las naciones-estado, un número de miembros que probablemente sólo cambia cuando deja un espacio por la muerte. Si ésa es su naturaleza, una inferencia razonable más allá, sería que el Dr. Weizmann era un muy alto funcionario, quizás el funcionario más alto, subordinado a esto, pero que indudablemente había un cuerpo superior a él. En ese caso, juzgaría que sus cuatro miembros más importantes, en los Estados Unidos en ese período, habrían sido el Sr. Bernard Baruch, primero, y el Senador Herbert Lehman, el Sr. Henry Morgenthau Junior y Justice Félix Frankfurter, los próximos. Si hubo alguna duda, habría ligado previamente al Sr. Baruch que nunca se había asociado públicamente con causas "izquierdistas" o con el Sionismo. Su gran camarada, el Sr. Winston Churchill, citó la "visión negativa" del Sr. Baruch sobre el Sionismo al Dr. Weizmann, quien en consecuencia (tal como lo dice) "tuvo gran cuidado para no mencionar el problema judío" cuando más temprano se encontró con el Sr. Baruch en Norteamérica.

"No obstante, en este decisivo momento, el Sr. Baruch de pronto "cambió un gran trato" (Dr. Weizmann) y su apoyo, agregado a la "presión" Sionista que se estaba ejerciendo en la política norteamericana, fue determinante. El Dr. Weizmann, cuando se daba prisa en el lobby en Lake Success, supo que la Delegación norteamericana se oponía a la partición de Palestina. Por consiguiente alistó el apoyo "particularmente útil" del Sr. Baruch (hasta entonces, durante cuarenta años o más, considerado un antagonista del Sionismo, ¡incluso con íntimos como el Sr. Winston Churchill!), y también del hijo del Sr. Henry Morgenthau (cuyo nombre lo liga al plan de "ciega venganza" adoptado por el Sr. Roosevelt y el Sr. Churchill en Ottawa en 1944).

El Sr. Baruch presumiblemente no sostuvo el temor al Dr. Weizmann que parece haber asido a los políticos Occidentales ante la proximidad del líder Sionista. Por consiguiente [443] su apoyo súbito al Sionismo debe denotar o una conversión abrupta o la revelación de un sentimiento anterior oculto; en cualquier caso, su intervención fue decisiva como se verá.

El Dr. Weizmann estaba bien apoyado por los otros judíos poderosos en el Partido Demócrata. El Senador Lehman era de la cabeza de UNRRA cuando fue usado para pasar de contrabando a los judíos Orientales por Europa a Palestina, y había exigido la renuncia del General Morgan por llamar la atención públicamente a este movimiento masivo de personas; su parte en el drama ya estaba clara. El Sr. Justice Frakfurter estaba igualmente ocupada; El Sr. Forrestal le fue dicho por el Sr. Loy Henderson (en el cargo de los Asuntos en el Medio Oriente del Deprtamento de Estado) que "una enorme presión se había puesto sobre él así como en el Sr. Lovett para conseguir la solicitud norteamericana activa de los votos en las Naciones Unidas para la partición de Palestina; él dijo a Felix Frankfurter y Justice Murphy que ambos habían enviado mensajes a los delegados de las Filipinas insistiendo enérgicamente por su voto" (éste es el mismo Sr. Frankfurter que llamó al Sr. House en la Conferencia de la Paz de 1919 en París "para hablar acerca de los judíos en Palestina"; él también fue el consagrado instructor del Sr. Alger Hiss en la Escuela de derecho de Harvard).

Teniendo tal apoyo, el Dr. Weizmann era un general que acosaba secundado por ejércitos superiores cuando él llamó al Comandante de la ciudadela, el Presidente Truman, el 19 de noviembre de 1947, para exigir que los Estados Unidos apoyaran la partición de Palestina, y además, que el distrito de Negev (a la que el Dr. Weizmann ataba una "gran importancia") sea incluido en el territorio Sionista.

La disciplina de Sr. Truman fue ejemplar: "él me prometió que se comunicaría en seguida con la comisión norteamericana" (Dr. Weizmann). Fuera en Lake Success, el delegado norteamericano principal, el Sr. Herschel Johnson, cuando estaba a punto de informar al representante Sionista de la decisión norteamericana para votar contra la inclusión del Negev, fue llamado al teléfono y recibió, a través del Presidente Truman, las órdenes del Dr. Weizmann. Con ello el hecho fue conformado y el 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó (la propaganda Sionista siempre dice"decidió") que "Estados independiente árabe y judío, y el régimen
internacional específico para la Ciudad de Jerusalén"
debía venir en existencia detrás del término del "Mandato" británico en agosto 1º de 1948.

El voto fue de 31 contra 13 con 10 abstenciones. La firma en que fue procurado el voto norteamericano ya se ha mostrado. Acerca de algunos de los otros votos, el Vice Ministro Robert Lovett dijo en el próximo almuerzo Ministerial (diciembre 1º, 1947) que "él nunca en su vida había estado sujeto a tanta presión como lo había estado en los últimos tres días". La Firestone Tire y Rubber Company que tenían una concesión en Liberia informaron (él dijo) que se le había pedido por teléfono para instruir a su representante en Liberia "presionar al Gobierno Liberiano de votar en el favor de la partición ". (del relato del Sr. Loy Henderson de la"gran presión" usada para conseguir la "solicitación" americana de los votos de países pequeños ya se ha citado). Así fue que el "voto" de "las Naciones Unidas" [444] produjeron el problema más explosivo de los asuntos internacionales de este siglo.

En el almuerzo Ministerial inmediatamente después de este "voto", el Sr. Forrestal volvió al ataque: "Yo comenté que muchas personas pensantes de la fe judía tenían profundos presentimientos sobre la sabiduría de las presiones Sionistas por un estado judío en Palestina. . . La decisión estaba cargada con un gran peligro para la seguridad futura de este país". Él discutió entonces el asunto (el 3 de diciembre de 1947) con el Sr. James F. Byrnes que había dejado de ser Ministro de Relaciones Exteriores antes, durante el año (su exilio era previsible; fue él quién descubrió la promesa del Presidente Roosevelt al Rey Ibn Saoud).

El Sr. Byrnes dijo que las acciones del Presidente Truman habían puesto al Gobierno británico "en una posición mucho más difícil" y agregó que el Sr. David K. Niles y el Juez Samuel Rosenman "eran principalmente responsables" de ello. Ambos hombres se habían llevado a la Casa Blanca a través de la "Guardia del Palacio" con la cual el Sr. Roosevelt se rodeaba; El Sr. Niles (de descendencia judíarusa) era el "consejero en los asuntos judíos" y el Juez Rosenman había ayudado a escribir los discursos presidenciales. Estos hombres (dijo el Sr. Byrnes) le dijeron al Sr. Truman "que Dewey estaba a punto de salir con una declaración favoreciendo la posición Sionista en Palestina, y había insistido que a menos que el Presidente se anticipara a este momento, el Estado de Nueva York se perdería a los Demócratas."

Aquí el Sr. Byrnes dio otro vislumbre de la subasta tras bastidores. Los dos candidatos para la oficina más alta en los Estados Unidos (el Sr. Thomas Dewey era el posible candidato nominado del otro Partido, el Republicano) en estos retratos se parecen a los niños, incitados uno contra el otro por la oferta de una bolsa de dulces que se hace balancear en el aire. El Sr. Truman, cumpliendo la orden Sionista en el asunto de la partición, no había por ningún medio asegurado a los Demócratas del premio, ya que la elección estaba aun a un año distante y durante ese tiempo, los Sionistas demandarían cada vez más, y el partido Republicano ofrecería más y más por el premio que se hacía balancear en el aire.

El Sr. Forrestal, en la desesperación, intentó ahora convencer al Republicano Sr. Dewey: "Le dije que el asunto de Palestina era una cuestión de preocupación más profunda en mí, por lo que se refiere a la seguridad de la nación, y le pregunté, una vez más, si los Partidos no podrían ponerse de acuerdo en sacar este asunto de la campaña electoral". La respuesta del Gobernador (del Estado de Nueva York) Dewey fue casi igual que el Presidente Truman: "era una cuestión difícil para conseguir resultados debido a la actitud inmoderada de las personas judías que habían tomado Palestina como el símbolo emocional, ya que el partido Demócrata no estaría deseoso de abandonar las ventajas del voto judío". Desde allí el Sr. Dewey continuó intentando y excediendo a los políticos Demócratas en su oferta por "el voto judío" (y para su propia sorpresa no obstante, perdió la elección).

El Sr. Forrestal luego, intentó fortalecer la mano del Departamento Estatal, en su resistencia al Presidente, por un memorándum (el 21 de enero de 1948) en que él analizó los peligros para la seguridad nacional norteamericana que fluye de este enredo: [445] "Es dudoso si existe algún segmento de nuestras relaciones exteriores de mayor importancia o de peligro mayor. . . para la seguridad de los Estados Unidos que nuestras relaciones en el Medio Oriente". Advirtió contra el hacer "una lesión permanente a nuestras relaciones con el mundo musulmán" y "un paso en falso a la guerra". Dijo que había encontrado "un poco de estímulo" entre Republicanos individuales para su propuesta de sacar el asunto "fuera de la política partidaria", pero entre los Demócratas había encontrado un sentimiento "que una parte sustancial de los fondos Demócratas viene de fuentes Sionistas inclinadas para pedir una carga a cambio, en esta parte de nuestra política nacional".

Las últimas nueve palabras son explícitas y son literalmente correctas. Los Sionistas exigieron la sumisión de la política del estado norteamericano y ofrecieron a cambio, la tenencia por cuatro años de la presidencia al postor más alto. Si ellos estaban en verdad en la capacidad de entregar lo que ellos ofrecieron nunca se ha probado; los manager de los Partidos los tomaron en su palabra y los candidatos de ambos Partidos se pusieron la harpillera de la sumisión antes de que ellos fueran nominados, sabiendo (o creyendo) que ellos ni siquiera lograrían la nominación a menos que ellos la llevaran puesta.

El Sr. Forrestal insistió al Ministro de Relaciones Exteriores (el General Marshall) que protestara ante el Presidente, señalando que un cuerpo grande de judíos"sostenían que el presente entusiasmo de los Sionistas puede tener las consecuencias más peligrosas, no meramente en sus efectos divisorios en la vida norteamericana, sino también a la larga en la posición de los judíos a lo largo del mundo."

El Vice Ministro Lovett, leyendo el memorándum del Sr. Forrestal, produjo uno ya preparado por el Personal de Planificación del Departamento Estatal. Este informó al Presidente que el plan de la partición "no funcionaría" (exactamente como los gobiernos británicos habían sido advertidos por sus administradores coloniales que"el Mandato" no funcionaría"); que los Estados Unidos no estaban comprometidos para apoyarlo si no pudiera efectuarse sin la fuerza; que estaba contra el interés norteamericano de proporcionar armas a los Sionistas negándoselas a los Árabes; que los Estados Unidos no debería asumir sobre sí mismo promulgar la"recomendación" de partición y debería intentar asegurar el retiro de la propuesta de partición.

El Sr. Lovett agregó, "el uso de las Naciones Unidas por otros como una plataforma de propaganda está complicando nuestra conducta de relaciones extranjeras" y dijo que el Departamento Estatal "fue seriamente avergonzado y estorbado por las actividades de Niles en la Casa Blanca, en ir directamente al Presidente en materias que involucran Palestina". Ese mismo día, el Vice Ministro se quejó, él había sido una vez más sometido bajo la "presión"; El Sr. Niles había telefoneado desde la Casa Blanca "expresando la esperanza que el embargo en la venta de armas a los Sionistas sería alzado."

A ese punto, el Sr. Forrestal se volvió evidentemente una molestia aguda para los poderes detrás de la Casa Blanca y su eliminación fue decidida. Primero recibió una visita del Sr. Franklin D. Roosevelt Junior. Cuyo padre había hecho una promesa en su lecho de muerte para no tomar una acción "hostil contra los Árabes", el hijo (un político de Nueva York [446], con esperanzas presidenciales) era un guerrillero extremista Sionista. El Sr. Forrestal dijo significativamente, "yo pensé en los métodos que se habían usado por personas fuera de la rama Ejecutiva del gobierno para ejercer coerción y coacción en otras naciones en la Asamblea General bordeaban estrechamente en el escándalo". Él registra (como con sorpresa) que su visitante "no hizo ninguna amenaza" en respuesta a esto, y él explicó su propuesta entonces para "alzar el asunto fuera de la política" mediante un acuerdo entre ambos Partidos.

El Sr. Roosevelt, el hijo de su padre, contestó que "esto era imposible, que la nación estaba demasiado comprometida, y que además, el Partido Demócrata se ligaría para perder y los Republicanos para ganar por tal acuerdo". El Sr. Forrestal contestó que "el fracaso por estar de acuerdo con los Sionistas podría hacer perder los estados de Nueva York, Pennsylvania y California" (los "estados giratorios" antes mencionados por el gerente del Partido McGrath) "yo pensaba que ya era tiempo que alguien prestara algo de consideración si no podríamos perder los Estados Unidos."

Ningún comentario del Sr. Roosevelt Junior quedó registrado, pero él era un presagio malévolo para el Sr. Forrestal porque en este mismo día (el 3 de febrero de 1948) vino la intervención del Sr. Bernard Baruch. El Sr. Baruch, previamente un antagonista del Sionismo, era ahora tan celoso en la causa que él aconsejó al Sr. Forrestal que "no fuera activo en esta materia. . . Yo ya fui identificado, hasta cierto grado, que no fue en mi propio interés, con la oposición a la política de las Naciones Unidas en Palestina."

¡Siniestras palabras para el Sr. Forrestal! Los anales aquí, registran por primera vez una intervención específica del Sr. Baruch en los altos asuntos, y su naturaleza. Su consejo fue que el Sr. Forrestal, un funcionario Ministerial, considerara su propio interés, el cual estaba en peligro; hasta ese momento, el Sr. Forrestal, como un responsable funcionario Ministerial había considerado sólo el interés de su país. El Sr. Forrestal no dice si él vio en este consejo algo que amenazara; su alusión al Sr. Roosevelt en el mismo día muestran que el pensamiento de "amenazas" estaba en su mente.

Él dio entonces paso al temor que finalmente deprimía a casi todos hombres que se esforzaron contra la esclavitud a Sión. Cuatro días después (el 7 de febrero de 1948) preparó un último documento sobre el asunto el cual nunca sometió al Presidente, pero que contiene algo de importancia histórica. Dijo que el 6 de febrero "Eisenhower me dijo que esa eficiente participación de Estados Unidos en una fuerza policial en Palestina involucraría aproximadamente una división con unidades apropiadas de apoyo". En ese momento, por consiguiente, el General Eisenhower (entonces Jefe de Staff) estaba bosquejando los planes para el compromiso potencial de tropas norteamericanas en Palestina. El Sr. Forrestal guardó este último memorándum. El 12 y 18 de febrero hizo dos apelaciones finales al General Marshall para que discutiera con el Presidente y los manager del Partido y en ese punto sus esfuerzos cesaron.

Su desistir no le fue útil para nada ya que dentro de doce meses él fue perseguido hasta la muerte. Su fin necesita ser descrito aquí, antes que se registre la toma armada de Palestina; es el caso clásico de persecución por difamación, llevando a la muerte. [447].

Yo fui primero a EEUU antes en 1949 y quedé perplejo por el veneno de los ataques, en la prensa y por radio, sobre un Sr. James Forrestal, Ministro de la Defensa. No sabía nada de él excepto su nombre, y la parte jugada por él en este asunto (como anteriormente lo registré) era entonces completamente desconocida para el público. No obstante ellos leyeron u oyeron diariamente que él estaba demente, un cobarde que había dejado a su esposa ser atacada por un ladrón, un malversador de impuestos, y todas las formas de otras cosas. Por casualidad me encontré a un amigo suyo, quién me dijo que él había sido tan reducido por esta persecución que aquellos cercanos a él estaban gravemente alarmados. ¡Después unas semanas él se lanzó de una ventana en altura, dejando en su cuarto algunos versos copiados de la tragedia griega que acaba con el refrán "Penurias, Penurias! será el lamento. . . "

Las leyes de difamación son liberales y difieren de estado en estado, y la litigación es larga. Ni siquiera una acción exitosa puede traer la reparación. Difícilmente existe un límite en la práctica de lo que puede decirse sobre un hombre singularizado para la difamación; las calumnias están impresas en el idioma que incita las pasiones de la chusma y cuando la transmisión se profiere en acentos rabiosos, que recordaron en mí las voces de hechicero africano primitivo en los momentos de catalepsia. Entre los efectos del Sr. Forrestal se encontró un álbum de recortes lleno de estos ataques, y hacia su fin ya no podía escuchar la radio. La negación de las calumnias se vació en su cabeza y al final dos emisoras se unieron para la muerte. Uno de ellos anunció (el 9 de enero de 1949) que el Presidente Truman "aceptaría la renuncia de Forrestal dentro de una semana" (y siguió esto con alguna calumnia sobre acciones en el German Dye Trust). El 11 de enero la segunda emisora le dijo a millones que el Presidente Truman habría por ese momento aceptado la renuncia del Sr. Forrestal, como si no hubiese la primera emisora anticipado el evento (la historia del robo de joyas se agregó a esto). Unas semanas antes el Presidente Truman había dicho a la Prensa que él le había pedido al Sr. Forrestal que no renunciara; el 1º de marzo, envió por el Sr. Forrestal y exigió su renuncia inmediata, sin explicación, para que se llevara a cabo desde el 1º de mayo. El Sr. Forrestal cometió suicidio el 21 de mayo. En la ceremonia fúnebre, el Sr. Truman lo describió como "¡una víctima de la guerra!"

(En paréntesis, en ese momento, otro hombre estaba siendo perseguido a muerte, de la cual escapó posteriormente en el mismo año, sólo por el fracaso de su tentativa de suicidio. Su persecución vino de la misma fuente de difamación, aunque su ofensa estaba en el otro campo, en el Comunismo. El Sr. Whittaker Chambers pecó por sus esfuerzos para exponer la infiltración comunista del Gobierno norteamericano. Yo estaba en Norteamérica en el momento de su dura experiencia que se describe en su libro; este contiene el llamativo ejemplo al cual previamente he aludido, la práctica Talmúdica de "maldecir por una mirada fija enfadada" (Enciclopedia Judía). Los Talmudistas Literales probablemente verían en la tentativa de suicidio del Sr. Chambers, y en la mala salud que como consecuencia lo afligió, una señal de la eficacia literal de "la Ley" en este respeto).

Después de la retirada del Sr. Forrestal al silencio, ante la advertencia del Sr. Baruch, [448] los hombres responsables en el Departamento Estatal continuaron su forcejeo, encabezados por el General Marshall. (Todos esto mientras, en Inglaterra, el Sr. Bevin continuaba en solitario su lucha contra la oposición Conservadora y contra la masa de su propio Partido por igual). En un momento dado, por primera vez desde 1917, los funcionarios Ministeriales responsables y los oficiales en ambos países parecía haber ganado el día.

Esto sucedía en marzo de 1948. La violencia en Palestina había aumentado de tal forma después de la "recomendación" de las Naciones Unidas para la división del país que el Concejo de Seguridad se alarmó y se batió en retirada. Incluso el Presidente Truman fue agitado y su representante en el Concejo de Seguridad anunció la inversión de la política norteamericana, proponiendo (el 19 de marzo de 1948) que la propuesta de la partición se suspenda, que se llame a una tregua, y que el fin del "Mandato" sea continuado en un "Fideicomiso" (esto fue en el efecto, la propuesta del memorándum del Departamento Estatal de enero).

En el último momento la idea del "estado judío" parecía así estar colapsando. El retorno de pos-guerra a la razón estaba comenzando (ese proceso que el Sr. Lloyd George, treinta años había como advertencia llamado "deshielo") y si el golpe fallaba ahora, sólo una tercera guerra mundial podría proporcionar otra oportunidad. El "Fideicomiso" sería el "Mandato" en una nueva forma, pero con Estados Unidos como el país principalmente involucrado, y en otros diez o veinte años América, previsiblemente, encontraría el "Fideicomiso" como "impracticable", bajo la presión sionista, tal como los británicos habían encontrado el "Mandato."

Era entonces o nunca, y los sionistas atacaron en seguida. Ellos presentaron a las "Naciones Unidas" el hecho cumplido, dividiendo Palestina ellos mismos. Las acciones terroristas por medio de lo que esto fue llevado a cabo era el resultado de la política adoptada en Congreso Sionista Mundial de 1946, dónde "las fuerzas desmoralizantes en el movimiento" (en las palabras del Dr. Weizmann) habían recomendado métodos de "Resistencia. . defensa. . . activismo", y Dr. Weizmann quien supo lo que esto significaba, había sido depuesto por objetarlas.

El Dr. Weizmann había llamado entonces "al terror en Palestina" el "antiguo mal en una nueva y horrible vestimenta". El 9 de abril de 1948 mostró lo que él quiso decir, y en particular por qué lo llamó el antiguo mal. En esos días, los"activistas", el grupo del terror-y-asesinatos del Sionismo, "destruyeron absolutamente" un pueblo árabe en el exacto y literal cumplimiento de "la Ley" expresada en el Deuteronomio (qué, el lector recordará, es la ley Judaica básica pero era en sí misma una enmendadura de la Ley Mosaica original de los Israelitas).

Éste fue el día más significante en toda la historia del Sionismo. Para los Árabes (quienes conocían la Torah y "habían conocido por dos mil años por lo que usted ha luchado dos guerras mundiales para conocer") significaba que la Ley salvaje de Judah, inventada por los Levitas entre 700 y 400 años antes de Cristo, sería resucitada y se impondría por completo sobre ellos con toda su fuerza y su violencia, con el apoyo por igual del Occidente cristiano y de la comunizada Rusia. La matanza simbólica, ellos sabían, fue pensada para mostrar lo que sucedería con todos aquellos que se quedaran. Por ello casi la totalidad de la población árabe de
Palestina [449] huyó hacia los países árabes vecinos.

La matanza de Deir Yasin fue apenas informada en Occidente, por ejemplo la revista Time de Nueva York dijo:

"Terroristas judíos de la Banda Stern y de Irgun Zvai Leumi atacaron el pueblo de Deir Yasin y mataron a todos los que estaban a su vista. Los cadáveres de 250Árabes, principalmente mujeres y niños pequeños, fueron más tarde encontrados en los pozos donde habían sido lanzados."

En la Conferencia de la Paz de Versalles en 1919, el Dr. Weizmann había declarado, "La Biblia es nuestro mandato", y las palabras sonaron bien a las orejas Occidentales. Este evento mostró lo que ellos quisieron decir, y las mismas palabras se repitieron por los líderes Sionistas en Palestina treinta años después que Dr. Weizmann las usó. La matanza a Deir Yasin fue un acto de "observancia" de los "antiguos estatutos y mandamientos", incluso el pasaje pertinente en el Deuteronomio, "Cuando el Señor tu Dios te traiga a la tierra que tu poseerás , y expulsará. . . siete naciones mayores y más poderosas que tú. . . entonces tu los destruirás absolutamente; tu no harás ningún convenio con ellos, ni mostrarás la misericordia hacia ellos", y el pasaje relacionado, "no dejarás nada que respire con vida, sino que los destruirás absolutamente". Hay siete estados árabes hoy, y cada uno de ellos tiene su porción de los fugitivos de 1948, quiénes durante ocho años hasta ahora, han sido un recordatorio viviente para ellos del destino futuro común con que el Sionismo los amenaza bajo la antigua Ley.

La condonación pasiva de este hecho por la Judería como un todo mostró más claro que cualquier cosa que el cambio que el Sionismo había forjado en la mente judía en unos pocos años. Escribiendo en 1933 (sólo quince años antes de Deir Yasin), el Sr. Bernard J. Brown citó el pasaje anterior del Deuteronomio como la razón del temor de los árabes, y agregó, "Por supuesto, los Árabes incultos no entienden que el judío moderno no toma su Biblia literalmente, y que es un tipo bueno y persona caritativa y no sería así de cruel con sus compañeros hombres, pero él sospecha que si los judíos basan su demanda de Palestina en la fuerza de los derechos históricos a esa tierra, ellos sólo lo pueden hacer en la autoridad de la Biblia, y los árabes se niegan a rechazar cualquier parte de ella". Los Árabes tenían razón y el Sr. Brown estaba equivocado; este judío iluminado Occidental no podía concebir, en 1933, que el Sionismo significaba un retorno pleno a la superstición de la antigüedad en su forma más bárbara.

Probablemente Deir Yasin quedó como un incidente aislado porque su significado fue tan claro que los Árabes abandonaron el país. El Sr. Arthur Koestler está definido sobre esta causa-y-efecto. Él estaba en Palestina y dice que la población civil árabe, después de Deir Yasin, en seguida huyeron de Haifa, Tiberia, Jaffa y todas las otras ciudades y luego de todo el país, "el 14 de mayo todos se habían ido, excepto por unos miles". Todas las autoridades imparciales están de acuerdo sobre la intención y el efecto de Deir Yasin, y desde el 9 de abril de 1948, ninguna duda quedaba acerca de la fuerza gobernante de la antigua Ley Judaica en todos los futuros actos y ambiciones de Sión. Deir Yasin explica el miedo de los estadosárabes supervivientes hoy, como explica totalmente el vuelo de los PalestinosÁrabes. [450]

Deir Yasin, para un momento, resolvió el problema de los Sionistas. La partición de Palestina había sido lograda, por la fuerza. Al mismo tiempo el evento reveló (a losÁrabes, si no entonces a Occidente) la naturaleza del "abismo a los que lleva el terrorismo" del Dr. Weizmann. Desde el 9 de abril de 1948 el propio Occidente estuvo al borde de este abismo, excavado por los actos de dos generaciones de sus políticos.

Así la situación cambió completamente entre el 19 de marzo de 1948, cuando el Gobierno norteamericano decidió que la partición era "impracticable" y dio marcha atrás a su política, y el 9 de abril de 1948, cuando el terrorismo efectuó la partición. El Dr. Weizmann todavía debe haber sido frecuentado por sus miedos, pero ahora que el territorio para el estado judío había sido aclarado, él no habría o no podría retirarse del "abismo". El objetivo era ahora lograr una segunda marcha atrás en la política norteamericana, ganar una expresión de aprobación para lo que se había hecho mediante el terrorismo, y con este fin, una vez más, el Dr. Weizmann redobló todos sus esfuerzos. Para la primera inversión de la política norteamericana él se había convocado urgentemente desde Londres a Lake Success mediante cartas, cables y llamadas telefónicas, y el día antes , fue anunciado que el estaba nuevamente íntimo con el Presidente Truman. Cuando los días pasaron, y las noticias de Deir Yasin fluctuaron brevemente sobre las cintas, trabajó incansablemente en su tarea suprema: ganar el "reconocimiento" para el Estado judío preparado mediante los terroristas en Deir Yasin.

La energía del Dr. Weizmann era extraordinaria. Él dirigió el sitio de un hombre de las "Naciones Unidas" (claro, era recibido en todas partes como el representante de un nuevo tipo de poder-mundial). Él estaba por ejemplo "en contacto estrecho" con los delegados de Uruguay y Guatemala, a quienes él llama "los siempre galantes defensores del Sionismo", y con el Secretario General de las Naciones Unidas, en ese momento un tal Sr. Trygve Lie de Noruega. A mediados de abril, con las noticias de Deir Yasin que suben hasta sus mismos orificios nasales, la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió. El voto norteamericano era claramente decisivo, y Dr. Weizmann comentó que él "empezaba a estar preocupado con la idea del reconocimiento norteamericano del estado judío". En otros términos, la política estatal norteamericana, formada en el proceso constitucional de consultas entre el Ejecutivo Principal y sus funcionarios Ministeriales responsables, sería nuevamente invertida ante la demanda de Chaim Weizmann.

Las fechas son de nuevo significantes. El 13 de mayo, 1948, el Dr. Weizmann vio al Presidente Truman; las primarias para las nominaciones presidenciales estaban entonces inmediatamente delante y la elección presidencial unos meses más allá de esto, de tal manera que este momento era el ideal para aplicar "la presión irresistible". El Dr. Weizmann informó al Presidente Truman que el mandato británico acabaría el 15 de mayo y un gobierno provisional tomaría entonces "el estado judío". Él instó que los Estados Unidos reconocieran esto "rápidamente" y que el Presidente actuara con una celosa prontitud.

El 14 de mayo, (tiempo en Palestina) los Sionistas en Tel Aviv proclamaron su nuevo Estado. Unos minutos más tarde, "noticias extraoficiales" alcanzaron Lake Success que el Presidente Truman lo había reconocido. Los delegados norteamericanos (quienes no habían sido informados) [451] "estaban incrédulos", pero después de "mucha confusión" ellos hicieron el contacto con la Casa Blanca y recibieron de ella las instrucciones del Dr. Weizmann, transmitidas a través del Presidente. El Dr. Weizmann acto siguiente estableció relaciones con Washington como Presidente del nuevo estado y el Presidente Truman recibió a su invitado, anunciando después de esto, que el momento del reconocimiento fue "el más orgulloso de mi vida".

Ocho años más tarde, el Presidente Truman en sus memorias, describe las circunstancias en que su "momento más orgulloso" ocurrió, y su relato puede citarse apropiadamente aquí. Describiendo el período de seis meses (desde el"voto-partición" en noviembre de 1947 al "reconocimiento" en abril de 1948), él dice: "

El Dr. Chaim Weizmann. . . me llamó el 19 de noviembre y unos días después recibí una carta de él". El Sr. Truman entonces cita esta carta, datada el 27 de noviembre; en ella el Dr. Weizmann se refiere a "rumores" que "nuestras personas han ejercido una presión indebida y excesiva sobre ciertas" (de los Naciones Unidas) "delegaciones" y, hablando para sí mismo dice "no hay ninguna sustancia en esta acusación". El Sr. Truman comenta, "Los hechos fueron que no hubo allí solo movimientos de presión alrededor de los Naciones Unidas, diferente de cualquier cosa que se haya visto antes allí, sino que la Casa Blanca, también, fue objeto de una constante andanada. No creo haber tenido alguna vez tanta presión y propaganda dirigida hacia la Casa Blanca como tuve en este caso. La persistencia de unos pocos de los líderes Sionistas extremos - actuando por motivos políticos y comprometiendo amenazas políticas - me perturbó y me incomodó. Algunos incluso estaban sugiriendo que nosotros presionemos a naciones soberanas para lograr votos favorables en la Asamblea General".

Las "amenazas políticas" mencionadas aquí, evidentemente se relacionaban con la próxima campaña de re-elección del Presidente Truman; ésta es la única interpretación razonable de las palabras. El Sr. Truman (según el Dr. Weizmann) prometió, en la entrevista del 19 de noviembre, comunicarse en seguida con la"delegación norteamericana" y el voto de Estados Unidos fue entonces dado, el 29 de noviembre, para la "recomendación" que Palestina se divida. Así el enojo de Presidente Truman (tal como es registrado en su narrativa de 1956) ante los métodos usados de ninguna forma retardan su capitulación a ellos en 1947 (si esto no fuera hecho claro, el lector de sus Memorias podría ganar una impresión diferente).

El Sr. Truman (en 1956) registró el resultado de la "solución" (la recomendación de la partición) apoyada por él en noviembre de 1947: "todos los días ahora trae informes de nueva violencia en Tierra Santa". Él también encontró que su capitulación de noviembre y la negación del Dr. Weizmann de la "presión indebida" no tuvo efecto en absoluto en los meses que siguieron: "La presión judía en la Casa Blanca no disminuyó en los días que siguieron al voto de la partición en los Naciones Unidas. Individuos y grupos me preguntaron, normalmente de forma bastante pendenciera y emocional, detener a los Árabes, para que los británicos dejaran de apoyar a los Árabes, preparar a los soldados norteamericanos, para hacer esto, eso u lo otro" (el cuadro de Disraeli de "el mundo siendo gobernado por personas muy diferentes de lo que se imaginan aquellos que no están tras las cortinas). [452]

El Presidente buscó el refugio en la retirada: "Cuando la presión aumentó, encontré necesario dar instrucciones que no quise que se me acercara más algunos de los portavoces de la causa Sionista extrema. Fui de tal manera perturbado que aplacé un encuentro con el Dr. Weizmann, quien había vuelto a EEUU y había pedido una entrevista conmigo". El Sr. Truman, en 1956, evidentemente todavía sostenía que posponer una entrevista con el Dr. Weizmann era una medida tan drástica de merecer el registro permanente. Él fue visitado entonces (el 13 de marzo de 1948) por un viejo socio de negocios judío "que estaba profundamente motivado por los sufrimientos de personas judías en el extranjero" (esto fue por lo menos un mes antes de la matanza en Deir Yasin) y quién le imploró que recibiera al Dr. Weizmann, lo cual el Presidente Truman hizo en seguida (el 18 de marzo).

Esto fue el día antes del retiro del apoyo norteamericano a la recomendación de la partición (el 19 de marzo). El Sr. Truman dice que cuando el Dr. Weizmann lo dejó (el 18 de marzo) "sentí que él había alcanzado una comprensión plena de mi política y que yo sabía que era lo que él quería". El Sr. Truman pasa entonces durante las semanas sangrientas que siguieron sin una palabra (él no menciona Deir Yasin), salvo una declaración incidental que "los especialistas en el Cercano Oriente del Departamento Estatal, casi sin excepción, son hostiles a la idea de un estado judío. . .Siento decir que había algunos entre ellos quienes también eran inclinados a ser anti - semitas". Él reasume su narrativa después dos meses (el 14 de mayo, después de Deir Yasin y el derramamiento de sangre que le acompaña) diciendo entonces, "la Partición no estaba teniendo lugar exactamente en la forma pacífica que yo había esperado, pero el hecho era, que los judíos estaban controlando el área en que sus personas vivieron. . . Ahora que los judíos estaban listos para proclamar el Estado de Israel, fue que yo decidí moverme en seguida y dar el reconocimiento norteamericano a la nueva nación. Aproximadamente treinta minutos después, exactamente once minutos después de que Israel se había proclamado un estado, Charlie Ross, mi secretaria de prensa, dio el anuncio a la prensa del reconocimiento de facto por los Estados Unidos del gobierno provisional de Israel. Me dijeron que a algunos de los hombres de carrera del Departamento Estatal este anuncio vino como una sorpresa."

El Sr. Truman no hace recuerdo en sus Memorias de su declaración de 1948, queéste fue "el momento más orgullosos de mi vida", o explica por qué sentía que esto fue así; después de muchos meses de tal "presión" y de "amenazas políticas" en la sitiada Casa Blanca que en un momento él fue llevado a negarse, aunque sólo durante un corto tiempo, ¡incluso al Dr. Weizmann! Para los propósitos de esta narrativa él ahora virtualmente pasa de la historia, habiendo servido su turno. Él fue elegido presidente seis meses después de su momento de más orgullo y hasta la fecha de este libro, parece estar en buena salud para vivir otros veinte años, un hombre vivaracho, cordial sobre el cual las consecuencias de los actos con que es identificado su nombre, al parecer tenían un efecto tan pequeño como la furia del ciclón que en el océano ejerce sobre el corcho que se balancea. (En 1956, se unió a la compañía de aquellos que han sido premiados con un grado honorario por la antigua Universidad de Oxford, una catedrática allí, levanta una solitaria y desatendida voz contra su dádiva al Ejecutivo Principal cuyo nombre es mejor conocido por su asociación con la orden de lanzar la bomba atómica sobre Nagasaki e Hiroshima [453]).

Después del reconocimiento orgulloso del Presidente Truman de lo que se había hecho en Palestina entre noviembre de 1947 y mayo de 1948, el debate en las"Naciones Unidas" perdió importancia y el Dr. Weizmann, (quién en su carta al Presidente Truman del 27 de noviembre de 1947, calurosamente negó el uso de"presión indebida") se preparaba para trabajar en reunir otros reconocimientos, para que el problema deba estar más allá de la duda. Supo que el Sr. Bevin, en Londres, estaba "trayendo presión para afectar los Dominios británicos. . . para detener el reconocimiento", y él mostró en seguida quién era el mayor experto aplicando la "presión."

Históricamente considerado, éste era un momento de primera importancia, porque mostraba por primera vez que el Sionismo, el cual había dividido tan profundamente a la Judería, había dividido las naciones del Imperio británico, o la Comunidad de naciones; aquello que ninguna amenaza bélica o peligro había logrado alguna vez, "la presión irresistible en la política internacional" lo había logrado fácilmente. De repente Sión se mostraba como un ser supremo en las capitales tan lejos de los escenarios centrales como Ottawa, Canberra, Cape Town y Wellington. .

Esto dio prueba de un trabajo en equipo y una sincronización extraordinaria; maravillas de organización secreta se deben haber realizado, en unas pocas décadas, para asegurar la obediencia, en el momento decisivo, de los "políticos en las posiciones top" en Canadá, Australia, África Sur y Nueva Zelandia. Estos países eran remotos de Palestina; ellos no tenían el interés en implantar el fusible de una nueva guerra mundial en el Medio Oriente; sus poblaciones judías eran diminutas. Aun así la sumisión fue instantánea. Esto era el poder mundial operando.

La gran significancia de los que se filtró puede ser necesaria explicarse a los lectores no-británicos. Las ataduras entre la isla británica y las naciones extranjeras emanaron de allí, aunque ellas eran intangibles y no descansaban en ninguna compulsión, habían ante la emergencia, mostrado repetidamente su fuerza, misteriosa para los foráneos. Una anécdota puede ilustrar:

El Brigadier de Nueva Zelandia George Clifton, relata que cuándo él fue capturado en el Desierto Occidental en 1941, el fue llevado ante el Mariscal de Campo Rommel que le preguntó "¿Por qué están luchando ustedes de Nueva Zelandia? ¡Ésta es una guerra europea, no suya! ¿Está usted aquí por deporte?"

El Brigadier Clifton quedó perplejo tratando de explicar algo que para él era tan natural como la vida:"Comprendiendo que él lo decía bastante en serio y realmente quería decir eso, y no habiendo intentado previamente nunca poner en palabras el hecho evidente, para nosotros, que si Bretaña estaba en lucha entonces nosotros también luchábamos, yo mantuve unida mi mano con los dedos y dije, 'Nosotros estamos juntos. Si usted ataca a Inglaterra, usted ataca a Nueva Zelandia y a Australia y a Canadá también. La Comunidad de naciones británica lucha juntos'. "

Eso era verdad, con respecto a las personas, pero ya no era verdad con respecto a los "políticos de los niveles top". A través de ellos, la conspiración de Rusia había encontrado una grieta en la armadura. La "presión" en Wellington (y en las otras capitales) era tan poderosa y eficaz como lo era alrededor de la Casa Blanca. En este caso particular [454] (Nueva Zelandia) una figura típica de ese tiempo y del grupo de vasallos era un Sr. Peter Fraser, Primer Ministro de Nueva Zelandia. Nadie podría tener menos causas para odiar, o incluso para saber algo de losÁrabes, pero él era su enemigo implacable, porque se había vuelto de algún modo, otro cautivo del Sionismo. ¡Este muchacho escocés pobre que fue al otro lado del mundo y encontró fama y fortuna allí, al parecer cogió la infección durante sus años juveniles impresionables en Londres (cuando estaba extendiéndose allí entre los políticos jóvenes ambiciosos) y lo llevó con él al nuevo país, para que después de décadas aplicara todas su energía y el poder de su oficina a la destrucción del pueblo indefenso en Palestina! Cuando él murió en 1950 un periódico Sionista escribió de él:

"Era un sionista convencido. . . Estaba ocupado dirigiendo la comisión de las Naciones Unidas de su país en la Asamblea de París, pero prestó mucho tiempo y atención al problema de Palestina. . . estar sentado día tras día en el Comité Político cuando Palestina se discutía. Nunca abandonó la sala por un momento; ningún detalle escapó su atención. . . Él era el único Premier en el comité y lo abandonó sólo cuando Palestina fue repartida. . . Una y otra vez Peter Fraser se encontró votando contra el Reino Unido, pero no se preocupaba. . . Él siguió siendo un amigo hasta su último día."

Un hombre con esta ambición extranjera en su corazón, ciertamente pensaba bastante diferente del Brigadier Clifton y los de su tipo, y si él hubiese sabido como pensaba su Primer Ministro, el Brigadier Clifton podrían haber estado mucho más confundido para saber cómo responder al Mariscal Rommel. Estando tan preocupado con el Sionismo, no podría esperarse que el Sr. Fraser fuese sincero en el interés de su país y Nueva Zelandia entró en la Segunda Guerra sin estar preparada, de tal manera que cuando se encontró con los sobrevivientes de Nueva Zelandia de Grecia y Creta en Puerto Said en 1941, ellos estaban "macilentos, sin afeitar, sucios de la batalla, muchos de ellos heridos, sintiéndose mal física y mentalmente, todos preocupados por la pérdida de tantos buenos 'Cobbers'; El Sr. Fraser fue responsable, en parte, de esto" (Brigadier Clifton). Con este hombre como Primer Ministro, el rápido reconocimiento de Nueva Zelandia de lo que se había hecho en Palestina estaba seguro, muy poco de esto conocieron los neocelandeses.

En Sudáfrica, el Dr. Weizmann, en sus movimientos para incomodar al Sr. Bevin, se volvió en seguida al General Smuts, a quien el lector conoció hace un tiempo. Por casualidad yo estaba en África del Sur en ese momento. Un emisario Sionista muy conocido vino rápidamente desde Nueva York por aire y cuando leí de su llegada pude prever lo que seguiría. (Este hombre apareció ante un público Sionista y les dijo que "los judíos no necesitan sentirse limitados por alguna frontera que las Naciones Unidas pudieran poner; la única protesta contra esto, vista por mí, vino de un objetor judío que dijo tales palabras presagiado mal para la paz futura).

El General Smuts recibió a este visitante aerotransportado y entonces anunció el"reconocimiento" en seguida, siendo sólo vencido en prontitud por el Presidente Truman y el dictador soviético Stalin, (quienes en este asunto estaban absolutamente convenidos): Esto fue, yo creo, el último acto político del General Smuts, porque él fue derrotado en una [455] elección dos días después. Su hijo le advirtió fuertemente contra el reconocimiento, sosteniendo que le haría perder votos. El General Smuts tiró el consejo a un lado (correctamente, desde el punto de vista electoral, ya que sus antagonistas sin ninguna duda, estaban listos para apostar al voto Sionista y Sudáfrica no tenía ningún votante árabe).

El renombre del General Smuts a lo largo de la Comunidad de Naciones británicas ( era impopular con la mayoría de su compañeros Boers) descansaba completamente en la creencia popular que era el arquitecto de "la conciliación anglo-Bóer" y un campeón del concepto de la gran-familia. En este asunto abandonó el gobierno que presionaba fuerte en Londres con la obediencia incondicional de una disciplina largamente-instilada. Logré una antigua ambición de reunirme con él en ese momento. Sus días estaban
acabando y él también desaparece ahora de este cuento, pero antes de que muriera, tal como el Dr. Weizmann, había visto "el abismo" que él había ayudado a excavar: en el problema de Palestina" (él le dijo a su hijo después, en el mismo año,1948) "hay una tragedia en nuestro hall de entrada. . . No es de extrañar que Bretaña esté sintiéndose enferma y cansada de todo esto. El fracaso en Palestina no sólo será un fracaso británico. Otras naciones también han tomado una mano, incluso Norteamérica, y ellos también han fallado. Palestina. . . es uno de los grandes problemas del mundo y puede tener un gran efecto en el futuro del mundo. . . Nosotros hemos pensado dejar que los Árabes y judíos luchen entre sí, pero no podemos hacer eso. El Poder está en movimiento, y Palestina queda en el camino."

Así que él habló privadamente, pero no públicamente. Al parecer los políticos, como el payaso en la ópera, sienten que ellos deben llevar siempre puesta la máscara ante el público: Tal como el Sr. Truman, él hizo lo que el Dr. Weizmann le ordenó, sin retraso e incluso en 1949, para el beneficio de un público Sionista, estaba "contento de haber sido asociado con por lo menos ¡una cosa en mi vida que ha sido exitosa!".

La retirada de Londres se transformó en derrota. El Dr. Weizmann registra que el representante de Nueva Zelandia, el Señor Carl Berendsen, entonces "ganó el apoyo de Australia", y pronto "los políticos top" en Canadá le siguieron. Cuando los Dominios británicos siguieron al Sr. Truman y al Generalísimo Stalin, los estados más pequeños se conglomeraron para dar el "reconocimiento"; ellos no podrían negarse a pisar donde estos grandes se habían apresurado a entrar, y así "el estado judío" tomó forma "de facto", siendo de facto la matanza de Deir Yasin.

Aunque él llegó a ser su presidente, este es en la realidad, el punto en que el Dr. Chaim Weizmann pasa de la narrativa, después de cincuenta años de una actividad, esencialmente conspiracionista en que él amasó la capitulación de todos los líderes políticos de Occidente y dejó la "tragedia", como un expósito, en hall de entrada común. Yo no sabría dónde buscar una vida más fascinante y otro escritor puede ser capaz de describirlo en tonos más heroicos. A mí parece que le fue dado un propósito destructivo y el Dr. Weizmann cuyos años estaban casi a concluir cuando alcanzó su triunfo, encontró el triunfo amargo, quizás como una taza letal.

Así yo juzgo, en todos los eventos, por su libro, cuya última parte es de interés absorbente. Se publicó en 1949, así pudo haber llevado su relato ahora al punto alcanzado por este, por lo menos. Él no hizo. Lo cerró en 1947. Ahora, [456] ¿Por qué hizo eso?

Yo pienso que la respuesta es obvia. En 1946, había advertido a la Organización Sionista Mundial contra el "terror" y había descrito "el abismo" al cual "el antiguo mal" debía llevar, y había sido depuesto en la consecuencia. Entonces él había sido hecho Presidente del nuevo estado construido en el "terror". Pienso que él deseaba dejar su advertencia a la Judería en el registro y no podría llevarse él mimo a discutir los hechos de terror y asesinatos en que el nuevo estado nació, por lo cual pretendió haber acabado el manuscrito antes de que ellos ocurrieran.

Puso la fecha de término como el 30 de noviembre de 1947, el día después de su triunfo en Lake Success (cuando el Presidente Truman, ante su incitación, telefoneó a la delegación norteamericana para votar por la partición). Evidentemente él deseaba que el libro acabara en esa nota. La inversión de la política norteamericana, y los hechos contra los cuales él había proferido la advertencia, pronto le siguieron, y como el libro no habría de aparecer hasta 1949,él tenía el tiempo suficiente para expresar su opinión sobre ellos. Todo lo que él hizo fue agregar un epílogo en el cual no mencionó ni siquiera el hecho determinante de Deir Yasin, la despectiva respuesta a sus advertencias. Es más, se salió nuevamente de su camino para decir que este epílogo estaba acabado en agosto de 1948; esto lo salvó de la necesidad de hacer cualquier referencia al siguiente hecho determinante del terrorismo, el asesinato del Conde Bernadotte que ocurrió en septiembre de 1948. Obviamente el Dr. Weizmann se acobardó. Él se había identificado a sí mismo con la matanza y el asesinato aceptando y
reteniendo la presidencia del nuevo estado.

Por esa razón sus advertencias más tempranas son de la mayor importancia; él pudo haberlas sacado ant<es de la publicación. Por ejemplo, él acusó a "los terroristas" (en cuyas manos él entregó el futuro de Palestina, y de mucho más que Palestina) con intentar "forzar la mano de Dios". Esto, obviamente era la herejía del Sionismo, y de todos aquellos que le apoyaron, tanto judíos como Gentiles, desde el mismo comienzo, y del Dr. Weizmann más que de la mayoría de otros. Él agregó, "los grupos terroristas en Palestina representaron un grave peligro al futuro entero del estado judío; realmente su comportamiento ha estado cercano a la anarquía". Esto era anarquía, no vecino a la anarquía, y el esfuerzo de vida del Dr. Weizmann era anárquico. Incluso en este argumento él no se movió por un impacto moral; su queja no estaba contra la naturaleza destructiva de la anarquía misma, sino meramente porque era inoportuna, "porque los judíos tienen rehenes por todo el mundo."

En el mismo día después de su triunfo en Lake Success, el retornó a su nuevo tema: No debe haber una ley para el judío y otra para los Árabes. . . Los Árabes tienen que recibir el sentimiento que la decisión de las Naciones Unidas es final, y que los judíos no entrarán ilegalmente en algún otro territorio fuera de los límites asignados para ellos. Allí donde exista tal miedo en los corazones de muchosÁrabes, y este miedo debe eliminarse en todos los sentidos. . . Ellos deben ver desde el inicio que sus hermanos dentro del estado judío son tratados exactamente como los ciudadanos judíos. . . Nosotros no debemos doblar la rodilla ante los dioses extraños. Los Profetas siempre han castigado al pueblo judío con suma severidad por esta tendencia, y [457] siempre que retrocede al paganismo, aun cuando se revierta, fue castigado por el estricto dios de Israel. . . Yo estoy seguro que el mundo juzgará al estado judío por lo que hará con los Árabes."

¡Tu lo has dicho! Aquí el Dr. Weizmann se puso las túnicas de un profeta Israelita, o quizás la corona de Canuto que ofrece la retirada de la marea. Cuando estas palabras fueron publicadas los Árabes ya habían sido expulsados de sus tierras nativas, los judíos habían "traspasado" en el territorio fuera de los límites más temprano "recomendados", los Árabes no estaban siendo tratados "exactamente como los ciudadanos judíos" sino que eran fugitivos sin casa ni hogar y destituidos.¡El Dr. Weizmann pretendió no saber todo aquello! Ignoró todo lo que había pasado y decía que no debía pasar. Como un ejemplo de publicada hipocresía, esto apenas puede aventajarse incluso en la política. La explicación probable es que él todavía no podía atreverse a denunciar lo que se había hecho pero, como su muerte se acercaba, sentía que él debía señalar sus consecuencias; esas consecuencias a las que el trabajo de su vida desde la salida fue ligado para llevar, si tuviera éxito. Al final gritó "¡Atrás! ", y todo en vano.

Un hombre más grande que él clamó ante el horror y unió las consecuencias a los hechos, los cuales no tenía miedo de nombrar. El Dr. Judah Magnes estaba en la línea directa de los israelitas de antaño que protestaban. Nacido en EEUU y como el Dr. Weizmann, había dado su vida al Sionismo, pero en un espíritu diferente. Él era un sionista religioso, no uno político, y no presumió de "forzar la mano de Dios". Desde el inicio él había trabajado para el establecimiento de un estado binacional árabe-judío y había atacado la chauvinismo Sionista desde su primera aparición. Llegó a ser "Cancillerde la Universidad hebrea en Jerusalén en 1925" (habiendo objetado fuertemente a la ceremonia pomposa de la primera piedra de fundación del Dr. Weizmann en 1918), fue su presidente desde 1935, y en 1948 estaba en Jerusalén. Estaba espantado por la emergencia del "antiguo mal en una nueva y horrible vestimenta" y dejó un lamento de despedida que condena a los Sionistas y a los políticos Occidentales por igual:

"Los refugiados nunca deben ser usados como un triunfo en las manos de políticos. Es deplorable, increíble incluso, después de todo por lo que han pasado los judíos en Europa, que un problema árabe de personas desplazadas deba crearse en Tierra Santa".

Murió inmediatamente después de decir esto y yo no he podido descubrir las circunstancias de su muerte; las referencias a él en la literatura judía son a menudo crípticas y se parecen a aquellas acerca del quiebre y la muerte súbita del Dr. Herzl. Por ejemplo, una de tales alusiones (en el prólogo al libro del Rabino Elmer Berger de 1951) dice que él "murió por un corazón roto".

El Dr. Magnes, otro pacificador judío se unió al grupo de hombres responsables que durante cincuenta años habían buscado vanamente mantener a Occidente (y a los judíos) fuera de las garras de una conspiración Talmúdica de Rusia. Él fundó y dejó una organización, la Asociación Ihud, que habla con su voz e incluso desde Jerusalén. Su órgano allí, NER, en diciembre de 1955 dijo "Finalmente nosotros tendremos que salir abiertamente con la verdad: Nosotros no tenemos ningún derecho, de ningún tipo, [458] en principios, de prevenir el retorno de los refugiados árabes a su tierra. . . ¿Para qué deberá luchar Ihud? Para transformar el perenne barril de dinamita (lo cual es el Estado de Israel, según el Ministro Pinhas Lavon) en un lugar de habitación pacífica. ¿Y qué armas usará Ihud? Las armas de la verdad. . . Nosotros no teníamos ningún derecho para ocupar una casa árabe sin pagar primero su precio; y lo mismo es verdad para los campos y bosquecillos, las tiendas y fábricas. Nosotros no hemos tenido ningún derecho, de ningún tipo, para colonizar y materializar el Sionismo con el gasto en otros. Esto es robo; este es el bandidaje. . . Estamos una vez más entre las naciones muy ricas, pero no estamos avergonzados de robar la propiedad del campesino árabe".

Ésta es aun una pequeña voz en la Judería en el momento presente (a propósito, el Dr. Alberto Einstein habló con la misma voz: "Mi conocimiento de la naturaleza esencial del Judaísmo se resiste la idea de un estado judío con fronteras, un ejército y una medida de poder temporal, no importa cuan modesta; Tengo temor del daño interno que el Judaísmo sostendrá", (1950), pero es el único que da esperanza deúltima salvación a la Judería del Sionismo de los Khazars. Hoy la probabilidad, si no la certeza, es que esta salvación sólo puede venir detrás del último padecimiento, en el cual la lasciva aventura en Palestina, deberá involucrar a las multitudes de Occidente, los judíos entre ellos.

Un punto resta para ser establecido sobre la creación, "de facto", del estado Sionista; a saber, que era el hijo de la revolución. La revolución les permitió a los judíos que se volvieran “una mayoría en Palestina", tal como los autores británicos de la Declaración de Balfour de 1917 habían deseado, y esta transformación en Palestina no podría efectuarse de ninguna otra forma, ya que ningún cuerpo grande de judíos, en cualquier otra parte en el mundo, podría reunirse para ir allí. El movimiento de masas sólo era posible en el caso de estos judíos Orientales, que durante siglos habían vivido en la estricta reglamentación Talmúdica, y la forma de su transporte a Palestina se ha demostrado. En 1951, las estadísticas Gubernamentales israelitas mostraban que la "mayoría" que se había logrado (aproximadamente 1.400.000 judíos), 1.061.000 eran nacidos en el exterior y 577.000 de éstos, venían de los países comunizados detrás de la Cortina de Hierro dónde no se permitía a los no-judíos, ni siquiera moverse de un pueblo a otro sin permiso policial o de otro tipo. (La mayoría de los que restaban, 484.000 era nordafricanos o judíos asiáticos que llegaron después del establecimiento del estado y no tomaron ninguna parte en su adquisición violenta).

Por consiguiente, los invasores eran judíos Orientales de la raza tártaro-mongol, pero la fuerza de los números solamente no habría asegurado su éxito. Ellos necesitaban las armas para eso. Durante la guerra el General Wavell había informado al Sr. Churchill que los judíos, si se les permitía, podrían "golpear a losÁrabes", y él evidentemente basaba este juicio en las armas que, como él sabía, los Sionistas había juntado entonces. Hasta ese momento, éstas podrían ser sólo armas británicas o norteamericanas, obtenidas clandestinamente de los depósitos de los ejércitos Aliados que operan en el Norte de África y el Medio Oriente (un proceso en complicidad por lo menos, si no oficialmente aceptado, por los líderes políticos en Londres y Washington, como se ha demostrado). El General Wavell, [459] a pesar que demostró que su opinión era correcta, puede en su momento haber sobrestimado la fuerza Sionista o infravalorado la resistencia árabe, ya que los Sionistas, después del evento, no lo atribuyeron a las armas Aliadas obtenidas por ellos. Al contrario, ellos creyeron que debían su victoria en los seis meses de lucha (entre el voto de la "partición" y Deir Yasin) a las armas recibidas de la revolución. La Cortina de Hierro que se había abierto para permitir salir a los invasores de Palestina se abrió nuevamente para permitir que las armas le llegaran en cantidades decisivas.

Ésta fue la primera gran consecuencia de la orden del General Eisenhower, emitida bajo la dirección del Presidente Roosevelt, de detener los ejércitos aliados en el lado occidental de la línea Berlín-Viena y permitir que Checoslovaquia cayera en manos de los soviéticos; las armas vinieron desde ese país cautivo, desde el gran arsenal de Skoda, como resultado de su orden, había pasado meramente de las manos nazis a las manos de los Comunistas. Unas pocas semanas después del reconocimiento del Presidente Truman del estado Sionista, el Herald Tribune de Nueva York publicó este informe desde Israel:

"El prestigio ruso ha crecido enormemente entre todas las facciones políticas. . . A través de su consistente adhesión de la causa de Israel en las Naciones Unidas, la Unión Soviética ha establecido un depósito de buena voluntad con elementos de izquierda, moderados y derechistas. Quizás de mayor importancia para una nueva nación que lucha por su existencia, ha sido el hecho generalmente menos conocido: que Rusia proporcionó ayuda práctica cuando la ayuda práctica fue necesitada. . . Rusia abrió sus depósitos militares a Israel. De la nación satélite soviética, Checoslovaquia, los judíos hicieron alguna de sus compras más importantes y posiblemente más masivas en volumen. Ciertos embarques de armas Checas que llegaron a Israel durante los momentos críticos de la guerra jugaron un rol vital. . . Cuando las tropas judías marcharon en formación por la calle Alleby en Tel Aviv, la semana pasada, los nuevos fusiles checoslovacos aparecieron en los hombros de los"soldados de la infantería" (5 de agosto de 1948).

En ese momento los Sionistas y la prensa controlada por los Sionistas a lo largo de Occidente comenzaron explícitamente a identificar "antisemitismo", con "anticomunismo" (la atribución del origen judío y dirección del Comunismo había sido desde hace tiempo denunciado como la marca del "antisemita"). El Jewish Sentinel de Chicago, por ejemplo, en junio de 1946 ya había declarado, "Nosotros reconocemos el anti-Sovietismo por lo que realmente es. . . ¿Escuchó hablar alguna vez en cualquier parte de cualquier antisemita en el mundo que no fuese antisoviético? . . . Nosotros reconocemos a nuestros enemigos. Déjenos también reconocer a nuestros amigos, el pueblo soviético". En las escuelas del propio nuevo estado la bandera de la revolución flameaba y su himno se cantaba el 1º de mayo, un ostentoso reconocimiento de afinidad si no de paternidad. En enero de 1950, el corresponsal en Tel Aviv del London Times informó que Checoslovaquia todavía era la fuente de suministro de las armas para el estado sionista.

Tanto para el nacimiento de "Israel" y los dolores causados a otros. Ninguna descendencia de ilegitimidad política fue introducida alguna vez en el mundo por tantos patrocinadores; los "reconocimientos" se vertieron y los pacificadores estaban por todas partes desconcertados. El Sr. Bevin continuó en la oficina durante unos años y luego renunció, cercano a su muerte; [460] El General Marshall y el Sr. Forrestal fueron dejados caer a la primera oportunidad, obviamente para el desaliento de otros que podrían tomar su deber responsable en serio.

Dentro de unas semanas, el nuevo estado dio otro paso hacia "el abismo" del"antiguo mal". Las "Naciones Unidas", habiendo aceptado la bisección de hecho Europa y recomendando la bisección de Palestina, mostró una tardía preocupación por la "paz" y apeló al Conde Folke Bernadotte de Suecia para ir a Palestina y mediar entre las partes. El Conde Bernadotte se había entregado siempre a la mitigación del sufrimiento humano, particularmente a la ayuda y rescate de víctimas judías durante la Segunda Guerra. Él trabajaba en la señal de la Cruz (la roja) y fue asesinado en el mismo lugar dónde la Cruz se transformó en un símbolo de fe y esperanza por primera vez. Ningún hecho puede ser más atroz que el asesinato de un aceptado pacificador y mediador por una de las partes en lucha, y dentro de los cuatro meses de su creación, el estado Sionista agregó este segundo acto simbólico a su calendario.

El Conde Bernadotte (tal como el Sr. Forrestal) mantuvo un diario, publicado después de su muerte. Este registra que, después de aceptar la misión de paz, él pasó por Londres y fue visitado por el Dr. Nahum Goldman, entonces vice presidente de la Agencia judía y el representante del estado Sionista que le dijo: "el estado de Israel estaba ahora en posición tomar la responsabilidad plena y completa por los actos cometidos por la Banda Stern y los miembros de Irgun."

Éstos eran los grupos de asesinos cuyas acciones en Deir Yasin efectuaron la limpieza del territorio para los Sionistas y fue "reconocido" implícitamente por Occidente. Ellos eran los "activistas" contra quienes el Dr. Weizmann había proferido la advertencia en el Congreso Sionista de 1946. Deir Yasin había mostrado que ellos tenían el poder, por calculados actos de terrorismo, para cambiar el curso entero de los asuntos internacionales, independiente de cualquier dicho de los líderes Sionistas, de los políticos en Occidente o de las "Naciones Unidas."

Ellos tienen este poder en 1956, y continuarán teniéndolo. Ellos pueden en cualquier momento que lo deseen precipitar al mundo en una nueva guerra, porque se han ubicado en el lugar más inflamable del mundo, debidamente descrito como"el barril de dinamita" por el Ministro de Relaciones Exteriores norteamericano, un Ministro del exterior británico y el Primer Ministro Sionista. Al tiempo cuando el Dr. Nahum Goldman hizo la declaración arriba citada al Conde Bernadotte se había mantenido la pretensión que ellos estaban más allá del control de los líderes Sionistas "responsables" que deploraban sus actos. La convicción del Dr. Goldman presumiblemente intentaba convencer al Conde Bernadotte que su trabajo de mediación no sería destruido perversamente por algún acto como ese de Deir Yasin. Los terroristas entonces asesinaron al Conde Bernadotte mismo, y en la secuela (como se mostrará) el gobierno israelita tomó la responsabilidad por ellos y sus hechos.

El Conde Bernadotte, después de oír estas palabras tranquilizadoras, partió a pacificar. En Egipto él vio al Primero Ministro, Nokrashi Pasha quien dijo que el"reconocía" [461] la magnitud del poder económico judío, ya que controlaba el sistema económico de muchos países, incluyendo el de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, el propio Egipto y quizás Suecia" (el Conde Bernadotte no objetó a la última declaración). Nokrashi Pasha dijo que los Árabes no esperaban escapar de esa dominación. Sin embargo, que los judíos lograran la dominación económica de toda Palestina era una cosa, que los Árabes no aceptarían, y podrían resistir, si el intento fuese por la fuerza y el terrorismo, y con la ayuda del Sionismo internacional, de preparar un estado Sionista basado en la coerción. Después de que este Rey Farouk le dijo al Conde Bernadotte que si la guerra continuara (no ha acabado todavía) se desarrollaría en una tercera guerra mundial; El Conde Bernadotte estaba de acuerdo y dijo él había por esa razón aceptado la tarea de Mediador.

Él también mencionó que en la guerra había tenido "el privilegio de rescatar a aproximadamente 20,000 personas, muchos de ellos judíos; Yo mismo he estado a cargo de este trabajo". Él pensó esto evidentemente lo calificaría para el respeto sionista, y estaba equivocado. Dentro de unos días él había persuadido a los Árabes (el 9 de junio de 1948) para aceptar un cese de hostilidades incondicionalmente, pero entonces leyó un fanático ataque Sionista contra él por "haber forzado la tregua en los judíos". "Comencé a comprender en que posición expuesta me encontraba. . . la amigabilidad hacia mí se volvería indiscutiblemente en sospecha y animosidad si, en mis actividades posteriores como mediador, fallase en estudiar primero el interés de la parte judía, y en su lugar buscase encontrar una solución justa e imparcial del problema."

Irgun (por el cual el gobierno Sionista a través del Dr. Goldman en Londres había afirmado la "responsabilidad plena y completa") entonces rompió la tregua (el 18 al 30 de junio de 1948) haciendo aterrizar hombres y armas. El Conde Bernadotte y sus observadores "fueron incapaces de juzgar el número de hombres de Irgun que llegaban o la cantidad de material de guerra descargado" porque el gobierno Sionista se negó a permitirles acercarse al lugar. En la primera semana de julio "la prensa judía hizo un violento ataque en mi contra". El método de la difamación (usado contra el Sr. Forrestal) fue ahora empleado y los esfuerzos del Conde Bernadotte por rescatar a las víctimas judías durante la guerra se volvieron en su contra; fue hecha la insinuación que sus negociaciones con el jefe de la Gestapo Nazi, Heinrich Himmler, hacia el fin de la guerra sobre la liberación de judíos, había sido de carácter dudosa. "Eran aspersiones injustas lanzadas en mi contra", (la indirecta era que el Conde Bernadotte era "un Nazi") "Siendo mi trabajo el medio que permitió salvar las vidas de aproximadamente 10.000 judíos."

Eso significó tan poco para los Sionistas como los esfuerzos de Alexander II y del Conde Stolypin por "mejorar la suerte de los judíos" cuarenta años antes; La mortal ofensa del Conde Bernadotte fue su imparcialidad. Entre el 19 de julio y el 12 de agosto él tuvo que decirle al Dr. Joseph, gobernador militar Sionista de Jerusalén, que según los informes de sus observadores "los judíos eran la parte más agresiva en Jerusalén". El 16 de septiembre, en el camino del pacificador histórico "a Jerusalén" (el título de su libro) el Conde Bernadotte en el efecto escribió su propia sentencia de muerte; envió ese día su "Informe de Progresos" como el Mediador desde Rhodes a las Naciones Unidas, y dentro de veinticuatro horas él fue asesinado [462].

La razón estaba en sus propuestas. Él aceptaba el establecimiento "de facto" del estado Sionista pero, construyendo sobre esa base, buscado reconciliar y pacificar mediante as propuestas imparciales, simplemente como cada parte permitiera el hecho cumplido. Su preocupación principal era para la población árabe civil, expulsada por el pogromo en Deir Yasin de sus pueblos nativos y que se encontraban agrupados más allá de las fronteras. Nada como esto se había hecho alguna vez bajo el ala de Occidente, y el Conde Bernadotte estaba fresco de los esfuerzos por rescatar a los judíos de Hitler. Así él propuso:

(1) que los límites del estado Sionista deberían ser aquellos vislumbrados en la "recomendación" de las Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1947, el Negev debía seguir siendo territorio árabe y las Naciones Unidas debía asegurar que estos límites fueran respetados y se mantuvieran"; (2) que (como también "recomendado") Jerusalén se internacionalice bajo el mando de las Naciones Unidas; (3) que las Naciones Unidas debía "afirmar y dar efecto a" el derecho de los fugitivos árabes para volver a sus hogares.

Habiendo despachados estas propuestas el 16 de septiembre de 1948, el Conde Bernadotte, y antes de que ellas pudieran llegar a Nueva York, voló a Jerusalén (el 17 de septiembre). Él y su equipo, desarmados e indefensos, viajaba hacia la Casa de Gobierno, cuando su automóvil fue detenido por un jeep Sionista atravesado en el camino. Sus movimientos claramente eran conocidos por los contendientes del Conde Bernadotte; tres hombres saltaron del jeep, corrieron hacia su automóvil, y con armas sten [una sub ametralladora inglesa], le asesinaron junto a su Observador Jefe en Jerusalén, el Coronel francés Serot.

Los sobrevivientes, en un apéndice a su diario, describen la matanza en detalles. Sus relatos muestran su eficiente preparación y ejecución y claramente apuntaban a la identidad del organizador principal. Los reales asesinos escaparon sin problemas, dos en el jeep y uno a través del terreno. Ninguno fue arrestado o acusado (el informe, probablemente creíble, dice que un aeroplano que esperaba sacó a los asesinos hacia la comunizada Checoslovaquia). La investigación israelita subsiguiente declaró que:

"El asesinato como realmente se llevó a cabo y todas las preparaciones que se hicieron allí se basan en los siguientes puntos: (a) una clara decisión para asesinar al Conde Bernadotte y la elaboración de un plan detallado para llevarlo a cabo; (b) una compleja red de espías capaces de seguir los movimientos del Conde durante el tiempo de su estancia en Jerusalén para habilitar a los responsable de la operación para determinar el lugar y el momento; (c) hombres experimentados en este tipo de actividades o quienes habían recibido un buen entrenamiento de largo tiempo paraél; (d) armas apropiadas y métodos de comunicación, así como refugio seguro después del asesinato; (e) un comandante muy experimentado y responsable para la real consumación".

Por tales hombres el nuevo estado se había declarado "totalmente responsable". Tres días después, una agencia informativa francesa recibió una carta que expresaba el pesar que el Coronel Serot, había sido asesinado por error al confundirle con el Jefe-de-personal del Mediador, el General sueco Lundstrom, quien es un "antisemita" (el General Lundstrom estaba en otro asiento del automóvil). Esta carta fue firmada "Hazit Moledeth"; [463] el informe policial israelita declaró que éste era el nombre de un grupo terrorista secreto dentro de la Stern Gang.

El General Lundstrom anunció (el 18 de septiembre) que "Estos asesinatos deliberados de dos altos oficiales internacionales constituyen un rompimiento de la tregua de suma gravedad y una página negra en la historia de Palestina por la cual las Naciones Unidas exigirán una plena responsabilidad". Ninguna de tal demanda sería esperada de las Naciones Unidas que (como este relato lo ha mostrado) sólo responde a la presión más fuerte ejercida entre bastidores. No tiene (o entonces tenía; nadie puede decir qué transformación milagrosa el futuro podría traer) ninguna moralidad en sí misma; era un oráculo, trabajado por un mecanismo oculto, y no se preocupaba sobre el asesinato de su Mediador en algo más que los gobiernos de Washington y Londres se habían preocupado de la persecución del Sr. Forrestal y del asesinato del Lord Moyne. Ignoraron las propuestas del Mediador; los Sionistas entonces tomaron y conservaron todo el territorio que ellos desearon (incluyendo el Negev), se negaron a permitir a los Árabes volver, y proclamaron que ellos no permitirían a Jerusalén ser internacionalizada (ellos son implacables en estos puntos hoy, ocho años después). Los periódicos mundiales sacaron editoriales que ellos parecían tener como modelos para tales ocasiones ("Se ha hecho un daño incalculable a la causa Sionista. . . ") y entonces reasumían sus denuncias diarias de cualquiera que suplicara por el caso árabe como "anti-semitas". El Times de Londres incluso culpó al Conde Bernadotte de su propio asesinato; dijo que la propuesta para internacionalizar Jerusalén "indudablemente incitó a ciertos judíos a asesinar al Conde Bernadotte", y el entendido común de la palabra "incitar" imputa un reproche.

En Israel, cuatro meses después, dos líderes del Stern Gang llamados Yellin y Shmuelevitz fueron sentenciados a ocho y cinco años de encarcelamiento en esta conexión por una corte especial, el presidente de la cual, leyendo la sentencia, dijo que no había "ninguna prueba que la orden para matar al Conde Bernadotte hubiese sido dada por la dirección." Los dos hombres (según la Agencia Telegráfica judía) "escasamente prestaron atención a los procedimientos en vista del hecho que se esperaba que el Concejo Estatal aprobara una amnistía general", y dentro de unas horas de su sentencia ellos fueron liberados, siendo entonces escoltados triunfalmente a una recepción popular. El "Comandante-en-Jefe" de Irgun, un tal Sr. Menachem Begin, algunos años después, hizo "una gira triunfal" por ciudades Occidentales, siendo recibido en Montreal, por ejemplo, por una guardia de honor de la policía de Montreal encabezada por Rabinos que portaban Pergaminos de la Ley" (el Jewish Herald de Sudáfrica). Hablando en Tel Aviv durante una campaña de la elección en 1950, el Sr. Begin reclama el crédito para la fundación del estado Sionista, a través del hecho en Deir Yasin. Él dijo que Irgun había "ocupado Jaffa" que el Partido en el gobierno había "estado listo para entregarla a los Árabes", y agregó:

"La otra parte de la contribución del Irgun era Deir Yasin que hizo que los Árabes dejaran el país y hacer espacio para los recién llegados. Sin Deir Yasin y la derrotaárabe subsiguiente, el presente gobierno no podría haber absorbido [464] la décima parte de los inmigrantes."

A lo largo de los años resultantes, hasta hoy, el Sr. Begin ha continuado haciendo amenazas sanguinarias contra los vecinos estados árabes (*) para quienes la presencia de los Árabes Palestinos dentro de sus fronteras eran un constante recuerdo de Deir Yasin y del horrible significado de sus amenazas. Durante cinco años se mantuvo al público la pretensión que "los terroristas" habían actuado sin autorización en Deir Yasin y entonces, en abril de 1953, cuatro hombres de Irgun heridos en Deir Yasin exigieron compensación. El gobierno israelita, a través de su Ministerio de Seguridad, negó la demanda sobre la base que el ataque fue "sin autorización", por lo cual el comandante de Irgun produjo una carta oficial del Cuartel Central del ejército Sionista en Jerusalén que autoriza la acción. Por ese tiempo, el signatario era Ministro israelita en Brasil.

En la ciudad, donde las "Naciones Unidas" tenían su oficina principal, una poderosa razón se ofreció por la qué ninguna "responsabilidad" podría reclamarse por el asesinato del Conde Bernadotte. Cuando sucedió, la elección presidencial norteamericana era cercana a ocurrir. La campaña estaba en pleno fragor y ambos candidatos (el Sr. Truman y Sr. Thomas Dewey) sostenían el voto Sionista como indispensable para el éxito. Ellos estaban rivalizando por él y Palestina estaba demasiado lejos de Nueva York. El Sr. Truman era el aspirante mejor-calificado, porque había reconocido al nuevo estado y había proclamado el acto "de más orgullo" de su vida. En otra ocasión, dijo que era guiado por "el propósito humanitario más alto". Unas pocas semanas después del asesinato en el camino a Jerusalén, él se eligió presidente; al final del año él les dio un marcador de libros a los empleados de la Casa Blanca con las palabras, "yo querría tener más paz que ser Presidente."

En 1948, la estrategia electoral de 1910 del Coronel House, se había transformado en un instrumento de alta-precisión controlado por el Sionismo internacional; el interruptor general que está en el Estado de Nueva York. La máquina y la compañía-flotante agregaron un nuevo verbo al idioma inglés: "to rig", significando arreglar o manipular. Los expertos pueden "manipular o arreglar" las máquinas. Un ejemplo es la máquina traga monedas en Norteamérica. John Doe inserta su moneda en la vaga creencia que la máquina opera por las leyes de probabilidades y que si él tiene la oportunidad de obtener esta probabilidad la máquina verterá todo su contenido a raudales en sus manos; de hecho la máquina es ajustada expertamente para que una proporción precisamente calculada de sus ingresos (probablemente entre el ochenta y noventa por ciento) vaya al sindicato del juego por dinero y el resto va en pequeñas cantidades a las manos de John Doe.

El "arreglo" del sistema electoral norteamericano es el factor determinante en los eventos del Siglo 20. Un mecanismo originalmente diseñado para habilitar a John Doe

(*) Begin llama a la guerra: Jerusalén. Ataque a los Árabes, rompa un lado débil después de otro, aplaste un frente después de otro, hasta que la victoria esté segura. . . esta era la esencia del discurso que el Sr. Menahem Begin, líder del Partido Herut hizo la semana pasada en Jerusalén. Estaba hablando desde el balcón de un hotel sobre la plaza Zion llena de unos cuantos miles de personas. 'Nuestras pérdidas en tal acción no serán despreciables pero de todos modos ellas serán mucho menos que cuando enfrentemos los ejércitos árabes combinados en el campo', dijo, '. . hoy las Fuerzas de la Defensa son más fuertes que todos los ejércitos árabes juntos. . Moisés necesitó diez soplos para sacar a los Israelitas de Egipto; con un soplo nosotros podemos sacar a los egipcios fuera de Israel', dijo, mientras se refería a la "Franja de Gaza. (Zionist Record de Johannesburgo, 20 de agosto de 1954).
[465]

a expresar su opinión sobre las políticas y los Partidos, ha sido ajustado hasta tal punto de finura, casi evitando el error, que él será dejado sin voz en sus asuntos nacionales; no importa qué tipo de moneda inserte en la hendidura, el sindicato gubernamental gana siempre.

El propio sistema electoral puede desde un principio haber sido diseñado para hacer fácil la tarea de "un grupo extranjero" dedicado a dictar el curso de la política de estado norteamericana. Una elección siempre amenaza: a un Congresista cada segundo, a un presidencial cada cuatro años. Tan pronto como un Congresista o Presidente es elegido los "grupos-de-presión" comienzan a trabajar en los aspirantes para la próxima elección; los managers de Partidos empiezan a preocuparse por la próxima primaria de designación; y los que quieren ser Senadores, Diputados y Presidentes empiezan a sentir, y responder a "la presión". No hay ningún momento-de-respiro en que la prudencia pudiese prevalecer y el dominio completo romperse (en 1953, como se verá, incluso la lucha por la Alcaldía de la Ciudad de Nueva York produjo una abrupta e importante inversión mayor de la política de estado norteamericana, siendo el asunto "el apoyo a Israel". La intensificación de la "presión" en estos momentos recurrentes, y las consiguientes advertencias de los Gerentes de los Partidos a los titulares en el Congreso o en la Casa Blanca, provocaron estos saltos mortales hacia atrás, los cuales perturbaron el edificio entero de la política laboriosamente erigida por responsables Ministros y permanentemente competentes funcionarios).

En estas circunstancias el nuevo "estado" instalado en Palestina en 1948 nunca fue, y nunca podrá ser, un "estado" en cualquier significado de la palabra anteriormente usada en la historia registrada. Era el fortín de una organización mundial con acceso especial a cada gobierno, parlamento y oficina del exterior en el mundo Occidental (y más especialmente sobre todo gobierno, parlamento y oficina del exterior de los Estados Unidos, que en los 1950 eran el país más poderoso en el mundo), y su función principal era ejercer el control sobre la República norteamericana, no el lograr "un hogar" para los judíos del mundo. La perspectiva abierta por este estado de los asuntos era aquella de un creciente envolvimiento norteamericano en una situación explosiva en el Levante, artificialmente creada y preñada con el peligro de una guerra mundial.

Cuando el año 1948 acababa, treinta y un años después del primer triunfo de la conspiración dual (la Declaración de Balfour y la revolución bolchevique) el estado Sionista había sido establecido. El Sr. Truman, el pacificador en el"reconocimiento", había sido aconsejado por sus funcionarios responsables que la partición forzosamente efectuada en Deir Yasin llevaría a una tercera guerra mundial; los políticos Occidentales principales habían recibido el mismo consejo de sus consejeros responsables. Ninguno de los "políticos de más alto nivel" involucrados puede haber tenido dudas sobre la forma que su apoyo al Sionismo daría al futuro, y sus pronunciamientos públicos sobre él no pueden haber expresado su conocimiento privado o sus creencias. Los políticos norteamericanos de los años 1940 y 1950, como el Sr. Leopold Amery y Sr. Winston Churchill durante las décadas más tempranas, estaban evidentemente cautivos de la creencia que, por alguna razón nunca descubierta, la"política" en esta materia podría nunca podría cambiar.

La cautividad de los gobiernos de Londres y Washington, y la identidad de [466] los captores, incluso hoy en día, (1956) no es comprendida por las masas norteamericanas y británicas (aunque ahora el peligro claro de una nueva guerra mundial comenzando y
extendiéndose al exterior desde la Sionizada Palestina está por primera vez inquietándoles). En el resto del mundo ya ha sido entendido hace mucho tiempo. Tanto tiempo como en los años 1920 por ejemplo, el Maharajah de Cachemira le preguntó a Sir Arthur Lothian (tal como relata el diplomático británico), "¿Por qué el gobierno británico estaba estableciendo un 'Yehudi ka Raj' (Control de los judíos) en India?. Yo objeté esta descripción, pero él insistió que era verdad, diciendo que el Virrey, el Señor Reading, era un judío, el Ministro de Relaciones Exteriores, el Sr. Edwin Montague, era un judío, el Alto Comisionado, el Señor William Meyer, era un judío, y que más evidencia yo quería Así un Maharajah indio remoto, hace treinta años, vio la verdadera forma de los eventos que estaban viniendo claramente en el mundo Occidental.

Yo cité antes la declaración del Primer Ministro egipcio al Conde Bernadotte, que"el poder económico judío controlaba el sistema económico de. . . los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, el propio Egipto. . . " En los siete años que han pasado los líderes de todos los estados árabes abierta y repetidamente han acusado que el gobierno norteamericano se ha vuelto meramente en el instrumento de las ambiciones Sionistas y han apuntado a su propia experiencia como la prueba.

Lejos, al otro lado del mundo, el efecto de la máquina electoral "arreglada" en Nueva York se sentía en su otra manifestación: el apoyo a la revolución. Chiang Kai-shek, el líder chino, fue manejado por cambios similares en la política de estado norteamericana desde el continente chino (donde el Comunismo, con el apoyo norteamericano fue establecido) a la isla Formosa dónde de momento, recibió alguna medida de apoyo norteamericano nuevamente. Un conocido emisor norteamericano, el Sr. Tex McCrary, lo visitó allí e informó a los millones que estaban escuchando en el Estado de Nueva York: "Yo me retorcí en la turbación cuando me dijeron, 'Nunca hemos aprendido a confiar en Norteamérica por más de dieciocho meses cada vez, entre las elecciones".

Este control de la política de estado norteamericana, a través del control de la máquina electoral, llevó en 1952 a un acto culminante de venganza Talmúdica, descargado esta vez sobre la mitad de Alemania que había quedado "libre" por la bisección. ¡Esta mitad de Alemania fue obligada a pagar tributo al estado Sionista, fue preparado tres años después de la derrota de Alemania en la Segunda Guerra!

Después de la Primera Guerra los poderes vencedores Occidentales intentaron exigir tributo (las "indemnizaciones") pero fallaron; lo que se recibió estaba meramente en el libro-entrada, ya que fue cancelado por los préstamos británicos y norteamericanos. Después de la Segunda Guerra la revolución exigió tributo de la cautiva Alemania del Este simplemente ayudándose. Los poderes vencedores Occidentales no hicieron ninguna demanda por "indemnizaciones" en su propia cuenta, pero lo arrancaron para Sión.

Cuando los años pasaron, la alarma de hombres responsables en el Medio Oriente nuevamente se hicieron sentir en el Departamento Estatal. Constantemente se recordaba por sus consejeros en el lugar que los siete Estados árabes nunca habían aceptado el hecho de 1948 [467], que ellos todavía sostenían estar en un estado de guerra con el estado intruso, y sostenían que los Estados Unidos estaban pagando por las armas que eran usadas en contra de ellos.

Así la idea nació, varios años después del fin de la guerra, de hacer que la mitad"libre" de Alemania pagara "indemnizaciones" a un estado que ni siquiera había existido durante la Segunda Guerra; el sostén continuo del nuevo estado sería así asegurado y la verdadera fuente de su apoyo disimulada. La idea fue largamente rumoreada detrás de los escenarios (como el juicio de Nuremberg) luego se le dio de pronto una realización simbólica en la víspera de los días más Santos de los judíos en 1952 (o, como la revista Time de Nueva York lo pone, "En la última semana del año judío 5711"). Formó el tema dominante de las celebraciones Judaicas resultantes, un periódico judío remarcaba que era "El regalo de Año Nuevo más maravilloso para la Judería que nosotros podríamos pensar".

El Canciller de la ocupada Alemania Occidental, el Dr. Adenauer ("cera pálida") informó al Bundestag en Bonn de "la obligación de hacer las reparaciones morales y materiales". Su Ministro de Justicia, el Dr. Dehler, habló en forma diferente a un público en Coburg: "El acuerdo con Israel se concluyó ante el deseo de los norteamericanos, porque los Estados Unidos, en vista del sentimiento en los países árabes, no pueden continuar apoyando al estado de Israel como hasta aquí de la misma forma".

La elección presidencial norteamericana de 1952 estaba entonces inmediatamente a mano. El gobierno alemán Occidental fue obligado a pagar, por un período de doce a catorce años, 822 millones de dólares a Israel, principalmente en bienes. El cuadro que es el resultado de esta transacción algo increíble recuerda el resumen de los pasajes de la Cábala de Stehelin, que describe la consumación Mesiánica:"Pero permítanos ver un poco después de qué manera los judíos van a vivir en su antiguo país bajo la Administración del Mesías. En primer lugar, las naciones extrañas, las cuales sufrirán para vivir, les construirán las casas y ciudades, hasta la tierra y las plantas, las viñas; y todos esto, sin buscar algún premio por su trabajo". Este cuadro no es tan diferente de aquel ofrecido por los contribuyentes británicos, norteamericanos y alemanes bajo diferentes fórmulas de constreñimiento (oculto en los primeros dos casos, abierto en el tercer caso) a los que ellos han sido sujetos en materia de tributo para el Sionismo.

Las masas Occidentales no estaban informadas sobre la forma que este pago de tributo fue arrancado; se presentó a ellos como un acto independiente del gobierno alemán Occidental, incitado por un sentimiento de alta moral. Los lectores judíos, por otro lado, también estaban informados como el público del Dr. Dehler en Coburg. Para citar dos ejemplos: "la Agencia Telegráfica judía reveló que el Gobierno de Estados Unidos ha jugado un rol muy importante presionando a Alemania Occidental para hacer ofertas de pago de indemnizaciones decentes para los judíos; el gobierno británico también ha hecho su parte, aunque en una magnitud más pequeña"; y el Zionist Herald de Johannesburgo dijo, "El acuerdo con Alemania no podría ser posible sin el apoyo activo y muy eficiente del gobierno de Estados Unidos en [468] Washington y de la Oficina del Alto Comisionado de los Estados Unidos en Alemania". La prensa árabe entera informó en forma semejante, y un periodista norteamericano que buscaba llegar a los campamentos de refugiadoárabes fue desairado con las palabras, "¿Qué sentido tiene hablar con usted? Nosotros los Árabes sabemos muy bien que en Norteamérica ningún periódico se atreve a decir la verdad completa sobre el asunto de Palestina".

En Inglaterra la versión oficial fue dada en el parlamento por Lord Reading, sub secretario del exterior e hijo del Virrey mencionado antes por la pregunta del Maharajah de Kashmir a Sir Arthur Lothian treinta años antes. La declaración de Señor Reading fue incitada por el usual expediente de un "asunto", en esta ocasión de un par Socialista, el Sr. Henderson, que comenzó diciendo que "más de seis millones de judíos fueron llevados a la muerte". La respuesta de Lord Reading es de interés permanente; él dijo que los pagos alemanes de Alemania Occidental al nuevo estado serían: "en la naturaleza de cierta medida de reparación moral, más que en el valor material, y que ellos estarían "basados en el costo calculado de asentar en Israel a los judíos expulsados de Europa por los Nazis."

Esta declaración reafirma el principio implícitamente que el único crimen Nazi moralmente reparable era el tratamiento de los judíos; nadie alguna vez sugirió que la Alemania Occidental debía pagar los costos de reasentar a los polacos, Checos y a todas las otras víctimas. Este interés particular yace en la alusión a la "reparación de valor moral"; cuando el hecho que casi un millón de Árabes fuesen"expulsados" de Palestina por los Sionistas y su demanda de volver a sus hogares había sido repetidamente, incluso con desdén rechazado.

Probablemente el pasaje más característico en esta típica declaración es que se refiere a "reasentar a los judíos expulsados de Europa por los Nazis". Israel es elúnico lugar en el mundo dónde el número de la población judía pueden saberse con exactitud. Según las estadísticas del gobierno israelita, eran aproximadamente 1.400.000 en 1953, y entre éstos, sólo 63.000 judíos eran (menos del cinco por ciento) de Alemania y Austria. Estos 63,000 eran los únicos habitantes de Israel que por cualquier estiramiento de la imaginación podría haberse dicho que habían sido expulsados de Europa y reasentados en Israel. La gran masa vino de Polonia, Rumania, Hungría y Bulgaria, poco tiempo después del fin de la guerra (y ciertamente no fueron "expulsados" ya que eran protegidos en esos países por leyes especiales y preferencia en el empleo estatal) o del Norte de África.

No existía ninguna base moral para la extorsión de tributo de los alemanes Occidentales para el estado Sionista, y si alguna hubiese existido alguna vez, con respecto a los 63.000, habría sido largamente cancelado por la "expulsión" por parte de los Sionistas de casi un millón de Árabes. El asunto es único en la historia Occidental y demuestra sólo la magnitud de la sumisión del gobierno norteamericano y británico al Sionismo.

Alemania oriental fue obligada a asumir una parte grande del costo de los armamentos y del desarrollo del nuevo estado; con ello la probabilidad de otra gran guerra fue llevada más cerca y la situación para los Árabes fue hecha mucho peor. El Estado sionista [469] fue totalmente sostenido y las consecuencias comenzaron a fluir en seguida. El ejercicio de la "presión" sobre el gobierno alemán Occidental en esta materia, fue casi el último acto mayor de política del estado norteamericano bajo el Presidente Truman cuyo término estaba a punto de expirar. (*)

(*) Como una nota al asunto de Alemania Occidental, los Poderes Occidentales en Viena, (en esta ocasión actuando en acuerdo perfecto con el estado soviético) ante la misma solicitud humillaron a la pequeña Austria (la primera víctima de Hitler) vetando una ley de amnistía y restitución que podrían tener como beneficiados a algunos no-judíos. El gobierno austriaco (en ese momento se suponía que era nuevamente "soberano") protestó por escrito al Alto Comisionado norteamericano, acusándolo específicamente de someterse a lasórdenes de "emigrantes de Austria" que estaban en su equipo como "consejeros judíos". Ningún relato inteligible de este episodio alcanzó a los lectores de los periódicos británicos o norteamericanos.


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