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Capítulo 44
El instrumento mundial
La Segunda Guerra produjo un tercer resultado, adicional al avance de la
revolución en Europa y el establecimiento por la fuerza del estado Sionista: a saber,
el segundo esfuerzo por preparar la estructura de un "Gobierno Mundial", en el
altar en que las naciones occidentales serán sacrificadas. Ésta es la última
consumación a la cual los procesos paralelos del Comunismo y el Sionismo
evidentemente están designados a llevar; la idea surgió primero en los papeles de
Weishaupt, comenzó a tomar una forma vigorosa en el Siglo 19, y fue expuesta en
todos sus detalles en los Protocolos de 1905. En la Primera Guerra era la ideamaestra
de todas las ideas que el Sr. House y sus socios "rezumaron en la mente"
del Presidente Wilson, y buscaron hacer que el presidente pensara eran "suyas
propias". Y luego tomó forma, primero como "La Liga para Promulgar la Paz" y al
fin de la guerra como "La Liga de Naciones."
Así le fue dada primero una realización parcial, como todas las ideas auxiliares para
ello, durante el período de confusión de una gran guerra, eso es, el período final de
la lucha y el período siguiente, inmediatamente después del término. Nunca se
sometió antes de esa guerra a los pueblos que estaban embrollados, tampoco había
una razonable explicación de su naturaleza y propósito para entregarlas a ellos;
durante la "emergencia" los "Premier-Dictadores" tomaron su asentimiento por
concedido; la única expresión de opinión popular dada alguna vez fue la negativa
inmediata del Congreso de Estados Unidos, cuando la niebla de la Primera Guerra
aclaró, para tener algo que hacer en esto.
Los veinte años entre las dos guerras mostraron que "la Liga de Naciones" era
incapaz de promulgar o conservar la paz y que las naciones no habrían de propio
rendir su soberanía a ella. No obstante, cuando la Segunda Guerra se acercaba, los
hombres que iban a dirigirla nuevamente estaban ocupados con esta idea de
preparar lo que ellos llamaron "una autoridad mundial" de algún tipo y la única
cosa común en todos su pensamiento sobre esta, era que las "naciones" debían
rendir su "soberanía". El Sr. Roosevelt (según el biógrafo del Sr. Baruch, el Sr.
Morris V. Rosenbloom) tan atrás como en 1923, después de su parálisis, consagró
su tiempo en su lecho de enfermo a bosquejar "un plan para conservar la paz" que,
como presidente, revisó en la Casa Blanca, entonces le dio el título a su diseño
como, "Las Naciones Unidas".
Similarmente en Inglaterra, el campeón del nacionalismo, el británico, Sr. Winston
Churchill, en 1936, llegó a ser presidente de la sección británica de una asociación
internacional llamada "La Nueva Sociedad de la Comunidad de Naciones" que
propugnaba "una fuerza policial mundial para mantener la paz" (la conjunción de
las palabras "fuerza" y "paz" se presenta en todos estos programas y declaraciones),
y públicamente declaró (el 26 de noviembre de 1936) que difería de las "otras
sociedades para la paz" en el hecho que, "abogaba por el uso de la fuerza contra un
agresor en apoyo de la ley". El Sr. Churchill no dijo de que ley se trataba, o de la ley
de quien, pero él ofreció la "fuerza" como el camino a la "paz."
Así era lógico que en la reunión del Presidente Roosevelt y el Sr. Churchill en
agosto de 1941, [471], cuando la estéril "Carta Atlántica" fue producida, el Sr.
Churchill (como lo registra) debía decirle al presidente que la "opinión en
Inglaterra estaría en desacuerdo ante la ausencia de cualquier intención para
establecer una organización internacional para mantener la paz después de la
guerra". Yo estaba en Inglaterra en ese momento y, para uno, era defraudante la
inclusión de la referencia que el Sr. Churchill deseaba; en cuanto a la "opinión en
Inglaterra" en general no existía, ya que no se había ofrecido ninguna base
informativa para alguna opinión a las personas. El Sr. Churchill estaba siguiendo la
idea en su propia autoría, tal como lo hacía el Sr. Roosevelt: "Roosevelt habló y
actuó con completa libertad y autoridad en cada esfera. . . Yo representaba a Gran
Bretaña con casi igual latitud. Así se pudo obtener un grado muy alto de concierto,
y la economía de tiempo y la reducción en el número de personas
informadas, ambas cosas eran inestimables" (el Sr. Churchill, describiendo
cómo "el negocio principal entre nuestros dos países fue dirigido virtualmente por
los intercambios" personales entre él y el Sr. Roosevelt en una "perfecta
comprensión").
Por consiguiente, en las fases concluyentes de la guerra y sin alguna referencia a las
multitudes que batallaban, "el asunto de la Organización Mundial" (Sr. Churchill)
dominó el debate privado entre estos dos, el General Muts en África Sur, y los
Primer Ministros de los otros países británicos al otro lado del océano. En ese
tiempo (1944), el Sr. Churchill estaba usando el término "el Instrumento Mundial"
y (como en el caso anterior de su alusión a la "ley") la pregunta obvia surgió: ¿El
instrumento de quién? "La prevención de agresiones futuras" era el idioma
accionario en todos estos intercambios. La dificultad de determinar quién es el
agresor se ha mostrado en los casos del Puerto de La Habana en 1898 y Pearl
Harbour en 1941, y para esa materia, el co-agresor al inicio de la Segunda Guerra, el
estado soviético, que sería la parte más pródigamente premiada al término, de tal
forma que toda esta charla sobre detener la "agresión" no puede haberse pensado
en serio. Claramente la idea era preparar "un instrumento mundial" para el uso de
quienquiera que pudiese lograr el control de él. ¿Contra quién se usaría? La
respuesta es dada por todos los propagandistas de esta idea; la única cosa que
todos ellos atacan es "la soberanía de las naciones". Luego, sería usada para borrar
el nacionalismo separado (de hecho, sólo en Occidente). ¿Por quiénes se usaría?
Los resultados de las dos grandes guerras de este siglo proporcionan la respuesta a
esa pregunta.
Contra ese trasfondo, la "Organización de las Naciones Unidas" fue establecida en
1945. Dentro de dos años (es decir, mientras el período-confusión de la Segunda
Guerra todavía continuaba), la verdadera naturaleza del "gobierno-mundial" y del"instrumento mundial" fue por un momento revelado. Por primera vez a los
pueblos se mostró lo que les esperaba si esta idea fuera llevada a cabo alguna vez en
forma total. Ellos no entendieron lo que se mostraba entonces y se olvidaron de ello
en seguida, pero el descubrimiento está registrado y es ahora de valor permanente
para el estudioso y por largo tiempo mientras esta idea de "autoridad" supranacional,
tan claramente predichas en los Protocolos de 1905, continúe siendo
promovida tras bastidores por hombres poderosos de la política internacional [472]
. A estas alturas en la narrativa la figura del Sr. Bernard Baruch surge por primera
vez desde las sombras de las asesorías a la luz plena, de tal manera que se pueden
hacer inferencias razonables sobre su largo rol en los eventos de nuestro siglo.
Tal como se ha mostrado, él hizo una intervención decisiva en favor del estado
Sionista en 1947, "cambiando un gran trato" de su hostilidad previa al Sionismo
(Dr. Weizmann) y aconsejando a un funcionario Ministerial responsable, el Sr.
James Forrestal, a detener su oposición. Ése es el primer punto en que la
influencia del Sr. Baruch en la política estatal puede remontarse claramente, y es
un punto significante, desmotivando a aquellos que esperan el "envolvimiento
judío en la Humanidad", hasta ese momento el parecía ser (y probablemente
deseaba parecer) un norteamericano totalmente integrado, un parangón de la
emancipación judía, alto, guapo, venerado y muy exitoso en sus asuntos.
Si el "cambio" del Sr. Baruch fuera tan súbito como la narrativa del Dr. Weizmann
sugiere, otro incidente de ese período le hace también parecer haber sido un
radical, incluso violento. Uno de los sionistas más extremadamente chauvinista en
Norteamérica era entonces el Sr. Ben Hecht, que alguna vez publicó el siguiente
dictum:
"Una de las cosas más excelentes que alguna vez ha sido hecho por la
chusma fue la crucifixión de Cristo. Intelectualmente fue un gesto espléndido.
Pero confíe en la chusma para chapucear. Si yo hubiese estado a cargo de ejecutar
a Cristo, lo habría manejado en forma diferente. Vea usted, lo que yo habría hecho
es que lo habría embarcado a Roma y alimentado a los leones con él. Ellos nunca
podrían haber hecho un salvador de un picadillo."
Durante el período de violencia en Palestina que culminó en el pogromo de Árabes
en Deir Yasin, este Sr. Hecht, insertó un anuncio a toda página en muchos de los
periódicos principales a lo largo de Norteamérica. Fue dirigido "A los Terroristas de
Palestina" e incluía este mensaje:
"Los judíos de Norteamérica están con ustedes.
Ustedes son sus campeones... cada vez que ustedes vuelan un arsenal británico, o
destrozan un tren británico, o roban un banco británico, o van con sus armas y
bombas contra los traidores británicos e invasores de su patria, los judíos de
Norteamérica sienten un poco de fiesta en sus corazones."
Fue el autor de este anuncio (según su autobiografía) a quien el Sr. Baruch decidió
visitar e informar de su afinidad y apoyo:
"Un día la puerta de mi cuarto se abrió y
un hombre alto de pelo cano entró. Era Bernard Baruch, mi primera visita social
judía. Se sentó, me observó por un momento y entonces habló. 'Yo estoy a su lado',
dijo Baruch, 'la única forma en que los judíos alguna vez consigan algo es luchando
por ello. Me gustaría que usted pensara en mí como uno de sus combatientes judíos
en el pasto alto con una arma larga. Yo siempre he hecho así mejor mi trabajo,
fuera de la vista'. "
Este pasaje revelador (agregado a la intervención del Sr. Baruch en el asunto
Forrestal) entrega la visión al estudioso sobre la personalidad del Sr. Bernard
Baruch. Si éste fuera el sentido en que él había hecho mejor su trabajo ("como un
combatiente judío en el pasto alto con una arma larga. . . fuera de la vista") durante
sus treinta y cinco años como [473] "consejero de seis Presidentes", el diseño de la
política norteamericana y de los eventos mundiales durante el Siglo 20 se explica.
El lector tiene el derecho de tomar las palabras citadas en su pleno valor y
considerar la influencia del Sr. Baruch sobre los norteamericanos y los asuntos
internacionales a la luz que surgieron. Ellos son igualmente relevantes en una
gran intervención pública del Sr. Baruch en los asuntos internacionales que
ocurrió casi en el mismo tiempo. Esto fue el "Plan Baruch" para una autoridad
mundial despótica apoyada por una fuerza aniquiladora, y las palabras citadas
arriba justifican el enorme presentimiento acerca de los propósitos para los cuales
tal "Instrumento Mundial" se usaría. El "Plan de Baruch" es de tal importancia en
esta narrativa que una mirada a todo el trasfondo del Sr. Baruch y su vida es
apropiada.
Siempre se asumía generalmente que era del tipo judío aristocrático, es decir,
descendiente de Sepharditas, por medio de la experiencia en España y Portugal, a
una posibilidad remota de origen Palestino. De hecho, tal como él mismo lo declara
(el 7 de febrero de 1947) su padre era "un judío polaco que vino hasta este país hace
100 años". Eso ubica al Sr. Baruch entre los Ashkenazis eslavos, "judíos orientales"
no-semitas que ahora, (según los estadísticos judíos) comprenden casi la totalidad
de la Judería.
Nació en 1870 en Camden, Carolina del Sur. Su familia pareciera haberse
identificado con los golpes o penurias del nuevo país, ya que su padre sirvió como
cirujano Confederado y el propio Sr. Baruch nació durante los malos días de la"Reconstrucción"; cuando pequeño vio a los negros, inflamados por la oratoria de
los aventureros y el licor de los bribones, surge a través de las calles soñolientas de
este pueblo de plantaciones, y sus hermanos mayores están con las escopetas de
caza en el porche superior; su padre usaba la capucha y túnica del Ku Klux Klan.
Así en la niñez él vio la revolución destructiva trabajando (ya que tomó su carga
durante las fases finales y las consecuencia de la Guerra Civil y la "Reconstrucción"
era reconociblemente su trabajo) y después vio los valores permanentes de una
sociedad libre. Sin embargo, su familia no era de verdad parte del Sur y pronto la
atracción de Nueva York lo puso allá. Antes de que él tuviera treinta años allí,
Bernard Baruch era un hombre rico y creciente, y antes de que él tuviera cuarenta
años ya era un poder, aunque uno inadvertido, detrás de la política. Él es
probablemente el original del amo-financiero, "Thor", en la novela del Sr. House.
Contra mucha oposición el Sr. House lo incluyó en el grupo alrededor del Sr.
Wilson.
Su biografía estaba llena entonces de grandes golpes financieros, "ventas cortas",
"sacando provecho de la caída económica", "manipulando la baja de los precios", y
similares. El oro, caucho, cobre, azufre, todo se convertía en dólares a su toque. En
1917, durante una investigación en movimientos del mercado accionario incitados
en 1916 por la diseminación de "informes de Paz", informó al Comité de Reglas del
Congreso que él había ganado medio millón de dólares en un día haciendo venta
corta". Declaró que su apoyo al Presidente Wilson (a cuyas campañas electorales
hizo pródigas contribuciones) fue incitado principalmente por el ataque del
Profesor Wilson a las "fraternidades" exclusivas en la Universidad de Princeton
(qué en 1956 se distinguió [474] permitiéndole al Sr. Alger Hiss dirigirse ante uno
de sus clubes estudiantiles). La implicación aquí es que es de aquellos que detestan
toda "discriminación de raza, clase o credo"; sin embargo pocos hombres pueden
haber sufrido menos discriminación que el Sr. Baruch".
Su primera aparición en Wall Street fue muy detestada allí por los grandes
hombres sobre la base que él era "un jugador" (un reproche aparentemente hecho
principalmente por el Sr. J. Pierpont Morgan). Él sobrevivió todo el criticismo y se
describió como "un especulador". Durante la Primera Guerra Mundial el Presidente
Wilson designó al Sr. Baruch a la cabeza del ejecutivo de las Industrias de Guerra
(el Sr. Baruch había insistido repetidamente al Presidente Wilson que la cabeza de
este cuerpo dictatorial debía ser "un hombre") y él se describió a sí mismo como
haber sido ese hombre, en ese puesto, el hombre más poderoso en el mundo.
Cuando el Presidente Wilson volvió, completamente incapacitado, de la
Conferencia de la Paz de Versalles, el Sr. Baruch se "transformó en uno del grupo
que tomaba la decisiones durante la enfermedad del Presidente. . . llamado 'el
Concejo de Regencia' ", y el Presidente Wilson siguió trabajando desde su lecho de
enfermo el tiempo suficiente para despedir a su Ministro de Relaciones Exteriores,
el Sr. Robert Lansing, que había estado llamando a reuniones del Gabinete en
oposición a este "Concejo de Regencia".
Los biógrafos del Sr. Baruch establecen que él continuó siendo "consejero" para los
tres Presidentes Republicanos desde 1920, y la Señora Eleanor Roosevelt testifica el
hecho que él fue el consejero del Presidente Roosevelt antes y durante los doceaños
de régimen Demócrata que le siguieron. En marzo de 1939, el Sr. Winston
Churchill se sintió capaz de informar al Sr. Baruch (entonces en residencia en su
Baronía en Carolina del Sur) que "la Guerra está viniendo muy pronto... Usted
estará ejecutando el show allí."
Por ese tiempo el Sr. Baruch había estado aconsejando al Presidentes durante casi
treinta años y a pesar de que el estudioso celoso no pueda descubrir o establecer
definitivamente cuales fueron los motivos del Sr. Baruch, cual era la naturaleza de
los "consejos" que daba, o cuales fueron los efectos de sus consejos en la política
norteamericana y en los eventos del mundo. Esto es natural, porque él siempre
había trabajado "en el pasto largo. . . fuera de la vista". Él nunca fue un funcionario
electo o un funcionario de estado responsable de tal manera que su trabajo estaba
más allá de una auditoría. Él fue el primero de los "consejeros", el nuevo tipo de
potentado previsor, a comienzos de siglo, sólo en los demasiado abusados "Protocolos" de 1905.
Sólo deducciones e inferencias fueron posibles en su caso; fragmentos por aquí y
por allá han podido juntarse para hacer las partes de un cuadro. Primero, sus
recomendaciones públicas registradas fueron siempre para medidas de "control".
En la Primera y en la Segunda Guerra por igual, esta fue su panacea: "control",
"disciplina" y similares. Siempre sumó la demanda por poder sobre las personas, y
para la centralización de la autoridad en las manos de un hombre, y la demanda se
siguió presentando bastante tiempo después de la Segunda Guerra, una vez más en
la súplica que prevendría una tercera: "antes de que las balas hayan
empezado a volar. . . el país debe aceptar disciplina tal como racionamiento y
control de precios" (28 de mayo de 1952, ante un Comité del Senado).
Cada vez que esta recomendación era hecha, se presentaba como un medio para
derrotar a un dictador ("el Kaiser", "Hitler". "Stalin"). El mundo disciplinado y
controlado que el [475] Sr. Baruch visualizaba fue descrito por él en un testimonio
ante un Comité Del congreso en 1935: "si la guerra 1914-1918 hubiera seguido otro
año, nuestra población entera habría surgido en uniformes baratos pero servibles. .
. los tipos de zapatos serían reducidos a dos o tres". Esta declaración provocó
fuertes protestas en el momento; los norteamericanos, habiendo ayudado a
derrotar a los alemanes "regimentados", no gustaban pensar que ellos habrían
presentado un espectáculo de estricta reglamentación pardusca, si la guerra
hubiese durado "otro año". Con el tiempo el Sr. Baruch negó que él había pensado"regimentar" la nación", pero su biógrafo registra que él "reavivó su propuesta por
ropa uniforme similar en la Segunda Guerra Mundial". Al contemplar el cuadro así
conjurado, el estudioso no puede sacar de su mente el cuadro similar, de una
monotonía, masa esclavizada, habitando las ex naciones-estados que se dan en los
Protocolos.
Otros fragmentos mostraron que el pensamiento del Sr. Baruch culminó en un
cuadro de un mundo controlado y disciplinado. Los mantos de grandeza, la
megalomanía con la cual los Wilsons y Lloyd Georges, los Roosevelts y Winston
Churchills reprocharon al Kaiser y a Hitler, estaban en él. Su biógrafo cita: "Por
supuesto nosotros podemos arreglar el mundo, Baruch ha dicho en muchas
ocasiones". Y entonces, durante la Segunda Guerra, "Baruch ha estado de acuerdo
con el Presidente Roosevelt y otros líderes que una organización mundial debe
establecerse en la plenitud de la unidad aliada en la guerra."
Las palabras puestas en bastardilla son importantes: ellas se relacionan con el
período-confusión de una gran guerra, cuando los "consejeros" someten sus planes,
los "Premier-dictadores" los firman (y después no puede entender cómo ellos
pudieron hacer eso), y los grandes golpes se logran.
Éstos son todos los fragmentos, significantes pero parciales. Inmediatamente
después de la Segunda Guerra, el Sr. Baruch hizo a su primera gran aparición
pública en los asuntos internacionales como el autor de un plan para la dictaduramundial,
y dictadura (en mi opinión) por el terror. Por primera vez su mente y
trabajo yacía abierto al auditorio, y es en conexión con este plan que (de nuevo en
mi opinión) sus palabras al Sr. Ben Hecht son de tal importancia.
Según su biógrafo, el Sr. Baruch tenia 74 años "cuando comenzó a prepararse para
la tarea que él consideraba las más vitales de su vida. . . diseñar un plan funcional
para el control internacional de la energía atómica y, como representantes de
Estados Unidos en la Comisión de Energía Atómica de las Naciones Unidas, para
promover la adopción de ese plan por la Comisión". Eso habría sido en 1944, un
año antes que la primera bomba de átomos fuera dejada caer y que las Naciones
Unidas hubiese sido establecida."
Si esto es correcto, el Sr. Baruch supo lo que iba a pasar de antemano en el mundo,
aproximadamente dos años antes de los eventos; "la asignación" para la cual él se
estaba preparando en 1944, se propuso primero por el Ministro de Relaciones
Exteriores Byrnes (después de una discusión con el Sr. Baruch) al Presidente
Truman en marzo de 1946 (siete meses después de la primera bomba atómica).
El Presidente Truman concertó la cita debidamente, desde allí el Sr. Baruch [476]
apareció finalmente públicamente en un puesto oficial. Se puso a trabajar en el"Plan Baruch."
La ley que gobierna la membresía de EEUU a las Naciones Unidas requiere a todos
los representantes norteamericanos en él, seguir la política determinada por el
Presidente y transmitida a través del Ministro de Relaciones Exteriores. Según su
biógrafo, el Sr. Baruch indagó cual iba a ser "la política", posiblemente como
materia de forma, porque le dijeron a él que la bosquejara. Por consiguiente el"Plan de Baruch" era literalmente el plan del Sr. Baruch, si este relato es correcto
(se publicó con su aprobación). Se inventó en un banco en el Parque Central en
consulta con un tal Ferdinand Eberstadt, ayudante del Sr. Baruch en 1919 en
Versalles y "un discípulo" activo del Sr. Baruch en la Segunda Guerra. Esto podría
describirse como el método del Siglo 20 para formular la política estatal, y al
parecer el Sr. Baruch debe a esto su título popular, "el estadista del banco en el
parque".
El Sr. Baruch presentó entonces su Plan a la Comisión de Energía Atómica de las
Naciones Unidas en su sesión de apertura, el 14 de junio de 1946. Habló con la voz
de los Levitas de Yahvé que ofrece "bendiciones o maldiciones", aludió a la bomba
de átomos como "el arma" absoluta" (dentro de unos años, un explosivo aun más
pulverizador estaba en la producción competitiva), y usó el argumento familiar de
los falsos profetas, a saber, que si su consejo se seguía la "paz" sucedería y si fuese
ignorado, todo sería destruido. La propuesta que él hizo me parece que alcanzaba a
una dictadura universal apoyada por un reino de terror a escala mundial: el lector
puede juzgar por sí mismo.
"Nosotros debemos elegir entre la paz mundial o la destrucción del mundo.
. . Debemos proporcionar el mecanismo para asegurar que la energía atómica se
use para propósitos pacíficos y evitar su uso en la guerra. A ese fin, nosotros
debemos propugnar de inmediato, velozmente, y castigo seguro a aquellos
que violan los acuerdos que sean alcanzados por las naciones. El castigo es
esencial si la paz deba ser más que un interludio febril entre las guerras. Y,
también, las Naciones Unidas pueden prescribir responsabilidad individual y
castigos en los principios aplicados en Nuremberg por la Unión de
Repúblicas Socialistas soviéticas, el Reino Unido, Francia y los Estados Unidos -
una fórmula cierta para beneficiar el futuro del mundo. En esta crisis,
nosotros representamos no sólo a nuestros gobiernos, sino, de una manera
más amplia, representamos a los pueblos del mundo. . . Las gentes de estas
democracias reunidas aquí, no tienen miedo de un internacionalismo que
protege; ellos no están dispuestos a ser engañados por la charla sobre la
soberanía estrecha que es la frase de hoy para el aislamiento de ayer".
Así Sr. Baruch aparecía, no como el representante de los Estados Unidos, sino
como el portavoz de "los pueblos del mundo", y en ese puesto recomendó un
Tribunal de Nuremberg permanente como cierto para beneficiar al mundo
(probablemente por juicios llevados a cabo el Día de Expiación).
En la base así extendida, propuso "control de manejo o propiedad" de todas las
actividades de energía atómica potencialmente peligrosas para la seguridad
mundial y poder para controlar, inspeccionar y autorizar todas las otras actividades
atómicas. Acerca de las "violaciones de esta orden", [477] propuso que las "multas
como inmediatas y ciertas en su ejecución como sea posible debe fijarse para (l)
posesión ilegal o uso de una bomba atómica o material atómico o por interferencia
voluntariosa con las actividades de la Autoridad". Reiteró su propuesta entonces
para "castigo": "… la materia del castigo yace en el corazón mismo de nuestro
sistema de seguridad presente. . . La Carta constitucional sólo permite el castigo
por la concurrencia de cada uno de los cinco grandes poderes. . . No debe haber
ningún veto para proteger aquellos que violan sus acuerdos solemnes. . . La
bomba no espera el retraso. Tardar puede significar morir. El tiempo entre la
violación y la acción preventiva o castigo sería todo demasiado corto para una
discusión extensa acerca del curso a ser seguido. . . La solución requerirá el claro
sacrificio del orgullo y en la posición, pero es mejor que duela como precio para la
paz que la muerte como el precio de guerra."
El lector verá que el Sr. Baruch aseveró que el mundo sólo podría escapar de la"destrucción" mediante "evitar el uso de la energía atómica en la guerra" y propuso
que "una Autoridad" con un monopolio de energía atómica se establezca, el cual
debería ser liberado de todo el chequeo en el uso punitivo de la energía
atómica contra cualquier parte juzgada por él para estar mereciendo
castigo.
Ésta es la propuesta, de la cual dije,e que el mundo por primera vez recibió un
vislumbre del significado de un "gobierno mundial". El biógrafo del Sr. Baruch dice
que el Presidente Truman "endosó el plan" y luego registra los esfuerzos del Sr.
Baruch para "reunir" los votos para este plan en la Comisión. Después de seis
meses (el 5 de diciembre de 1946) estaba impaciente y pidió a la Comisión recordar"que la tardanza puede significar la muerte". El período-confusión estaba
acabándose y ni siquiera una Comisión de las Naciones Unidas podría llegar a
tragarse este plan. El 31 de diciembre, 1946, el Sr. Baruch renunció y el plan se
archivó por referencia en la Comisión de Desarme de las Naciones Unidas.
En enero de 1947, el Sr. Baruch anunció que él estaba "retirándose de la vida
pública" (en que él se mostró claramente en esta única ocasión), "los espectadores
Interesados no se alarmaron demasiado" (su biógrafo agrega); "las apuestas eran
que Baruch regresaría a la Casa Blanca y a Capitol Hill antes que el mes hubiera
terminado, y así era él". Después en 1947, intervino "decididamente" (aunque no
públicamente) con el Sr. Forrestal y tuvo su reunión significativa con Sr. Ben
Hecht. Seis años después su biógrafo (quién era evidentemente consciente que el
Sr. Eisenhower sería elegido entonces) resumió las recomendaciones que el nuevo
Presidente recibiría del "consejero" permanente. Estos se relacionaban
completamente con la movilización preparatoria para la guerra, los "controles", "la
estrategia global" y similares.
Por ese tiempo, el Sr. Baruch había especificado qué nueva "agresión" particular se
enfrentaría con estas propuestas que fueron diseñadas para ello, después de haber
dicho a un Comité del Senado en 1952, que para anticipar "la agresión soviética" al
Presidente se le debería dar "todo el poder que él necesitaba para llevar a cabo un
programa de armamento y de movilización, incluyendo control de precios y control
de prioridades". Éste era el programa, bajo la dirección de "un-hombre", instado
por él durante dos guerras mundiales. Sin embargo, su visión privada sobre [478]
el agresor nombrado, al parecer no era de la alarma y repugnancia descrita al
Comité del Senado, ya que en 1956, él le dijo a un entrevistador, "Hace unos años
atrás yo me encontré con Vyshinsky en una fiesta y le dije, 'Usted es un necio y yo
soy un necio: Usted tiene la bomba y nosotros tenemos la bomba. . . Controlemos la
cosa mientras podamos porque mientras nosotros estamos hablando, todas las
naciones conseguirán pronto o más tarde la bomba" (Daily Telegraph, 9 de
enero de 1956). Ni los soviéticos consideraban al Sr. Baruch con hostilidad; en 1948
(tal como él lo confirmó en 1951) fue invitado a Moscú a conferenciar con los
dictadores y realmente dejó Norteamérica para ese viaje; sólo "una enfermedad
súbita en París" (explicó él) fue la causa de romper la visita.
El descubrimiento en 1946 de su plan "para arreglar el mundo" dio un vislumbre de
lo que podría esperarse y que se intentará en las fases posteriores y como
consecuencia de cualquiera tercera guerra; el "plan global" fue revelado totalmente.
En 1947, el Sr. Baruch declaró que su padre "vino a este país hace cien años". El
caso ofrece el ejemplo más significativo del efecto en Norteamérica, y a través de
Norteamérica en los asuntos internacionales, de la "nueva inmigración" del Siglo
19. Después de exactamente cien años, el hijo había ya durante casi cuarenta años,
sido uno de los hombres más poderosos en el mundo, aunque trabajó "en el pasto
largo. . . fuera de la vista", y continuaría este trabajo por lo menos por otros diez
años.
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