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Capítulo 7
La traducción de la ley
El evento más importante (como se demostró) de los próximos cuatrocientos años,
fue la primera traducción de las escrituras Judaicas (después llegaría a ser conocida
como el Antiguo Testamento) en una lengua extranjera, al griego. Esto habilitó, y
todavía habilita, "al pagano" para conocer parcialmente la Ley que ordenaba su
propia esclavitud y destrucción y la supremacía de Judah. Salvo por esta
traducción, la naturaleza literal del Judaísmo debió seguir siendo una materia de
conjetura, considerando que la traducción parecía ser una de evidencias y pruebas.
Por esa razón es a primera vista sorprendente que la traducción fuese hecha alguna
vez (como la tradición dice, por setenta y dos estudiosos judíos en Alejandría entre
el 275 y 150 A.C..) El Dr. Kastein explica que fue emprendida "con un objetivo
definido en vista, de hacerla comprensible a los griegos; esto llevó a la distorsión
y al tergiversación de las palabras, a los cambios de significado, y la
substitución frecuente de términos generales e ideas para aquellos
que eran completamente locales y nacionales."
Las palabras del Dr. Kastein en este caso, fueron descuidadamente escogidas si se
pensaba enmascarar lo que ocurrió: una materia no es hecha "comprensible" para
otros torciendo y retorciendo, cambiando su significado, y sustituyendo los
términos ambiguos por otros más precisos. Es más, así sabido, un estudioso
Judaico debe de haber sabido lo que la Enciclopedia Judía graba en sus
archivos, que el Talmud más tarde incluso "prohibió la enseñanza a un Gentil de la
Torah, cualquiera que le enseñe a él, se hace 'merecedor de la muerte'". De hecho,
el Talmud vio tal peligro en la adquisición de conocimientos de la Ley por el
pagano, que preparó la Torah oral, como último depósito de los secretos de
Jehová, a salvo de cualquier ojo Gentil.
Si las escrituras Judaicas fueron traducidas al griego, entonces, esto no fue para el
beneficio de los griegos (el Dr. Kastein escribió para un público principalmente
Gentil). La razón, casi con certeza, fue que los judíos mismos necesitaban la
traducción. Los Judahítas había perdido su lengua hebrea en Babilonia (después
esto se transformó en un misterio sacerdotal, "una de las ataduras espirituales secretas que unieron a los Judaístas de la Diáspora, como dice el Dr. Kastein), y
hablaban arameo. Sin embargo, el único cuerpo más grande de judíos estaba en
Alejandría, dónde el griego se volvió su idioma de cada día; muchos de ellos ya no
podían entender el hebreo y una versión griega de su Ley era necesaria como base
para las interpretaciones rabínicas de él.
Sobre todo, los superiores no podrían haber previsto que después de siglos, una
nueva religión se levantaría en el mundo, que tomaría sus escrituras como parte de
su propia Biblia, y así traer "la Ley Mosaica" ante los ojos de toda la humanidad. Si
lo hubiesen previsto, la traducción griega nunca podría haber sido hecha.
No obstante, a los traductores les fue recordado evidentemente por los sacerdotes,
que su trabajo llevaría "la Ley", por primera vez, bajo el escrutinio Gentil; de aquí
las distorsiones, tergiversaciones, cambios y substituciones mencionadas por el Dr.
Kastein. Un caso de éstos, se da al parecer, en Deuteronomio 32.21; cuya
traducción que [50] ha llegado al pagano, alude vagamente a "una nación tonta",
considerando que la referencia en el original hebreo, según la Enciclopedia
Judía, dice "viles y viciosos Gentiles".
¿Qué fue traducido? Primero, los cinco libros de la Ley, la Torah. Después que el"Nuevo Convenio" se había impuesto forzosamente en los Jerusalemitas por Ezra y
Nehemiah, el sacerdocio en Babilonia le había dado otra revisión más a la Torah: "una vez más editores anónimos dieron a su historia pasada, sus
tradiciones, leyes y costumbres, un significado total para mantenerlos en
la teocracia y aplicable a ese sistema de gobierno…. La forma que la Torah recibió
entonces, fue la forma final y conclusiva que no sería alterada ni por una letra;
ningún pensamiento, palabra o letra de él serían cambiadas."
Cuando hombres mortales "dan significado" repetidamente a algo que ya se
suponía era inmutable, y fuerzan toda la tradición espiritual en la estructura de su
ambición política mundana, lo que queda no puede ser una revelación original de
Dios. Lo que había pasado fue que la antigua tradición Israelita había sido
expurgada o cancelada, y en su lugar, había asumido la ley racial Judaica en su"último y conclusiva forma".
El mismo método se siguió en la recopilación de los otros libros, históricos,
proféticos o líricos.
El libro de Daniel, por ejemplo, se completó aproximadamente en este tiempo, es
decir, unos cuatrocientos años después que los eventos relatados en él; poco
asombra que el autor anónimo obtuviera todos sus datos de hechos histórico
incorrectos. El Dr. Kastein es franco sobre la forma en que estos libros fueron
producidos:
"Los editores que pusieron los libros de Joshua, Jueces, Samuel y Reyes en su
forma final recogieron cada fragmento" (de las enseñanzas viejas y tradiciones)
y "creativamente las interpretaron. . . Siempre fue definitivamente imposible
asignar las determinadas palabras a personas determinadas, porque ellos
frecuentemente habían trabajado anónimamente, y, como los editores se
preocupaban más por la materia en cuestión, que por la exactitud
filológica, ellos se sentían satisfechos con ligar juntos los refranes de los profetas
lo mejor que pudieron". (Este método podría responder a la atribución de una
profecía "Mesiánica" idéntica a dos profetas, Isaiah 2, 2-4, y Micah 4, 1-4, y por
las numerosas repeticiones que se encuentran en otros libros).
La materia, entonces, era la cosa importante, no la verdad histórica, o la
"exactitud filológica", o la palabra de Dios. La materia era el nacionalismo político
en la forma más extrema alguna vez conocida por el hombre, y en conformidad con
este dogma, fue la única regla que tenía que ser observada. La forma en que estos
libros fueron compilados, después que Judah fue repudiada por Israel, y las
razones, están claras para cualquiera que estudie su origen.
El producto resultante, la acumulación de quinientos o seiscientos años y el trabajo
de generaciones de sacerdotes políticos, fue el libro que se tradujo al Griego,
aproximadamente en el 150 BC. Después de la vida de Jesús este libro y el Nuevo
Testamento, fue traducido al Latín por San Jerome, cuando ambos partes "llegaron
a ser considerados por la Iglesia de autoridad divina por igual y como secciones de
un libro" (de una típica [51] enciclopedia moderna), un dictum teológico que fue
formalmente confirmado por el Concilio de Trent, en el decimosexto siglo de
nuestra era y se ha adoptado por casi todas iglesias protestantes, aunque en esta
materia ellos podrían haber encontrado razones válidas para protestar.
En vista de los cambios que fueron hechos, en la traducción, (vea las palabras de
Dr. Kastein, sobre esto), nadie sino los estudiosos del Judaísmo podrían decir hoy
cuan cercano es el Antiguo Testamento en el original hebreo-arameo con la versión
que ha llegado hasta ahora, de la primera traducción al Griego, como una de las dos
secciones de la Biblia de la Cristiandad. Claramente se hicieron cambios
sustanciales, y aparte de eso está la "Torah oral", y la continuación Talmúdica de la
Torah, de tal manera que el mundo Gentil, nunca ha conocido la verdad total de la
Ley Judaica.
No obstante, la esencia de esto está totalmente en el Antiguo Testamento, tal como
ha llegado a la Cristiandad, y ésa es una cosa sorprendente. Cualquier cosa se
pueda haber cancelado o se pueda haber modificado, la deidad tribal vengativa, el
credo salvaje y la ley de destrucción y esclavitud permanecen llanas para que todos
la puedan ponderar. El hecho es que ninguna cantidad de tergiversación,
distorsión, cambios u otros subterfugios podría ocultar la naturaleza de la Ley
Judaica, una vez que fue traducida; aunque se le embelleció de hecho, la escritura
debajo yace claramente, y ésta es la mejor evidencia que, cuando fue autorizada la
primera traducción, el público universal que alcanzaría finalmente, no fue previsto.
Con esa traducción, el Antiguo Testamento, tal como lo llamamos y lo conocemos
ahora, entró en Occidente, su enseñanza de odio racial y de destrucción mutó sólo
un poco por las enmiendas. Eso fue incluso antes que la historia de Occidente
comenzara de verdad.
Con el tiempo Occidente y la Cristiandad, tenían diecinueve siglos y medio de edad,
los líderes políticos allí, sintiendo mucho temor de la secta central del Judaísmo,
había comenzado a hablar con temor piadoso del Antiguo Testamento, como si este
fuera la mitad buena del Libro por el que profesaban para vivir. No obstante era,
como siempre había sido, la Ley de la destrucción de sus pueblos y de esclavitud, y
todos sus actos, bajo la servidumbre que ellos aceptaron, llevaban hacia ese
fin.
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