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Capítulo 8
La ley y los edomitas
Mientras las escrituras Judaicas, así compiladas, estaba en camino, traducidas, de
los Judíos de Alejandría a los Griegos y después de esto a los otros paganos, los
Señoríos Persas, Griegos y Romanos se sucedieron en la pequeña Judea.
Estos siglos caóticos llevaron en su curso el segundo evento significante del
período: la forzada conversión de los Edomitas al Jehovaísmo ("Judaísmo" es
aparentemente una palabra usada por primera vez por el historiador Judeano
Josephus para denotar la cultura y estilo de vida de Judea, tal como el "Helenismo"
describía a aquellos de Grecia, y originalmente no tenía ninguna connotación
religiosa. Para necesidad de una palabra mejor se usará ahora en este libro para
identificar la religión racial diseñada por los Levitas en su perversión de la "Ley
Mosaica".)
Sólo otra conversión-masiva al Judaísmo se conoce a la historia grabada, y esa, que
vino aproximadamente después ocho o nueve siglos, era de inmediata importancia
para nuestra generación presente, tal como se mostrará.
La conversión individual, por otro lado, fue frecuente en este período, y al parecer
fue incluso animada por los rabinos, ya que el propio Jesús, según San Mateo, le
dijo a los escribas y fariseos, reprochándoles, que ellos "rodean mar y tierra para
hacer un prosélito."
Así, por alguna razón, la prohibición racial introducida por la Segunda Ley y el
Nuevo Convenio no fue, en ese momento, puesta en acción. Probablemente la
explicación es la numérica; si la ley racial se hubiera llevado a cabo estrictamente,
la pequeña tribu de Judah habría muerto y el sacerdocio, con su credo, habría
quedado como los generales con un plan de batalla, pero sin un ejército.
Evidentemente había mucho mestizaje y por diferentes razones. La Enciclopedia
Judía dice que "la primera y posterior Judah derivó su fuerza de la absorción de
extranjeros" y otras autoridades dicen estar de acuerdo, de tal manera que algo
como una tribu de puros de Judah, debe haber desaparecido algunos siglos antes
de Cristo, a más tardar.
No obstante, la Ley racial seguía estando en vigor, no debilitada por estas
excepciones, de tal manera que en la era cristiana el proselitismo virtualmente cesó
y los Judahítas del mundo, aunque obviamente ellos no descendían de Judah, se
transformaron en una comunidad separada de la humanidad, nuevamente por una
prohibición racial rígida. La exclusión racial permaneció, o nuevamente llegó a ser,
el principio supremo del Sionismo formal, y la regla Talmúdica fue que "los
prosélitos son tan injuriosos al Judaísmo como las úlceras a un cuerpo sano".
Los fervientes Sionistas todavía golpean sus cabezas en el muro de los lamentos
cuando ellos consideran el caso de los Edomitas, que sostienen, prueban
simplemente el dictum citado. El problema de qué hacer con ellos aparentemente
surgió de la propia destreza-de-manos de los sacerdotes, de acuerdo con la historia
y La Ley. En el primer libro histórico, Génesis, los Edomitas son mostrados como
la tribu que desciende de Esau ("Esau el padre de los Edomitas"), quién era el
propio hermano de Jacob-llamado-Israel. Este [53] parentesco entre Judah y Edom
fue al parecer la tradición original, de tal manera que el estatus especial de los
Edomitas aun era reconocido cuando se produjo el Deuteronomio en el 621 BC,
el Señor entonces "dijo a Moisés":
"Y le ordenó al pueblo, diciendo, vas a atravesar la costa de tus hermanos los hijos
de Edom. . . No te entrometas con ellos; porque yo no te daré de su tierra, no, ni
tanto como un pie de ancho. . . Y cuando nosotros pasamos junto a nuestros
hermanos los hijos de Esau. . . "
Cuando Números llegó a ser escrito, digamos doscientos años después, esta
situación había cambiado. Por entonces Ezra y Nehemiah, escoltados por la
soldadesca Persa, habían puesto en vigor su ley racial a los Judahítas, y los
Edomitas, como otros pueblos vecinos, se pusieron hostiles (por exactamente las
mismas razones que causan la hostilidad árabe de hoy).
Ellos aprendieron, de Números que, lejos de no entrometerse" con ellos, ahora
habían sido marcados para la "destrucción absoluta". Así en Números, Moisés y
sus seguidores ya no "pasan junto a nuestros hermanos los hijos de Esau"; ellos
exigen atravesar por las tierras de los Edomitas. El Rey de Idumea negó el
permiso, por lo cual Moisés toma otra ruta y el Señor le promete que "Edom será
una posesión."
De otros pasajes en La Ley, los Edomitas estaban en capacidad de saber el destino
de ciudades así tomadas en posesión; en ellas, nada que respirara quedaría con
vida. (Los escribas trataron semejantemente a los Moabitas; en el Deuteronomio Moisés recibe órdenes "No aflijas a los Moabitas, ni tampoco luches con ellos en
batallas; porque yo no te daré de su tierra para posesión"; en Números, la orden
divina es que los Moabitas sean destruidos).
Desde aproximadamente el año 400 BC, en adelante, por consiguiente, no se
confiaba en los Judeanos y eran temidos por las tribus de la vecindad, incluso por
los Edomitas. Ellos demostraron que estaban en lo correcto haciendo esto, ya que
durante la breve reanimación de Judah bajo el Hasmoneans, John Hyreanus, que
fue rey y alto sacerdote en Judea, cayó sobre ellos y con la amenaza de la espada les
obligó a que se sometieran a la circuncisión y a la Ley Mosaica. De las dos versiones
de La Ley (“no entrometerse" y "tomar posesión") él obedeció la segunda que
podría haber sido una solución satisfactoria si todo hubiera acabado allí, ya que
cualquier buen rabino podría decirle que ambos o ninguno de los dos decretos eran
correctos ("Si los Rabinos llaman a la derecha izquierda y a la izquierdo derecha,
usted debe creerlo": Dr. William Rubens).
Pero el asunto no acabó allí. Una ley diseñada de esta forma arroja un nuevo
problema para cada uno que se resuelve. Habiendo tomado posesión", ¿Debía John
Hyreanus "destruir absolutamente" y no "dejar nada con vida que respire" o"nuestros hermanos, los hijos de Esau"? Él desobedeció esa ley, y se contentó con
la conversión forzada. Pero haciendo esto, él se hizo un trasgresor de pena capital,
como Saúl, el primer rey del reino unido de Israel y de Judah, largo tiempo antes.
Por esta misma razón, no cumpliendo totalmente la "destrucción absoluta"
(salvando al Rey Agag y algunas bestias), Saúl había sido repudiado, destronado y
[54] destruido (según la versión Levítica de la historia).
John Hyrcanus tenía que tratar con dos partidos políticos. De éstos, los más
moderados Saduceos que apoyaban la monarquía, probablemente entregaron el
consejo de salvar a los Edomitas, y sólo obligarles a hacerse judíos. El otro Partido
era el de los Fariseos que representaban al antiguo sacerdocio despótico de los
Levitas y deseaban restaurarlo con la completa soberanía.
Probablemente estos Fariseos fanáticos, como herederos de los Levitas, le habrían
hecho exigir el rigor pleno de la Ley y "destruir absolutamente" a los Edomitas.
Ellos continuaron oponiéndose furiosamente (tal como Samuel se opuso a Saúl) y
trabajaron para el derrocamiento de la monarquía. ¡Lo que es de interés particular
hoy, es que ellos afirmaron posteriormente que por su clemencia hacia los
Edomitas vino la entera catástrofe resultante sobre Judea! Ellos vieron en la
segunda destrucción del templo y en la extinción de Judea en el 70 AC, el castigo
prescrito por el fracaso de John Hyrcanus en la observancia; tal como Saúl, él había
"transgredido" la Ley.
Los Fariseos tuvieron que esperar aproximadamente 150 años por la prueba de este
argumento, si es que prueba algo, fue para ellos mismos. De los convertidos
Edomitas salió un Antipater que subió hasta los altos favores de la pequeña corte
en Jerusalén (tal como el legendario Daniel había subido muy alto en las cortes de
Babilonia y Persia). Los Fariseos mismos apelaron al triunvirato romano, Pompey,
para que interviniera en Judea y restaurara el antiguo sacerdocio, aboliendo la
pequeña monarquía. Su plan fue incorrecto; ¡aunque la dinastía de los Hasmonean
fue de hecho exterminada en las caóticas décadas de pequeñas guerras e
insurrecciones que siguieron, Antipater el Edomita subió hasta que el César le hizo
Procurador de Judea, y su hijo, Herodes, fue ungido por Antonio, rey de Judea!
En la secuela, confusión absoluta reinaba en la pequeña provincia por lo que
incluso la sombra de independencia desapareció y Roma, sin ninguna otra opción,
comenzó a gobernar la tierra directamente.
Por este desenlace, los Fariseos, como autores de la intervención romana, fueron al
parecer culpados.
Ellos pusieron la culpa en "la media casta" y "el esclavo Edomita", Herodes. Si John
Hyreanus hubiese "observado la Ley" y "destruido absolutamente" a los Edomitas,
150 años antes, todo esto no habría ocurrido, dijeron ellos.
Es esclarecedor ver con qué enojo amargo el Dr. Josef Kastein, dos mil años
después, tomó este reproche, como si fuera un evento del día anterior. Un sionista
del Siglo XX que escribió en el tiempo del advenimiento de Hitler al poder en
Alemania, que el estaba convencido que esta ofensa contra la ley racial, había traído
la segunda calamidad sobre Judea.
Sin embargo, la calamidad de Judea también fue la victoria de los Fariseos, tal
como se verá, y esto es típico de las paradojas que abundan en la historia de Sión,
desde sus inicios.
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