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La Controversia de Sión
Douglas Reed

p. 52 53 54

Capítulo 8



La ley y los edomitas


Mientras las escrituras Judaicas, así compiladas, estaba en camino, traducidas, de los Judíos de Alejandría a los Griegos y después de esto a los otros paganos, los Señoríos Persas, Griegos y Romanos se sucedieron en la pequeña Judea.

Estos siglos caóticos llevaron en su curso el segundo evento significante del período: la forzada conversión de los Edomitas al Jehovaísmo ("Judaísmo" es aparentemente una palabra usada por primera vez por el historiador Judeano Josephus para denotar la cultura y estilo de vida de Judea, tal como el "Helenismo" describía a aquellos de Grecia, y originalmente no tenía ninguna connotación religiosa. Para necesidad de una palabra mejor se usará ahora en este libro para identificar la religión racial diseñada por los Levitas en su perversión de la "Ley Mosaica".)

Sólo otra conversión-masiva al Judaísmo se conoce a la historia grabada, y esa, que vino aproximadamente después ocho o nueve siglos, era de inmediata importancia para nuestra generación presente, tal como se mostrará. La conversión individual, por otro lado, fue frecuente en este período, y al parecer fue incluso animada por los rabinos, ya que el propio Jesús, según San Mateo, le dijo a los escribas y fariseos, reprochándoles, que ellos "rodean mar y tierra para hacer un prosélito."

Así, por alguna razón, la prohibición racial introducida por la Segunda Ley y el Nuevo Convenio no fue, en ese momento, puesta en acción. Probablemente la explicación es la numérica; si la ley racial se hubiera llevado a cabo estrictamente, la pequeña tribu de Judah habría muerto y el sacerdocio, con su credo, habría quedado como los generales con un plan de batalla, pero sin un ejército.

Evidentemente había mucho mestizaje y por diferentes razones. La Enciclopedia Judía dice que "la primera y posterior Judah derivó su fuerza de la absorción de extranjeros" y otras autoridades dicen estar de acuerdo, de tal manera que algo como una tribu de puros de Judah, debe haber desaparecido algunos siglos antes de Cristo, a más tardar.

No obstante, la Ley racial seguía estando en vigor, no debilitada por estas excepciones, de tal manera que en la era cristiana el proselitismo virtualmente cesó y los Judahítas del mundo, aunque obviamente ellos no descendían de Judah, se transformaron en una comunidad separada de la humanidad, nuevamente por una prohibición racial rígida. La exclusión racial permaneció, o nuevamente llegó a ser, el principio supremo del Sionismo formal, y la regla Talmúdica fue que "los prosélitos son tan injuriosos al Judaísmo como las úlceras a un cuerpo sano".

Los fervientes Sionistas todavía golpean sus cabezas en el muro de los lamentos cuando ellos consideran el caso de los Edomitas, que sostienen, prueban simplemente el dictum citado. El problema de qué hacer con ellos aparentemente surgió de la propia destreza-de-manos de los sacerdotes, de acuerdo con la historia y La Ley. En el primer libro histórico, Génesis, los Edomitas son mostrados como la tribu que desciende de Esau ("Esau el padre de los Edomitas"), quién era el propio hermano de Jacob-llamado-Israel. Este [53] parentesco entre Judah y Edom fue al parecer la tradición original, de tal manera que el estatus especial de los Edomitas aun era reconocido cuando se produjo el Deuteronomio en el 621 BC, el Señor entonces "dijo a Moisés":

"Y le ordenó al pueblo, diciendo, vas a atravesar la costa de tus hermanos los hijos de Edom. . . No te entrometas con ellos; porque yo no te daré de su tierra, no, ni tanto como un pie de ancho. . . Y cuando nosotros pasamos junto a nuestros hermanos los hijos de Esau. . . "

Cuando Números llegó a ser escrito, digamos doscientos años después, esta situación había cambiado. Por entonces Ezra y Nehemiah, escoltados por la soldadesca Persa, habían puesto en vigor su ley racial a los Judahítas, y los Edomitas, como otros pueblos vecinos, se pusieron hostiles (por exactamente las mismas razones que causan la hostilidad árabe de hoy).

Ellos aprendieron, de Números que, lejos de no entrometerse" con ellos, ahora habían sido marcados para la "destrucción absoluta". Así en Números, Moisés y sus seguidores ya no "pasan junto a nuestros hermanos los hijos de Esau"; ellos exigen atravesar por las tierras de los Edomitas. El Rey de Idumea negó el permiso, por lo cual Moisés toma otra ruta y el Señor le promete que "Edom será una posesión."

De otros pasajes en La Ley, los Edomitas estaban en capacidad de saber el destino de ciudades así tomadas en posesión; en ellas, nada que respirara quedaría con vida. (Los escribas trataron semejantemente a los Moabitas; en el Deuteronomio Moisés recibe órdenes "No aflijas a los Moabitas, ni tampoco luches con ellos en batallas; porque yo no te daré de su tierra para posesión"; en Números, la orden divina es que los Moabitas sean destruidos).

Desde aproximadamente el año 400 BC, en adelante, por consiguiente, no se confiaba en los Judeanos y eran temidos por las tribus de la vecindad, incluso por los Edomitas. Ellos demostraron que estaban en lo correcto haciendo esto, ya que durante la breve reanimación de Judah bajo el Hasmoneans, John Hyreanus, que fue rey y alto sacerdote en Judea, cayó sobre ellos y con la amenaza de la espada les obligó a que se sometieran a la circuncisión y a la Ley Mosaica. De las dos versiones de La Ley (“no entrometerse" y "tomar posesión") él obedeció la segunda que podría haber sido una solución satisfactoria si todo hubiera acabado allí, ya que cualquier buen rabino podría decirle que ambos o ninguno de los dos decretos eran correctos ("Si los Rabinos llaman a la derecha izquierda y a la izquierdo derecha, usted debe creerlo": Dr. William Rubens).

Pero el asunto no acabó allí. Una ley diseñada de esta forma arroja un nuevo problema para cada uno que se resuelve. Habiendo tomado posesión", ¿Debía John Hyreanus "destruir absolutamente" y no "dejar nada con vida que respire" o"nuestros hermanos, los hijos de Esau"? Él desobedeció esa ley, y se contentó con la conversión forzada. Pero haciendo esto, él se hizo un trasgresor de pena capital, como Saúl, el primer rey del reino unido de Israel y de Judah, largo tiempo antes. Por esta misma razón, no cumpliendo totalmente la "destrucción absoluta" (salvando al Rey Agag y algunas bestias), Saúl había sido repudiado, destronado y [54] destruido (según la versión Levítica de la historia).

John Hyrcanus tenía que tratar con dos partidos políticos. De éstos, los más moderados Saduceos que apoyaban la monarquía, probablemente entregaron el consejo de salvar a los Edomitas, y sólo obligarles a hacerse judíos. El otro Partido era el de los Fariseos que representaban al antiguo sacerdocio despótico de los Levitas y deseaban restaurarlo con la completa soberanía.

Probablemente estos Fariseos fanáticos, como herederos de los Levitas, le habrían hecho exigir el rigor pleno de la Ley y "destruir absolutamente" a los Edomitas. Ellos continuaron oponiéndose furiosamente (tal como Samuel se opuso a Saúl) y trabajaron para el derrocamiento de la monarquía. ¡Lo que es de interés particular hoy, es que ellos afirmaron posteriormente que por su clemencia hacia los Edomitas vino la entera catástrofe resultante sobre Judea! Ellos vieron en la segunda destrucción del templo y en la extinción de Judea en el 70 AC, el castigo prescrito por el fracaso de John Hyrcanus en la observancia; tal como Saúl, él había "transgredido" la Ley.

Los Fariseos tuvieron que esperar aproximadamente 150 años por la prueba de este argumento, si es que prueba algo, fue para ellos mismos. De los convertidos Edomitas salió un Antipater que subió hasta los altos favores de la pequeña corte en Jerusalén (tal como el legendario Daniel había subido muy alto en las cortes de Babilonia y Persia). Los Fariseos mismos apelaron al triunvirato romano, Pompey, para que interviniera en Judea y restaurara el antiguo sacerdocio, aboliendo la pequeña monarquía. Su plan fue incorrecto; ¡aunque la dinastía de los Hasmonean fue de hecho exterminada en las caóticas décadas de pequeñas guerras e insurrecciones que siguieron, Antipater el Edomita subió hasta que el César le hizo Procurador de Judea, y su hijo, Herodes, fue ungido por Antonio, rey de Judea!

En la secuela, confusión absoluta reinaba en la pequeña provincia por lo que incluso la sombra de independencia desapareció y Roma, sin ninguna otra opción, comenzó a gobernar la tierra directamente.

Por este desenlace, los Fariseos, como autores de la intervención romana, fueron al parecer culpados. Ellos pusieron la culpa en "la media casta" y "el esclavo Edomita", Herodes. Si John Hyreanus hubiese "observado la Ley" y "destruido absolutamente" a los Edomitas, 150 años antes, todo esto no habría ocurrido, dijeron ellos. Es esclarecedor ver con qué enojo amargo el Dr. Josef Kastein, dos mil años después, tomó este reproche, como si fuera un evento del día anterior. Un sionista del Siglo XX que escribió en el tiempo del advenimiento de Hitler al poder en Alemania, que el estaba convencido que esta ofensa contra la ley racial, había traído la segunda calamidad sobre Judea.

Sin embargo, la calamidad de Judea también fue la victoria de los Fariseos, tal como se verá, y esto es típico de las paradojas que abundan en la historia de Sión,
desde sus inicios.

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