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La Controversia de Sión
Douglas Reed

p. 55 56 57 58

Capítulo 9



El auge de los fariseos


Estos Fariseos, quienes formaron el partido político más numeroso en la pequeña provincia romana de Judea, contenían a la secta interna dominante, anteriormente representada por el sacerdocio de los Levitas. Se hicieron ellos mismos los portadores de la idea Levítica en su forma más fanática, tal como había encontrado expresión en Ezekiel, Ezra y Nehemiah; estaban juramentados en "la observancia estricta de la pureza Levítica", dice la Enciclopedia Judía.

Tal como los Levitas habían triunfado sobre los protestantes Israelitas, y tuvieronéxito desuniendo Judah de su vecindad, de la misma forma actuaron los Fariseos, sus sucesores, preparados para aplastar cualquier esfuerzo por reintegrar a los Judahítas en la humanidad. Ellos eran los guardianes de la idea destructiva, y el próximo capítulo en la historia de Sión será el de su victoria; como en el caso de los Levitas, el trasfondo de esto iba a ser la destrucción de Jerusalén.

Entre los sacerdotes mismos, las generaciones de paso habían producido algo como una revuelta contra el proceso de enmendaduras constantes de La Ley, comenzando por los escribas de las escuelas de Ezekiel y Ezra. Estos sacerdotes sostuvieron que La Ley era ahora inmutable y que no debía ser "reinterpretada".

A este desafío (qué golpeaba la raíz misma del nacionalismo Judaísta) los Fariseos en una mortal enemistad opusieron su respuesta: que ellos eran los guardianes de"las tradiciones" y de la Ley oral, directamente impartida por Dios a Moisés, que nunca debía ser puesta por escrito, pero que estaba por encima de todo el resto de La Ley. Esta afirmación de poseer los secretos de Dios (o, en la realidad, ser Dios) está en el corazón del temor místico en el cual tantas generaciones de Judíos son mantenidas por "los sabios"; tiene un poder de aterrar a tal punto que incluso los seres ilustrados en las franjas lejanas de la Judería realmente no pueden escapar.

No obstante, el impulso instintivo para liberarse de esta esclavitud ha dado nacimiento a Partidos moderados en todo momento en el Judaísmo, y en este período estaba el de los Saduceos que representaban la mayor parte del sacerdocio y estaban por "mantener la paz de la ciudad" y evitar los conflictos violentos con los señores romanos. Los Fariseos y los Saduceos eran enemigos encarnizados. Esta disensión interna entre los judíos ha continuado durante veinticinco siglos hasta nuestros tiempos.

Es principalmente de interés académico para el resto de la humanidad (aunque tiene que ser grabado) porque la historia muestra que siempre que la disputa por y contra "buscar la paz de la ciudad" ha alcanzado un clímax, el Partido de la segregación y la destrucción siempre ha prevalecido, y las líneas de los Judaístas se ha cerrado detrás de ellos. El presente siglo ha entregado el último ejemplo de esto. Al comienzo de su establecimiento en Alemania, Inglaterra y Norteamérica, la comunidades judías (quienes puede ser comparadas con los Saduceos) eran implacablemente hostiles a los Sionistas de Rusia (los Fariseos), pero dentro de cincuenta años, el Partido extremista se había hecho portavoz exclusivo de "los judíos" con los gobiernos Occidentales, y había tenido éxito derrumbando casi toda la oposición entre las comunidades judías del mundo. [56]

Los Fariseos ocupan el segundo lugar en la genealogía de la secta, la cual ha traído casi todos los grandes eventos en nuestro tiempo. La línea de descendencia es de los Levitas en Babilonia, a través de los Fariseos en Jerusalén, luego a través del Talmudistas de España y los rabinos de Rusia, a los Sionistas de hoy.

El nombre "Fariseo", según las autoridades Judaístas, quiere decir "uno que se separa así mismo", o se mantiene alejado de las personas o cosas impuras para lograr el grado de santidad y rectitud requerido en aquellos que comulgarán con Dios. Los Fariseos formaron una liga o hermandad de los suyos, admitiendo en sus Concejos más internos sólo a aquellos que, en presencia de tres miembros, se prometían a sí mismos a la estricta observancia de la pureza Levítica. Ellos fueron los primeros especialistas en conspiraciones secretas, como ciencia política.

La experiencia y el conocimiento ganados por los Fariseos puedes ser plenamente trazado en los métodos usados por los Partidos misteriosos que han surgido en Europa durante los últimos dos siglos, y particularmente en aquellos que participaron en la revolución destructiva en Europa que han sido organizadas por los Judíos y guiadas por Judíos.

Por ejemplo, los Fariseos originalmente inventaron el método básico, descansando en el miedo mutuo y la sospecha por el cual los conspiradores de nuestros días se mantienen unidos y las estructuras conspirativas se hicieron fuertes. Este es el sistema de espía-sobre-espías e informantes-entre-informantes sobre el cual se construye el Partido Comunista (y su Ejército Rojo; las regulaciones oficiales que muestran al "Comisario político" e "Informante" ser una parte reconocida de la estructura militar, desde el alto nivel de mando hasta el pelotón).

Los Fariseos emplearon primero este dispositivo, basándolo en un pasaje en el Leviticus: "Pondrás una guardia alrededor de mi guardia" (citado por la Enciclopedia Judía del original hebreo, en uso entre los judíos). La naturaleza de la máquina revolucionaria que fue preparada en Europa en el Siglo Decimonono, no puede comprenderse totalmente a menos que se tenga en cuenta el conocimiento y el entrenamiento Talmúdico; y los Fariseos fueron los primeros Talmudistas. Ellos afirmaron tener la autoridad divina para cualquier decisión de sus Escribas, incluso en caso de error, y éste es un concepto imperante del Talmud.

Bajo el dominio de los Fariseos surgió por primera vez la idea Mesiánica que habría de tener grandes consecuencias a través de los siglos. Era desconocida para los primeros profetas Israelitas; ellos nunca admitieron la noción de una Raza de Amos exclusiva, y por consiguiente, no podrían estar conscientes del concepto posterior, de un visitante que vendría a preparar personalmente el reino supremo de esta exclusiva Raza de Amos en la tierra.

La naturaleza de este evento Mesiánico está clara en las autoridades Judaístas. La Enciclopedia Judía dice que la concepción de los Fariseos de ella fue que "la majestad de Dios será reconocida universalmente en el futuro. . . La majestad de Dios excluía a cualquier otro". Ya que Jehová, según la Torah del comienzo, sólo "reconocía" a los judíos, esto significaba que el mundo pertenecería a los judíos. El Talmud más tarde confirmó esto, si quedaba alguna duda, ordenando que "los non-judíos serán como tales, excluidos [57] de la admisión en un mundo futuro" (ex Rabino Laible).

La masa de los Judahítas esperaban indudablemente que "el Ungido", cuando viniera, restauraría su gloria nacional; en el estado teocrático perfecto él sería su líder espiritual, pero también su líder temporal que reuniría a las personas esparcidas en un reino supremo en este mundo. La idea Mesiánica, tal como tomó forma bajo los Fariseos, no era una expectativa de algún reino en el cielo sin relación con el triunfo material en la tierra, o de todos modos, no estaba entre las masas de personas.

De hecho, la expectativa Mesiánica, debe haber sido en cierto sentido, el resultado lógico y natural de la propia enseñanza de la secta. Los Fariseos, tal como los Levitas, cuyo mensaje ellos portaban y traspasaban, afirmaban saber todas las cosas, desde la fecha de la creación del mundo, su propósito, hasta la forma que tomaría el triunfo del pueblo especial.

Sólo una cosa nunca declararon: el momento de esa consumación gloriosa. La carga de la observancia que ellos pusieron en las personas fue dura, sin embargo, y era como natural, tal como los presos de una prisión que cumplen una pena, las personas debieron clamar para saber cuándo podrían ser liberados.

Eso parece ser el origen del Mesianismo. Las personas que una vez habían "llorado" al escuchar las palabras de la Nueva Ley, había llevado ahora su rigor durante cuatrocientos años. Espontáneamente estalló la pregunta de ellos:¿Cuándo? ¿Cuándo vendría la gloriosa consumación, el fin milagroso? Ellos estaban "siguiendo todos los estatutos y juicios", y su presentación significaba una ardua y pesada tarea. Estaban haciendo todo esto bajo "un convenio" que prometió un premio específico. ¿Cuándo sería este premio suyo? Sus gobernantes estaban en directa comunión con Dios, y conocían los misterios de Dios; debían ser capaces de dar una respuesta a esta pregunta, ¿Cuándo?

Ésta fue la única pregunta que los Fariseos no podrían contestar. Ellos parecen haber dado la respuesta más ingeniosa que ellos podrían inventar: aunque ellos no dirían cuándo, ellos dirían que un día "el Mesías, el Príncipe" aparecería (Daniel), y entonces allí se le daría el "dominio, y la gloría, y un reino en que todos los pueblos, las naciones y los idiomas, deberían servirle."

Así el espíritu comprimido, ghettoizado de los Judeanos fue anestesiado con la promesa de un visitante; el Mesianismo apareció y produjo las erupciones recurrentes de frenética anticipación, la última de las cuales nuestro Vigésimo Siglo está experimentando.

Así era la escena cuando, hace casi dos mil años, el hombre de Galilea apareció. En ese momento esos Judeanos que permanecían en Judea, había pasado los seiscientos años desde que fueron expulsados por Israel en eso que el Dr. John Goldstein, en nuestros días llama "la oscuridad judía", y al final de este período sólo tenían que aguardar con la esperanza de la aparición del Mesías.

El visitante que entonces apareció afirmaba que les llevaría por el camino al "reino de los cielos". Este estaba muy en lo opuesto de eso, que guiaba sobre naciones arruinadas a un templo lleno de oro, hacia el cual los Fariseos moviendo sus manos les llamaban gritando, [58] "¡Observad La Ley!”

Los Fariseos eran fuertes y el "gobernador" extranjero se acobardó antes sus amenazas (la figura era así muy parecida a nuestros días) y aquellos del pueblo que vieron en el recién llegado, el Mesías que ellos esperaban, a pesar de su desprecio por los premios mundanos, se pusieron en peligro de muerte diciendo eso. Ellos estaban transgrediendo, y el gobernante romano, como el rey Persa quinientos años antes, estaba listo para hacer cumplir "La Ley."

Evidentemente muchas de estas personas sólo estaban demasiado preparados para escuchar, si se les permitía, a cualquiera que pudiera mostrarle el camino para salir de su oscuridad a la luz y a la comunidad de los hombres. Sin embargo, la victoria yacía en los Fariseos (como con los Levitas de antaño), así, una vez más, muchas de estas personas tuvieron una causa para llorar, y la fuerza catalizadora fue preservada intacta.

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